Saldando Cuentas [Kurumi]

Aquella noche la luna se alzaba sobre los oscuros callejones de los bajos barrios de la cuidad, el aire húmedo y frío se levantaba como una densa neblina sobre las deterioradas calles y lo único que se podía escuchar de fondo era el sonido del bullicioso centro de la cuidad. Apenas se veía gente caminar por las veredas, algunos indigentes dormían a un lado de una fogata que aún con la densa neblina se podía ver su tenue resplandor, o la gente borracha que apenas podían caminar entre balbuceos y gritos que nadie podía entender. Pero nadie se iba a dar cuenta esa noche de lo que normalmente pasaba a esas horas de la noche, en aquellos callejones en donde las pandillas y mafias resolvían sus cuentas entre la ciega noche tenebrosa.

-Probablemente va a ser un poco ruidoso por aquí...- me dije a mi mismo, mientras me sacaba los guantes quirúrgicos que siempre llevaba puestos, rodeado de maleantes que eran de una mafia que se negaban a someterse bajo mis nuevas reglas callejeras, no tuve mas opción que curar la peste que me rodeaba de la única manera efectiva que existe. El primer valiente confiado con un puñal en mano arremetió contra mi desde un costado, pero por lo estúpido y lento que eran sus movimientos fue fácil esquivar su estocada, y con un simple toque de mi dedo en su frente, su cabeza fue reducida a solamente sangre dejando el primer cuerpo en el suelo decapitado. El terror consumió a todos los demás presentes, y entre gritos de desesperación en un par de minutos aquel lugar se tiñó de rojo junto a los demás cadáveres desmembrados desparramados por todo el lugar.

-Que asco...- dije una vez que la masacre terminó, poniéndome unos guantes nuevos y limpios. El olor de la sangre se podía oler pesado y asqueroso por la humedad del aire, y parecía que la neblina comenzaba a tomar un tenue color rojo, el silenció se apoderó de aquella brutal escena y parecía que no hubo ningún testigo... o por lo menos eso pensaba...

*Kurumi Tokisaki, como cada noche había salido a recorrer la ciudad, los callejones solían darle la diversión necesaria, en sus días aburridos, aquellas semanas de paz, le provocaban buscar humanos y verlos acabar con sus asquerosas y cortas vidas, acto que era casi absolutamente deseable para ella.

La noche era cómplice de seres oscuros como ella, que sino lograban encontrar sangre derramada, lo harían con sus propias manos, entre los callejones una pequeña silueta de una fémina se podía observar a la distancia, sujetando del cuello a un pobre hombre que había sucumbido ante sus encantos, el crujir de sus vertebras al romperse sonó acabando con el silencio del lugar.

Tras el cruel asesinato, Kurumi avanzó dejando atrás el cadáver de aquel desdichado hombre, sus agudos sentidos le guiaron hasta un lugar donde susurros de dolor se oían y el olor de la sangre impregnó el ambiente, como depredador natural, ella acechaba al ejecutor, viendo de manera furtiva sus crueles actos, sorprendida de encontrar un nuevo asesino en los callejones, lo dejó actuar para sorprenderlo al final de sus acto.*

Vaya, qué hombre tan intolerante~ *Agregó saliendo a las espaldas del asesino, a quién sin duda no le temía, pero sí había llamado su completa atención.*

Una presencia extraña se hizo presente en el momento, un escalofríos recorrió toda mi espalda cuando aquellas pisadas cada vez más se me acercaban y por alguna razón presentía que no era un ser humano cualquiera, sentía un aura extraña venir desde mis espaldas como si se tratase de algo vil que me atrapase con un gran peso intimidante, y justo cuando volteo para mirar de reojo hacía aquella dirección veo la figura de una mujer con unas peculiares vestiduras, que me decían que no era una persona común y corriente de los alrededores, unos ojos extraños de color rojo y amarillo que me miraban como si me estuvieran tragando en un abismo sin fin.
¿Una mujer? pensé, algo desconcertado, había algo extraño en el ambiente que rodeaba a aquella misteriosa individua, así que trague algo de saliva y intente mantenerme tranquilo
-¿Quien eres mujer?- pregunté seco y frío, en aquel momento y lugar ya no era necesario actuar educado y amable, después de todo me di cuenta del cuerpo que estaba detrás de aquella mujer era obra de ella, así que suponiendo que ella también era una clase de asesina me mantuve atento a cualquier movimiento extraño que ella hiciera.

*Aquel fiero y enérgico hombre que ella había estado espiando, de pronto parecía inseguro y preocupado ante la presencia de la pelinegra, tal vez era una falsa impresión, pero eso era lo que ella pensó al verlo y oírlo, sonrió ante la situación. Posiblemente su físico le haría parecer una joven vulnerable, justamente lo que le hacía peligrosa era que no lo parecía.

No tardo mucho en notar, que ese hombre había descubierto su maravilloso crimen ¿Acaso no le importaba disimular? Kurumi había dejado con toda intención el cuerpo al descubierto, deseaba que la gente experimentará miedo o admiración por sus actos, tenía un gran ego, pero que no se comparaba con su actitud manipuladora y mucho menos con su maldad, caminó hacia el hombre hasta quedar a un par de pasos de distancia. *

Ara, ara...esa no es forma de recibir a una mujer ~ *Kurumi, rió un poco tras aquellas palabras burlonas, mientras observó al hombre, un asesino desmedido, pero que había atraído su curiosidad al verle actuar de manera tan fría en aquella noche* Me llamo Kurumi, elige bien tus próximas palabras, de eso dependerá tu existencia.