Pijamada en el Hospital, y un Slenderman [Juvia, Rin]

La joven de cabellos azulados se preparaba para ir al punto de encuentro con sus dos amigas, no acostumbraba salir, pero con ellas se sentía muy agusto.
Aunque, al principio no le pareció buena la idea de dormir en un hospital abandonado, le daba pánico, quien sabe que se encontrarían ahí.
Juvia era una chica muy tranquila, se evitaba problemas, pero esta vez aceptó, quizás sería peligroso pero le daba curiosidad y no podía quedarle mal a las chicas.

Tomó su mochila con todo lo necesario: agua, linternas, baterias para linternas, celular, audífonos y algunas golosinas.
Antes de salir se puso un abrigo morado, una bufanda y un gorrito que hacía juego con el abrigo.

Salió de la Academia y se dirigió directo al hospital, Higashi-Mitou.
Unos minutos después su celular vibró, era una llamada de su amiga, Charlotte, quien ya estaba esperando.

—E-Está bien, yo ya voy en camino. —

Dijo con voz alegre de ver a sus amigas.
Hizo la parada al autobús, el cual la dejó cerca de la entrada, caminó un poco y a lo lejos alcanzaba a ver a su amiga, quien estaba escuchando música mientras veía el cielo.

— Bonita noche para una pijamada, verdad.

Le dijo a la chica, mientras la peliazul se acercaba.

—Disculpa, me entretuve preparando todas mis cosas. Espero tener todo lo necesario.

Dijo con una sonrisa y se detuvo a su lado.
Luego levantó la mirada al cielo, era precioso. Se había olvidado de lo hermosa que era la noche, hacía frío, lo que estaba bien para ella, ya que no soportaba el calor.

Tohsaka Rin, una joven de aparentemente unos 16 años se encontraba metiendo cosas en una maleta azul. ¿De qué se trataba todo este relajo? Bueno, era nada más y nada menos que las cosas necesarias para hacer una pijamada con sus queridisimas amigas Charlotte y Juvia, hace unos días habían quedado en hacer una en un hospital, al principio ella se negó ya que se escuchaban rumores de que en aquella vieja clínica asustaban y bueno ¿A quién no le da miedo pasar una noche allí?. Al decirle a sus amigas que rea una mala idea estas de inmediato la miraron de cierta forma que la lograron convencer y si no acepta en ese momento la estarían molestando todos los días hasta que aceptará así que sin remedio alguno sólo le quedo aceptar la propuesta.

━¡Demonios! ¡¿POR QUÉ NO SONÓ MI DESPERTADOR?! Seguro Charlotte y Juvia me van a matar. ━

Anteriormente Rin había tenido un día bastante ajetreado así que decidió dormir un rato antes de que diera la hora en la que se tenían que reunir y para asegurarse de no quedarse dormida puso una alarma... Sin embargo esta no sonó y de haber sido por qué entre sueños movió un libro y este se cayó sobre su cara jamás habría despertado.

En cuestión de minutos metió su pijama, bastantes dulces, una linterna junto con un paquete de pilas, entre otras cosas.

Y para finalizar se colocó su abrigo rojo típico que era rara vez en que no lo llevaba con ella pues era bastante práctico, agregó a su conjunto unos guantes negro de piel para asegurarse de no tener frío en sus manos ya que le pasaba a menudo y esto le molestaba pues se sentía torpe, el frío congelaba casi casi sus manos.

Cerró el cierre de su mochila y la montó sobre su hombro derecho, sin esperar un segundo más tomo la manija de la puerta de su habitación y salió de esta cerrandola de golpe, si no se apresurada ya no encontraría ningún autobús.

Cuál cohete salió dispara de la escuela y de acercó a la parada del bus, por fortuna alcanzó el último camión que llevaba al pueblo dónde se encontraba el hospital, pagó su pasaje y se sentó hasta el fondo de este, cuando por fin pudo tomar asiento dió un suspiro esperando que sus amigas no se enojaron por su retraso, a decir verdad era extraño que ella llegase tarde a algún lugar así que tenía la esperaza de que le dejara pasar este retardo.

Al estar a la mitad del camino su teléfono comenzó a sonar con el típico tono de llama de un teléfono. De inmediato tomó el teléfono para ver quién era... Sintió un escalofrío por todo el cuerpo al ver de que se trataba de la mismísima Charlotte, trago saliva para obtener algo de valor y así deslizar su dedo para contestar la llamada.

━¿Bueno?... Ehhh, ¡Claro de hecho estoy como a cinco minutos de llegar en cuanto baje del camión salgo disparada al hospital!. Te veo en un rato, ¡Adiós!.━

Colgó antes de que sus nervioso la empezarán a delatar, lo que había dicho era una completa mentira. ¡Faltaban como 20 minutos para llegar!, no le quedaba otra opción más que esperar.

Llegó antes de lo planeado, en vez de 20 fueron 15 minutos, tal vez no era mucho tiempo pero algo era algo.
Dió las gracias al chófer y al bajar salió disparada tal y como lo había prometido. Cuando por fin pudo llegar lo primero que hizo fue intentar tomar bastante aire pues en verdad había corrido demasiado para evitar la fuira de sus amigas.

━¡Perdón la tardanza! Esque...Bueno... ━

Comenzó a balbucear entrelazando sus dedos de ambas manos.

━¿Saben qué? ¡No importa!. Lo único que importa es que estamos las tres juntas.━

Les dedicó una sonrisa a sus compañeras para después saludarla como era debido (Un beso en el cachete, o al menos así acostumbraban ellas).

Con una sonrisa en sus labios, estrechó a Charlotte, correspondiendo su cálido abrazo.
El frío se hacía más notorio mientras esperaban, sus manos estaban heladas, pero no le molestaba, ella siempre amó ese clima.
Minutos después, llegó Rin. Luego de saludarse, se pusieron en marcha. Charlotte, dijo haber preparado una habitación días atrás, así que al menos estaba tranquila de no dormir entre tanta suciedad.
Cuando accedieron al hospital, una energía rara se hizo presente. ¿Habrá sido sólo imaginación o los nervios de Juvia? Volteo a ver sus amigas, quienes parecían estar... normales o al menos lo intentaban.
Aquel hospital estaba lleno de historias y no precisamente de historias hermosas. Relatos oscuros rumoreaba la gente, de almas en pena que vagaban por los pasillos asustando a cualquiera que entrase ahí.

—¿Por qué Juvia tiene que recordar estas cosas justo ahora? — pensó, sosteniendo una linterna en su mano.

Siguió a sus dos amigas hasta una habitación, la luz estaba encendida. Entraron al cuarto, apagó la linterna y la guardó en su mochila, la cual dejó en una de las camas. Exploró todo, asombrada por el arduo trabajo de su compañera, le puso mucho empeño, ahora más que nunca estaba contenta de acceder a tan loca pijamada.
Charlotte, por su cuenta se había lanzado a una de las camas, hizo un gran trabajo al ordenar todo y estaba orgullosa de si misma, ella siempre fue así, dedicada y cuando quería hacer algo, lo hacía de la manera más perfecta posible.
Sonrió al ver a su amiga en aquella cama, parecía muy felíz, como si estuviera finalmente en casa después de un arduo viaje.

—Realmente se lució con esto, la habitación está impecable. —
Dijo con una sonrisa mientras se sentaba a lado de Charlotte, quien abrazaba una de las almohadas.
Ignorando aquel nerviosismo que la energía extraña provocaba en su cuerpo.
Por ahora sólo podía dejarlo pasar y no arruinar tan esperada velada.

Al llegar las chicas se tomaron su retardo mejor de lo esperado pues anteriores veces la recibían de forma brusca.

Como era de esperarse, Charlotte en cuanto vio su oportunidad le hizo cosquillas por las costilla.
Realmente ya era una costumbre entre ellas.

Al finalizar la pequeña sesión de saludos, la anfitriona u organizadora invitó a Juvia y Rin a entrar al hospital. La joven maga trago saliva y requirió de unos segundos para armarse de valor y entrar de una buena vez.
Un punto que la tranquilizó fue que si estaban las 3 juntas no habría nada que temer.

Charlotte las guió por el hospital el cual estaba completamente oscuro, ni una pequeña lámpara prendida... ¡Nada! Y gracias a los nervios de Rin esto provocaba que fuera aferrada a Juvia durante el trayecto.
Una luz se asomaba al final del camino y cuando pudieron apreciarlo de cerca resultó ser la habitación que había preparado Charlotte que por cierto era realmente preciosa, ¡Todo lo que necesitaban para una buena noche de chicas!..

—Fiu fiu, nuestra anfitriona se ha lúcido con esta habitación.—

Comentó la joven de pelo oscuro acompañado de un silbido mientras recorría con la mirada cada parte del cuarto.
Una vez que terminó su inspección se dirigió con rapidez hacia el bol que contenía dulces. 

—¿Y bien?, ¿Con qué podemos empezar?— Preguntó mientas pescaba un dulce. —A lo mejor con...— una vez que desenvolvió el dulce y lo había metido a su boca se lanzó a encima de sus amigas que estaban desprevenidas y como si de una escena de comedia se tratara posicionó su mano derecha a su frente acompañada de una mirada...¿Traviesa?.

—¡Verdad o reto!—

Sin dejar su pose miro a las jóvenes con una amplia sonrisa.
—Podemos empezar con algo ligero o de lleno aventurarnos con un reto y salir de la habitación—

Estaba hundida en sus pensamientos, a veces sus imaginaciones la desconectaban del mundo y de la realidad. Gran susto se llevó cuando el osito de peluche de Charlotte chocó contra su rostro, haciéndola caer hacia atrás, sobre el colchón.
Rápidamente despertó de su trance, levantándose de golpe, causando algunas risas en sus compañeras.
Instintivamente, la peli-azul era fantástica para hacer reír a las personas.

— V-Verdad... —

Obvio no elegiría reto, al menos no aún, ya bastante escenita había causado por sus imaginaciones.
Observó fijamente como Rin peinaba a Charlotte, su vista fue directo hacia la rubia, llamando su atención, pues le hizo una pregunta.

— ¿Gustar? — Preguntó a si misma.

Luego pestañeó un par de veces y sus mejillas se pusieron rojas, llevo ambas manos a ellas, como intentando ocultarlo. Sin duda había alguien que estremecía su delicado corazón, más no sabía si sería buena idea decirlo, pues el hombre al que amaba era de otro bando, un enemigo para Legacy...
Sus azulados orbes miraron directo al suelo, su rostro entristecido cambio totalmente el ambiente animado. Asintió para luego responder.

— Ha-Hay alguien a quien Juvia ama, pero no es de la Academia... —

Su cabeza permanecía agachada, con sus ojos sólo miró hacia arriba, observando a sus dos amigas.

—¡Claro!
Al ver que Charlotte le pedía ayuda cin su cabello no pudo negarse, así que tomó el peine y delicadamente lo pasó sobre la cabellera rubia de la chica. —Diablos, ese tal Gray se pasó.—

Continuó cepillando el cabello de Charlotte mientras esperaba una respuesta por parte de Juvia la cual tardo unos minutos en decidirse.
Mientras la joven se preguntaba así misma quién le gustaba, Rin se encargó de empezar a separar el cabello de Charlotte en dos para poder hacerle un peinado.

—Uhmmm ¿Qué te parece si cambiamos la rutina y te hago dos trenzas, Charlotte?

Mientras esperaba respuesta de sus amigas se levantó de la cama y fue directo hacia su maleta, pues allí había guardado un par de ligas para el cabello.

—¡OH VAMOS JUVIA! TE VOY A LANZAR OTRO PELUCHE.

Volvió a la cama para después fijar su vista hacia Juvia.
—¡¿Es enserio?! ¡¿NO HAY NADIE QUÉ TE GUSTE DE LA ACADEMIA?! Vamos, hay bastantes chicos guapos...

Finalizó y prosiguió a empezar a trenzar el cabello de la rubia.

—Bien, ¡Sigues tú Charlotte! Preguntas tú Juvia.

Las noche se pasó volando entre confesiones, golosinas y canciones. De hecho, hasta a la rubia se le había olvidado de que estaban un lugar clara y llanamente terrorífico. No obstante esporádicas de risas que explotaban de vez en cuando hacían que el ambiente fuera mucho más ameno de lo esperado. Así pues el sueño comenzó invadir los párpados de charlot la cual se cubrió con la frazada.

De pronto, una de las luces titila y vuelve a la normalidad. No lo quiso decir, pero por la mente de Charlotte se cruzó un pensamiento espantoso. De alguna u otra forma sentía que ellas estaban incomodando a los espíritus que se anidaban en ese lugar maldito. Estaba claro que lo que ellas estaban haciendo era una total imprudencia y falta de respeto a quienes habían encontrado allí su fallecimiento. Sin embargo, intentó cambiar el tema aunque ese aire siniestro todavía rondaba allí.

Se restregó un párpado, - Tengo sueño - señaló mientras se cubría hasta la nariz viendo a las otras dos. - Buenas noches, - se despidió para voltearse y cerrar sus ojos. Apagó la luz, y fue cediendo ante el sueño, el cual logró apoderarse rápidamente de la francesa.

Entonces, abre los ojos...

¿Las 3:30 de la mañana? ¿De verdad ya pasaron dos horas? No se movió de su lugar solo abrió sus ojos para hallarse en la más profunda oscuridad y silencio. Al parecer las otras dos estaban durmiendo. Sonrió ladinamente. Qué miedosa era. Aquí no hay nada ni de espectros ni demonios, solo pensamientos negativos. Se acomodó más en la cama para abrazar a su peluche e intentó dormir de nuevo.

Y entonces... un hórrido y profundo grito se escuchaba a la distancia. Era como el fe un hombre, pero éste resonaba tan fuerte como una bestia a kilómetros de dónde estaban ellas. - ¿Rin? ¿Juvia? - preguntó susurrando. El nerviosismo se hizo presente, y de nuevo ese grito o aullido monstruoso retumba en el bosque. Al parecer ese hombre o criatura estaba más cerca de lo esperado.

Habían hablado mucho, entre risas y charlas, el tiempo pasó muy rápido. Pronto las tres chicas fueron vencidas por el sueño, sin embargo, la peliazul no estaba tan cómoda, no iba a negarlo, se sentía una energía muy extraña, energía que hacía difícil conciliar el sueño. Se despertaba en momentos, mientras las otras dos parecían dormir muy plácidamente.

«Este lugar es muy lúgubre...» pensó la joven, mientras se volteaba, cambiando su postura para volver a dormir.
Pasó un tiempo, dos horas quizás, un ruido fuerte la había despertado de golpe, parecía venir de otra habitación y se acercaba cada vez más... y más...
Tomó la sábana con ambas manos y la puso a la altura de su mentón, cubriéndose con ella.
— Ta-tal vez fue un animal... — exclamó, con una sonrisa forzada, para intentar calmar a la rubia, quien parecía ser la más aterrada.
— Sí, eso, un animal, este lugar está abandonado, es normal que vengan a merodear, no significa que hay fantas... — Otro grito se escuchó, esta vez un poco más cerca de la habitación en donde se encontraban.
Temblaba, quería correr y alejarse de ese lugar lo más pronto posible, pero su cuerpo no reaccionaba, estaba asustada, su corazón se aceleró. Su mirada se centró en la puerta, ignorando por completo a sus dos amigas quienes también estaban aterradas.
De pronto, unos golpes la hicieron temblar, había algo detrás de esa puerta, su respiración se volvía agitada, sentía que el corazón se le saldría de lo rápido que latía. Vio de reojo a sus compañeras, la mirada de la maga de agua decía "¿Qué hacemos?"
Realmente no sabía que hacer, estaba muy asustada. ¿Y si les ocurría algo malo?