Un "pequeño" dilema. (esdeath)

Hacia mucho tiempo, se decía que un poderoso hechicero logro crear un artefacto curioso, logro transferir uno de sus hechizos a un orbe, el cual, permite cambiar el tamaño de cualquier cosa que tenga contacto con este, se le llamo "Reducio", supuestamente, si algo que mide menos de 1 metro, su tamaño crece, por otro lado, si algo que mide mas de 1 metro, este se encogerá. No se sabe exactamente cuando cambiara su tamaño, pero se dice de un insecto pudo crecer lo suficiente como para llegar a la copa de un árbol. Era un objeto peligroso, en especial si cae en las manos equivocadas, y aunque no se podía hacer contacto directo con el orbe, se decidió que aquel objeto estaría prohibido, guardándolo en lo mas profundo de la ciudad, los años pasaron, y esa ciudad antigua, paso a ser unas ruinas.

Actualmente, legacy descubre que alguien se encuentra cerca sin autorización, seguramente un enemigo o alguna criatura, buscando el orbe, por ende, el joven jinete de pelo largo rosa, con vestimentas algo...femenina y viendo como la noche empieza a caer, sin embargo, debería concentrarse, investigo por ahí, asegurando de que nadie estuviera cerca.

-Um...dios...ni siquiera se la historia de verdad, y tengo que estar aquí, ni se donde buscar...ademas, ¿ese objeto sera real? ni se quien se creería aquella histo...- Ni pudo acabar la frase, ya que, de la nada, se empezaba a escuchar como unos pasos se acercaban, fijándose en aquel sonido, se da cuenta del lugar donde se sitúa, y se ocultaba, para ver como sale una mujer de pelo azul, con algo entre las manos, parecía algo de hielo.

Era seguro que los rumores de dicha reliquia con poderes tan extravagantes iban a llegar a la gran Esdeath, la general del imperio y sin duda, la mujer más fuerte. Pensaba en mandar a tropas o incluso a su equipo del imperio para ir en busca de tal tesoro, sin embargo, decidió que en definitiva debía ir ella misma. La idiotez sin duda alguna los llevaría a cometer un error que podría ser vital. En fin, cabalgó en uno de sus caballos de hielo hasta las ruinas, tres días tardó en llegar completamente sola, más no necesitaba de la compañía de nadie más para un trabajo tan fácil como ese. No ponía en duda que más de una persona ajena a ella estaría interesada en lo mismo que ella; la reliquia y sus habilidades. Pero, obviamente no le temía a nadie ni a nada. Cuándo por fin llegó al lugar, una cueva le llamó la atención, puesto que era la única en el panorama. Una vez dentro, tras pasar miles de trampas, ante sus ojos estaba el objeto del cual se hablaba en los últimos días. Esdeath no era una persona ingenua, era fría y calculadora. No sé arriesgó a tomarlo con la mano, puesto que información detallada sobre cómo funcionaba no tenía. Lo congeló sin problema alguno y minuciosamente, lo tomó.

— Qué objeto más particular. . . Me preguntó si me ayudará a torturar —

Una sonrisa sádica se formó en su pálido rostro. Sin más, caminó hasta la salida de la húmeda cueva, y una vez fuera, sintió una presencia, y no era la de ella.

[ ¿Uh? ¿Una persona? ]

La presencia que sentía no era en absoluto cargada u obscura, era pura y casi como la de un espíritu o humano. No podía reconocerla bien. Sin titubear, comenzó a caminar con la reliquia entre sus manos hasta el paradero de tal presencia ajena a la de ella. Su caballo de hielo había desaparecido hace unas horas atrás, por lo que iba sola, a paso lento. Con un semblante serio y frío. A lo lejos pudo divisar una silueta femenina y pequeña. ¿Una niña? ¿Que hacía ahí?. A esa persona le pertenecía la presencia.

— ¿Quién eres? —

El joven se mantenía oculto como podía, pero parece ser imposible ocultarse para aquella mujer, no podía hacer mucho, mucho menos cuando ella ya se dio cuenta de su presencia, así que no le queda de otra que salir y ponerse frente a aquella mujer, se ve algo nervioso, pero trataba de relajarse, y verse serio.

-Jum...veo que debo presentarme, mi nombre es Astolfo, el duodécimo jinete de carlomagno. Y por lo que puedo ver, no eres de por aquí- Decía mientras miraba con una cara de seriedad a la contraria, notando aquel orbe, no investigo mucho del tema, por lo cual, pensaba que el hielo era parte de su diseño, y ademas de que al ver que aquella reliquia estaba en sus manos, pensó fácilmente que no funcionaba, aun así, no debía arriesgarse a que alguien que no conociera tomara algo así.

-Veo que aquel orbe es el famoso Reducio, mira, para ser sincero, no se mucho el como funciona, pero si algo se, es que no deberías estar aquí sin permiso, lo mejor sera entregármelo.- Decía sin siquiera preguntar quien era la otra persona, pero su mirada no era de fiar, algo le decía que era alguien peligrosa, así que estiro su brazo, esperando a que ella le entregue el orbe, aunque casi sabiendo a que no lo haría así de fácil, ya que sacaba su espada ante cualquier signo de ataque.

Notaba los nervios que estaba provocándole al chico que tenía frente a ella, quién se veía de menor edad y al parecer incluso parecía una mujer. Para ella no era de otro mundo ver a una persona en una situación alarmante a causa de si misma, en absoluto. Estaba demasiado acostumbrada a lo mismo y es más, lo disfrutaba como nunca. Adoraba ver a quién fuese sufriendo aunque sea por lo más mínimo a consecuente de sus acciones. Esta vez sólo era por su presencia, y le parecía un niño, o niña no busca pleitos por lo que iba a tener un poco de compasión por el momento. Algo que le molestaba de hace mucho, era lo débil que parecía a sus ojos. Las personas débiles no sobrevivían, morían. Debían morir.

— Exactamente, no soy de aquí. Soy la General del Imperio, Esdeath. Vine en busca de esta reliquia para usarla con fines de guerra y combate. ¿Tú para que la querrías, niña? —

Sonrió con arrogancia y pensó en demostrarle su poder ahí mismo, pero creyó más conveniente que se acercara por iniciativa propia hacia ella, después de todo, provocarlo era la mejor opción, quizá querría pelear con ella, intentar quitarle el objeto que estaba bajo una capa de hielo transparente - azulada que sostenía en su mano. Soltó un par de carcajadas ante semejante comentario insolente ¿Que acaso no podía estar ahí? ¡Por favor, estamos hablando de la gran Esdeath!.

— ¿Y qué harás para quitarmelo? No creas que te lo pasaré así sin más ~ —

Jugueteo con el objeto entre su manos para demostrarle que estaba bajo su disposición completamente, y en definitiva no se lo daría con facilidad. Se acercó un par de pasos más hacía la persona que tenía en frente y se detuvo cuando ya solo un par de metros de distancia los separaba de sí, pensó en alzar su espada pero no lo creyó necesario, pues tal personaje se veía bastante pacífico. Aún así, siempre tenía en cuenta que no había que subestimar a los oponentes. Jamás. Era un típico error de muchos.

Sabia que no estaba en una buena situación, no conocía a aquella persona, pero sabia que de ser necesario, iba a tener que pelear contra ella, después de todo, tenia aquella reliquia en sus manos, tenia que quitársela en ese momento, su pelo y capa empezaban a moverse tras un viendo, lo cual seria el momento ideal para intentar quitarle aquel orbe, pero la miraba, como respondía a sus palabras.

-Así que para fines bélicos, con mas razones, debo quitártela... si te lo preguntas, yo no la necesito, pero si ese objeto es capaz de darle una gran ventaja al enemigo, lo mejor sera que lo guarde en un lugar mas seguro, o de ser necesario, debería destruirlo.- Dijo mientras se acerco un poco, sus pies, aunque tiemblan un poco, se mantenían firmes en todo momento, y su mirada, aunque tenia que subirla un poco, mostraba una seria mirada.

-¿me preguntas como lo haré? mas bien pregúntate esto: ¿que harás para poder detenerme?- Decía una vez la contraria estaba frente suyo, preparo su espada, y una vez, la contraria tenia su mirada a la espada, este, la soltó, revelando que no iba a atacarla con la espada, mas bien, uso su otra mano para separar sus manos, y en eso, salto hacia la contraria, tomando la reliquia entre sus manos, notando algo helado, pero no le pareció nada raro, simplemente pensó que así seria. -Mmmm, veo que no fue difícil quitártelo, ¿acaso no eres buena protegiendo tus cosas?-. Decía mientras tomo su espada, y la guarda rápidamente.

Estaba algo sorprendida por la temerosidad de su oponente, ya qué a pesar de notar la diferencia se poder e incluso personalidad entre ambos, continuaba firme y en ningún momento le quitaba la mirada, era algo digno de admirar. Sin embargo, no era suficiente. La peliceleste bajó la guardia, de eso no hay duda alguna, puesto que a pesar de tener en consideración un detalle tan importante como el ya mencionado de no subestimar a tu enemigo, era imposible no hacerlo con la actitud que la caracterizaba y encima con la persona que se enfrentaría a ella. Se cruzó de brazos mientras continuaba atenta escuchando cada palabra que salía de los labios ajenos. Pensaba que sinceramente no eran más que habladurías y patrañas, ¿Cómo un niño podría vencerla con semejante diferencia de fuerza? Era patético. Ni en sueños podría ser posible.

— ¿Tanto anhelas que te destruya?. —

Sus orbes celestes como el cielo se mantenían fijos en cada movimiento que el menor efectuaba, parecía estar preparándose para la batalla. Lógicamente, la peliceleste debería hacer lo mismo y alzar su espada pero no, realmente volvía a repetirse que no era necesario en lo absoluto. Pero claramente, cometió un error por tener los humos subidos a la cabeza. En un abrir y cerrar de ojos, la silueta femenina ya no es encontraba frente a ella si no que estaba en proceso de quitarle la reliquia de las manos. Su sexto sentido había estado dormido por el simple hecho de mantener la arrogancia a flote. Para cuándo reaccionó, ya no tenía nada en sus manos. Abrió un poco los párpados de par en par, puesto que se había llevado una grata sorpresa. Sonrió maliciosamente y decidió ponerse sería, de otra forma, no llegaría a ningún lado.

— Reconozco que eres rápido, y me engañaste. Pero. . . ¡Eso no será suficiente! —

Exclamó y alzando su mano derecha, hizo que el hielo que podía crear sin necesidad de agua, cubriera las piernas de su oponente, dejándolo inmóvil por el momento.

— Veamos si los rumores son ciertos . . . —

Nuevamente sonrió y en un movimiento rápido de su mano, hizo que el hielo que cubría la reliquia se rompiera en miles de cristales, que brillaban alrededor del mismo. Es decir, quedó completamente expuesto el poder del objeto, el cual se mantenía en la mano del joven.

— ¡Reducio! —

Y así fue como un potente destello cubrió al contrario, a lo que Esdeath respondió cubriéndose el rostro con el antebrazo.

El joven sonríe al ver que todo salio bien, aquella cara de la contraria, simplemente le dio gracia, nunca vio que alguien fuera sorprendida de esa manera, solo aprovecho que ella estaba con los humos altos y su velocidad.

-Je, me alaga que te guste mis habilidades, es normal de alguien que alguien como yo, pueda burlar a alguien como tu.- Decía con una sonrisa en la cara, ahora era él el que tenia los humos arriba, pero no duro tanto, ya que tenia que prepararse para huir, la misión estaba hecha....o eso pensó, al ver como la contraria movió su brazo, intento saltar rápidamente, pero no podía, sus pies habían sido congelados, y no podía moverse, pero luego la situación quedo mas complicada, cuando ve el hielo que tenia el orbe alrededor se rompe, no vio aquel hielo transparente, y ahora el orbe estaba sin proteccion y en sus manos, tenia que soltarlo, pero aparece un brillo que lo dejo ciego temporalmente.

Aquella reliquia cae al suelo, rodando hasta los pies de la contraria, pero...¿y Astolfo?, pues lógicamente fue afectado por aquel objeto, y cuando podía ver nuevamente, si bien, ahora podía moverse, esta vez tenia el tamaño de un insecto. -¿Que?....¡¿Que demonios?!- Grito mientras notaba como todo ahora era mas grande, al menos esta vez podía moverse, pero las ruinas, la reliquia e incluso, la propia mujer, eran gigantes para él en ese momento, lo cual, lo puso muy nervioso, si ya de por si la diferencia de poder era notoria, ahora lo es mucho mas.