Un Reencuentro inesperado.

La puesta del sol, una cortina de colores que se cierra en horizonte dejando ver la noche con sus titilantes luces. Un brillo que iluminaba las miradas y la luna que se alzaba al final decorando más el cielo nocturno.
Los pasos de la joven eran livianos sobre el césped, casi parcia que levitara deslizando su cuerpo por los árboles y diferentes decoraciones del ecosistema natural, sus ojos estaban abiertos a total alerta cuando se detuvo delante de lo que parecía un lugar abandonado. Por el estado de la mansión debió estar así por años. A sigilosos pasos se acercó hacia la puerta, a la cual ingresó segundos después por la curiosidad, sus ojos no visualizaron más que oscuridad(Además de muebles viejos, algo de polvo y algún que otro animal o alimaya). Más adelante encontró una especia de jardín ya muerto, asientos; penar que este lugar fue mejor antes de caer en la ruina total era algo interesante de imaginar.

-Vaya… debió ser un bello lugar.

Sonrió tanto que sus ojos cerraron y sus puños ya cerrados se colocaron al costado de su rostro como una niña chiquita cuando encontraba algo interesante que atrapaba su fina atenciones, regreso de nuevo hacia dentro y sé que do en l sal principal, aunque algo le llamaba la atención y eran cada una de la pinturas en las paredes, parecían imágenes que descifrar y atrapaba más su atención. Tanto que ignoraba lo que podía pasara a su alrededor, ignorando que se podía encontrar con un viejo amigo.
Salió del lugar y parada fuera no pudo evitar posar su mirada en esa persona que no creyó volver a ver en tanto tiempo, tiempo que ella llevo lejos por visitar la tumba de su hermana fallecida.

-Hola Tomioka-san, tanto tiempo.

Su voz sonó gentil y algo quebrada por la emoción de ver a un compañero.