La casa del gigante [Astolfo, Bakugou]

Charlotte no era una chica común y corriente. No, en absoluto. Ella era una mujer muy fuerte y capaz de arreglárselas a solas en un mundo lleno de dificultades y calamidades. La joven francesa le ha hecho frente a tantas cosas que cada año que pasaba adquiría más madurez y entereza para poder defender a sus queridos. Esa melancolía se estaba perdiendo. Era la hora de brillar y darle un lugar a la esperanza en su vida.

- Como les digo. Hay una buena recompensa, pero pero... no sé qué clase de enemigos puedan estar allí. Si me acompañan podemos repartirnos el botín - comentó la rubia inflando sus mejillas y su vista llorosa. Acto seguido, sonríe y come de su postre. Era hora de almuerzo y todos los estudiantes de la Academia estaban en el casino. Estaba sentada frente a dos chicos que conocía más o menos. El primero era Astolfo, un guerrero que aunque de aspecto femenino era fiel y siempre amable. Al otro lado, Bakugou, un furibundo muchacho de gran poder que aplastaba a sus enemigos como roedores.

Pasaron las horas y la joven se quedó esperando a las afueras de un gran templo de piedra. Dicho lugar quedaba a una hora de caminata de la Academia Legacy. Tenía una arquitectura que se asemejaba a la griega y a la maya. Eran más o menos las 5pm, y la humedad del aire comenzó a subir. Podría ser una visita peligrosa, así que por eso los había llamado.

Así entonces, escucha que se aproximan los primeros pasos hacia ella. La rubia suspira de alivio al ver que no pasaría sola por estas peligrosas pruebas.

Astolfo era un joven de apariencia femenina, con el pelo largo rosado, pero siempre feliz, él estaba con Charlotte y otro chico al cual no conocia tanto, pero lo había visto de vez en cuando, pero Charlotte invito a ambos a una especie de misión.

Al pasar las horas, mientras este pensaba, decide ir a las afueras, encontrándose con ella mientras este montaba su hipogrifo. -Je, querida amiga Charlotte, ¿en verdad creiste que te dejaria ir sola? oye, que somos amigos, así que mientras tu necesites mi ayuda, yo siempre aceptare~- Decía mientras bajaba de aquella criatura y acercándose a Charlotte, para acariciarle la cabeza un poco.

-No debes preocuparte, soy veloz, y capaz de volar por los alrededores si es necesario...aunque bueno, nos falta algo de fuerza, pero estoy seguro de que el otro llegara pronto~- Luego de decir eso, el joven se acomoda un poco sus ropas y se peina con la mano su cabello rosa, para luego acariciar a su hipogrifo, mientras se escuchaban unos pasos de una persona diferente.