Nigromancia en Aokihagara (Semiramis)

La antigua Mesopotamia. Cuna de la civilización occidental, y también lugar de una cultura misteriosa, y una mitología rica en seres oscuros. Jellal solo conocía la historia de la Tierra gracias a las clases que se impartían en la Academia Legacy. Sabía que estos hombres del desierto eran sabios, pero no entendía por qué una tablilla asiria estaría en un bosque del Japón. Un ladrón debió haberla soltado.

Aokigahara, el bosque de los suicidios. Una noche de luna llena reinaba sobre estas frondosas arboledas. El mago caminaba sorteando terreno, piedras y uno que otro tronco podrido por ahí. — ¿Por qué un artefacto de esa cultura estaría acá? — la policía encontró uno, mas faltaban dos restantes. Se decía que el poder de estas tablillas podía revivir a los muertos.

Entonces, Jellal escucha algo a lo lejos. ¿Aullidos? ¿Gritos guturales? Unas luces de un encendido color violeta revoloteaban por los cipreses y pinos. Entonces, un aroma a podredumbre atacó su olfato. Ya conocía a una bruja que lo intentó cazar por frustrar los planes de su master. Y sí, tenía origen mesopotámico.

Tenía la sensación de que estaba siendo vigilado.