De cómo NO hacer un starter. Nunca. Jamás en la vida

Esta historia se remonta a tiempos antiguos. En un oscuro bosque donde un hada corrupta y un siervo de Dios se conocieron. Hace tanto tiempo, que sería difícil recordar cuando exactamente. Aquella ocasión, el destino los separó de forma cruel, pero inevitable. Aquella ocasión, dos almas que juraron estar juntas hasta que la muerte las separase, cumplieron su juramento.

Hoy es un nuevo capítulo de aquella antigua historia. Esta página vuelve a estar escrita con tinta y ya no con sangre. Esta ocasión, un hada y un siervo de Dios se conocen de toda la vida. Son mejores amigos, son casi hermanos. No por nada, se llaman “familiares” mutuamente. Viven juntos, comen juntos, y el día de hoy están saliendo de paseo a un hermoso bosque repleto de cerezos por todas partes.

El ángel caminaba lentamente a través del sendero que formaban los árboles a su alrededor, los cuales soltaban grácilmente sus rosados pétalos de a poco, a medida que el tiempo y el día avanzaban.

- …Entonces ella me dijo “¿Qué sigue? ¿Serpientes diciendo poemas?” y yo le di una serpiente de goma, y el dulce empezó a recitarle un poema. Debiste ver su cara jejeje -

El hada, que iba sentada en el hombro de su amo, soltó una pequeña risa en respuesta a la historia que aquel le contaba con tan alegre actitud. Ella comía una galleta, la cual por cierto era enorme en proporción al cuerpo de la feérica criatura.
El castaño simplemente caminaba, y caminaba. Y caminaba. Así hasta llegar a la parte más alta de un puente de madera que se alzaba sobre un lago cristalino que había en cierto punto del parque. Y fue ahí, en medio de aquella soleada tarde de primavera…

- Oye Lee… ¿Qué parte del parque es esta? -

- … … Etto… -

Que se dieron cuenta de que estaban completamente perdidos.