Secretos de una diosa

La media noche estaba por llegar, la luz de la luna apuntaba desde lo más alto con su hermosa iluminación al par más divino de Legacy, quienes planeaban disfrutar un buen rato en la piscina de la academia. Apesar de estar a tan altas horas de la noche y una época poco favorable respecto al clima, ambos demostraban ser físicamente capaces de soportar las temperaturas bajas, una simple cantidad de frío por el agua en sus cuerpos no sería problema alguno para un espíritu heroico.

La única razón por la cual decidió pasar la noche en un lugar como ese y con semejante compañía, es por el simple hecho de seguir en una pequeña disputa con su Master, la relación que llevan podría decirse fácilmente que está avanzando, si... Pero no como debería, después de un tiempo tenían ya que tolerarse el uno al otro.
Sin embargo, el rey de los héroes seguía sin ver futuro en la mujer, no le causaba entretenimiento alguno, ni mucho menos lograba empatizar con ella. El tiempo que pasaba junto a la maga era apenas para contribuir como el equipo que son, transferencia de maná y alguna que otra orden del agrado de Gilgamesh.

Solo había una persona en toda la academia de la cual disfrutaba de su compañía. Sorprendente sin duda, pues se trataba nada más y nada menos de la diosa Ishtar, una mujer que a lo largo del tiempo que lleva en esta época ha logrado captar su atención, preguntándose muchas veces así mismo sobre ella y los ideales que ahora la componen. Si, está dispuesto a conocerla cada vez más en todos los aspectos, adentrarse en sus pensamientos y saber que es lo que mueve hoy en día a la diosa.
Por esa misma razón, por medio de la comunicación mental solicitó la presencia de su Servant, más que una orden fue una invitación. ""Te veré en las piscinas del castillo, no tardes demasiado, sabes lo impaciente que soy." Claramente estaba de buen humor, su tono de voz se asemejaba a uno coqueto y posesivo.

Esperó ya dentro de la piscina, estando únicamente con un short largo y de un color negro, yacía recargado en uno de los laterales con una copa de vino en sus manos, algo normal en él.

Podría decirse que aquella noche era la misma de todas, que el cielo se veía tan monótono y común como siempre. Pero a la diosa le parecía especialmente hermoso hoy, las estrellas brillaban más que nunca y la luna tomaba todo el protagonismo del panorama. Sin duda alguna, aseguraba que el manto nocturno que se presentaba hoy era el más bello de todos, embelesedor. A veces darse un momento a solas de paz y reflexión no estaba mal, era sano para la mente y el alma, y la reflexión lleva a la sabiduría paso a paso. Estás palabras no serían ni son en vano, ya que precisamente ahora la azabache se encontraba en ello. A metros del suelo, recostada sobre Maana.

— Que paz. . .

Susurró para si misma, mientras contaba las estrellas y se dejaba llevar por el silencio que había alrededor. Solo los grillos interrumpían con su típico sonido de vez en cuándo. Poco a poco sentía como el sueño la tomaba de manera sutil, sus párpados se iban cerrando lentamente, estaba por quedarse dormida, era obvio, pero súbitamente, de golpe fue qué escuchó en su mente la voz de tan molesto Rey, llamándole. Se sentó de golpe, con el pulso levemente alto gracias al susto que le dió escuchar de repente a Gilgamesh. No le agradaba la idea de tener una discusión con él así que decidió ir y no ignorarlo. Pero claro, no sin antes quejarse por haberla despertado.

No tardó ni cinco minutos en llegar ahí, su rapidez en vuelo le acompañaba siempre. Una vez que llegó, se quedó perpleja observando al rubio. Se le veía con una gran tranquilidad dentro de la piscina. La luz de los alrededores de la misma piscina iluminaba su rostro y sus rubios cabellos, parecía estar resaltando entre las celestes aguas.

— ¿Y esto? ¿Que haces así, Rey nudista?.

Preguntó mientras volaba hasta donde estaba él. No tenía intenciones de sumergirse, por lo que se quedó en el aire mientras esperaba su respuesta. Quizá hablarían de alguna estrategia de batalla, o de alguna situación actual que le preocupaba. Si no, ¿Para que la habría llamado?.