Mɑlentendidos y Flores (ᴡɪᴛʜ: Cú Chulainn Alter)

Durante su estadía en aquella academia (que prometía ser larga), la mujer se dedicó a cuidar de los jardines del lugar a pesar de que esa labor no le correspondía. Había aprendido un poco de jardinería entre clases y misiones, observando a los Muebles de Beatrice mantener las flores que crecían a los pies de las estatuas protectoras.

Quizás lo más inteligente sería descansar para estar en todos sus sentidos cuando una emergencia ocurra, pero su naturaleza trabajadora y diligente le impedía quedarse mucho tiempo quieta. También, su enorme curiosidad a veces la empujaba a salir de aquel lugar para explorar los alrededores, aunque jamás lo hacía por beneficio propio; siempre buscaba excusarse diciendo que era por el bien de todos, así fue como comenzó con la jardinería en primer lugar. "Quizás pueda usar uno que otro truco mundano para poder construir un jardín en Kur" fue lo que pensó.

Y fue por eso que, ese día, decidió adentrarse a uno de los bosques que había no muy lejos de las instalaciones de Legacy. Había oído de uno de los estudiantes que, en una mansión abandonada, había un precioso jardín con las flores más hermosas vistas nunca. La diosa pensó que sería buena idea cortar varias y reproducirlas en el jardín de la Academia.

Salió a media tarde, cuando el sol empezó a bajar muy lentamente por el cielo. Se movió hacia el bosque a pie, sin llamar mucho la atención, y al llegar allí, comenzó a avanzar hacia el jardín por los arboles. No sabía la ubicación exacta, la única información que tenía era que estaba próximo a una mansión abandonada, por lo que creyó que desde las alturas sería mas sencillo divisarlo─── así, también, se libraba de encontrarse con distintos animales que obstaculicen su camino, matando dos pájaros de un tiro.

Gozó de la luz del sol acariciando su piel pálida y del fresco aire otoñal golpeando sus mejillas con suavidad a medida que avanzaba con agilidad entre los arboles, hasta que se detuvo de pronto al divisar la mansión a varios metros de donde se encontraba. Dió un salto y cayó ligeramente sobre un arbusto alto y rechoncho, cuyas hojas se movieron como si un pequeño animalito hubiera entrado a esconderse. Salió de allí, quitándose las hojas que se habían enredando en su melena dorada y caminó hacia la mansión.

No esperaba que hubiera alguien allí.

Ni siquiera llegó a pisar el jardín cuando tuvo que esconderse detrás de un arbol tras oír una voz de esfuerzo, profunda y ronca. La voz de un hombre. La cerca blanca que separaba el bosque de la mansión estaba cubierta por enredaderas y musgo, dandole una imagen difusa a la diosa de lo que sucedía dentro, pero podía ver una figura fornida realizar movimientos rápidos y ágiles, como si estuviera combatiendo o practicando para combatir. Con cuidado y tratando de ser silenciosa, Ereshkigal trepó el arbol y se acomodó entre ramas y hojas para ver mejor.

Sin duda, se trataba de un hombre, pero uno bastante inusual. Sería apropiado decir que era la mezcla entre un hombre y un monstruo. Él empuñaba una gran e imponente lanza, derribando muñecos de madera con la facilidad en la que uno derriba una torre de cartas. La mirada de la diosa recorrió su figura y estudió sus movimientos, se preguntó que hacia alguien tan misterioso, poderoso y sombrío viviendo en ese lugar, tan cercano a Legacy.

—Un asgardiano. Pfft, son tan reconocibles —murmuró para sí, materializando su lanza en su diestra, más no se lanzó a atacar.

Entornó sus ojos, su mirada bajó por la alargada cola del muchacho. Apretó sus labios con fuerza al notarlo: él estaba practicando en el hermoso jardín del que hablaban los rumores, y su laaarga cola estaba barriendo las flores de aquí a allá, DESTRUYENDOLAS completamente al moverse. Adiós a aquel hermoso jardín que una vez existió, ahora no era nada más que un deprimente cementerio de flores. Un cementerio en el que ahora su cuerpo descansaría también.

Ereshkigal realizó un delicado movimiento circular con su zurda, invocando un numeroso grupo de lanzas sombrías que disparó sin previo aviso hacia el varón, probando sus reflejos. Bajó del árbol y aterrizó con la ligereza de una mariposa sobre la cerca, la caperuza de su capa cubría sus rasgos, pero su mirada, de un intenso color dorado, destacaba como el sol, el cual se ocultaba, iluminándola desde atrás.

Giró su lanza hábilmente en su diestra para acumular energía eléctrica que disparó hacia el pecho del hombre. Eso no lo mataría. Si llegaba a impactarle solo lo derribaría.

—Que desagradable. No me sorprende que Asgard mande a sus esbirros más grotescos para que ataquen Legacy, huh... Tan cobardes como siempre —murmuró de una manera despectiva, mirando con lástima a las flores que él había aplastado y asesinado.

Avanzó por la cerca y bajó de ella para acercarse mas a él, aun sin mirar su rostro directamente. Invocó otro grupo de lanzas que mantuvo detrás de ella para lanzar si a él se le ocurría acercarse. Detuvo su andar frente a las flores maltratadas, como si buscara protegerlas.

—No sería prudente asesinarte aquí, así que dime ¿Quién te envió? ¿Hay más asgardianos cerca?

Si. Era una mujer algo dramática.

La soledad era una amiga y aliada de lo mas interesante sin importar que clase de persona fuera uno podría estar bien acompañado con esto pero..claro uno llegaba a cansarse o incluso aburrirse y eso paso con Cu Chulainn quien ya luego de un tiempo de no hablar con ni una sola persona termino claramente aburriéndose y por lo mismo busco algo con que entretenerse pero..¿que podía ser eso? No había ni una sola cosa en aquella mansión que le entretuviera, no tenia sirvientes con los cuales divertirse y mucho menos amigos. ¿Entonces que le quedaba? Solo una cosa y esa era entrenar.

Con algo de ingenio y paciencia lo cual era sorprendente en alguien como Alter fue que termino haciendo unos cuantos muñecos de practica los cuales puso incluso cuidadosamente fuera de su mansión y allí su ´´entrenamiento´´ comenzó aunque realmente era mas que nada matar el tiempo ya que no iba aprender nada de unos muñecos sin vida.
Al menos se mantenía ocupado de ese modo fue así que continuo hasta que finalmente una sola presa le quedo  y allí lo entendió...eso no lo dejaría satisfecho y al saberlo se molesto por lo mismo tomo su imponente lanza con su brazo derecha y con fuerza la mando a volar contra dicho muñeco el cual fue atravesado y empalado contra una roca la cual también termino siendo perforada por el arma.

Alter estuvo por dar un paso para ir en busca de aquella arma pero aquellos instintos por lo cuales se sentía tan orgulloso una vez mas no le fallaron ya que le terminaron avisando de aquellas lanzas venían hacia el, ni siquiera fue necesario que las viera y con un solo movimiento de su cola termino bloqueando dichas armas y haciendo que se desviaran. ¿Se lastimo? Quien sabe pero  su cola era de lo mas resistente e incluso tenia espinas afiladas  que le ayudaban a defender ataques de ese modo..luego sabría si se termino lastimando o no.
Ahora si se dio media vuelta para ver aquella persona desconocida quien ahora usaba un ataque eléctrico por lo cual mostró una sonrisa de inmediato.

—   ¡¿Crees que eso me detendrá?! No se-....

Aquel golpe termino llegando a el y lo único que hizo Alter fue recibirlo de lleno con sus ante brazos los cuales estaban rodeados por lo que parecía ser una pequeña armadura pero a pesar de eso el ataque termino siendo mas fuerte de lo que esperaba por lo cual retrocedió unos
cuantos pasos para al final cortar aquel rayo a la mitad y tirar los restos de este directo al suelo.

—  ¡Seas idiota!!

Termino su frase una vez logro pararse firme pero ¿que fue eso? ¿Corto magia? Claro que no, realmente no tenia el poder o conocimiento para tal cosa..solo fue una gran fuerza física e imponente que no se dejo vencer por aquel ataque el cual no tuvo mas opción que dividirse por si mismo para continuar su camino.
Aunque pronto la sonrisa del hombre desapareció al escuchar una tontería tras otra.

—   ¿Envio? ¿Asgardianos? No se de que demonios hablas pero yo no soy parte de esos tipos y es mas...no soy esbirro de nadie. ¡Yo soy un Rey!  

Una vez alzo su voz para aclarar su cargo y titulo fue que extendió su mano derecha hacia el muñeco que tenia aquella lanza la cual se sacudió y volvió a su portador quien la empuño mostrando una sonrisa.

—  ¡Aunque si buscas pelea con gusto te la daré!

Grito emocionado y aquella cola reflejaba su emoción moviéndose de lado a lado como si fuera un perro aunque...un pequeño detalle se noto, aquella cola dejaba escapar sangre haciendo que varias gotas cayeran sobre las pocas plantas que aun estaban en pie.

—¿No eres de Asgard...? —murmuró desconcertada, desviando la mirada un momento.

Ignoró los gritos del más alto, pensando en que se había equivocado. No lo había visto en el castillo, ni tampoco a alguien con una apariencia tan salvaje. Creía que ese tipo de bestias solo podían verse en Asgard, ¿Su juicio estaba tan errado? Enfocó su mirada en él de manera disimulada. Entornó sus ojos, admirando su rostro, demasiado bello para una bestia.

—Un rey... —repitió lentamente, las lanzas que giraban en su espalda se desvanecieron, dejando en su lugar una estela de brillos negruzcos que se dispersó en el aire. Su mirada viajó por su laaarga cola, su ceño se frunció.

Avanzó hacia él, claramente enojada, la jaula en forma de lanza que tenía en su mano también desapareció: no planeaba atacarlo. Lo empujó, haciendo notar la gran fuerza contenida en su pequeño cuerpo al derribarlo sin mucho esfuerzo.

—Quítate —soltó cuando lo empujo. Apartó su cola con sus manos de las flores y se arrodilló en el suelo. Sus hermosos ojos, ahora de un cautivador carmín, se llenaron de lagrimas al ver la masacre que el más alto había ocasionado al ser tan descuidado —. Idiota, idiota, idiota, ¡No eres más que una bestia idiota! ¿N-no hay arreglo para esto..?

Su voz denotaba desespero, sus dedos limpiaban con gentileza la sangre que había caído sobre las flores. Los pétalos blancos de algunas se tiñeron en su totalidad de un rojo oscuro.

—Uh... Deberías revisarte la cola —comentó, su voz temblaba. A pesar de estar enojada, no dejaba de ser amable.