Una pelea de dioses. [Con Lacus Welt.]

Luego de que el chupasangre aceptara la propuesta de aquella pequeña riña, el villano se dirigía a paso tranquilo a aquel campo de batalla donde demostraría cada uno su poder, no subestimaba al otro, se veía bastante seguro de sí mismo, parecía ser un contrincante fuerte, estaba emocionado, no podía negarlo.

Mientras que caminaba a aquél lugar, pensaba en algunos posibles planes para poner en aprietos al contrario, Dabi guardaba bastantes ases bajo su manga. No le tomó mucho tiempo llegar a aquel amplio lugar, unos 15 minutos, se tardó un poco, pues, por idear planes.

El azabache, se agachó y tocó el suelo, del cual emergió un agujero negro, de éste salió una copia exacta del villano, un clon, haría que el contrario se cansara un poco con ese peón, aquél clon poseia casi la misma fuerza del villano.

Tocó el hombro del clon, luego, empezó a caminar hacia la arboleda, se quedó parado en un lugar lejano, pero que pudiese ver el duelo, iba a sacar todo de él, para causar una buena impresión.

En ése preciso momento iba a haber una pelea de dioses.

Apenas iban transcurriendo las 14h de aquel día. El clima estaba mayormente ensolarado, sin demasiado calor. El vampiro se dirigiera al sector donde estaban guardadas sus espadas, luego de haberse separado del recién-llegado miembro que le ocuparía la tarde con un confronto. Eligió su espada de rango superior y se retiró, listo para ir hacia el campo indicado para combates de entrenamiento dentro de Merak portando su traje habitual de guardia.

Aparte del poder de fuego que Dabi ya revelara delante de él, no tenía idea de qué otros tipos de elementos manejaría aquel hombre, ni qué clase de poder y resistencia tendría, tampoco sabía nada de su história, pues ni siquiera en su informe se revelaba tanto, y eso aumentaba sus ansias de enfrentarlo. Aparte, sería una buena forma de saber mucho más sobre su ser.

Envainó la espada y fue directo hacia el destino, saltando hacia el techo de uno de los largos edificios y usándolo como atajo para ahorrar tiempo. Al llegar, se detuvo y visualizó a lo que era el clon de Dabi esperándolo, pero sin saber que era un clon. Saltó hacia abajo hasta pisar el suelo, para caminar lo que faltaba hacia el campo ya totalmente extendido delante suyo, un campo muy amplio y de superficie compuesta en su totalidad por cemento, sin muchos árboles al rededor, perfecto para batallas destructivas. Llegando, se posicionó del lado contrario al del híbrido, unos 22m a distancia de él, y de frente.

Aunque fuera solo un entrenamiento, tratándose de dos aliados, no habría un juez, pues no era un combate formalmente planeado como costumbraba realizarse de vez en cuando en aquel mismo campo y para lo que estaba destinado. Posiblemente, perdería el que ya no lograra levantarse primero.

—Te dejo empezar, ya que estás tan ansioso por ello.

Le declaró al clon.

Aquel clon se quedó parado ahí, sin moverse, sólo viendo a varias partes, no quería que el contrincante lo tomase por sorpresa. Mientras que esperaba, analizó todo a su alrededor, usando todo posible rincón para llevar al límite a su contrario, sería dificil, bien sabía.

No esperó mucho, escuchó un pequeño ruido a lo lejos, volteó a ver al lugar de donde provenía dicho sonido, y cómo sospechó, era aquel chico se cabellos purpuras, armado y listo para luchar. Se quedó viéndolo directamente, sin ningúna mueca, una seriedad invadía su cara y unos ojos desalmados, pues, dicho cuerpo no era humano.

Al escuchar que el contrario le dió la autorización de dar el primer ataque, no lo dudó ni un segundo, el clon elevó su mano hacía el contrincante, luego, al instante dejó salir una llamarada gigantesca de fuego de color azul resplandeciente, el cuál poseía más fuerza y calor que las llamas normales.

Luego de eso, bajó su brazo y corrió por entre las llamas para luego llegar hasta dónde estaba el chupasangre y soltarle otra llamarada de ma misma fuerza y magnitud.

Sabía que eso no lo dañaria, por lo que retrocedió un par de metros atrás y se puso alerta por si planeaba algún ataque sorpresa.

Mientras tanto, Dabi se encontraba en aquel árbol, observando con atención todos y cada uno de los movimientos del contrario mientras que una sonrisa invadía su rostro.

El vampiro estaba en guardia y aguardando el primer movimiento cuando visualizó ser generado por la mano de su adversario un inmenso fuego color azul que le vendría como una locomotora decidida a atropellarlo. El brillo azulado e intenso de aquella ofensiva ígnea reflejaron en las orbes rojas del vampiro; inclusive desde la distancia entre ambos, pudo sentir el calor descomunal que caracterizaba aquel fuego y la energía pesada que emanaba, siendo tal poder capaz de agitar los trajes y los cabellos de Lacus mismo sin antes tocarlo.

Todo dependió de su favorable agilidad sobrenatural para quitarse del camino de la llamarada con un corto y veloz salto hacia la izquierda, en sentido hacia los muros del internado, para poder tener los pies firmes en el suelo cuando su contrario realizara  el próximo ataque. Aterrizó en la superfície del campo con gracia y elegancia, sin dejar de ver hacia adelante y manteniendo parcialmente flexionadas sus piernas, pues su plan sería contraatacar, pero Dabi ya se adelantara a tomar su posición más reciente para atacarlo de nuevo. Esta vez el vampiro escapó corriendo hacia el lado regresivo, lo que sería en sentido al puesto anterior de su adversario, a una velocidad suficiente para escapar a tiempo considerando los microsegundos que el fuego tardara a alcanzar su posición recientemente. Hecho eso, alzó su espada para moverla una vez hacia el otro lado, agitando todo el viento local con ese simple movimiento para que el fuego y el humo se dispersaran y limpiaran su campo de visión.

—Uff, por un reflejo y yo ya estaría hecho carbón, que tipo tan maldito. jajaja

Comentó sonriente consigo mismo. Al ser un inmortal no sufría cansancio de la misma manera que sufriría un ser mortal, por lo que podría mantener su energía al 100% durante toda la batalla independiente del ritmo que tomara, hasta que su sed de sangre requiriese reponerse.

—Entonces el poder viene directo de sus manos... Creo que debo cortarlas, hehehh.

Afirmó en voz natural para sí mismo. Ahora ambos estaban a una distancia de 44m. Se enderezó y corrió algunos pasos hacia adelante, en sentido donde estaba situado el clon de Dabi en el preciso momento. Sin detener sus veloces pasos, bajó la lamina de su espada apuntando hacia el suelo y nada más tomó impulso y la alzó con fuerza, con estilo y precisión, haciendo que la lámina dibujara un semicírculo total de 197° en el aire. Con eso movimiento, un destructivo y cortante vector de energía fue generado, comenzando a avanzar hacia Dabi.

El poder emergido de su espada era tal que fue abriendo una grieta fina en el suelo a medida que avanzaba y provocando dos olas de tierra subterránea de inicialmente 1,30m hacia ambos lados de la rayadura que también se manifestaban conforme la energía procedía, y a medida que recurrían mayor distancia, más altas se hacían esas olas,  y más profunda y gruesa la grieta, así como mayor el poder, considerando que cuanto más lejos más rápido avanzaba ese vector invisible manipulado por la espada del vampiro, y podía cortar cualquier cosa que se encontrara en su camino, yendo inicialmente a una velocidad de 50m/s y con una aceleración media de 41,6m/s². Aquel ataque no tenía por fin cortar directamente las manos de Dabi, sino abrirle una herida diagonal en todo el torso o cualquiera que fuera la parte afectada para después tenerlo más fácil. Se debe tomar en cuenta que cuánto mayor la distancia que recurre ese poder, mas ancho será el campo en que hará efecto (al alcanzar la distancia que los separa, o sea, de ~38m, el vector de energia actuará en un ancho de total 20m) y más difícil será de escapar considerando que la velocidad aumentará hasta que ese poder impacte alguna superfície o haya recurrido 150m.

Aquel clon, se quedó quieto, viendo cada una de las acciones del chupasangre, ya que, los intentos de atacarle y herirle habían sido fallidos, pues los reflejos del contrincante eran increíblemente rápidos, no la tendría fácil, era seguro. Vió que el vampiro se colocó en posición, estaba seguro que iba a atacar, por lo que, se puso atento, vió como sacudió aquella espada en el aire, un suave viento llegó a el clon, sabía que había lanzado algo, por la distancia de separación en la que estaban, pudo notar como el polvo se empezó a levantar, seguido de unas finas grietas en el suelo. Flexionó sus piernas a espera de dicho ataque, éste cada vez se volvía más poderoso y al parecer más y más ancho, colocó sus manos apuntando al suelo.

Mientras que Dabi se mantenía en aquel árbol, observando aquella batalla, que se tornaba increíble en tan sólo un par de ataques, pudo notar que su clon no iba a salir ileso de dicho ataque, pero tampoco lo dejaría fuera de combate, sería una herida que dificultará el rendimiento del clon, por lo que susurró con una leve sonrisa en sus labios.

—Vaya...

Susurró para si mismo.

Mientras que aquel ataque se acercaba más y más, haciendo que el suelo empezará a hacer oleadas de polvo y tierra bastante grandes y el aire impactará con más fuerza el rostro y cuerpo de aquel clon, éste seguia esperando, cuando de pronto, sintió que estaba lo suficientemente cerca, soltó una gran cantidad de llamas de sus manos impulsandose a sí mismo hacía el aire, pero, cómo Dabi lo supuso, no salió ileso de dicho ataque, éste hizo un corte profundo en la pierna derecha del clon, mientras que se aún se mantenía en el aire, apuntó su mano izquierda hacía el chupasangre, está nueva ráfaga de fuego, tenía más fuerza y había sido mas poderosa, se podía ver cómo si todo el cielo se estuviese cubriendo el cielo con aquellas llamas, eran inmensas, habían pocas probabilidades que el chupasangre saliese ileso de dicho ataque.

Cuando el clon cayó al suelo, le dificultó un poco reincorporarse por el corte en su pierna, por lo que, sólo se quedó flexionando sus piernas viendo fijamente hacia donde iba aquella gran llamarada.

Habiéndole enviado su oleada de poder al adversario, el vampiro se había detenido en aquel mismo punto, dedicándose a observar los efectos de su primer ataque. Lo que vio fue a Dabi impulsarse hacia arriba como un cohete espacial. Acompañó aquel movimiento con su mirada atenta, sin bajar la guardia.

Logró ver cómo un corto chorro de sangre salpicó de la pierna izquierda del contrario, indicando que se había herido, pero tan pronto una nueva bola de fuego estaba siendo generada desde la mano izquierda de Dabi, que salió continuamente en disparada contra él.

Esquivar esas llamaradas era la medida más simple y que le requería menos gasto de energía, pero esta vez no tendría tiempo de escapar, aún con lo rápido que era capaz de correr, Dabi podía muy fácilmente ponerle todo aquel fuego encima y quemarlo, estando en ventaja debido a la altura y la inmensa dimensión que aquellas llamas alcanzaban. Su mejor elección era contraatacar.

Se posicionó con el brazo completamente extendido hacia adelante y la espada alzada hacia arriba delante de sus ojos. En ese momento abrió esa misma mano por un instante y la volvió a cerrar, sosteniendo más firme el mando de la espada a la vez que le dio acceso a su propia sangre. Rápidamente, la lámina de la espada se fue pintando de un color rojo a medida que absorbía sangre.

Esta vez concentró el poder para generar una potente energía de corta dimensión en contra de las llamas azules. Así que el impetuoso fuego alcanzaba 1m de distancia de la lámina, era dividido en dos y proseguía camino hacia los costados, dejando al vampiro ileso entre ambas llamas. La espada temblaba levemente a causa de la desmesurada fuerza que le era echada en contra y el poder con el que cortaba el fuego, mientras la cabellera y el traje del vampiro eran violentamente agitados por la energia a su alrededor.

El calor le hacía daño y debilitaba, pero igual así lograba mantenerse firme en pie. Sabía que Dabi caería al suelo y con eso la emersión de llamas vendría cada vez más en línea recta. Ahora era el momento para buscar combatirlo de cerca.

Ya con su plan en mente, el vampiro comenzó a correr en contra la llamarada, parcialmente inclinado hacia adelante, manteniendo su espada in front cortando el fuego. Poco después que Dabi alcanza el suelo, el vampiro, que se encuentra a 6m de distancia del otro, pega un salto vertical hacia arriba, alcanzando 2m de altura, y ya posicionándose para atacar, dirigiendo la espada hacia un costado suyo.

—Checkmate!

Exclama, para cortar horizontalmente el aire con la espada y con eso enviarle a Dabi un simple y veloz rayo luminoso color blanco capaz de abrirle una herida de modo a causarle una buena pérdida de sangre.

Al caer al suelo, aquel clon se quedó viendo fijamente a aquella inmensa nube de llamas azules que amenazaba con volver carbón a su contrincante, con velocidad lo envolvió y la vista hacía él se perdió, pero, de una manera increíble, logró partir aquellas flamas a la mitad, quedando ileso del ataque del clon.

Aquéllo impresionó tanto al clon como a Dabi, un poder inmensamente grande poseía aquel chupasangre. Aquéllo emocionaba más a Dabi a combatir por su propia cuenta, pero no si su clon sobrevivía, pero, las posibilidades de que eso pasara eran escasas, por lo que se fué preparando para hacer su entrada.

Mientras tanto, en el campo de batalla, el chupasangre estaba a varios metros de distancia a la del clon, cuando empezó a correr, el clon se puso en guardia, no quería que lo tomará por sorpresa, pero, volvió a lanzar aquel corte en el aire, mostrándose cómo un rayo de color blanco, el cual parecía avanzar con más rapidez que el anterior, el clon se quedó sin energía al usar todo su poder en ese último ataque, por lo que, sólo se quedó allí parado, dejando que aquel rayo lo cortase la mitad, cuando éste llegó al clon, al instante fué partido a la mitad. Una sonrisa burlona se dibujó en el semblante del clon, luego exclamó.

━Cuidado adelante...~━ dicho esto, aquel clon cayó al suelo partido a la mitad, luego de eso, todo su cuerpo se convirtió en un líquido negro.



Mientras tanto, Dabi estaba en aquel árbol, con una ligera sonrisa en sus labios, con el brazo derecho y el izquierdo unidos y alzados, luego de eso, dejó salir una gran llamarada de fuego, era inmensa, el triple de ancho y el triple de altura, media casi los veinticinco metros de altura, mientras que su calor era inmenso, haciendo cenizas los árboles de su alrededor y derritiendo los objetos metálicos que entrarán en contacto con el, mientras que a Dabi, una sonrisa maliciosa lo invadía.

Apreció el resultado de lo que creía ser su último ataque cuando el clon lo recibió sin rechistar, dejándose cortar en dos por la lámina de viento producida por su Noble espada, sin embargo, fue advertido por el que en seguida se redujo a una espécie de barro petróleo. Se mostró confundido observando la mugre delante de sus pies calzados en botas negras, hasta que regresó su atención hacia adelante y vio de lejos el otro ataque que le estaba destinado, esta vez mayor que todos los anteriores.

━Pero... qué...mierd...


Comentó, al ver el porte inmenso de aquel incendio manipulado, que venía como si fuera para darle fin al internado entero, acabando incluso con los árboles. No sabía si se había teletransportado o hecho alguna otra magia, pero debía pensar rápido; ataques relativos al fuego y la luz eran su peor debilidad. Aquellas flamas a la velocidad y poder que venían tendrían un gran corrosivo, posiblemente más rápido que su habilidad regenerativa, siendo capaz de extinguirlo definitivamente.

De inmediato, ordenó a su espada tomarle más una significativa cantidad de sangre. Entrecerrara sus ojos con una expresión seria y calculó mentalmente la posición del adversario según el camino por donde venía el ataque. La sangre drenada por su espada le dio poder suficiente para producir con esta una ráfaga de viento con potencia de 200N en contra del fuego y del calor. No sería capaz de detener las llamas absolutamente pero podría atrasar su llegada, y al mismo tiempo, una fina camada de energía fuera enviada justo en el medio, habiendo sido en esta que concentrara el 120% de su concentración y considerando la distancia, sería capaz de atravesar la llamarada haciendo viajar entre las flamas un corte extremadamente fino y horizontal hasta llegar a los puños de Dabi y abrirles una buena herida.

Hecho eso, saltó hacia abajo, metiéndose a la profunda trinchera que resultara abierta en el suelo debido a su primer movimiento en aquel duelo, y no se detuvo ahí. Empuñó su espada y efectuó otro vector hacia el restante de la grieta, acentuando su anchura hasta que pudiera llegar hacia los límites de Merak y permitirlo trasladarse libremente hasta la otra punta, para posibilitarse de escapar del calor inmenso sin ser visto por Dabi, hasta que las llamas se detuvieran.

El azabache, seguía enviando aquélla inmensa ráfaga de fuego, su rostro reflejaba una gran satisfacción y felicidad, pudo reducir los ataques del peli-purpura, sus llamas no tardaron en llegar a dicho lugar dónde se encontraba el vampiro. Mantuvo esa ráfaga sin importar qué, hasta que unos minutos después, sintió un dolor punzante en sus dos manos, por lo que, la fuerza de dichas llamas disminuyeron, pudo ver la sangre recorrer su palma, la cuál, al instante se evaporaba, por lo que, frunció el ceño y susurró.

─Hijo de puta, no saldrás ileso...

Sin más, la fuerza de aquel fuego se duplicó, el dolor no cesaba, cada vez se hacía más fuerte, pero no le importaba, su fuego seguia creciendo, emvolviendolo hasta a él mismo, sabía que tenía un escondite, y ese era la tierra, por lo que descendió sus brazos, apuntando directo al suelo; haría que aquella tierra se calentara, al apuntar al suelo, dejó que las llamas impactará con tanta violencia a dicho lugar, viendo como las piedras empezaban a tomar un color rojizo de tanto calor, quería quemar al vampiro desde abajo, pero, no quería herirle de gravedad.

Pasarón cuatro minutos, el fuego seguía impactando dicho lugar, sabía que todo el subsuelo esyaba ardiendo como un infierno, por lo que decidió acabar con la tortura a su contrincante y extinguió aquel inmenso fuego en seguida, luego, sonrió y bajo de aquel árbol, empezó a caminar hacia un montículo de tierra que estaba a unos metros de distancia, partes de su cuerpo despedían llamas azuladas, como el lado derecho de su rostro; cosa que causó el excesivo uso de su peculiaridad.

Al llegar a la trinchera, se agachó, colocó su codo derecho en su rodilla derecha y echó el pesor de su mentón y cabeza en su mano, luego, exclamó.

─¡Buena batalla! Lacus Welt, puedes salir de tu trinchera. ─ dió una sonrisa leve esperó a que el chupasangre saliese.

Dentro de la profunda trinchera, se mantenía observando las llamas atravesando el cielo y desparramando calor incluso hacia la profundidad de su refugio. Durante cortos segundos notó la disminución de intensidad de aquel fuego; seguramente significando que su adversário había recibido aquel sutil ataque.

—Hahaha, me imagino su expresión al notar que lo herí.

Comentó, riendo. Aprovechó que las llamas disminuyeron y se levantó, comenzando a correr hacia el otro lado de la trinchera, donde estaría situado el límite del internado y de la misma grieta. Sin embargo, las llamas en vez de acabar, vinieron en más desmesurada intensidad que antes, inclusive comenzando a meterse al interior de su escondite. Eso asustó al vampiro; seguramente el tipo era más astuto de lo que esperaba, y no era por menos: para estar en Merak solo podía ser alguien de gran poder y buen ingenio.
La intensidad del fuego en la cima era tanta que iba haciendo cenizas al muro externo de Merak, y él tampoco salió ileso, casi llegara a ser empujado por las llamas hacia el otro extremo. Se auxilió rápidamente de su espada para también romper un agujero en lo subterráneo del muro del internado y salir de aquel  escondite antes de acabar carbonizado.Logró saltar hacia afuera, no sin que el fuego llegara a afectar sus pies y dañar sus botas y parte de su capa blanca, sin contar que el calor lo debilitara en gran parte. Luego de haber salido, se dirigió hacia el otro lado, resguardado por la estructura del muro. Estaba saliendo humo de todo su cuerpo a causa del calor que recién había soportado. También sentía dolor y ardor en casi todo el cuerpo debido al efecto del calor, que poco a poco iba disminuyendo.

—Vaya, creo que lo subestimé. ¿Cómo puede lanzar tanto fuego?

Habló a sí mismo, observando el gran agujero que se abriera en el muro de Merak, esperando algunos minutos mientras su cuerpo se iba enfriando, para en seguida saltar hacia las alturas del muro aún no dañado, llevando su espada en la mano izquierda. Allá vio a su adversario acercarse a la ruptura en el suelo donde él se había metido y mandarlo salir.

—Yo ya salí. No soy tan lento.

Respondió en voz alta desde allá arriba, mostrando una sonrisa destemida, para en seguida saltar hacia abajo y caminar a pasos normales hacia el contrario.

—¿Buena? Admito que me desagrada haber terminado de esa manera, pero no me quedaba otra. Me la hiciste pasar muy mal.

Comentó, mostrando un semblante neutral, observando al contrario con detenimiento, mientras imaginaba todo el poder que había ejecutado.

—Pero en fin, reconozco tu poder y te doy la bienvenida a Merak. Si yo apenas pude contra tí, a los de Legacy lograrías matar en 2 segundos.

Exclamó, de manera simpática, extendiendo la mano derecha hacia Dabi para que este se la apretara como buenos compañeros.

Continuación aquí