Impotencia || Shinobu & Shojo

"Los cuerpos que ya se han amado, abrazado, recorrido y que muy bien se han conocido, jamás podrán ser amigos, en especial cuando  se apuñalan, literalmente.”

Desconocía el tiempo que llevaba en la mansión embrujada, pudo a ver pasado horas o hasta días en esa misma posición. Abre con pesadez sus ojos, mirando a la nada, su último pensamiento era unos hermosos ojos púrpuras, opacados por lágrimas que salían de ellos, recordó el hermoso rostro de la que fue su amada y ahora es su mayo dolor. Sentandose en el suelo, tocó su cabeza y con la mano libre fue hacia su espalda donde había sido apuñaló de la forma más ruin, activo su poder infinito y culminó poniéndose de pié… Todo inicio en ese lugar y ahora acabaría en él, los sentimientos quedarán entre las paredes y el odio saldrá cuando abandone ese lucha tan frío y cálido a si vez.

Pasaron un par de meses desde aquella ocasión, los miembros de su equipo estaban dispersos, pero había escuchado que irían a casar a una científica, rápidamente la hizo pensar en Shinobu, la primera vez que la miro tenía una bata blanca y muy larga, le causaba un poco de gracias verla, pero a su vez era fascinante la concentración que tenía al hacer algunas cosas. La noticia que irían por alguien así lo inquieto, no tenía que importarle pero se unió a su grupo, con el único interés de saber que no fuera su amada y por suerte no fue así, la científica de la que tenían interés era una nigromante poderosa, capaz de traer a la vida a alguien con sus recuerdos intactos, ayudaría bastante por todos sus compañeros caídos en batalla, sin embargo la mujer tenía una custodia fuerte pero no tanto para el albino.
Llegó al encuentro con sus compañeros, estaban cruzando el bosque cuando mira unas mariposas revoloteando alrededor, se quedó inmóvil unos momentos para después mirar a la mujer que robaba sus sueños y pensamientos.

—¿Shinobu?— Susurro, pero uno de sus compañeros lo golpea aún costado para que regresará de sus profundos pensamientos — Jaja este bosque me está dando alucinaciones — Se excuso para seguir avanzando.

Llegaron a la fortaleza de la mujer, no parecía ser la gran cosa pero, al avanzar un poco más, trampas se activan y con eso criaturas no antes vistas por esos lares aparecen, típico de una nigromante, traer criaturas monstruosa a la vida, fue una lucha fácil, pero demoró un poco antes de poder avanzar, Gojo decide quedarse atrás y dejo que sus compañeros avanzarán mientras que el se encarga de todo, sin embargo era difícil concentrarse, las malditas mariposas que volaban a su alrededor hacia que miraba en las criaturas a su amante, era difícil luchar contra sus pensamientos, no podía golpearlas y con ello recibió una gran paliza.

El estrés lo iba invadiendo, siempre que intentaba conectar un golpe, se detenía en seco ¿Qué mierdas pasaba? ¿Por qué la miraba en todas partes? Eso no era normal, estaba seguro que había algo en el aire que lo hacía tener esas alucinaciones. Miro como uno de sus compañeros salía del techo de la casa, disparado hacia el cielo, se miraba lastimado, dejo a las criaturas para poder acercarse a él y tomarlo entre sus brazos antes que cayera al suelo.

—¿Qué sucedió? —Interrogo de inmediato, pero este balbuceaba una frase “Mamá, no lo hagas”, ahí corroboró sus sospechas, había una toxina en el aire, pasar mucho tiempo con shinobu lo hizo aprender algunas cosas y estaba casi seguro que se trataba de un receptor mental, donde te muestra sus mayores miedos, por qué aún que no quiera admitirlo, Shinobu es su mayor miedo.

—Tenemos que… — Justo cuando habla, puede ver cómo la tierra se movía, parecía un agujero negro que succionaba todo, incluyendo las criaturas, faltaba uno de sus compañeros, pero no podía arriesgarse entrar y ser tragado por la tierra, la misión había fallado y al menos dos podrán regresar, así que abandonándolo, regreso a la guarida para que atendieran a su compañero que parecía muy afectada.

Después de dejar a su compañero en un lugar seguro, fue a un bar lejano de la ciudad, comenzó a beber como bestia, pidiendo una botellas tras otra, ese día había sentido miedo, impotencia, sabía que lo que miraba no era real y aún así no pudo hacer nada, es débil, había perdido su fuerza gracias a esa mujer.

—Tsk... — Chasquea su lengua con los dientes, estaba entre alegre y ebrio, aún no caía en la situación en la que pasó, fue tan rápido y se siente en esos momento como un completo idiota, su debilidad es una mujer que lo apuñaló, la vida si es que graciosa.

Fue una sensación horrible que recorría el cuerpo de la joven, abandono a su amado en una mansión que dicen estar embrujada, con una herida en la espalda, no era grave ella se encargo que fuera así, no quería matarlo. Ni siquiera se percató cuando llegó a la academia, su cuerpo solamente caminaba mientras que se perdía en sus pensamientos, se detuvo cuando no pudo seguir avanzando, era por qué las puertas estaban cerradas... Empujó suavemente para ingresar al castillo y se dirigió a la habitación y se tumbó a la cama, no siquiera se cambió de ropa, estaba muy cansada, cerro sus ojos y se quedó dormida... En la noche se levantaba sudorosa, jadeante por las pesadillas que recorrian su mente y finalmente terminaba llorando abrazando su piernas, sentía un gran dolor en su pecho.

Los días pasaron con normalidad, el asunto de Gojo no dejaba que afectará su día a día, pasaba algunas horas en el aborarorio y las otra entre algunas clases que tomaba para finalizar cenando con algunos de sus compañeros, nadie parecía notar el gran dolor de la mujer, en especial por que ella no dejaba que fuera así, siempre se ha mantenido fuerte y está vez no sería la excepción.

Después de un par de semanas, sus compañeros organizaron una salida a una discoteca de la ciudad, pero fueron betados por una pequeña pelea que se originó en ese sitio, así que todos optaron por terminar la fiesta en un bar cercano, entraron con tranquilidad y llenaron un par de mesas, la mayoría estaba alcoholizados, pero la chica no lo estaba, sus bebidas eran sin alcohol, se ofreció a cuidar de sus compañeros.

El bar se llenó de alegría cuando un par de jóvenes entran al inmueble, la atención se fue directo a ellos, se miraban felices, por un momento sintió aberración hacia ellos, hasta que miro entrar a su pequeño amor prohibidos ¿Será que estaba alucinando? Es hasta gracioso, la vida le estaba jugando una maldita broma. Con rapides bajo su cabeza para seguir mirando las botellas que estaban tras la barra, desde el espejo podía ver con perfección a su chica, lucía tan hermosa como siempre, sonriendo y hablando con sus amigos, eso lo hizo sentir molesto, presiona con algo de fuerza su vaso, mientras seguía mirándola hasta que comienzan a bolar pedazos de vidrio por toda la barra, sin darse cuenta había quebrado el vaso.

—Ohj, lo siento jeje

Se disculpa con el chico que atiende para después ponerse de pie e ir hacia el baño, necesitaba relajarse, calmar las ansias de ir por ella y alejarla de su grupo de amigos, se sentía celoso de que con ellos les compartía su alegría y él apenas y recibía un par de regaños de su parte, en el pasado le hubiera dado igual, pero la situación se ha puesto muy mala para ambos.

Camino fuera del baño para acercarse a la mesa y sin previo aviso para toma del brazo para jalar suavemente de ella.

—Tenemos que hablar.— Hablo demandante y jalo de ella con firmeza, estaba ebrio, no se percataba de su propia fuerza.

No había notado la presencia del albino, ella se encontraba pasándola bien con sus compañeros, entre risas y bromas, pasaban la noche, incluso en ocasiones sentía los abrazos cariñosos de los más ebrios, nada fuera de lo común, en su estado, era normal.

Hasta que de la nada siente un agarrón más fuerte, eso la puso ponerse alerta, pero cuando miro a Gojo se levantó de la silla de repente para retroceder un poco.

—¿Que haces aquí?

Cuestiona entre asustada y molesta, trata de mover su brazo para que esté le soltara, pero la tenía sostenida firme y le dolía.

—Debes soltarme por qué me lastimas....

Sus preguntas puede que haya sido por sospresa de verlo, pero él lo tomo para mal, le ofendió realmente ¿Por qué estaba ahí? Por culpa de ella, está tratando de olvidar cada recuerdo de su esencia, pero sentía que la tenía bien metida, hasta los huesos.

—¿Me estás jodiendo? — Rápidamente contesta con una pregunta, jalo un poco de ella para alejarla de la mesa — No te soltaré, así que evita que tus amiguitos nos sigan — La última frase era amenazante, ella sabía de lo que es capaz en una situación peligrosa y podría lastimar a sus queridos compañeros si ella no accedía a sus demandas.

—Vamos. — Desliza su mano por el brazos hasta tomar la de la contraria y así salir del bar, había demasiado ruido, no iban a poder hablar como el desea.

Una vez que cruzan, eso arco, rodea la cintura se la joven con el brazo y da un gran salto por los aires, se desplazo hasta el techo de un gran edificio y ahí fue que la soltó y retrocedio un poco, para mirar bien de ella.

Estaba por negarse a todo lo que este exigía, pero escucharlo hablar le hizo sentir escalofríos, miro a sus compañeros levantarse, si no hacía algo al respecto seguro habría una pelea que perderían por la cantidad de alcohol, además que eran chicos de primer año, podrían salir muy mal heridos.

—Esta bien... Chicos vuelvo en unos momentos

Les dice par caminar con este a jalones, esperaba que hablaran en el callejón pero este tenía otro planes, ya estaba en lo más alto de un edificio, sentía el aire frío recorrer su cuerpo, sus piernas temblaron un poco y se cruza de brazos para tener un poco de calor.

—Bien... ¿De que quieres hablar?

Pregunta mirando de este, estaba entre asustada y emocionada, su corazón quería salir de su pecho, no espero verlo tan pronto, en especial en un bar.

Guardo silenció un par de largos segundos, era un completó imbécil, no sabía que decirle, tenía tantas cosas que reclamar pero no salía nada de su boca, solamente la miraba, es tan hermosa como recuerda, quería odiarla pero solamente sentía un gran amor hacia ella.

Muerde su labia por estrés, se acercó para abrazarla fuertemente, atrayendo su delicado cuerpo juvenil a él, extrañaba su calor, su aroma y todo lo que conlleva su existencia, sin querer aceptarlo, necesitaba más de ella que de nadie más en la vida.

—No puedo alejarme de ti— Logro articular, su voz temblaba, sentía un gran nudo en la garganta que le obligaba a hablar mal, pero se mantenía firme. — Te necesito más de lo que creí.—

Culmino de hablar, solamente se mantenía abrazo de ella, para darle de su propio calor, no tenía el valor de mirarla, se sentía avergonzado, cada desición que ella debió tomar fue por culpa de él, la orillo hacer cada cosa por él.