La gran cena de Legacy (Furina, Scaramouche, Navia, Kyoto)

Las sillas, con elegancia dispuestas, aguardaban el encuentro de los comensales. Sobre la larga mesa, un despliegue de cristal reflejaba destellos de promesa gastronómica: vasos que susurraban secretos líquidos, guarniciones danzantes, proteínas variadas con la promesa de deleite, y ensaladas que ofrecían un frescor contrastante. Era una cena de lujo, envuelta en el abrazo frío de la noche en la Academia Legacy.

Rin, como un susurro tardío, se deslizó hacia la sala de qestar donde reinaba una enigmática "señorita Furina". Su llegada, aunque demorada, añadió un matiz de misterio a la atmósfera, como si cada segundo de espera tejiera hilos invisibles que conectaran el tiempo con la expectación.

— Hola, buenas noches. Usted debe ser Furina. Mucho gusto. Soy Rin Tohsaka, la nueva alumna de la Academia Legacy. Llegué acá por medio de un portal mágico mientras batallaba con otros seres.

Entre el destello de cubiertos y risas sutilmente elevadas, los comensales se empezaron a sentar. La maga de rojo, como un cometa en el firmamento de la elegancia, se aproximó con gracia a la anfitriona de la velada.

— ¿Quién es ese misterioso muchacho de ojos azules?

En el tapiz de la cena de lujo, su presencia era una nota de curiosidad que resonaba con delicadeza entre el bullicio y el aroma seductor de la exquisitez culinaria.

Había sido un día bastante pesado en cuanto a organización. Si bien, no era su primera vez realizando una cena, está vez era algo completamente diferente, pues no estaba en Teyvat y las pocas personas a las que conocía habían ido con ella, así que por esa razón, con el fin de poder relacionarse con los demás, había organizado aquella reunión junto con Navia.

Observó a su alrededor, los asientos estaban casi llenos en su totalidad, solo faltaba una persona pero no se veía por ningún lado, así que debido al tiempo, no le quedaba más remedio que dar acomodó su saco en un sutil movimiento, se levantó de la mesa y carraspeó su garganta para poder dar la bienvenida a ese pequeño banquete.

────── ¡Sean todos bienve...─── Sus palabras se congelaron junto con su cerebro y su cuerpo, al notar que un portal extraño había aparecido de la nada junto con una joven un tanto desaliñada, pues no parecía que su viaje en portal fuera placentero. Definitivamente no era algo que haya visto antes, muy diferente de dónde venía. ────── ¡Oh! Ya veo... Por favor toma asiento, Tohsaka. ─── Asintió levemente con la cabeza y con una sonrisa, le señaló con su mano su asiento para que lo tomara. ────── Bien, ahora que estamos todos aquí reunidos, presten atención. ───Tomó una copa vacía y un tenedor para después hacerlos sonar en busca de llamar la atención de los presentes. ────── ¡Sean todos bienvenidos a esta espléndida, majestuosa y deliciosa cena de bienvenida! Yo soy Furina de... ¡Digo! Pueden decirme Furina. ─── Soltó una leve risita nerviosa. Debido a que ya no estaban en Teyvat, los títulos ya no le servían en ese lugar, era mejor hacerlo todo sencillo. Carraspeó nuevamente y volvió a su discurso. ────── ¡Espero disfruten de esta espléndida noche! Por favor, tomen asiento.

Su mirada se dirigió a la joven de hace un momento, pues parecía que estaba preguntándole algo. ────── ¿Ah?, ¿Él? A decir verdad, tampoco lo conozco, creo que casi nadie nos conocemos por aquí. ─── Soltó una risilla.

Me encontraba yendo hacia el lugar de la cena donde me habían citado después de haber pasado un rato con el profesor Jellal. Al haber estado junto a el, pude estar mas tranquilo con el tema de estar en un tipo de mundo paralelo al que era el mio, ya que sus temas de conversación fueron interesantes, asi que llegue al lugar de la cena entrando por una puerta grande, lujosa tanto vistosa al sitio.

Lo primero que pude notar eran dos chicas listas para este momento, a una la conocía por ser prácticamente una celebridad en Teyvat, pero a la otra no. Me acerque a una silla del comedor para estar en ambiente, aunque no decía nada, me mantenía con una expresión seria.

Notaba muchas miradas hacia mi persona, quizás lo mas necesario era decir algo para no ser el chico timido del lugar, cosa que realmente no era, me gustaba ser reservado.

— ¿Ustedes que esperan de esta cena? — Mantuve mi mirada ante las chicas, viendo sus expresiones ante mi pregunta y lo que probablemente puedan decir, tenia pensadas muchas cosas y tenia expectativas de esta cena, era obvio que no solo íbamos a comer por ser de nuevo ingreso, algo distinto iba a ocurrir, pero preferia no decir nada al respecto.

A unos metros de la señorita Furina, se encontraba Navia observando en silencio la escena que se había formado con el paso de los minutos. Este día había sido agotador, puesto que fue de completa organización. Ella junto a Furina prepararon esta cena con la intención de que todos en la academia se conocieran y relacionaran.

Después de la llegada de Tohsaka, todos se sentaron en sus respectivos asientos prestando suma atención a la presentación de Furina, esperando con ansias poder probar cada platillo de aquella majestuosa y lujosa cena.

Sin embargo una voz profunda y algo ronca se hizo presente, llamando la atención de los presentes siendo el causante aquel joven de ojos azules como el profundo océano, quien desde su llegada se había mantenido en silencio con una mirada seria.

Navia, la cual, lo estuvo observando desde que hizo acto de presencia decidió alzar la voz para responder aquella pregunta.
- Espero que en esta cena nos conozcamos y creemos una fuerte relación. Mencionó de manera elegante la ojiceleste, atrayendo la mirada de todos, incluida la del joven misterioso.

El ambiente se vuelve un poco tenso, una aura de frialdad envuelve los cuerpos de todo como sombras que cubren todo cuando una nube tapa el sol. El ambiente agradable se había esfumado como polvo siendo soplado por aire, pasos se escuchaban acercandose a la mesa de aquel hermoso lugar, los pasos se notaban que caminaban a un ritmo suave, relajador y sin apuro.

—Buenas noches, perdonad mi tardanza—la silueta de aquella chica pelinegra se posó delante de la mesa viendo a todos los integrantes trayendo consigo aquella aura y tanto como ese ambiente alegre y positivo se fue regresó otra vez iendose el aura de tensión y escalofríos. La muchacha joven de ojos negros observó a todos tomando asiento al lado de Sacarla

En la penumbra de la cena, el silencio se cierne al apagarse las luces, envolviendo la habitación en una oscuridad densa. Un estruendo se desata, resonando como la caída de algo imponente sobre la mesa, provocando el repiqueteo de platos y cubiertos que danzan en el aire.

Bajo la súbita luz que regresa, la escena se transforma en una pesadilla. La mesa, ahora, se encuentra sumida en una sustancia fangosa, una amalgama de ciempiés, gusanos y criaturas inidentificables. El hedor, como una afilada lanza, se adentra en las fosas nasales, tejiendo un ambiente opresivo.

El horror alcanza su cénit al posar la mirada sobre un bulto que yace sobre la superficie, de forma similar a un cuerpo humano. Un misterio lúgubre que palpita en medio de la masa viscosa, aguardando desentrañar su enigma macabro. Era un cadáver y tenía el uniforme de la academia.

La mayoría de los alumnos se levantó sacándose los gusanos de la ropa. Un grito desgarrador se escuchó en la sala.

Rin se alzó con estrépito de la mesa, apartando con aversión los insectos que se aferraban a su ropa. La visión de gusanos, ciempiés y sanguijuelas le resultaba repugnante, y se esforzaba en despojarse de ellos con gestos de asco.

Sin embargo, lo que llevó a Rin al borde de la demencia fue contemplar aquel bulto informe y embarrado que reposaba sobre la mesa. ¿Era el cadáver de alguien? Un nudo de terror se enroscó en su estómago mientras sus manos se posaban sobre la boca, señalando con horror el grotesco montón. Los estudiantes a su alrededor gritaban presa del miedo.


— ¿Furina, acaso fuiste la autora de esta macabra broma? No tiene ninguna gracia.

Espetó negando con la cabeza repetidas veces mientras se cubría la nariz. El hedor, insufrible, impregnaba el aire, añadiendo una capa más de horror a la escena.

Aquella pequeña reunión parecía estar yendo de maravilla. Todos los presentes en inmersos entre las diferentes conversaciones que se daban y degustando los platillos que tanto trabajo le había costado buscar las recetas, pues todos aquellos platillos los había traído directamente de Fontaine, así que encontrar ingredientes era bastante difícil en ese sitio, solamente se limitó a cambiar algunos por algo que diera un sabor parecido.
De repente todo era oscuridad, solo se escuchaban las voces asustadas de los presentes sin entender que era lo que estaba sucediendo, así que intento calmar las cosas. ────── ¡Tranquilos! Seguramente solo es una falla, ya volverá la luz pronto... Quiero creer. ─── Dijo entre risitas nerviosas, pues estar en la oscuridad no era de sus cosas favoritas, de hecho le aterraba y parecía que aquellas palabras se las decía a sí misma.

Antes de que su cuerpo comenzará a temblar, la luz había regresado y un pequeño suspiro de alivio salió de su boca mientras se daba unas pequeñas palmaditas en su pecho, así reconfortandose un poco. La calma no duró mucho, pues los gritos de los presentes no se hicieron esperar, sin entender que sucedía, miró al mismo punto al que todos estaban viendo; La mesa. Un grito ahogado salió de ella y comenzó a retroceder hasta chocar con la pared, su respiración no era normal y ni siquiera sabía cómo reaccionar ante tal escenario. ¿Que había sucedido? ¿Por qué de repente había un cuerpo en descomposición? Todo estaba siendo tan confuso.

────── ¿A-ah?, ¿¡Que!? ¡No! Yo no tengo nada que ver en esto, no entiendo que sucede aquí, simplemente apareció. ─── Comentó entre risitas nerviosas, pues todas las miradas parecían estarla señalando a ella. ────── ¡De verdad yo no tengo nada que ver, dejen de mirarme así! ¡Ugh! ─── Miró de reojo a aquel cadáver, no parecía ser de utilería o algo por el estilo, era real y apestaba como uno. ────── ¡Calmense! Mañana hablaré con Neuvillete, él nos ayudará a resolver esto, ¿De acuerdo? Pero dejen de verme así... ─── Nuevamente las risas nerviosas no faltaron, pues era lo único que podía aportar en ese momento.

Más gente se iba incluyendo a esta cena, solo era expectante de todas esas palabras que salian de cada uno, se me hacia algo tan aburrido ver esas reacciones, nadie tenía en mente que algo tenia que ocurrir, estaban confundidos por el hecho de asistir a una cena por un aviso a último momento, mi expresión seguía seria pero soltaba una leve risa.

Como si fuese una gran casualidad del destino, en ese momento exacto la luz desapareció, la oscuridad se intensificó y de un momento a otro se hizo más tenue, hubo un golpe hacia la mesa, cuando ya se podía ver, habían gusanos, larbas, muchos tipos de insectos, lo más destacable fue el cadáver vestido con el uniforme de la academia.

Me mantuve serio, sabia que tenia gusanos en mi ropa pero decidí ignorarlos por un segundo tras escuchar el grito, después empece a quitarlos con calma, no me daban ningún tipo de asco ver estas cosas, me había encontrado en situaciones más asquerosas, al final igual me levante viendo a los alrededores y las expresiones de los demas, el terror y la ansiedad se hacia llegar de forma muy fácil, miraba hacia Rin y Furina, ambos se cuestionaban ciertas cosas y yo solo soltaba otra risa leve mientras cerraba los ojos por unos segundos, mi expresión iba con un poco de arrogancia en si.

—Les hace falta tener más cerebro a ustedes dos... ¿Como pueden dudar de sus propios compañeros en esta situación? Acabamos de llegar, es obvio que nadie tiene el poder o la autoridad para planear algo asi, la escuela nos esta advirtiendo algo, ¿No es obvio?—

Mi expresión facial era normal, sentí necesario darles ese pequeño sermón a esos dos aunque me importaran muy poco lo que piensen, solo no quería ver en el primer día algun desastre, me hacia sentir que si los demas se comportaban mal eso podría afectarme a mi aunque lo haga todo bien era mi manera de evitar problemas, ya que quizás mis objetivos en esta academia eran muy distintos al de los demas.

Al paso del tiempo más horrorizados se encontraban los espectadores observando tan grotesca escena sacada de una película de terror, culpando a Furina de ser la causante.

Sin embargo, Navia, sabiendo que ella no sería capaz de algo así, intentaba calmar a los invitados quienes estaban fuera de control. Ella estaba consciente de que alguien había planeado aquel hecho para interrumpir la cena, perjudicando a Furina en el proceso.

Apoyando las palabras del caballero habló con expresión seria:

-Él tiene razón *comentó* Deberíamos en vez de pelear, buscar al culpable de esto *dijo dirigiendo su mirada hacia el cadáver maloliente encima de la mesa, mientras los presentes la veían y escuchaban*

Kyoto suspiró caminando al gran salón de la cena, estaba ya hace varios dias con doleres fuertes de cabeza. Se había estado sintiendo realmente mal. Concentrandonos en el momento, la azabache de ojos oscuros y peligrosos avanzo hacía el comedor llegando en este. Al llegar observó a cada uno de los presentes.

—Buenas—fueron las únicas palabras que salieron de sus labios, se encogió ligeramente de hombros y avanzó hacia su asiento sentándose en este y de reojo miraba a los que estaban a su lado