Prisioneros (Sabito y Kurapika)

Parecía un día bastante tranquilo, aunque el aire azotaba con fuerzas las ramas de los árboles haciendo que chocarán entre sí.. Algo en el ambiente no le gustaba. Después de una larga caminata por las afueras de la academia, regresa sus aposentos a darse un baño y al salir se percata de una sobre blanco que estaba en su escritorio, decía lo siguiente

"Su nueva misión es ir al río que queda
en la parte opuesta de la isla y conseguir
la joya que se encuentra escondida en ese
lugar. Tengan cuidado con algún asgardiano"

No tenía la menor idea de como conseguir la joya, además la misión no era obligatoria, pero en esta ocasión quería experimentar, salir un poco de su zona de confort y descubrir lo desconocido. Esos lugares suelen ser muy peligrosos, varios asgardianos están ahí "protegiendo" el lugar o pasando el rato entre amigos, será una labor muy complicada, pero no imposible.

Se vistió y agarro su arco y la funda con sus flechas, no llevaría nada más porque tampoco iría a la guerra solo a patear los traseros del compañero que estuviera cerca de su zona, no dejaría que nadie más agarrara tal joya. Estaba arriesgando su vida con ir hasta ahí y el tiempo que tardaría en buscarlas. . . Una vez estando lista se teletransporta hasta el lugar cubriéndose entre los matorrales para no ser vista por alguien.

— Ahora necesito concentrarme y buscar esa joya — Dijo para sí misma

Sus ojos se abrieron a la par cuando escucho un sonido en las plantas que estaban atrás de ella. En un movimiento rápido agarro una flecha y estuvo apuntando hacía esa dirección mientras esperaba a que saliera el animal, compañero o enemigo que estaba del otro lado del matorral, a penas este asomara un dedo lanzaría su flecha. Y así fue, la flecha fue lanzada a penas asomo la cabeza el individuo, era uno de sus compañeros. Trato de frenar la flecha, pero era tarde, aunque, por suerte él contrario la pudo esquivar.

— ¡¿Qué haces aquí?! — Se levanto de la posición en la que estaba, el contrario le hizo una señal para que hablara más bajo. Por un momento se le había olvidado en donde se encontraba — ¿Qué haces aquí? Está es mi zona, yo llegué primero. . .Vetee.

Su trabajo consiste en traer a su comprador lo que sea que haya pedido, desde joyas preciosas, animales exóticos y hasta la cabeza de algún enemigo... Ese era el trabajo de un cazador, simplemente alguien debía contratarlo y él acudiría sin rechistar, siempre y cuando sea en lo que se especialice. Siendo alguien que fue dominado por la venganza y llegando al extremo de matar a uno de sus enemigos, entendió que no era lo mejor, descartando totalmente la muerte de alguien por ahora.

–Así que una joya... Y está ubicada en la parte opuesta, entendido.

No dijo más, acudió al lugar con sus manos desnudas y la vestimenta tan elegante que acostumbra llevar en honor a su pueblo.
Es alguien que acostumbra a permanecer oculto gracias a la desactivación de su Nen por medio de In, con esto era casi imposible detectar a alguien siempre y cuando otro usuario de Nen utilice En para detectar a alguien oculto o protegerse.
Sin embargo, esta vez solo quería ocultarse, llegando al lugar designado permaneció siempre alerta y desprotegido, confiaba en estar oculto.

La joya no estaba muy lejos, podía verla gracias a otra habilidad En a lo lejos, Gyo. Pero antes de continuar se detuvo, más adelante tendría que ser más cuidadoso y dejar de correr. Se dejó caer de entre los árboles y cayó en un arbusto, vigiló un buen rato que no hubiera nadie y en un accidente que cometió al intentar moverse, aplastó un rama, quebrandola y haciendo suficiente ruido con el crujido de esta.
La flecha que salió hacia el fue fácil de evitar, pero si no se hubiera dado cuenta tendría una flecha en el pecho.

–¿¡Tu zona!?

No lo comprendió al principio, y su pequeña experiencia en Legacy lo hacía desconocer de todos los integrantes de la academia, confundió a la mujer con un enemigo.

–Ya comprendo... Debo tener más cuidado para la próxima.

Sin decir más, sus cadenas aparecieron enredadas entre sus dedos dispuesto a pelear por la joya que le fue encargada.

Lo único que quería la miko es que aquel sujeto se marchara de ahí y la dejará trabajar tranquila, pero al parecer eso no pasaría. Unas cuantas cadenas comenzaron a aparecer entre los dejos ajenos, no le importaba si tenia que luchar contra uno de su mismo bando para conseguir una simple joya, la misión era individual así que no habría problema. Una leve sonrisa apareció en su rostro parecía más una mueca, pero no lo era.

— Vaya. . .Y yo creyendo que iba a pelear con algún asgardiano por encontrarme aquí en esta zona, pero nunca imagine que sería con alguien de mi mismo bando — Preparó otra flecha, lista para ser lanzada — Es mejor que no te muevas, así no gastaré muchas flechas en ti — Al concluir soltó la flecha que estaba sujetando con las yemas de sus dedos pero fue esquivada otra vez.

Podría parecer una mujer con cuerpo de porcelana y parecer frágil, pero ella aún tenía su fuerza de voluntad, un gran poder del cual podía sacar provecho y así defenderse de los ataques enemigos. Mantuvo su mirada siempre al frente, atenta a cualquier ataque de su ahora "enemigo". Sus flechas tal vez no servirían en ese momento y lo único que le quedaba era hacer uso de sus poderes.

La luz del sol se escondía dejando ver ya el ocaso, la poca luz que quedaba entraba entre los árboles hacía el escenario que ahora se estaba proyectando dándole un toque místico a ambos. El viento se volvía un poco más frío y fuerte, no era algo que le importara de igual forma no se iba a morir por eso, lo que ahora le preocupaba es que mientras ellos estaban ahí otro podría llegar por otro lugar y agarrar la joya o tal vez algo peor.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un sonido de cadenas acercándose a gran velocidad hacía ella, no tuvo mucho tiempo para actuar, sin embargo logro esquivar algunas, otras fueron golpeadas con su arco, el mismo que se rompió en tal acto y unas cuantas rasguñaron su vestimenta con una punta que tenían, no se había fijado en ese pequeño detalle.

Escuchar sus palabras solo lo confundían más, gracias a esta pequeña experiencia se daría a la tarea de conocer a los héroes que componen a la academia. Pero entonces... ¿Si es una aliada por qué habría de atacar? No tenía sentido en lo absoluto pelear por una joya que ambos buscaban, estuvo a nada de abandonar la misión, ya que poco le importaba el dinero.

Lamentablemente sus planes se vieron destruidos por la pelinegra, quién estaba más que decidida en atacar al rubio sin freno alguno. Por otro lado, él sin más evitó sus flechas y contraatacó con sus cadenas de Nen. Debía reconocer la habilidad que tenía su oponente al evadir su arma, pero si no podía dejarla fuera de combate al sujetarla con sus cadenas, sería dejándola sin oportunidad de atacarlo.

– No tenía intensiones de pelear, pero si tanto insistes en considerarme un enemigo... ¡No me contendré!

Alguien que manipula el Nen se daría cuenta del incremento que tuvo en su aura, y aunque no era su máximo gracias a su control de sus emociones, era una buena cantidad. Saltó hacia un lateral para evitar cualquier ataque, como una especie de prevención. A la par, utilizó sus cadenas para destrozar el arco en un lanzamiento recto de estás, partiéndolo y cumpliendo su objetivo para dejarla sin armas. Esperaba que eso bastara para que lo dejara de atacar.

– No me diste alternativa... Es mejor que te retires antes de que esto se ponga peor. Encima pudimos quedar incapacitados los dos, y eso sería una desventaja su algún asgardiano aparece.

Sintió la necesidad de regañarla, o al menos hacerle entender que no debieron combatir, incluso pudieron haber llamado la atención de algo más.

La joven de rojizos cabellos miraba a los muchachos del bando contrario pelear con cierta confusión, no escuchó la charla que hubo entre ellos pero no le veía sentido alguno a que se ataquen así si son compañeros. ¿No eran ese dúo pertenecientes a Legacy, los héroes del mañana? En Asgard era común traicionarse entre camaradas, todos tenían una naturaleza explosiva, no confiaban ni en su propia sombra... De hecho, ¿Kikyo en lugar de buscar apaciguar el asunto, apoyó la idea de que peleen? Recordaba a su tan adorada amiga mucho más sensata y pacífica en el pasado o puede que de hecho sólo entre ellas haya algo de armonía y por ello en su mente la tenía como un ser lleno de amor y paciencia. Quizá la haya idealizado un poco.

 No había razón para continuar oculta entre las sombras y sin dudarlo dió el primer paso en dirección a ellos, cruzando sus brazos sobre su propio pecho en lo que se acercaba. No tenía pensado tocar su arma aún, no con la sacerdotisa allí, incluso si se suponía que debía hacerles daño y llevarlos de regreso con ella, se negaba a dañar a un amigo.

— ¿Puedo saber qué ha pasado? Si es que no les molesta contarme. —

Habló con un tono alto, por si ellos no se percataba aún de su existencia por el sólo hecho de seguir con su juego de niños. Debía estar a una distancia no mayor de dos metros del resto, no obstante su mirada se posó en la chica azabache, como si no estuviera interesada en prestarle mucha más atención al rubio de las cadenas. No lo hacía por algún motivo cruel, pero para ella era natural poner a sus conocidos o a las mujeres como lo primordial.
No esperó por la respuesta de nadie y continuó hablando, pero en ésta ocasión se hacía evidente que sus palabras iban dirigidas a una sola persona.

— ¿Desde cuándo peleas con quienes se suponen son tus compañeros? Cualquiera estaría aprovechando este descuido para reducirlos a la nada misma. —