La Amnesia de Jirō. ¿Nuevos y viejos amigos?.

No sabía cómo, simplemente había despertado recostada en medio de un bosque, sola y, desafortunadamente, sin ningún recuerdo de su vida por completo.

Algo era claro, la joven se despertó a partir de que alguien en sus miles de recuerdos borrados había gritado su nombre; “¡????????????????, ????????????????????????????????????!” fue lo único que alcanzó a oír antes de abrir sus ojos con sorpresa y levantarse césped al lado de un árbol, con una amnesia completa. Al menos pudo suponer cuál podría ser su nombre, era lindo. Fuera de ello, su mente estaba en blanco, no había en quién pensar, no había en qué pensar. “¿Dónde estoy? ¿Que hago aquí? ¿Por qué estoy aquí?” se preguntaba con frustración, llevando sus manos a su cabeza para tratar de recordar algo, pero simplemente ningún rostro, escena, ni voz llegaban a su mente. Era desesperante no saber ni quién eres.

Las lágrimas no tardaron en aparecer, cristalizando sus ojos hasta desbordarse y caer por sus mejillas, no sabiendo más que hacer qué sollozar sin reparos con la cabeza baja, tratando de pensar por qué simplemente no tenía ninguna memoria, y porqué estaba sola.

—(Entonces...Realmente no tengo a nadie en el mundo...Si lo tuviera, ¿Me estarían buscando ahora mismo?...Pero, ¿Quiénes?...)—

Se preguntaba con remordimiento, imaginándose que, probablemente había al menos una sola persona en el mundo que estaba preocupada por ella, que la buscaba en cada rincón de cada lugar abandonado, que quería volver a reencontrarse con ella. Teniendo eso en mente, su corazón parecía calmarse un poco, así cómo los lagrimales que caían al suelo, los cuáles limpió con sus manos para dejar de autocompadecerse ahí mismo. Pasando a las más altas prioridades, levantó su mirada y la dirigió hacía su alrededor, no viendo más que árboles rodeándola. Algo temblorosa y abrazándose a sí misma, se habría erguido para tratar de crear una dirección y encontrarse con alguna clase de ayuda que la pudiese guiar, pues se sentía perdida en un basto bosque olvidado por Dios, así cómo ella. Lo próximo que pensó, eran sus ropas, más que nada, sus bolsillos, así llevando sus manos apresuradamente a ellos, sintiendo lo que parecía un papel doblado en el derecho. Tomándolo, rápidamente lo desdobló, así observando unas palabras escritas con tinta azul.

—"Jirō Kyouka. Sobrevive en Legacy."—

Leyó en voz alta, sólo logrando confundirla más arrugando ese papel en su puño y dándole un fuerte dolor de cabeza, que pronto le causó una expresión adolorida, llevando una mano a su cien, sintiendo algo más bajo su oído. Lo que sea que fueran, parecían un par de...¿Cables para auriculares? Apegados a su oído, que podía mover a voluntad. Lo recordaba, esa era su habilidad especial, y ahora mismo era malditamente útil. Finalmente, esbozó una alegre sonrisa, agachándose nuevamente para plantar sus dos cables en el suelo, cerrando sus ojos para concentrarse.

Todo lo que escuchaba eran sonidos naturales, pasos de animales, ruidos de aves, gente caminando...¿Gente caminando? Tan pronto cómo lo procesó, abrió sus ojos con sorpresa y dirigió su mirada hacia la derecha, de dónde provenían los sonidos de bastantes personas caminando con normalidad, así encontrando civilización. Desconectandose del suelo, volvió a levantarse para comenzar a caminar en duda hacia aquella dirección, pronto pareciendo tener prisa, y, después de unos segundos, corriendo tan rápido cómo su cuerpo le permitía, saltando algunos troncos y raíces, en el camino casi tropezando pero logrando seguir de pie, siguiendo así por unos cuántos minutos hasta ver una gran luz.

Tan pronto cómo atravesó tal bosque, sus zapatos tocaron un suelo distinto, así viendo una enorme edificación frente a ella. Se trataba de lo que parecía ser una institución. La conocía, ¿no? Se trataba de la famosa Academia Legacy, y también de la palabra clave en ese papel escrito por alguien que se encontraba justo en su mano, mal conservado, pero ahí estaba. Si constaba de algo que le dió identidad en su despertar, debía ser una pieza clave para recuperar sus recuerdos, un lugar para poder ser ayudada al menos, pero sentía que era familiar. Así comenzó, empezó a caminar hacia el Instituto, decidida de poder encontrar respuestas a sus miles de preguntas y si era necesario, empezar su vida de 0.