Nuevos conocidos y Viejos extraños (AU Paper con Ayana y Paola+Libre)

Realmente no sabía que era lo que le atraía de ese restaurante, pues nunca había estado en Yokohama, de hecho, era su primera vez en Japón, pues siempre había sido un chico sedentario, aún así, escuchó que una amiga suya de la infancia vivía en esos lugares, y tras quedarse sin hogar y templo, quizá visitar una cara nueva le ayudaría a mejorar su estado de ánimo, así como aclarar sus ideas.

—Bien, sólo pediré algo rápido para recuperar maná y continuaré buscándola...—

Se repitió a si mismo el chico de ojos violáceos y cabello negro mientras entraba al establecimiento. Tan sólo poner un pie dentro, un olor familiar entró a su sistema, haciéndolo voltear hacia su ligar de procedencia, el cual era una bandeja de metal, siendo llevada por una chica de larga cabellera rosa hacia una mesa cercana a la ventana que daba a la calle; aquella sensación era inolvidable, sobre todo porque él había experimentado la evolución del olor y sabor de aquel platillo incontables veces en su juventud.

—No puede ser...—

Ese cabello rosa también le resultó familiar, pero no podía estar seguro hasta verle el rostro, sin embargo, su cuerpo lo traicionó, puesto que había avanzado hasta estar a dos metros de la chica, susurrando un nombre especial para él.

—... ¿Ayana..?—

Su rostro, lleno de esperanza, la miraba expectante mientras la chica se volteaba.

─Aquí tiene su platillo

Con una cálida sonrisa, aquella chica deja los platillos en la mesa para luego decir a los comensales que disfrutaran su comida y alejarse para seguir con su trabajo, pero apenas al dar la vuelta y dar unos pasos al frente, pudo notar una presencia, era un chico de cabello azabache y ojos violáceos, aquella mirada le resultaba ciertamente familiar, empezó a olfatear y sin duda era alguien que conocía, pero el hecho de que susurrara su nombre, confirmaba sus sospechas.

─Sí, soy yo, ¿En qué puedo servirte, Paper?

Con toda la naturalidad y serenidad del mundo, aquella chica se acercó al joven azabache con tal de tenerlo cara a cara.

─Veo que tienes hambre, ¿o me equivoco? Te daré una mesa y me reuniré contigo en unos minutos.

Sonríe suavemente mientras se aparte del joven y toma unos menús, se gira levemente, indicando que la siga y se encamina hacia una mesa para dos personas, era claro que quería estar a solas con aquel chico de ojos violáceos, después de todo, había pasado años desde la última vez que lo vio.

─Por favor, tome asiento y enseguida me reuniré contigo.

Extendió su mano hacia la mesa, esperando que Paper tomara asiento.

—Ah...— lo había olvidado, ella era una experta en mantener las apariencias, por lo que no le sorprendió el hecho de que le hablase como al resto de clientes —Es cierto...—

Sonrió tranquilamente, mientras la sigue hacia su mesa, sin poder dejar de observar los cambios físicos de su amiga de la infancia: Su cabello era más largo, pues de jóven tenía el cabello por encima de los hombros, aunque mantenía su hermoso color rosado; sus figura era más femenina, y aunque aún era más bajita que él, se notaba su crecimiento.
Simplemente asintió una vez tomó asiento y recibió su menú, observándola ir a con sus otros clientes.

«Heh... ¿siempre ha sido tan... Cautivadora?»

Sonrió con cierta confusión, pues desde el momento en que sus miradas se cruzaron, su corazón dio un salto.

«Enserio, apenas nos reencontramos y ya me estás afectando... ¿qué clase de brujería me has hecho, Shade?»

Tras terminar su turno de servicio, aquella pelirrosa finalmente se reúne con su amigo de la infancia, había cambiado mucho desde la última vez que lo vio, evidentemente era más alto, su cabello era más desastroso a como lo recordaba y sus ojos le eran más lindos.
A decir verdad, le parecía un tanto más misterioso, llegando a lo llamativo, ¿Qué tanto a cambiado desde aquella ultima vez?

─Lamento la tardanza, ¿Quieres algo de comer? ¿una taza de café?

Le preguntó mientras mostraba una cálida sonrisa, realmente parecía estar feliz de volverlo a ver, pero se controlaba lo suficiente para evitar ser escandalosa.
sujeto la mano ajena con suma suavidad mientras la acariciaba levemente.

─Sí que has cambiado mucho…debo admitir que me costó un poco reconocerte jeje

Empezaba a reír levemente tras confesarlo.

─Dime…¿Qué te trae por aquí?¿Acaso has venido a verme?

Se acercó un poco con tal de mirar más de cerca al azabache, quería saber las razones por la cual él había llegado a la ciudad y más exactos, a su restaurante.