El ataque del vampiro (Shinoa, Lacus, libre)

En la sala de comunicaciones, un pequeño pitido hizo que el profesor Jellal alzara la ceja. Con los brazos cruzados, y con los siervos de la Academia mostrándole mapas con un punto rojo acercándose a lo que era la parte norte sabía que un enemigo se acercaba a toda prisa. — Maldición, justo hoy iba a llegar un nuevo alumno — saca su celular y llama a Shinoa, una de las nuevas personas de Legacy.

— Señorita Shinoa, tengo información de que viene un nuevo alumno hoy. A la playa sur. No podré atenderlo porque fuentes me indican que viene un enemigo desde el norte, — se rascó la mejilla para apoyarse sobre el mueble. Tenía la mirada fija en la pantalla.

— Shinoa, reúnas-... nue-... — y la voz de Jellal fue cortada por la estática, alguien estaba interfiriendo con la señal. Solo se escuchaba el típico chirrido de una tele sin cable. La pelimorada debía juntarse con ese nuevo alumno mientras el mago atendía a un enemigo al norte de Rokkenjima.

El joven Fernandes se preguntó cómo le iría a Shinoa. Solo esperaba que ese sujeto no se apareciera.

—Esas armas malditas son un gran problema...

Inadvertido de que alguno de sus soldados o su propio ser estaba siendo rastreado, el líder de Ossor había hecho una invasión silenciosa en territorio enemigo, por cerca del atardecer.

Por medio de sus fuentes, la información de que uno de los más recientes nombres registrados en el cuerpo docente de Legacy era el de una exmiembro de la unidad exterminadora de vampiros había llegado hacia Lacus, y este no perdería tiempo en tomar medidas para detener semejante osadía. La prohibición de las armas malditas en Japón ya había sido firmada por su dictadura; entretanto quisiera prohibirlas en todo el planeta mas su autoridad no pasaba de las fronteras del país asiático. Asimismo, eso no detuvo al orgulloso vampiro de trasladarse hacia tierras internacionales para perseguir sus propósitos.

Su objetivo era llegar a los alrededores de Legacy y verificar si la desdichosa humana, llamada Shinoa Hiragi, seguía teniendo pose de su arma maldita; y en caso de respuesta afirmativa, la destruiría.

Estaba acompañado de varios soldados de la armada militar japonesa, a quienes hiciera subalternos suyos convirtiéndolos en vampiros. Su estrategia militar llevó a los soldados a deshacerse en equipos y distrubuirse en las zonas cercanas a Legacy, incluyendo la playa, como forma de impedir cualquier escape u ocultación del blanco en caso de que no se hallara en la academia.