El amargo sabor de la soledad

-solo... Como siempre solo, aunque la soledad no es del todo mala para Adán era un dolor un poco grande, no por el hecho de no haber nadie con el, solo... No quiere recordar, no quiere recordar su pasado y todo lo que tuvo que pasar para estar donde está en este momento, para el es la maldición más grande que a tenido en su vida

Je... Al menos te te go a ti...

-Decía esas palabras lentamente mientras observaba el río, a lo que se refería era a la vida misma, era lo único que lo hacía sentir bien... Después de todo el y la vida son amigos cercanos. Adán se acerca hacia el río, acerca sus pies descalzos a la orilla para sentir el agua en sus pies... Sus penas se iban olvidando poco a poco... Hasta que un pequeño pajarito se acercó a este y se colocó en la mano de Adán en cual la extendió para que la pequeña ave se acomodará

Hola amiguito... ¿Que haces aquí tan solo?

-sonreía mientras que miraba al pequeño pajarito... Pasaron segundo... Minutos... Y el pajarito no le respondía, la sonrisa de Adán paso de ser una sería y fría expresión

Cierto... Ustedes no pueden hablar, que lástima

-agita su mano para que el pequeño pájaro se fuera volando de ese lugar, Adán se recostó en el frío y húmedo suelo lleno de plantas mojadas y pequeños insectos

Este sitio es hermoso, pero sin ti no vale la pena

-cierra sus ojos lentamente, solo quería descansar un poco, aunque no tiene intenciones de dormir, tampoco quiere socializar con nadie en estos momentos, no se siente de ánimos para hablar con nadie que no sea el mismo

Ahora... ¿Que me deparará el destino?