Mi verdadera identidad.

La joven Yokai caminaba por aquella mansión abandonada, buscando consuelo en la soledad. Sus recuerdos habían vuelto con intensidad, era su culpa el haber se descuidado. Ella sabia que la soledad que la estaba atrapando le provocaría esto pero jamas creyó que seria tan pronto, su mente caía en largos lapsos de inconsciencia arrastrando a cualquier ser vivo dentro de su mente inestable. Haciendo los vivir lo que ella vivió mucho antes de poseer poderes o siquiera recuerdos. Dejando la atrapada cierta cantidad de tiempo dentro de sus propios recuerdos, dejando su cuerpo inconsciente en el mundo real y atrapando a su alma al mundo de los recuerdos de su pasado.

Los fantasmas del lugar la llamaban por sus nombres, aquellos que había enterrado hace tantos siglos. Sus nombres le dolían la arrastraban al tiempo en el que era tan solo una niña. Una niña en el año 552 en el tiempo de los shinobi, en el periodo Asuka, su nombre era Yukiko hija de la nieve en japones, debido a que había nacido bajo una inesperada tormenta de nieve en un pueblo ya olvidado con el tiempo.  

Era una niña de bellas y delicadas facciones, su piel era tan blanca como la nieve misma y su cabello era de un color negro azabache, sus ojos eran de un azul tan claro que opacaba al azul del cielo. Mas de un hombre trato de comprarla y volverla su concubina pero siempre era la misma respuesta "No" Todos los aldeanos creían que aquella niña era una bendición y no se la entregarían a cualquier hombre, así fuese un jefe feudal o incluso un rey.  La criaron y enseñaron a ser una perfecta dama como también le endeñaron a defenderse, volviéndose una maestra en el arte de la música, controlando el Koto y la flauta como si fuese otra de sus extremidades. Ante la gente ella era feliz, ella era una niña honesta y alegre para todos los que la conocían y para los que no. Pero aun así al tocar aquel instrumento sus canciones reflejaban dolor, angustia, agonía. Era un alma triste dentro de un cuerpo joven.



La gente la veía como un trofeo, como un dios, mas no como una niña necesitada de amor y comprensión, que deseaba jugar libremente y ensuciarse, mas no ser una dama hecha y derecha lista para el matrimonio. Le habían arrebatado su niñes como un árbol al que se le caen las hojas, solo que a ella no le regresarían los años para volver a ser niña otra vez. Solo con 6 Años conocía los secretos necesarios para mantener un hogar y aun marido.

Siempre sonriendo y aun así sintiendo que mueres lentamente, siendo forzada a ser perfecta cuando la perfección solo le daba vació y tristeza. Siempre observando la sinceridad de las sonrisas de los niños, y volviendo las sonrisas de nostalgia en bendiciones, ganándose en titulo de la princesa de las nieves, de la princesa Miyuki y aun así teniendo todo lo material, le faltaba todo lo sentimental. Nadie conocía o quería conocerla como era ella misma Yukiko la niña nacida bajo una tormenta de nieve, que jamas llego a llorar por cuenta propia. Aquella que como muchas otras niñas eran llamadas "Las princesas santas"

El mundo siempre a estado vació por que aquellos que lo rodean solo lo valoran por lo que les pueden dar mas no por lo que puede sentir o soñar. La aman por su cuerpo no por su voluntad, por sus deseos de amar y por sus ganas de vivir.

En un instante había sido arrastrada de sus recuerdos a los de otra persona, veía como si ella fuese ese niño. Todo lo que vivió sintió pena por aquel muchacho, ella estaba hay al lado de el viendo como por culpa de su debilidad, aquel muchacho de cabellos verdes tendría que revivir su pasado y el de ella. Simplemente se quedo callada escuchándolo hablarle a su "yo" del pasado. Apenas llegamos al autobus el pequeño callo al suelo y el mismo se dijo aquellas palabras que para ella también tenían significado

"Levanta te por que nadie lo hará por ti. Nadie hace nada por un chico inútil."

El recuerdo se corto hay, ambos salieron de vuelta a la mansión, devuelta a la realidad. Los jadeos de ella se oyeron sus ojos estaban cristalizados y aguados como un manantial. No quería quedarse sola no sabia cuando pararían los recuerdos cuando dejarían de arrastrar a todo aquel ser viviente dentro de sus peores recuerdos, pero le dijo de manera sincera y adolorida.- Por favor huye antes de que caigas de nuevo... Déjame aquí hasta que esto acabe si no vivirás tu pasado hasta sabrás tu dios cuando... Dejame sufrir en soledad... Aprovecha el poco tiempo que queda, antes de la siguiente oleada de memorias

Las lagrimas caían de los ojos de la muchacha como si de cascadas se tratasen, sus ojos azules estaban opacos y apagados, sus ojos estaban ligeramente enrojecidos, trato de sonreír pero salio como una mueca estaba débil y cansada pero sabia que aun faltaba mucho para acabar. Vi su mano extendida hacia mi su sonrisa nunca faltaba recordaba cuando conoció a ese niño era nuevo en la academia y me toco ser su sempai. Sonreí inconscientemente antes de tomar su mano. -Gracias... Lamento que tengas que quedarte, aprovecha y vete... Realmente no deseo que sufras por mi culpa pequeño aprendiz... -Comente mientras sonreí aun con lagrimas cayendo de sus ojos, tal vez su antiguo aprendiz pudiera enseñarle a superar su doloroso pasado.

Sentí mis entrañas removerse, otro bortex nos arrastro a los confines de mi mente. Un hombre de no mas de 35 años observaba el cuerpo desnudo de la asustada y llorosa niña de melena negra. Revisaba su cuerpo buscando alguna imperfección. En esos momentos la niña grita al sentir como un objeto caliente se pegaba a su omóplato derecho. El dolor que sentía su cuerpo era el mas grande de todos, la estaba marcando como su propiedad, casi como si fuese un animal. Izuku y Mizore sintieron aquel desgarrador dolor en carne propia. La niña lloraba mientras su piel ardía, luego como si nada aquel hombre le lanzo sake, bajándola de pies a cabeza con el. -Ahora me perteneces pequeña princesa de las nieves, ahora tu seras la mujer que satisfaga mis necesidades- Comento el hombre antes de besar los labios de la niña de manera babosa y descontrolada. La niña le mordió la boca y lengua con fuerza quería arrancarle la lengua con los dientes deseaba hacerlo, pero un shinobi estampo su mano en la marca que le habían hecho reciente, haciendo la gritar de dolor. Dolía como los mil demonios. Así pasaron una hora quemando y torturando la por haber "agredido" al líder de aquella banda de maleantes. Nadie se preocupo en intentar salvarla o callar su dolor con palabras de aliento, se estaba rompiendo como el hielo en primavera. Y nadie se escaparía de su dolor.

Estaba muy sorprendida la reacción y acción del pequeño Izuku le dejo sorprendida un niño tan pequeño y con tanta valentía observo toda aquella escena sintiendo orgullo ese pequeño que hacia meses había entrado a Legacy y había pasado por su tutela,  era una persona admirable. Que te podía llenar de orgullo. El se había levantado mientras yo me hundí en la oscuridad.

El recuerdo de Izuku quedo hay dejando con suspenso a mi alma y mente, ¿que paso después? por desgracias para ella su recuerdo se abrió como una historia que no debe ser contada. Una niña arrodillada frente a un hombre. La mirada cansada y adolorida de ella, el sadismo y la lujuria vista en los ojos de aquel. El cuerpo joven y virgen de ella a la vista de todos, en su espalda la única imperfección era aquella marca tan parecida a la del ganado con siglas japones de un nombre olvidado.  

Lo siguiente que paso fueron los minutos mas largos de la vida de aquella niña, el hombre se apodero de su frágil cuerpo, lambió, mordió, halo y toco cada parte de su joven cuerpo. Las lagrimas y los gritos querían salir, pero tanto era el orgullo que no lo hizo solo miraba con desprecio a aquel ser. Las manos de ella estaban amarradas con una soga de cuero, si alguna vez tuvo padres lo maldecía, a sus futuros hijo igual, todos que todos me pudrieran en lo mas profundo del infierno, que sufran tanto como yo.

Aquel ser despreciable termino con su cuerpo, dejando un gran dolor en su vientre y en su corazón, por un momento deseo que todo hubiese sido un sueño, una maldita pesadilla. Los ojos de aquella niña perdían la vida, aquel brillo tan característico de la pureza. Si alguien me hubiera salvado... No me habría adentrado y refugiado en la oscuridad...

La niña descansaba aun lado de su "señor esposo" con una daga escondida abajo de su almohada, una sonrisa sádica y demoníaca se pinto en los pequeños labios de aquella niña. Ambos estaban desnudos así que solo comenzó a lamer la zona del pecho de su señor dejando que el sabor de la piel de aquel ser repugnante entrara en sus papilas gustativas. Las caricias de aquel desagradable señor no tardaron en llegar... Lastima esa niña era lo ultimo que vería con vida....