café, libros y soledad [Libre]

Los días seguían siendo bastante lentos, no asistía a ninguna clase a estas alturas debido a que su sabiduría era basta y no pasaban información relevante o que el chico ya no supiera, sin dudas prefería permanecer en la biblioteca investigando sobre las cosas que le intrigaban, últimamente, leyendas sobre antiguos cultos.

Al igual que la noche anterior solo había dormido un par de horas debido a que se concentraba mucho en los libros que leía.
Al despertar ese día cerró cada libro que tenía sobre su escritorio junto con el cuaderno en donde anotaba cada pequeño dato oculto que buscaba en esos antiguos y malgastados libros. Libros que en su mayoría la gente no tomaría en cuenta ya que estaban llenas de acertijos, escrituras extrañas, idiomas desconocidos, aclaraciones horribles y temas que dejarían a los más sensibles con una especie de trauma ademas de que los libros transmitían cierto aire de intranquilidad debido a sus antiguos secretos que se ocultaban de la vista de lectores casuales o gente desinteresada.
Luego de amontonar todos los libros los tomó y salió de su habitación en dirección a la biblioteca para entregarlos y traer un nuevo grupo que le ayudara con su investigación.
Poca fue su sorpresa al notar que nuevamente la bibliotecaria no se encontraba ahí y su constante solicitud para ser asistente no había sido escuchada.

Acomodó los libros en sus correspondientes estanterías y comenzó a buscar uno que necesitaba con urgencia.
Este libro no se encontraba en su correspondiente estantería y presumiblemente alguien se lo habría llevado. Pero ¿Quien? ¿Quien se llevaría un libro como ese que escapa del entendimiento común de la gente ? ¿Quien se llevaría un libro de presencia tan macabra cuyas letras solo podrían ser leídas por un demonio de avanzado conocimiento?.

Ya rendido en su búsqueda finalmente se puso a buscar el resto de libros que necesitaba cuando notó la presencia de alguien ajeno, inmediatamente dirigió su mirada hacia esta persona para intentar reconocerla pero antes de fijarse en ella vio el libro sobre la mesa, sin duda era el libro que buscaba anteriormente. Algo alegre por haberlo encontrado decidió acercarse a la persona que al parecer era una chica en busca de pedirle cordialmente el libro.

A paso calmado se acercó cuando por un pequeño incidente algo de café cayó sobre una de las hojas del preciado libro provocando un cambio en el rostro del chico.

¿¡QUE!? No...no, no, no, no!

Se acercó a paso acelerado hacia aquella persona algo enojado pero a la vez preocupado.
Disculpa....esto.... ese libro es muy antiguo y creo que...has arruinado una de sus hojas, era muy importante para una investigación que estoy haciendo...ademas creo que ese libro estaría fuera de su entendimiento señorita, es solo para demonios de sabiduría avanzada y usted no parece ni un demonio ni alguien de avanzada edad, mi...mi nombre es Logan...es un gusto encontrar a alguien con el gusto por la literatura antigua...pero...me temo que me siento frustrado y algo ofuscado

En el lazo del tiempo, ella trataba de limpiar cada ves mas las manchas dejadas, aunque era un intento bastante torpe a decir verdad. Ella intentaba limpiarlo con una sola servilleta mientras que ponía su libro a parte de la mesa para que se sacara, hasta que al ver a sus espaldas, alguien ya se había metido en el problema. No pudo evitar hacer un sonido de sorpresa o mas bien, de susto, pues ella creía haber estado sola en la biblioteca todo este tiempo. No pudo analizar, el tiempo y la presión no le concordaba, solo se concentraba en mantener limpio todo a su alrededor, hasta escuchar la odiosa oración final que le hizo detener el movimiento total que estaba realizando. Se levantó alzando una ceja y lo penetró con la mirada.
Miró al chico de arriba abajo, su aspecto era limpio y elegante, intelectual, pero por sus oraciones parecía arrogante y odioso, que asco. -¿Me vas a ayudar, o solo vas a estorbar?- dijo tirando la única toalla a la mano a la basura, pues ya de la humedad comenzaba a gotear incontroladamente. Tomó el libro con ambas manos y lo extendió esperando un milagro para que se secara. Claramente no iba a quedar impecable, pero al menos iba a secarse y no se dañaría por completo. Una ves que ella había terminado de medio limpiar el lugar, coloco su postura frente al chico para mantener un enfrentamiento visual.
-Ese libro lo llevo estudiando desde hace días, y creo que he avanzado mas de lo que otra persona haya podido- Movió su cabello a la parte de atrás en un aspecto vanidoso y nada modesto, de hecho, para echarle en cara su inteligencia, pues, era parte de su personalidad. -¿Tu quién te crees para hablarme de esa manera?- En ves de reclamos parecía un interrogatorio por tantas preguntas, pero si se encontraba en una situación molesta y algo incomoda. No estaba acostumbrada al contacto personal, ella solo esperaba que se marchara lo mas rápido posible, por lo que rendida le entregó el libro. –si esto es lo que buscas, ten, puedo estudiar otras cosas- se volvió a sentar y cogió otro libro para evitar los problemas.
Su actitud anti social no le permitían conversaciones tan extensas por mas de un tiempo definido, por lo que mejor entraba en el éxtasis de la lectura, sus únicas y mas preciadas aventuras.

Luego de un leve suspiro y ya con el libro entre sus manos lo alojó sobre la mesa junto a aquella chica de personalidad algo vanidosa.

Perdóneme señorita, no fue mi intención ofenderle, si le parecí arrogante le pido mil disculpas,
me dejé llevar por la sorpresa de ver un libro tan importante siendo arruinado, sin duda mi actuar no fue el correcto, yo arreglaré este problema y repito....le pido mil disculpas, espero poder compensarle.

Al terminar de pronunciar sus palabras abrió el libro en las paginas dañadas, levanto un poco la manga de su chaqueta y apuntó la palma de su mano hacia el libro, sus ojos rojos se encendieron en un rojo más profundo y algo brillante pero de un brillante oscuro y siniestro, una leve corriente de aire recorrió la biblioteca lo que era bastante extraño considerando que todas las ventanas y la puerta estaban totalmente cerradas. Desde el suelo bajo los pies del chico apareció una especie de sello brillante y este pronunció en una voz lenta y calmada.

Ph´nglui mglw' nafh Buch R´lyeh wgah' nagl fhtagn

Estas palabras fueron pronunciadas con un acento extraño y de complejidad bastante alta de comprender, su tono de voz se oía más grave a medida que repetía las palabras y el libro se levantó en el aire sin tocarlo acercándose a la mano del chico sin tocarlo con un extraño brillo apagado, al pasar unos segundos una fuerte corriente de viento azotó el lugar y pareciera que esa corriente se metiera en el libro el cual con bastante fuerza se azotó contra la mesa cerrándose por completo. Luego de esto la energía del chico estaba notablemente disminuida, como si sus piernas hayan dejado de funcionar se dejó caer al piso respirando acelerado con su pecho agitado y una extraña marca en su mano como una quemadura que desapareció a los pocos segundos, un fuerte suspiró resonó.

Bien...señorita....el....el libro está bien ahora...pu..ede....puede terminar de leerlo y luego....luego volveré por el....cuídelo por favor

Las palabras se oían entrecortadas de cansancio y falta de aire, un leve movimiento de muñeca provocó que el libro se abriera a pesar de estar alejado de el y en el piso, las paginas estaban como nuevas al igual que la portada y sus protecciones de cuero negro, era como si el libro estuviera completamente nuevo a cambio de toda la energía que había gastado el chico.

Es..espero que con esto pague mi...mi falta...de respeto señorita...perd..one....mi ofensa...

Finalmente luego de esas ultimas palabras los ojos del chico se cerraron durante casi un minuto en donde su respiración estaba tan calmada que pareciera que no lo estuviera haciendo, pasado ese tiempo abrió los ojos y se sentó en el piso algo atontado.

Su mente estaba completamente cerrada y sus grandes ojos celestes lo hacían notar; estaba claramente ofendida ante la actitud del joven. Sentía como si la hubiesen descartado de un puesto del trabajo solo por ser mujer, o algo estúpido por el estilo, o como si por ser del otro sexo, la definieran como débil. Oh, si le frustraba eso, de hecho, le desesperaba, aunque no fuera la gran cosa, ella sabía que era más inteligente que cualquier ser en esa escuela, o al menos, era la que más se esforzaba por ser perfectible.

Una ves sentada nuevamente, escuchó esa voz que ya mucho le había irritado, pidiendo una disculpa, a lo que ella solo hizo un gesto indiferente. Hasta cierto punto, no había necesidad de disculparse, ciertamente, ella solo lo estaba interrogando; ¿ofendida?, si, lo estaba, pero su actitud le hacia comportarse así, por lo que para ella era normal contestar de esa forma. No tenia idea de que le debía de contestar, o si lo debía ignorar, pues, el trataba de ser… ¿amable? O algo por el estilo.

No le había dado tiempo de nada cuando escucho una clase de conjuro que provenía del chico usando de herramienta el libro; al principio se le tonificaba raro, pero al recordar bien el conjuro y sus funciones ella solo reacciono de manera sorprendida. - ¡ ¿Acaso estas demente?!- se aproximó a el joven junto con el libro buscando la manera de revertir o buscar una solución rápida para el pánico que estaba pasando en la  circunstancia. De un momento  a otro, el viento rozo su desnudo cuello a lo que se estremeció tirando el libro, pero en lo que ella iba a recogerlo, el chico ya estaba sentado, como si nada hubiera pasado. No pudo evitar poner una cara de completa confusión ante la situación y acercarse a ver que rayos había sucedido.
- ¿Por qué hiciste eso en este preciso momento?, ¡Dios!- le regañó mientras tiraba el libro en la mesa. Suspiró y mantuvo sus ojos cerrados meditando la paz aunque era bastante complicado, se había llevado un gran susto. –Debes tener muchísimo mas cuidado, no pareces un imbécil, así que creo que puedo confiar en que lo tendrás-
Ya parecía anciana, pero era irrelevante. Ella procuraba no hacer muchos hechizos o tan siquiera sacar sus libros en publico o frente a alguien, a pesar de ser un demonio, ella tiene sus limites, y no cae tan bajo , o por lo menos, caer en lo que el cabellos plata habia caido.

Debia de superar eso lo antes posible, por lo que mejor fue a tomar asiento a su silla y a abrir el libro para procurar entender un poco mas el conjuro que el estaba haciendo, porque estaba confundida, exaltada y algo impresionada, nunca habia tenido en cuenta esas acciones en clase o fuera de.

El chico se levantó algo sorprendido por la confusión y exasperación que demostraba la chica que acababa de conocer sin duda se mostraba ofendida, exaltada y algo ofuscada pero el no entendía por que se presentaba esa actitud en ella, sin duda era demasiada preocupación para un hechizo que era de bajo nivel para el, en demonios de nivel bajo era un hechizo bastante costoso pero para los eones que habían vivido esos ojos carmesí ese hechizo no eran más que un juego de niños el cual lo había dejado exhausto  no por que consumiera todo su poder si no por que la falta de descanso lo han mantenido algo débil estos días.

Señorita...está exagerando demasiado, ademas hay algo que yo no había notado antes y es un error bastante grave de mi parte, usted es un demonio al igual que yo y eso convierte esta conversación en algo mucho más interesante sin duda, pero noto la juventud en sus ojos y no hay manera de engañar a un viejo lobo como yo, entiendo su preocupación y ademas le daré un consejo. Se nota que está constantemente en búsqueda de nuevo conocimiento y de aprendizaje avanzado, buscas la inteligencia superior sin duda pero he aquí el consejo de alguien a quien deberías detenerte a escuchar al  menos por una vez.
La arrogancia y el orgullo solo mantienen tu mente cerrada, nunca vas a alcanzar un mayor nivel si sigues comportándote como una niña, llegará el momento en que quedarás estancada y aunque leas todos los libros del mundo no vas a avanzar, es un estado mental que debes alcanzar, deja de ser tan prejuiciosa y no me digas que no lo eres por que se te nota a kilómetros, aprende a convivir, aprende a respetar, solo de esa manera alcanzaras mejor el conocimiento. No vas a llegar a ningún lado con ese pensamiento de ''yo soy el único'' o ''yo soy el más'' esos pensamientos solo te llevan a creer que ya estas en el tope y no hay más por alcanzar...siento decirlo muchacha, pero estas lejos de ser el demonio más sabio..... ah y por cierto, se que ese hechizo gasta mucha energía  pero no gastó más del 5% de la mía, si me recosté un rato es por que mi cuerpo está cansado fue solo físico, no enérgico.

Sus palabras tenían razón pero dependía totalmente de la chica tomarlas o no, sacudió su ropa y comenzó a dirigirse a una estantería cercana a la mesa en donde se encontraba la chica en busca de otros libros los cuales parecían ser siempre los más antiguos y dañados. Tomó al menos una docena de libros, más o menos la misma cantidad con la que había llegado anteriormente, y los puso en la mesa donde estaba la chica sentándose frente a ella comenzando a leer tranquila y calladamente los textos antiguos con gran concentración para luego sacar una pequeña libreta y comenzar a escribir notas en esta.

-escucha-… dijo suspirando una última ves exhalando todo lo anterior. –Si crees que soy como tu o como cualquier demonio normal, olvídalo, bórralo de tu mente.- dijo poniendo su dedo anular e índice en su sien. – Yo soy obediente, sigo las reglas a cierto paso por mas molesto que sea, yo debo demostrar mis intelectos, y se me hace claramente injusto que tu o cualquier otro alumno practique físicamente a parte de los otros- Reclamaba mientras se levantaba de su asiento. Su tono procuraba ser tranquilo sin llegar a los gritos, no pensaba quitar su seriedad, al fin y al cabo era un completo desconocido.
De un instante al otro cerró el libro y lo puso en su lugar, ya estaba molesta hasta terminar de escuchar todas sus palabras. ¿Quién rayos se creía para contestarle de esa manera? ¡Que rabia! El era el que había comenzado todo el lio del libro y del café, y ahora la critica.
Sus ojos tornaron una forma mas cerrada, se le puso en frente obstaculizándole el paso, el ya tenia sus libros, a lo que ella decidió tirarlos. Era su manera para provocar miedo e inseguridad en el atacado. Sus cabellos cubrían parte de su rostro y su ceja marcaba una línea de molestia en su frente, la guerra había comenzado.
-Escucha…- incluso cambio su tono de voz a un tono un poco mas grabe –Tu no eres quien para decirme como debo comportarme y como debo actuar para cumplir mis metas y mis deseos, ¿Tu que sabes de mi?, ¿se me nota a lenguas mi falta de amistad?, bueno, ¿y tu quien te crees para deducirlo?, soy solitaria, pero no debo dar explicaciones. A parte, el que no me agrades no significa que nadie me agrade, eso es un hecho- Miro al piso los libros, algunos casi rotos del impacto. –Que pena…- sonrió un poco. –Vamos, ¿tu también por querer leer en privado eres antisocial?, ¿Sabes lo que pienso?, pienso que tu solo estas buscando en que problemas meterte, estas buscando ser “la voz de la razón”- Hizo un pequeño impacto al decir esa ultima frase. –pero mírate, creo que no llegaras muy lejos de este lugar…-
Recogió sus libros y se los entrego. – Ya puedes decir que soy amable y social, y ahora seremos AMIGOS POR SIEMPRE- dijo en un tono obviamente sarcástico, a lo que después rodo sus ojos y fue a tomar un trago de su café aun existente.

Miraba con atención el actuar de la muchacha sin mostrar demasiado interés pues solo trataba de enseñarle algo de manera cordial sin intentar desafiarla ni mucho menos, los años de sabiduría que corrían sobre él eran claramente mayores a los de ella, cuando tiró los libros más que intimidarlo sintió algo de lastima por la falta de madurez que encontraba en su compañera de lectura si es que así se puede llamar, noté de reojo que los libros se habían dañado más de lo que ya estaban y parecía no importarle su actuar con tal de demostrar superioridad, en ese instante comprendí que solo me enfrentaba a una niña y no a una lectora cuando finalmente devolvió los libros a mis brazos.

Escucheme....señorita, si está buscando demostrar superioridad o hacerme sentir inseguro te aseguro que esa no es la manera...además me malinterpretas de muy mala manera, yo no dije que fueras antisocial ni que yo no lo fuera, dije que eres arrogante y se sigue notando en tu manera de hablar y que deberías abrirte un poco por que las personas también tienen cosas que decir, información importante....no te digo que seas su amiga, solo que seas capaz de oír pero dudo que puedas hacerlo con todo ese ego ensordeciendote.....

Finalmente se sentó con sus libros en la mesa y comenzó a leer bastante en paz ignorando las palabras que le había dicho aquella muchacha, pues no oiría criticas de una niña sin argumento alguno la cual notoriamente había sido malcriada en donde su palabra era absoluta y se le viene el mundo abajo cada vez que alguien le lleva la contraria. Luego de pensarlo unos segundos decidió que quizás sería divertido hacer enojar a una niña.

¿Sabe señorita?, si quisiera suicidarme justo en este momento, bastaría con escalar su ego y lanzarme hasta su coeficiente intelectual...que tenga una buena tarde.

A paso calmado luego de pronunciar estas palabras tomó los libros y se dirigió hacia la puerta de la biblioteca para irse a su habitación.

¿Estaría exagerando por su forma de comportarse? Por su puesto, pero ella no lo sabia, su falta de comunicación le hacia dudar de lo que estaba haciendo. Estaba en una burbuja en la cual ella solo se podía escuchar, mientras que a los demás solo los ignoraba, y todo por la educación que le había brindado el mal educado de su padre, que ahora todo se lo estaba heredando a ella. Las consecuencias eran grandes, y lo estaba expresando con el chico, y apenas comenzaba a recapacitar de sus actos, se había guiado por sus impulsos, y claramente, estaba tomando la decisión incorrecta.

Su mirada bajaba poco a poco analizando la situación, desgraciadamente, el tenia mucha razón, y no había manera de discutir, se sentía algo mal, pero no quería quitar su postura firme, se iba a ver claramente ridículo. Recogió los libros que ella misma había tirado y los dejo en la mesa en donde el chico se había sentado. Ella prefirió quedarse callada y guardar silencio ante aquellos argumentos tan penosos, y prefirió sentarse en el lugar en el que se encontraba anteriormente.

Se encontraba algo colorada de las mejillas mientras comenzaba a leer el mismo libro de antes, y con la yema de su dedo, cambiaba constantemente de pagina en el mismo silencio intenso que permaneció en ella durante estos últimos minutos. Segundos después volvió la mirada a su blusa, tenia el mismo café, a lo que sacó su pañuelo y lo limpio, con un rostro un poco tenso, ahora comenzaba a entender porque la gente no se le acercaba. Nunca le había afectado no tener comunicación, pero se sentía frustrada que le pasaran este tipo de situaciones.

Solo devolvió la mirada al chico de reojo, y al sentir sus ojos penetrarla, prefirió seguir limpiando el café de su blusa, ya había sido mucha pena por un dia.

Ya sentado leyendo seguí sin tomar atención a la chica aunque en el fondo dudaba si había sido demasiado duro con ella, quizás no fue la manera correcta de decirle las cosas. No era su culpa haber sido mal criada de esa manera después de todo así que luego de unos minutos pensando en los que no pude leer el libro que tenía entre mis manos por las ideas que llenaban mi cabeza, me levanté de mi asiento y caminé hasta situarme al lado de aquella chica a la que sin duda había cambiado algo en su interior. Toqué su hombro levemente intentando llamar su atención para que escuchara a mis palabras.

Fuí muy duro contigo, no fue la manera correcta de decir las cosas, aunque tuviera razón o no....no fue la manera de decirlo así que nuevamente te pido disculpas....soy un tarado y me gustaría invitarte un café si no es mucha la molestia, eres alguien que se ve muy culta y me gustaría compartir informaciones contigo, de los libros que hayamos leído y todas esas cosas, de seguro logramos encontrar mejor la sabiduría si charlamos un rato.

Una sonrisa amable se marcaba en mi rostro intentando ser gentil mientras metía las manos a mis bolsillos observando a la chica esperando una respuesta, sin duda me sentía bastante incomodo en esa situación pues no me había sucedido antes.

Así era su carácter, de un momento a otro su humor cambió, como si padeciera de bipolaridad o algo por el estilo. Su carácter era un tanto especial y no todos comprendían eso. Ella podía discutir hasta por el color de una tortuga, y la verdad causa mucha gracia, pero a otros les causa irritación y ella no podría darse cuenta, es parte de ella, sola era cosa de tenerle un poco de tolerancia y mucha paciencia con sus ideologías, que quizás a veces pueden parecer estúpidas, pero para ella si tienen mucho valor.
En el caso del joven, la reflexión le había llegado tarde, la vergüenza y el orgullo le mantenían sentada con la mirada baja, hasta escuchar otra contra-oferta que no es simplemente hacer como que nada pasó, y no sonaba nada mal, por un momento se había emocionado, pero cambió la expresión a sorpresa. Sus grandes ojos expresivos le dedicaron una mirada muy diferente al de los inicios, de hecho, reflejaba mucha mas amistad y disponibilidad, pero a la ves mucha confusión. Lo había tratado muy mal, y el le estaba brindando una segunda oportunidad.
Aclaró su garganta y le observó alzando su ceja. –entiendo que hice mal al reclamarte y al ser tan grosera… no debes invitarme un café si te sientes culpable, pero si insistes, podemos ir- dijo mostrando algo similar a una sonrisa, se podría decir que es una mueca, pero amistosa. –Igual, el café hace que me ponga algo nerviosa, asi que no se si te gustan los riesgos- alzo su ceja guardando sus libros en la mochila propia mientras lo observaba, ya tomándolo mas a la ligera, no se miraba desagradable, al contrario, se miraba muy amigable y educado, al fin alguien con clase en Legacy.

No me siento culpable señorita, simplemente quiero ser su amigo... no siempre se encuentra gente que esté interesada por el arte de la literatura antigua... y ambos podemos compartir sabiduría al otro...no considere que esto es por lastima o disculpa...es solo para que podamos conocernos

Dije de manera bastante segura sin dejar de mirarle a los ojos cerrando y guardando el libro que era bastante pequeño, del tamaño de una libreta en uno de mis bolsillos mientras que del otro bolsillo sacaba una pequeña pieza de papel que en mi mano se convertía en una bella rosa bastante extraña pues tenía el color de cabello de aquella señorita y se la acerque para que la recibiera a modo de disculpas.

Tratemos de comenzar nuevamente si?, arreglemos esto y seamos amigos.
Mi nombre es Logan, es un gusto conocerle señorita, aceptaría una taza de café o de lo que guste si fuera yo quien la invito de manera cordial?

Sonreí nuevamente y hablaba como si fuera la primera vez que me cruzaba con ella mientras aun sostenía la rosa en mi mano frente a ella, si la tomaba sabía que estaba aceptando mi propuesta que era lo que en realidad quería y esperaba.

Desde muy pequeña sus amistades fueron contadas y limitadas por sus padres, siempre habían sido selectivos y duros. Todos eran personas con clase, educadas y con mucho dinero, a veces la vida monótona te cansa, ella se fue dando cuenta de cómo podían ser de arrogantes todo tipo de seres. Por eso prefería alejarse de la gente de malas influencias, quedándose ella con sus propias teorías de la vida y de reflexión, por eso siempre es pensativa, seria y callada, prefiere evitar la comunicación para volver a experimentar todo tipo de decepciones.


La educación y disposición de aquel joven le hacia sentir mucha confianza y a la vez tranquilidad, ella solo se levantó y se puso la mochila. –me parce bien, de una ves me diculpo por las molestias que te hice pasar, espero que este tipo de situaciones no vuelvan a pasar- dijo inclinándose en señal de disculpa. Luego de eso, avanzó a su lado mientras caminaban a las afueras de la biblioteca, y seguía completamente vacía, era una intensa sorpresa, siempre estaba llena de gente, quizás por ser viernes y todos tenían reuniones o cosas que hacer, o incluso por la misma guerra, ya no era seguro estar en ningún lugar.


Al caminar fuera de la biblioteca, era un poco mas grande la incomodidad, auque quizás tenia razón y podrían llevarse mucho mejor por sus gustos en comunes, no se sabia que esperar de ambos demonios, pero la pregunta era sencilla, ¿Merak o Legacy?

Había finalmente aceptado mi petición para luego disculparse y hacer una reverencia lo que me extraño bastante ya que al contrario de ella yo no me sentía ofendido en lo absoluto, a pesar de haberle hablado como lo hice cuando la critiqué la verdad es que en ningún momento me molesté ni me sentí ofendido por lo que simplemente me parecía que su disculpa estaba de más.

No hace falta que se disculpe, esperemos que no vuelva a pasar ninguna discusión, llevémonos bien si?

Caminé junto a ella hasta el exterior para ir a una cafetería que estaba junto a la biblioteca en el pasillo, seguimos hasta llegar a aquel lugar, le abrí la puerta para que ella pasara primero a aquel lugar y la invité a sentarse en una mesa bastante bien ordenada donde nos ubicamos finalmente.

Dígame entonces señorita, que le gustaría beber?... como le dije yo invito así que no se limite con su elección...de verdad espero que lleguemos a concretar una amistad.

Dije para finalmente apoyarme en el asiento mientras un mesero se acercaba a la mesa para pedir la orden que quisiéramos, pedí un café cargado grande y luego mire a mi acompañante esperando a que hiciera su petición.

Sus ojos bailaban al ver esa cafetería pequena de gustos básicos en alimentos, pero, bah, ¿a quien le importaba?, el dulce aroma a cafeína la hipnotizaba de momentos, y sus pupilas gustativas bailaban de emoción, pues la obsesión inquietante de la rubia por el café era notable. De hecho, apenas daba sus primeros pasos en la cafetería y sabía que automáticamente el suspiro iba a salir de naturaleza en sus pulmones, cual adicto a la nicotina del cigarro.

Fue directamente con el chico, tomó asiento y dejó el libro sobre la mesa mientras guardaba una postura recta, sus cabellos los acomodaba a la parte de atrás y observo el menú principal de la pared; sus dedos rosaban su barbilla y hacia la cabeza a un lado pensativamente ante la decisión. –Quiero un late con crema, gracias.- dijo observando a la cajera para que entendiera el mensaje, luego le sonrió a su conocido de paso para que no se viera grosero, como si lo hubiese ignorado.
Lo esperó para su orden, y después de eso, volvió a guardar la postura sobre la mesa, evitando colocar los codos en la mesa, guardando la espalda recta, omoplatos juntos y demas, para comenzar la conversación.

–Creo que no nos hemos presentado de la manera correcta, mi nombre es Alice, Alice Dollangager, hija de Marc Dollangager, demonio superior del centro de Venecia- dijo estrechando la mano para un buen apretón de manera educada, mientras que su voz mantenía postura firme. -¿Puedo saber tu nombre?- dijo aun permaneciendo abierta a cualquier respuesta correspondiente.