Una acción inesperada (Artemisa, Lancer, Jeanne, Sung)

La densa vegetación de la selva se extendía más allá de lo visible, y los únicos sonidos que resonaban eran el crujido de la madera del puente bajo los pies de los cuatro viajeros y el murmullo del río mágico de fuego púrpura que se arremolinaba con poderío debajo de ellos. El aire era pesado, cargado de una extraña energía que ralentizaba cada paso, como si el puente mismo estuviera imbuido de una magia que distorsionaba la gravedad.

Artemisa, la imponente diosa de la Luna, caminaba con gracia a pesar de las dificultades. A su lado, Gilgamesh, el Rey de los Héroes, avanzaba con una expresión de desdén. Para él, este desafío era insignificante, aunque reconocía la dificultad del entorno.

Bell Cranel, el joven aventurero, se movía con agilidad, pero había algo diferente en su comportamiento. Y Sona Buvelle, la maestra de la música mágica, tocaba suavemente las cuerdas de su etwahl, como si intentara mantener la calma.

Al llegar a la mitad del puente, Bell se detuvo de repente, sus ojos se volvieron fríos y calculadores, un contraste perturbador con su actitud habitual. Sona, a su lado, dejó de tocar, sus dedos tensándose sobre el instrumento, y el aire pareció cargarse con una energía oscura.


Bell dio un paso adelante, interponiéndose entre Artemisa y Gilgamesh.

— Lo siento — dijo con una voz que ahora sonaba vacía, sin el fervor del aventurero que habían conocido.

— Somos agentes de Ossor — reveló Sona, su voz suave pero cargada de una autoridad inesperada— y ustedes son un peligro para nuestro plan. No podemos permitir que interfieran más, — espetó de manera seria. En un abrir y cerrar de ojos, se miran de manera cómplice y dan una patada certera al pecho del rubio para tratar de hacerlo descender al río de magma mágica que se apelmazaba en el fondo.

Agentes de Ossor:

— ¡Malditos gusanos traidores! — vociferó Gilgamesh, los cristales de la isla estaban menguando sus poderes, y la patada recibida por estos dos, lo volteó y lo hizo agarrar del puente. Sintió una extraña gravedad por todo su cuerpo, nunca se había topado un ser como este. Gruñó con desdén, cerró sus ojos y su armadura dorada apareció.

Sin embargo, el río mágico que fluía por debajo, hizo desaparecer la armadura en un abrir y cerrar de ojos. Al parecer, este miasma de un brillante y enfermo color violeta tenía propiedades que anulaban la magia.

— ¿Qué es eso? ¡Ustedes, insolentes, tenían todo planeado! — aún aferrado a la cuerda, Gilgamesh giró hacia arriba, sus ojos rojos llenos de furia contenida. El legendario héroe no caería tan fácilmente, pero la naturaleza del río lo llevaba hacia ese largo abismo. El tiempo apremiaba, y la traición de Bell y Sona aún pesaba en su mente.

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[ . ˚°. ] Cierta atmósfera no le sentaba bien a la deidad de la Luna y la caza, era como si ella al llegar a ese sitio junto a los demás pudo sentir que habría un mal presagio. Yacía un río mágico de magma debajo del puente, esa energía mágica que rodeaba la zona y provocaba que los movimientos parecieran lentos la hacía darse cuenta a la divinidad que era evidente que alguna especie de campo de energía intentaba perjudicar la gravedad del lugar. Manteniendo una prudencial distancia de los que deberían de ser sus compañeros porque no suele ser alguien que confíe plenamente en las personas, le dió la oportunidad a que la deidad desde unos 5 metros que la separaba de los demás pudiera divisar cómo Bell decidió hacerles frente junto a la fémina que les acompañaba, ambos expresaron pertenecer a Ossor situación que no sorprendió a la divinidad del terreno virgen porque sabe cómo suelen ser las personas de traidoras; con una mirada serena y sin expresar emoción alguna sobre su tercio rostro dijo en un tono firme y sin temor a Sona y el másculo que pretendieron engañarles a Gilgamesh y a ella. [ . ˚°. ]

☾ʚ🪷ɞ☽❵ Digno de las personas sin escrúpulos, que pretenden mancillar mi nombre ... No crean que se saldrán con la de ustedes, entre Gilgamesh y yo haremos que paguen por su osadía de querer insultarnos, conocerán su lugar y estarán en el Tártaro muy pronto.

[ . ˚°. ] Miró que al héroe le golpearon queriendo arrojarlo en la lava, él intentó defenderse pero al parecer el campo mágico que colocaron los de Ossor hizo que la armadura de Gilgamesh no le funcionará. La diosa levantó su brazo derecho apuntando con su dedo índice hacia el cielo y colocándose en posición de defensa, inmediatamente un fuerte viento comenzó a soplar en toda la selva, el entorno que los rodea empezó a cambiar apareciendo sobre el campo mágico e introduciéndose en éste unas gruesas rayas metálicas, que bajaban con la intención de rodear a Bell y Sona en un radio de 20 kilómetros por 40 de diámetro, la deidad al ser de personalidad implacable y vengativa no es alguien que se ande con rodeos para aniquilar a un adversario, por eso utilizó parte de sus poderes elaborando un ataque de campo que provocaría una "fractura de la realidad" en el ambiente, los poderes de la deidad van más allá de la magia por lo tanto no se estaba viendo afectada por ella, sin quitar su mirada de las cuerdas del instrumento de la mujer y tampoco del varón los mantenía rodeados sin atacarles aún, si éstas barras metálicas que estaban alrededor de ellos les cayeran encima en cualquier momento, ellas podrían empalarles sus cuerpos si así la deidad lo decidiera; miró a Gilgamesh y lo teletransportó a su lado para sacarlo de su apuro, la distorsión del espacio-tiempo que la diosa creó le da la posibilidad al héroe de poder volver a usar sus habilidades sin ser afectado por la magia que pusieron los de Ossor, todo eso debido a la alteración del entorno de toda la selva en la que se encuentran por lo que realizó la diosa. [ . ˚°. ]

☾ʚ🪷ɞ☽❵ No les tengas piedad, Gilgamesh. Nunca hay que tener condescendencia ante un enemigo.

[ . ˚°. ] Sin titubeo alguno sobre sus palabras dijo la divinidad de la vida silvestre al hombre de cabello rubio y ojos color rojo. Lo único que desea es eliminar a los enemigos y cumplir con la misión encomendada para regresar a sus aposentos junto a su séquito. La diosa de la vida silvestre no estaba dispuesta a permitir que la hicieran perder su tiempo y menos con un engaño tan vil, si ella misma tenía la oportunidad de acabar con la vida de los oponentes, estaba dispuesta a hacerlo sin compasión alguna. [ . ˚°. ]

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| Imagen para que tengan una idea de lo del cambio de la realidad.