Resilience [Ayana]

En las islas pequeñas del noreste de Rokkenjima se encontraban unas ruinas antiguas de una antigua civilización. Hace tiempo se habían mandado expediciones para investigar estos lugares, pero de alguna manera no pudieron encontrar nada aparte de las antiguas estructuras que se encontraban deterioradas por los años. Aún que últimamente se especulaba que una entidad misteriosa se había manifestado en aquel lugar, y por temor a recibir su furia nadie se atrevía acercarse... No hasta este día soleado.

La luz apenas entraba al bosque por la densidad de los arboles, pero en un lugar exacto de la isla la luz del sol entraba como si diera a conocer un oasis en medio de la nada. Las ruinas se ubicaban en estos lugares hermosos llenas de tranquilidad y rodeadas por la naturaleza, pero ese día se sentía una extraña sensación que hacía sentir escalofríos a cualquiera que se acercara inclusive los animales que decidieron alejarse por miedo al peligro. Entre las antiguas estructuras que se encontraban en medio de bosque se podía ver una figura extraña sentada en un gran pilar, parecía ser un hombre joven de cabellos rubios que llevaba puesto un abrigo largo y azul, se encontraba leyendo un libro que al parecer trataba de como hacer invocaciones demoníacas en lugares que albergaban cantidades enormes de magia. ¿Quien podría ser este misterioso chico?

Estaba aquella chica de cabellera rosada, caminando por aquel lugar en ruinas, con su cámara en mano, tomaba fotografías a todo lo que llamaba su atención ¿Por qué estaba en ese lugar? Al parecer lo había olvidado, solo recordando que tenía que estar ahí para averiguar algo.
De camino hacia las pequeñas islas, pudo escuchar los rumores sobre un ser maligno que habitaba dicha isla y que por esas razones la gente nunca más los visitaba.
En cierto modo le recordaba a su viejo hogar, solitario, lleno de polvo y una extraña energía, si…era como volver a su isla de origen.

─Esto… me es tan familiar…

Dijo tras tomar unas cuantas fotografías al lugar, se acercó a una de las columnas que estaban derrumbadas y la toco con suavidad.
Pudo percibir cierta energía que podía canalizar en una ilusión para así ver lo que alguna vez fue un lugar lleno de vida. Absorbió la energía de la columna, colocándola en su palma y posteriormente crear una esfera luminosa, la pelirrosa lo mira detenidamente para luego arrojarla al suelo, rompiéndola en la tierra y revelando su forma.

La energía de la esfera cubrió toda el área, cambiándola temporalmente, las ruinas ya no era un lugar deteriorado y abandonado, si no que parecía estar en su mejor época, había unas siluetas en movimiento que simulaban la población que tenía dicho lugar en algún momento del tiempo, pudo escuchar susurros de diferentes voces, pero le parecía imposible descifrar su significado.
Todo fue un momento, la luz de ilusión se desvaneció, revelando la cruda realidad.

─Así que…este lugar era claramente una ciudad habitable…  ¿un santuario tal vez? Debe ser un lugar sagrado… eso explicaría la energía que se siente…

Siguió su camino, explorando las ruinas para encontrar una respuesta, ¿Realmente había un ser maligno habitando dicho lugar? ¿o quizás en el pasado fue ese mismo ser quien llevo todo a la ruina? Su curiosidad aumentaba, quería saber más y eso sin duda seria su mayor error al no darse cuenta que no estaba del todo sola.