Totalmente diferentes //con Uraraka// (Evento)

Los últimos días he estado encontrando información importante sobre un plan malévolo, no sé sí son demonios o cualquier otro ricachon con problemas existenciales con deseos de poder Demoníaco o lo que sea... lo que si es que parece estar conectado con un caso que tuve sobre apariciones de cosas extrañas por la ciudad, y no siempre termino acabándolos en público, hay que ser estrictos al momento de mostrar mi trabajo, no todos entenderían el asunto; lo que sí es que por extraña casualidad han pasado unas semanas y no he visto nada extraño, lo que me extraña más... Quien sabría lo que sucede bajo nuestros pies.

Actualmente, suelo salir a pasear y ver chicas lindas por el centro, los parques y la plaza; los temas de romance me han llamado la atención, quizás algo de cariño y amabilidad hacia las personas me darían más posibilidad de conseguir dinero para mi trabajo, ando con poca cantidad y los precios suben a cada rato. Entré al restaurante al que suelo frecuentar, el ambiente estaba fresco, las calles con excelente clima y todo bien claro, -- Un helado de fresas con crema, por favor -- , me senté tranquilamente a esperar mi helado, pues parecía que todo estaría tranquilo, por lo que aprovechar este día sería interesante ver lo que puede suceder.

Salí de camino al "Devil May Cry", yo me aburrí de estar caminando por todos lados, al menos tuve un poco de diversión. No me negaría si alguien repentinamente apareciera y me cambiara el día o tuviera motivos para salir a divertirme un poco más ya que siempre lo mismo aburre... pero no me canso de comer Pizzas o Helados de fresa.

—Ven aquí, gatito, gatito…

Ahí estaba Uraraka; una simple muchacha, con una vida no tan simple. Ella, a diferencia de los demás, no tenía grandes preocupaciones ese día; sólo se preguntaba qué cenaría esa noche, antes de ver esa película de drama que tenía planeada mientras comía palomitas – sólo ella en la habitación de la academia.

Tal vez en el fondo le entristecía, sólo un poco, pasar sola San Valentín, pues en sus planes de aquel día no había alguna cita o algo por el estilo… Sin embargo, no contaba con que aquello podría revertirse.

Estaba en cuclillas, en la vereda, persiguiendo a un gato con el celular en su mano. Intentaba sacarle una foto, pero el pequeño animal huía cada vez que ella se acercaba. Para cuando logró tomarle una nítida, se puso de pie de un brinco y…

¿Por qué sentía algo helado en la espalda?

¿Y ese quejido que provenía detrás de ella…?

Con una sonrisa tiesa, nerviosa, se volteó. Ese chico con el que se había chocado… ¿no lo conocía? ¡Sí! “Dante”, ese era su nombre, ¡claro!
Y ahora tenía el helado de “Dante” justo en la espalda de su abrigo favorito. Una lágrima estaba a punto de salir de su lagrimal, pero se contuvo. Tenía que disculparse.

— ¡Lo siento mucho! No estaba prestando atención… Dante-san. L-Le daré dinero para pagarlo… Soy muy torpe…

Mientras hablaba, buscaba la billetera en su bolso. Quería morir ahí mismo de la vergüenza, ¡vaya forma de empezar el día de los enamorados!

Mientras caminaba terminaba de comerme el helado, por lo que solo terminaría con 3 mordiscos. Repentinamente alguien se paró extrañamente, sea lo que sea que hacía y terminó tumbando mi helado, -- Oye! podrás ver por donde!?.... caminas? -- cuando se da la vuelta aquella persona se me hacía conocida, quizás por aquella vez en la playa, -- Uraraka, no? -- pues ella conocía mi nombre, aunque es normal que hayan rumores de mi, -- Oye, tienes mi helado en tu espalda... -- trataba de no reírme por lo gracioso que se veía.

Pues parece que ella cambiaría mi día, leer revistas de moda donde todo está caro es aburrido... me pregunto el numero de bancos que alguien debe de robar para usar esos trapos. -- Uraraka... no hace falta que me pagues, está bien... ya recuperaré el dinero trabajando, y por cierto, tu presencia me alegra, quieres hacer algo?... estoy aburrido, y no tengo nada que hacer en este momento, y como el día de los enamorados es muy empalagoso, preferiría estar en otro lado justo ahora -- quizás aun no recordaba el sentimiento de tener alguien en estos días, por lo menos sé que yo no fui el que eligió eso.

Este extraño reencuentro con Uraraka me trae un pequeño sentimiento de felicidad, estar solo en el "Devil May Cry" aburre, y aveces estresa, por lo menos aveces las personas llegan por trabajos, algunas dan una buena paga y otras apenas pagan, y con las deudas que tengo... no es fácil.

Al menos tenía la suerte de haber tenido aquel accidente con un conocido y no con cualquier transeúnte... De lo contrario, probablemente se sentiría incluso más avergonzada. De todas formas, incluso aunque hubiese insistido, terminó guardando su billetera dentro de su bolso, para luego quitarse el abrigo sucio y observarlo con algo de tristeza. Tendría que apresurarse e ir a lavarlo... O no.

La proposición de Dante le sacó una sonrisa de aquellas que irradian luz. No pudo evitar asentir: —¡Sí! ¡Eso me gustaría...! Digo, yo tampoco tengo algo que hacer hoy así que... —intento ocultar su entusiasmo disimulando un poco de desinterés, pero su aura lo decía todo. Aunque fuera como amigos, podía divertirse aquel día igual que todos lo hacían. Además, podía pagarle aquel helado de otra forma.

Cómo si lo hubiese recordado repentinamente, buscó algo en su bolso y retiró un colorido volante.

—Podríamos ir a este Parque de Diversiones, se inaugura hoy... C-Claro, si le gusta la idea, Dante-san. Tal vez haya mucha gente... ¿eso está bien? ¿O prefiere algo más tranquilo? —Quizá era un poco infantil para él. De todas formas, no lo conocía bien, así que no podía pensar en otra cosa que pudiera gustarle... —O tal vez, podríamos ir a un Arcade que queda aquí cerca. Pero la desición es suya, claro...

Y dicho esto, cruzó sus brazos por detrás de la espalda, mirándole expectante.

Noté la alegría de Uraraka radiar, pues aun tengo problemas con adaptarme a este ambiente, ya que luego de lo sucedido en aquella playa y Merak quedé atrapado en un portal a otra dimensión, pues era más triste y oscuro... aun tengo ciertas malas costumbres, pues no había un día donde no tuviera que sacar mis armas por protección. -- ¿Parque de diversiones?... suena interesante, no estaría mal entonces... me encanta esa idea, y tener un paseo podría ayudarme a acostumbrarme de nuevo a este lugar -- dije con un pequeño tono serio, pues tampoco tanto, no quería parecer un robot.

-- Tengo tiempo que no juego en una árcade, la ultima vez terminé debiendo 5 helados a una niña -- con un tono gracioso le expresé, ya que por alguna razón termino en deudas casi impagables... que por alguna rara hechizo o arte de magia todo termina saldado. Lo único que disfrutaba de los parques de diversiones eran, los helados de fresa por el sabor y la rueda de la fortuna, ya que daba una visión más amplía de la ciudad y el ambiente es fresco.

La mirada de Uraraka me hacia pensar que podría convencer a quien sea posible, pues obvio, conmigo no hace efecto... creo. De todas formas hubiera aceptado ir al parque de diversiones, ya que... internamente me interesa ser más amigable con las personas, siempre y cuando no fastidien. -- Pues vamos entonces -- empecé a caminar; mientras pensaba en una conversación amigable con Uraraka, aunque no suele darse como quisiera, -- Entonces... que ha sido de tu vida últimamente? has hablado con alguno de los del grupo? -- supongo que con eso bastaría para iniciar una tranquila, sana y educada conversación.

Estaba feliz de que Dante hubiese elegido ir al Parque de atracciones; después de todo no había visitado uno desde... ¿los 10 años? ¡Había sido un largo tiempo! Así que aseguraría de disfrutar ese día junto al más alto. Cuando se pusieron en marcha y él hizo aquella pregunta, no fue tomada por sorpresa.

—Pues, sí —Suponiendo que se refería al grupo que había formado parte de la expedición, asintió. Sin embargo, un recuerdo no muy agradable acudió a su memoria y su expresión cambió, sólo por un instante, a una más seria y casi contrariada. Intentando disimularlo, volvió a sonreír. —¡Pero nada más de lo normal! La verdad es que últimamente estuve ocupada intentando entrenar para poder mejorar el control sobre la gravedad en mí misma... Ya que no fui de mucha ayuda la última vez, necesito volverme más fuerte —dijo, mirando su palma abierta por un instante. Luego dirigió sus ojos al peliblanco—. Estuve pensando en aprender más de combate cuerpo a cuerpo también... pero, en fin, ¿qué hay de usted, Dante-san? —preguntó, con amabilidad.

Unas cuadras más adelante se divisaba el cartel del Parque y la gran Rueda de la Fortuna que giraba lentamente. Parecía haber una larga fila en la entrada, pero avanzaba con rapidez y probablemente, no tardarían mucho ahí.

Al escuchar atentamente cada palabra de Uraraka, en cierta parte tenía razón, casi no la recordaba en aquel viaje, sin referirme a que no estuvo. Por otro lado, luego de eso no pasó mucho en mi vida, casi podría decirse que nada ha pasado, -- Bueno... cada vez tengo más deudas que me son imposibles de pagar, más que tengo encima dos chicas que me hacen la vida imposible... sin mencionar a un hombre cuya cara da asco parece tener un plan misterioso, pero no creo que deba prestarle atención a eso -- dije con un tono de voz pesado, de igual manera ya todo mejoraría algún momento.

-- Últimamente he tratado de mejorar mis habilidades con las pistolas y la espada, un poco de cuerpo a cuerpo nunca viene mal... además que he estado yendo al gimnasio -- supongo que en realidad no necesitaba ir, pero tampoco quisiera parecer un creído... pero parecer fuerte quizás podría hacer que los busca pleitos se alejaran y dejaran el fastidio; algo de tranquilidad nunca está de más en ningún lado.

El día era cálido, llegando al parque de diversiones podía oler... muchas cosas en general, pero más a las palomitas y los perfumes que usan las chicas y mujeres. Realmente la presencia de Uraraka hacía que las cosas parecieran mejor, o que fuera más divertido, estoy agradecido en tal caso.

— ¡Eso es genial! Yo también intento mantenerme en forma, aunque no voy al gimnasio, sino que hago ejercicio por mi cuenta en las canchas de la academia… —dijo, a pesar de que en realidad lo hiciera porque su familia no tiene mucho dinero, y cualquier cosa que les ayudara a ahorrar era bienvenida. Sin embargo, hoy podía darse el lujo de invertir su dinero en el entretenimiento del parque de diversiones. Pensándolo así, se trataba de un día especial, por lo que compró su pase al parque con entusiasmo.

Al pasar por el arco de entrada, una sonrisa se ensanchó en los labios de Uraraka. ¡Era enorme e increíble! Y el lugar estaba rodeado de parejas de todo tipo y de niños en compañía de su familia. Era como un pequeño hormiguero, y aunque podía significar ciertas dificultades, el entusiasmo opacó cualquier cosa que les desfavoreciera.

—Dante-san, ¿le parece bien si primero vamos a ese? —dijo, y alzando su dedo meñique señaló ni más ni menos que…

Las sillas voladoras.