¡Yokohama bajo nieve! Cafetería y regalos. [Uraraka Ochako- Evento]

El viento helado golpeó su rostro al asomarse por la puerta de entrada. Inmediatamente, como si se tratase de un sistema de autodefensa, Uraraka escondió su nariz bajo la suave tela de su bufanda cuadrille rosa (cortesía navideña de su madre) y emprendió camino.

A pesar de las circunstancias climáticas, esta era una de sus épocas favoritas del año. No exactamente por el ajetreo en las tiendas, ni por los resfriados, sino porque a pesar de que la nieve cubría el camino, a la mayoría de las personas las movía ese espíritu cálido y entusiasta. Algo tan sencillo como observar las lindas y brillantes decoraciones en las calles le hacía sonreír, así que sus orbes chocolates iban de aquí para allá, queriéndolo abarcar todo. Incluso cuando llegó a la puerta del café, seguía sintiéndose como una niña de diez años en una juguetería.

Unas campanitas tintinearon cuando se adentró en el lugar. El aroma a chocolate y la calefacción le hicieron suspirar gustosa. Por suerte, divisó el cabello rubio de su amiga casi de inmediato; a medida que se iba acercando, no pudo evitar notar que había hecho un cambio en él. Sonrió.

— ¡Charlotte-san! —saludó, mientras escondía la bolsa detrás de su espalda, queriendo disimular.  Se sentó, en el lado contrario de la mesa, justo en frente de su amiga—. Ah… te has cambiado el corte de cabello, ¡me gusta mucho! —comentó, afablemente, tras quitarse la bufanda, las orejeras, y dejar ambas cosas a un lado.

En ese último tiempo, había creado memorias inolvidables junto a la rubia. Era la primera vez que tenía una amiga tan cercana y realmente disfrutaba esos días en que ellas se juntaban a cocinar y pasar el tiempo. Incluso ahora, estaba segura de que sería un recuerdo que apreciaría mucho en el futuro, uno de esos que se guardan en el estante más bonito de la memoria.

Mientras tanto, dejaría que el aroma a chocolate caliente inundara sus sentidos, mientras tomaba un sorbo y escuchaba a Charlotte hablar. Sin darse cuenta, cuando quitó la taza un "bigote" de chocolate se había formado bajo su nariz, pero ella hablaba como si nada.

— Es que yo vine caminando... ¡Quería ver la decoración! Es increíble, ¿no? ¡Se toman mucho tiempo en colocar los adornos y las luces, pero vale la pena! Siempre hay algo diferente... —hablaba entusiasmada. —¡Ah! ¿Planeas adoptar una mascota, Charlotte-san? Eso sería bonito, ¿no crees? —sonrió, haciendo que sus ojos se achinaran.

Estaba esperando el momento perfecto para entregarle su presente, pero todavía era demasiado temprano.