Una nueva profesora (Rumi)

Eran las seis de la tarde. Un cielo fucsia de matices dorados se diseminaba en lo alto con salpicones de nubes como algodones, los cuales se disolvían con la incesante pero suave brisa que provenía del mar. Este viento refrescaba a todo el sector de la playa, y del gimnasio que estaba cerca, y ahí era donde la nueva profesora de educación física hacía sus clases.

Jellal, que era profesor de defensa personal, tenía algunas colchonetas en sus brazos y las devolvía a su gimnasio correspondiente. Solo esperaba que la nueva profesora no se molestara tanto con ello. Estaba haciendo una clase de escudos mágicos y protección, por lo que era necesario un calentamiento previo y por eso el peliazul las tomó prestadas.

— ¿Profesora? — preguntó mientras su profunda voz se fundía con el silbido del viento, la fricción de las ramas de los árboles y el sereno rugir del mar y sus eternas olas. El gimnasio era grande, y la luz del sol se colaba por los ventanales, dibujando parches de oro que se configuraban con las líneas de la cancha de básquetbol. Depositó las colchonetas tras el tablero y se sentó allí para masajear su propio cuello.

Los días eran agitados y las clases, con los enemigos merodeando la ciudad, le estresaba de sobremanera y eso se traducía a dolores crónicos. Era momento de relajarse mientras esperaba a Rumi.

El día fue algo agitado, pero ya estaba por terminar estaba a nada de salir del gimnasio donde hace poco tomo el empleo de profesora de educación física, tardo un poco más en vista de que estaba buscando las colchonetas que necesitaba para el día de mañana y dejarlas listas para no tener que dejar las cosas a último minuto, pero no las encontraba por ninguna parte hasta fue al almacen del gimnasio.

Mientras buscaba en dicho lugar escucho a alguien llamar por lo que Rumi salio algo rápido a ver quién era, tal vez un nuevo alumno, pero para su sorpresa era un peliazul muy bien visto, pero por verlo a él no vio las colchonetas puestas ya tras el tablero mientras se dirigia a ellas para sacarlas y revisar que estaban bien, mientras le dirigio la palabra al peliazul.

— ¿fuiste tú quién me llamo..? Disculpa que no te respondiera antes, pero estaba buscando algunas colchonetas y ahora resulta que siempre estuvieron aquí aunque podría jurar que yo las busque aquí y no estaban, supongo que ya no veo bien— sonrio levemente mientras devolvia la mirada a quién se encontraba en él lugar parecia ser un profesor también, se quedo viendolo un momento más y cayo en cuenta que era Jellal, pero se empezo a preguntar que hacía un profesor en el gimnasio a esa hora.

Se sento en una de las colchonetas y mientras esperaba su respuesta se quedo viendo por la ventana como terminaba el día olvidandose por completo que ya se estaba preparando para ir a su habitación, después de ver por el vitral devolvio la mirada en Jellal para saber para que la buscaba.

Mikasa había llegado hacia solo un día en aquella academia aún estaba tratando de poder adaptarse aquel lugar. Parecía ser un lugar en donde la mayoría quienes estaban allí se conocían bien, así que se había dicho que intentaría tener una buena relación con sus compañeros y si podía también intentaría hacer amigos.

Esa tarde, ella había decidido ir al gimnasio así aprovecharía a entrenar, tomó una camiseta sin mangas y unos shorts y unas zapatillas cómodas para así vestirse.

Aunque había revisado mil veces los mapas de la academia aún le costaba ubicarse en aquel gran lugar, cuando estuvo afuera pudo respirar el aire fresco, a pesar que aún había sol y había sido un día caluroso en sí, estaba más que bien con aquel clima.

En cuanto se encontró con unas chicas caminando por allí Mikasa aprovechó a preguntarle en donde se encontraba el gimnasio, ellas les indicaron como llegar. Y así fue, se encaminó hacia la dirección que le habían dado llegando por fin a dicho lugar. La puerta se encontraba abierta así que entró y se asomó viendo que ya habían dos personas allí, ella sonrió amablemente.

−Pensé que no llegaría más aquí.

Suspiró un poco aliviada y luego se acercó hacia a donde estaban aquella chica y aquel chico sentados.

−Buenas tardes, soy Mikasa y soy nueva.