La pesadilla de Juvia comiénza. [Privado con Juvia.]

Aquel azabache, caminaba por aquel frondoso bosque de pinos, daba un aspecto oscuro a aquel lugar, pues, aquellos pinos estaban casi tan juntos que los rayos del sol no llegaban al suelo, era muy relajante para aquel villano, pues, el sol solía causarle molestía cuando era fuerte, este lugar era uno de sus favoritos.

Mientras que caminaba, a su mente venía todos los recuerdos del infierno que le tocó vivir en su niñez, al estar en una familia donde se veía la violencia intrafamiliar, su padre sediento de poder, queriendo explotar a todos aquellos pequeños niños junto con Dabi, cosa por la que decidió unirse al camino de la maldad, sentía el cariño que nadie nunca le había dado, sentía como si los héroes fuesen los malos de esta historia, pues, su violencia era aceptada por la sociedad, pero si se trataba de la violencia de los villanos lo veían de otra manera, cosa por la que aquel ojiazul le tenía tanto odio a estos.

Mientras que caminaba, pudo escuchar a lo lejos unos quejidos y un poco de ruido, por lo que quizo ir a inspeccionar para ver de que o quien se trataba. Él villano caminaba sigilosamente; si se trataba de algún enemigo no quería ser descubiérto. Al llegar al lúgar de donde provenían aquellos ruídos, se colocó detrás de un pino, luego por el borde acerco lentamente su rostro para poder ver de quien se trataba. Ya al tener una vista clara de quien era, pudo notar que era la chica de cabello azúl de aquella vez, sin embargo, Dabi no sería compasivo esta vez, así que salió de su escóndite y empezó a caminar hacía la chica, luego exclamó.

- Parece que nos volvemos a encontrar, pequeña Juvia.-

Ese encuentro sería el peór que la chica iba a tener, el azabache al recordar su pasado se volvía un completo monstrúo y aquella chica sería su saco de golpes en ese momento.

La peli-azul se encontraba sola en las profundidades de un bosque, el cual daba un aspecto terrorífico, pues la luz escaseaba debido a la gran cantidad de pinos que no permitían entrar a los rayos del sol, debido a que le era difícil poder ver, tropezó, cayó al suelo, se hizo un pequeño raspón en la rodilla, dio unos quejidos por el ardor.

A lo lejos pudo escuchar una voz que le resultaba muy conocida, volteó hacia donde provenía aquella voz, era Dabi, el joven al que tanto admiraba.
Juvia aún en el suelo, sonrío al verlo.

— Dabi-sama qué está haciendo a... —

Exclamó sonriente, pero no duró mucho, aquella sonrisa se borró de su rostro poco a poco. Sintió un aura malévola, el rostro del azabache se veía furioso.

— D-Dabi-sama... — dijo temerosa viendo el semblante de su contrario, este no dijo ninguna palabra, pero su sed de sangre se podía percibir.
Se levantó y retrocedió un poco, sin más el azabache se lanzó hacia ella como si se tratara de un depredador atacando a su presa.

Juvia dio un grito de terror, su contrario la atacó, golpeandola en el rostro y haciéndola caer nuevamente.
Se quejó del dolor, confundida y asustada por el repentino ataque, con ambas manos apoyadas en el suelo, se impulsó para tratar de levantarse.
No tenía idea del porque Dabi se comportó así con ella, nunca antes había sido tan violento, nisiquiera en su primer encuentro, algo andaba mal con él.
Se tocó la mejilla, le salió un poco de sangre, pues el golpe fue tan brusco que alcanzó a herirla.

Él azabache luego de haber golpeado a la peliazul sonrió de forma burlona viendola fija y directamente a los ojos con cierta frialdad, luego, empezó a caminar en dirección hacía donde estaba su contraria, caminaba lento, hacía aquel momento más aterrador para ella, al estar ya frente a la chica, se agachó y empezó a hablar.

— ¿Por que el mundo es tan injusto?  Es odioso tener que vivir siendo discriminado por mis acciones, por mi forma de ser.  La violencia que hacemos los villanos es vista de una manera mala, pero, la suya es alabada... —

Luego de aquello tomó el mentón de la chica con su mano y la jaló hacía él, le dió un fuerte golpe con la cabeza en la frente a la chica, luego, se levantó reincorporandose en sus piernas y siguió hablando.

— Yo, Dabi, cumpliré la voluntad de El Asesino de Heroes... ¡Stain!  Haré que los héroes que son llamados así por error desaparezcan. —

Dicho aquello, sonrió de forma maliciosa y encendió su puño en aquel fuego azúl, Dabi estaba aturdido, no veía el daño que le hacía a la femina, estaba haciendo algo que en el futuro se arrepentiría de haberlo hecho, pero, tenía que saciar su sed de violencia.

Luego de haber encendido su puño en fuego, tomó a aquella chica del cuello de su blusa y la levantó a la altura de él, luego acercó su mano en llamas al estómago de la peliazul y dejó salir aquella gran llamarada de fuego hacíendo que la chica saliera volando por los aires por la embestida tan bestial de aquel poder; el fuego impactó en varios arboles por lo que se empezaron a incendiar.