M1: Defensa principal - Frente sur

— ¿Qué? — Sólo sentía como el suelo retumbaba, cada paso de ese gigante colosal hacía destrozos en su andar, además por la apariencia era bastante fuerte. Ya de por sí tenían bastos problemas, no sería fácil, pero nadie dice imposible. — Hum, debo usar otra armadura, contra estas bestias. — Dijo para sí misma, debía esforzarse por los demás. Gray se estaba enfrentado a un nuevo ¿Oponente? Ambos se grandes magnitudes. — ¡Charlotte, Gray, a distancia! Lo grande hace que sus movimientos sean lentos, hay que tomar ventaja de ello. —

Pronto la armadura de la pelirroja, en un abrir y cerrar de párpados, cambió a una de oro, la armadura del gigante que por habilidad le daba una defensa y resistencia mejorada. — Listo —




Además una lanza fue empuñada en su mano derecha, que sólo se apoyo un pie tras y otro adelante y con fuerza e impulso la lanzó contra el pecho del gigante, debía hacer que diera pasos hacia atrás, o causarle algún daño, sólo se escuchó ese gemir del monstruo cuando impacto la punta de la lanza de la escarlata.

La rubia fue lanzada por los aires y aterrizó aparatosamente rasmillando sus codos y rodillas. Le dolía y ardía su piel abierta más su corazón estaba encendido como una terrible hoguera que jamás se podía apagar. Se levantó y su brazo se transformó en un cañón grande y disparó contra el gigante musculoso. - Gray. Te dejaré al otro gigante demonio - sus pesadillas se habían confirmado. Esto sería mucho más difícil de lo que esperaba.

El gigante en el que se enfocaría no tenía piel, solo músculos y una mirada fría desprovista de empatía. No cabía duda de que este monstruo era creación de esa horrible bruja que estaba en lo más alto de la Academia. Charlotte usó sus jets para volar y le disparó en la cara, haciéndolo caer de rodillas.

- ¿Le di? - se preguntó en un murmullo. Y para su escepticismo, aunque el gigante tenía un hoyo en su cara, seguía vivo. Era como una máquina. Charlotte retrocedió para ganar espacio.

— ¿Dos gigantes? ¿Es todo lo que tienes niña? Parece que no nos conocieras, sobre todo a mi.

Dijo el demonio pelinegro con una pequeña sonrisa burlona viendo aquel titán colosal, sin duda si sentía un poco de presión en su tórax por la fuerza de las manos del titán, sin embargo, la fuerza de Zeldris a pesar de que era bajo de estatura y no muy pesado era mayor, extendió los brazos y así se libero del gigante antes que entrara a su boca.

Chasqueo los dedos y en instantes un color púrpura llameante se empezó a manifestar en su cuerpo, la marca que portaba en su frente creció y su mirada tan sádica y sin brillo fijada en el rostro de aquel hombre sin piel.



Así mismo el demonio se empezó a elevar hasta quedar a la altura del titán, y Zeldris creo unas llamas negras las cuales eran inextinguibles y consumían todo a su paso y las expulsó como si se tratara de un lanzallamas al rostro del titán, luego desenvainó su pequeña espada y comenzó a hacer pequeños cortes por el mismo rostro del titán, quién sabe cuánto llegaría a dañar.