Siguiendo rastros (Priv. Akame)

Un par de semanas atrás, Nathan en conjunto con Charlotte había descubierto un extraño suceso en el cementerio, el cual consistió en la reanimación completa de un pequeño ejército zombi con buena movilidad y armadura a los cuales tuvieron que combatir.

Tras lograr salir a salvó de ahí, Nathan comenzó a seguir rastros y buscar pistas para averiguar que había pasado, pues en el fondo muy a lo lejos había visto una extraña figura que asemejaba a un hombre bastante grande.

Su búsqueda hasta ahora lo había llevado a los barrios bajos de Yokohama, donde escuchaba rumores de varias muertes extrañas ¿Que es lo que estaría ocurriendo?

Una nueva historia se lograba forjar entre aquellas personas de Asgard, la forma de verlos se volvía más odiosa y mostrar tu deseo por matar te consumía, necesitaba algo nuevo, una aventura de nueva cuenta y la azabache lo sabía.

Había escuchado entre aquellos caminos sobre un rumor de zombies... ¿Acaso eso existe? Murmuró mientras continuaba caminando por senderos extraños, ella sabía que debía estar en un lugar tan extraño que debía investigar por su propia cuenta y ver si encontraba más información para corroborar si era una locura como tal o si existía de verdad.

— No es tan malo, perder o ganar, conocer o... Mm... ¿Será que si pueda ser realidad? — musitaba mientras sentía ligero cansancio y hambre, necesitaba un refugio, estaba a las afueras de cierto lugar, más no conocía como tal.

Buscaba entre los alrededores un lugar óptimo para pasar la noche y buscar algo de comer, no importaba qué, ella sólo quería descansar y esperar un poco para continuar.

El joven recorrería durante gran parte de la tarde y algo de la noche la mayor parte de los barrios bajos saltando sobre los tejados y revisando cada puerta y ventana que lo llevase a encontrar rastros de la extraña magia que había presenciado antes, pero realmente parecía haber muchas pistas que solo lo hacían andar en círculos por doquier, como si el rastro lo hubiese llevado hasta ahí para confundirlo.

Daría suspendida su búsqueda cuando a mitad de la noche comenzaría a haber una tormenta bastante fuerte que por la intensa lluvia y los truenos entorpecería su búsqueda.

Ahora tendría que buscar un lugar para pasar la noche y continuar o abandonar la búsqueda en la mañana, así que sin salir del barrio buscó el hotel o posada más cercana para pedir una habitación. Así fue como llegaría a un edificio de pocos pisos al que entraría sin enmascarado y empapado por la lluvia.