La filosofía de un antihéroe. (Priv. Nejire Hadou)

Dabi tuvo que salir ese día a hacer una llamada desde un teléfono público, el sol era radiante y caluroso, cosa que odiaba el azabache y era más propenso a que la gente si fijara en él. Decidió ponerse un polerón negro, unas gafas oscuras y salir, la capucha del polerón le cubría el cabello y la frente, de manera que solo los anteojos y parte de la cara fuesen visibles.

Salió de donde estaba para ir a un teléfono que estaba a unas cuadras, iba robando los caminos menos habitados, caminaba tranquilamente por aquellos lugares hasta que llegó al teléfono, se metió a aquella cabina de cristal y marcó el número. El sonido de espera de aquel aparato era lo que más odiaba, la contestadora automática respondió, puesto que nadie atendió dicha llamada, colgó la llamada y volvió a hacerlo.

Mientras que esperaba, pudo ver a lo lejos que se acercaba aquella peli-azul, la integrante de los "Tres grandes" de la UA, frunció el ceño, parecía como si le hubiese seguido el paso.
La llamada fué atendida, por lo que Dabi trató de pasar desapercibido por la chica ignorandola por completo. Iba a responder a aque 《¿Quién habla?》 Cuando una de aquellas ondas embistió la cabina junto con él, saliendo disparado por el aire y dándose un tremendo golpe en un automóvil.

─ Mierda... ─ susurró para sí mismo el azabache, ya no tenía la capucha ni las gafas de sol, quedando totalmente expuesto ante la heroína.

Trato de reincorporarse con dificultad, luego la vió fijamente y vociferó.

─ ¿Cómo sabías que era yo? ─ dijo, con una sonrisa maliciosa en su semblante.

Los crímenes menores en las calles solían aumentar rápidamente desde hace unos meses, dándole paso a una mayor responsabilidad para los héroes profesionales, o en su caso, para estudiantes que estaban a punto de graduarse. Las horarios de patrullaje fueron extendidos, "obligando" a los héroes estar en las calles desde temprano hasta altas horas de la noche, aunque, siempre variaban.

Así fue como terminó un patrullaje tranquilo a una persecución junto a otros héroes y estudiantes, un robo había sido elaborado en una tienda de un centro comercial, y la única forma de identificarlo era por su vestimenta, que según le habían informado, el bandido la usaba de una manera que pudiera ocultar su identidad. Tomó vuelo gracias al manejo de su don, no gastaba mucha energía y le gustaba sentir el aire en su rostro. La zona no era poblada, y ese sector se le fue encargado en ese turno. No pediría refuerzos, después de todo, ella misma podía entregar al ladrón a manos del policía, era un simple ladrón. Se desplazaba por el aire con tranquilidad, pero prestaba atención al entorno. Después de unos pocos minutos buscando, su mirada llegó a un hombre que era bastante sospechoso, cumplía con lo que le habían dicho sobre el ladrón, exceptuando el hecho de que no tenía ninguna bolsa o mochila consigo, ¿no acaba de robar una tienda? Bueno, no le prestará atención a eso. Disminuyó la distancia que tenía sobre el suelo, y cuando por fín piso el suelo de nuevo, se fue acercando con prisa hacia el hombre de la cabina.

La manera en la que cumplía su trabajo era directo, derrumbaba a su contrincante lo suficientemente fuerte y dejar que la policía hiciera su trabajo, y está, no sería la excepción. Las palmas de su mano apuntaron al sujeto, y una potente onda salió de ellas, específicamente era un sesenta porciento de potencia, y eso fue suficiente para hacer que el hombre cayera bruscamente contra un vehículo. ¿Eso sería suficiente? No, no lo fue. Se fue acercando con una sonrisa hacia el ajeno, pero se detuvo en el momento que observó que él se estaba incorporando.

- ¿Eso realmente importa? He venido por ti, ¡entregate sin poner resistencia! -