Caída (Momo)

Suspiró profundamente mientras su vista se difuminaba. Cuatro veces. Una quinta más y no logró abrir el refresco energético. Estaba cansado, con sus hombros pesando toneladas y sus piernas atornilladas al suelo. Tanto cansancio hacía mella en su cuerpo y mente que parecía estar apagándose al desmayo mientras se apoyaba en la baranda de aquel muelle.

El sol ya le decía adiós a esa parte del mundo, y el telón de la noche, perforado por decenas de luces estelares, se cernía sutilmente sobre el firmamento rosado del crepúsculo. La vista era preciosa, pero el joven Todoroki tenía sus pensamientos clavados en la refriega sucedida durante prácticamente todo el día. Derrotó a los malhechores, pero la factura a pagar fue altísima y padecía las consecuencias de ese enfrentamiento tan implacable. Sus brazos le dolían y su mente estaba perdida en el vendaval de tristeza. Ahora estaba por su cuenta y luchaba a solas, pero así de cruel era el mundo.

No. Ya no podía más. Se estaba desmoronando del cansancio. Todo parecía ir en cámara lenta, y de pronto, las bocinas de las lanchas, los graznidos de las gaviotas y el rugir del mar; todos esos sonidos parecían reducirse a mero ruido blanco. El bicolor cedía.

Sus manos ya no le respondían, y estas, ya blandas, se despegaron de la baranda. Su cuerpo se inclinó hacia adelante y resbaló a lo que era una caída de tres metros de altura desde el muelle. Antes de desmayarse, lo último que vio fue el inmenso océano matizado por los dorados rayos del sol que se diseminaban libremente. Se estaba cayendo... y entonces...

Aquí, Momo

-Vaya tarde tan linda la de hoy-Afirmaría mientras con pasos lentos recorría la playa, aún no conocía bien todo el lugar y no se había encontrado a nadie durante su paseo lo cual le parecía extraño, aún así centro su atención en el bello azul del mar así como el olor a sal que llegaba hasta su nariz era algo realmente relajante y sus sentidos lo agradecía después del largo viaje que tuvo.

Sin darse cuenta el cielo se iba cubriendo con un manto oscuro dando paso al brillo de la luna y las estrellas, sabía que era prudente irse de ese lugar sin embargo algo le hizo continuar sin parar y más adelante se sentiría aliviada de hacerlo pues al acercarse al muelle al fondo pudo observar una silueta tambaleándose peligrosamente.

Sin siquiera durarlo un segundo correría con todas sus energías para tratar de evitar que aquella persona que aún no podía identificar por la distancia y la poca luz que quedaba a su alrededor sufriera un accidente.

Llegó justo a tiempo para tomar al chico de las piernas antes de que cayera hasta el oscuro mar, era bueno que los últimos meses hubiera dedicado tiempo a desarrollar su fuerza física para el combate cuerpo a cuerpo por lo que logró sostenerlo durante unos minutos, fue mucha su sorpresa al darse cuenta quien era sin embargo no tenía tiempo de parar en esos detalles.

- Shoto, Shoto por favor despierta necesito que me ayudes no podré subirte yo sola y no veo a nadie cerca - Sonoramente lo llamaba tratando de despertarlo sabía que necesitaba su cooperación.