La luna de sangre [Himiko]

La espíritu divino pasaba por los Callejones oscuros de la ciudad, la noche estaba despejada, la gran luna empezaba a hacerse presente la hermosa luna, empezando a alumbrar algunas partes.

Los jóvenes que iban a sus casas al salir de sus clubes pasaban por aquellos recobecos. La pelimorada aprovechaba una que otra ocasión para beber la sangre de los mismos. Cada vez que atacaría hacía sonar sus cadenas, así mismo jugándo con las mentes de sus víctimas.

Le gustaba observar como estos empezaban a asustarse, a correr despavoridos y gritar por ayuda. Aún no perdía su toque "sadico".

- ¡Ah~! Los humanos son tan divertidos- Dijo quitándole la cabeza a un chico dejando la sangre esparcirse por el lugar, mientras en su rostro aparecía una sonrisa siniestra.


Al terminar fue cuando se dispuso a ir a sus aposentos. Por un momento se sintió vigilada, no lo sabria con exactitud, ya que su vista era cubierta por un pañuelo rosa.

Lo único en lo que podria estar segura; era que no era un humano normal, ya que por momentos sentía la presencia y a veces no


Soltó un suspiro y simplemente se detuvo.

- Seas quien seas, no tengo intenciones de pelear- Dijo esta poniéndose en alerta, por si esa persona intentaba hacer algo

El resplandor de la luna era precioso y pocas estrellas eran visibles en el cielo. Pero para la rubia lo mejor de esa noche era qué se percató de sangre en pequeños charcos saliendo de un callejón en específico, y al mirar por allí intentando ser cautelosa, habían mucho más manchas de aquello.
Alguien cometía un asesinato, ¿Necesitaba ayuda? Acabaría con el culpable cometiendo también un homicidio.
De igual forma cómo ya lo había hecho antes contuvo su respiración, sin nada en mente utilizando su Quirk para desaparecer y acercarse lentamente a el objetivo qué parecía ser una chica, el lugar no era tan oscuro debido a la poca iluminación que producía la luna en ciertos lugares de allí.
Ella se hacía indetectable ante cualquier persona sea quién sea. Himiko no tenía nada bueno qué hacer en esos momentos y aquella chica se veía interesante.

— ¿Quién eres? — Preguntó la rubia en un susurro estando detrás de la contraria para luego nuevamente concentrarse y desaparecer.

Cuándo ella volteaba y se percataba de qué no había nadie, la rubia de nuevo aparecía por detrás y hacía distintas preguntas.

— ¿También te gusta la sangre? ¡Debiste haber dejado esa víctima para mí! — De igual manera le gustaba jugar.

El eco de las risas de ella se escuchaban por el lugar, haciendo qué la chica volteara de un lugar a otro, aunque Himiko no sabía las intenciones y habilidades de ella, pensó qué se trataba de una víctima más, siempre utilizaba su cuchillo de mariposa, era su arma principal y la tenía entre ambas manos rozándola por sus labios con deseo de sangre y ver morir a todos.
Podría hacerse indetectable, pero por ciertos momentos porque sólo debía esperar el momento adecuado para ello, ¡Era divertido! Comenzó a avanzar hacía delante dando pasos lentos mientras qué las suelas de sus zapatos escolares se escuchaban más cerca.