La llegada del rey. (Gilgamesh y Gudako)

La luna ya había dejado atrás su punto más alto, el cielo se encontraba tan despejado como para apreciar las estrellas como nunca antes, y una niebla cubría gran parte de las ruinas en las que dificilmente podía divisarse el círculo mágico tallado en el suelo. Rodeado de pilares de mármol, cuyo propósito en su pasado fue seguramente el mismo que ahora estaba teniendo. Cualquier ser mágico cercano podría ser capaz de detectar la cantidad de maná qué exigía una invocación, y apenas comenzaba.

El círculo se iluminó, cada centímetro de este, incluyendo los simbolos en su interior y en un destello que en un principio tenía una tonalidad azulada, desprendió partículas tan pequeñas qué en lugar de descender hasta el suelo, ascendieron en sincronía. Aquel dibujo ahora era más que capaz de ser visualizado gracias a la resplandeciente luz que emitía, y por si fuera poco, una ventisca provino del mismo, retirando parte de la niebla en todo el área donde se llevaba a cabo el ritual de invocación.

Ahora aquella zona se veía con claridad, y todo a su alrededor aún cubierta por la misma niebla, únicamente el invocador y el círculo se mantuvieron dentro de lo que ahora parecía ser el centro de la ventisca, cuyo color pasó de ser azul a un tono dorado, y donde ahora las partículas convergieron hasta tomar la forma y silueta de una persona; no cualquier persona. Los cielos ahora estaban nublados, como si una fuerte tormenta estuviera por azotar justo debajo de estas, para cualquier persona era simbolo de un mal presagio, pero para un mago, era sencillo intuir qué ocurría.

Y, abruptamente, en lugar de expulsar el viento, ahora parecia ser que buscaba absorber todo como una especie de vórtice, expulsando rayos del centro a lugares aleatorios hasta que la figura humana terminó revelando su identidad.

Un hombre alto, con una armadura dorada qué incluso brillaba tan intenso con la hermosa luz de la luna, una cabellera qué combinaba en color con la armadura y sus ojos rojos como un ruby. Gilgamesh, rey de los héroes había sido invocado, y para nada fue de su agrado presenciar sus alrededores, ni la época a la que fue arrastrado del trono de los héroes.apenas y se dignó a observarle, con un gesto de desagrado y total aborrecimiento; solo esperaba que eligiera las palabras correctas.