L1 - Noche de gala en Japón (EVENTO)

De un momento a otro, el combinado Legacy-Merak en su lucha contra María, y gracias al poder del MEDALLÓN DE MARA en las manos de Jellal, fueron teletransportados al Internado en donde continuaron su lucha. Yuno, en un ataque suicida se arroja contra María destruyéndola y provocando una explosión que devastó la tierra.
Merak quedó deshecho a solo ladrillos y montones de heridos, mientras que los alumnos de Legacy escaparon de la península hacia Yokohama. Legacy había triunfado.


Los mayordomos con cabeza de cabra, que antes habían luchado contra los alumnos, ahora estaban preparando las mesas, y poniendo comida. Estaban trabajando en colocar adornos y banderas. Otros estaban curando a los alumnos de sus heridas, aunque no era necesario, pues la misma Yuno les había dado algo de salud.
Era momento de celebrar una victoria. Por fin habían derrotado al Internado Merak y habían restaurado ese futuro apocalíptico. Era momento de estar con los amigos y cuidarlos.

No obstante, había una ominosa aurora boreal sobre la Academia. Aunque los enemigos estaban lejos y el Internado había sido derrotado. Parece que un problema mucho más grande estaba en camino...

REGLAS
1) Es de turno libre, pero no se admite el doble-post.
2) Se debe subir una imagen con la cual su personaje está vestido. Habrá un ganador.
3) Esperar a la nueva Directora.

"El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; él colma de bienes tu vida, y te rejuvenece como a las águilas" - Salmos 103:6, 3-5 (NVI).

Maria al fin había sido derrotada. El mundo parecía estar a salvo. Yuno había dado su vida con tal de salvar a todos. Y aún así... Merak y Legacy seguían en conflicto, tal como al principio. Supongo que es algo en lo que no se ponían a pensar los estudiantes de Legacy, pero al castaño aún así sentía que era completamente injusto pensar en hacer una celebración por la victoria sin haber tenido a los estudiantes de Merak en consideración.

Sin embargo, los estudiantes de Legacy habían sido citados a una cena de gala a modo de celebración. Y es que si existía una sola cosa que el ángel no podía rechazar, eso era la comida. Fue así que el joven querubín se vio forzado a incluso vestir formal para la ocasión. No era la costumbre de nuestro chico ser formal, así que había sido dificil encontrar algo decente en su repertorio. A final de cuentas, esculcando entre todas sus posesiones encontró algo digno de ser portado por un soldado santo, y con ello fue que asistió al evento.

- ¡Woah! Le queda bien, my futher. ¿Qué sigue? ¿Invadir Polonia? -

- Jajaja. A estas alturas no sería una mala idea -




Era ya la hora en que se reunirían todos los legacianos, y por supuesto nuestro par estaba ahí presente, puntuales como siempre. Pero aún en medio de las ansias por tal banquete, el ángel lucía pensativo. Perdido. Distraido. Ausente. Por un momento, cualquiera que lo mirase podría decir que aún estaba traumado por los horrores sufridos en la última batalla, pero nadie podría dar una respuesta más equivocada en tal caso. El chico de cabellos alborotados no paraba de pensar en el internado Merak, y en la relación que tenían con Legacy.

Es decir... Todos tenían sus diferencias, es cierto. Los intereses eran distintos, es cierto. Pero al final, todos habían luchado por el mismo objetivo. La tregua se había formado con el objetivo de salvar el mismo mundo en el que vivían ambos y aún así... La acaemia Legacy había actuado con el más mezquino desprecio que se podría haber imaginado. ¿Realmente estaba Judai en el bando correcto? ¿Realmente era la Academia Legacy tan buena como presumía? ¿Acaso un hijo de Dios puede permanecer apoyando a una asociación tan nefasta como para mantener una absurda rivalidad de porquería aún al grado de desechar a Merak junto con todos sus heridos, los cuales necesitaban tanta atención médica como los de Legacy?

Todos estos pensamientos rondaban la mente del ángel, como insectos que recorren tu piel y que intentas quitar desesperadamente. Sin embargo, aún si el ángel no lo sabía, estos pensamientos no le pertenecían a él. No eran sino más bien los susurros de una siniestra voz que se filtraba en la mente del chico por telepatía. Esta era la voz de quien el chico consideraba su mejor amiga y casi su hermana, pero la cual no se sentía en lo absoluto conforme con la situación actual.

- ¿Lee... Tú crees que Legacy realmente sean los buenos? -

- Bueno, cuando una cerca negra es cubierta de pintura blanca, ¿ realmente se vuelve una cerca blanca, o sólo es una cerca negra cubierta de pintura blanca? -

- Esa... Es una pregunta difícil. Supongo que sigue siendo negra, aunque la gente normal piense lo contrario -

- ¿Y una asociación malvada llena de buenas personas? -

- Esa... Es una pregunta difícil -

Y la pequeña hada sonrió de una forma demente e incomprensible, cual villano que finalmente logra sus más desquiciadas y retorcidas ambiciones. Interiormente, por supuesto. A la vista solo había un hada inocente, que miraba a su amo de forma comprensiva.

No estuvo presente durante la batalla, pero fue avisada de que Legacy festejaría su victoria después de una larga y ardua lucha contra María. Los miembros de Legacy habían escapado hacia Yokohama, después de abandonar a Merak pese a que también necesitaban atención médica y Yuno se sacrificara. Pero…
¿Realmente era justo? A Juvia no le parecía así, comprendía que desde el comienzo sus objetivos eran distintos, que eran enemigos y tenían sus diferencias. Pero eso no era razón para abandonarlos. Más que nada estaba irritada y preocupada por alguien en especial.

—¿Qué es Legacy?— Se preguntaba.

Había que vestir adecuadamente, en una noche de gala. No tenía ganas de festejar, mucho menos por algo tan bajo como abandonar a los de Merak. Aunque si se ponía a pensarlo había algunos merakinos que lo merecían, sin embargo a Juvia le seguía pareciendo algo sucio. Pues las cosas no debieron terminar así.
El asistir era tan importante para ella en ese momento, tan sólo quería ver a ese hombre, necesitaba saber si estaba bien, temía que estuviera enojado con ella por las acciones de su bando. Pensó que tal vez podría saber algo si se presentaba a dicha celebración.
Optó por vestirse con algo llamativo y bonito. Un vestido azul, como la mayoría de sus prendas. Y se apresuró a la reunión.


Cuando llegó se encontró con montones de mayordomos por todos lados decorando y colocando aperitivos en las mesas, caminó hasta uno de sus compañeros que vio por ahí, un castaño con una vestimenta elegante… Judai, era su nombre. Aunque jamás había socializado con él, se acercó. Parecía pensativo. Lo observó unos segundos sin que este se diera cuenta de su presencia.

« ¿Judai también festejara esta farsa? » pensó.

El ver todo a su alrededor aumentaba su incomodidad y enfado. ¿Por qué todo acabó así? Era realmente increíble que su bando fuese tan insensible… después de todo lo ocurrido, de todo lo vivido, por primera vez Merak y Legacy trabajaron juntos uniendo fuerzas con un único objetivo, y este último les abandona. Estaba asqueada, enojada, con un nudo en la garganta, Legacy no es el lugar que ella creía.
No obstante, era necesario estar presente, realmente estaba angustiada por una persona. Si había que fingir, lo haría con tal de saber algo de él.

Era la segunda vez que Katherine lo obligaba a algo, incluso cuando él tenía la esperanza de poder asistir a dicho baile con ella, la susodicha se había desvelado con sus maquinas y no hubo manera de despertarla.

«Al menos sé que descansa lo suficiente»

Pensó, saliendo de su habitación y cerrándola con llave, para ponerse su saco de gala, el cual habían comprado unos días antes debido al anuncio del evento.



[…]
Minutos más tarde, se encontró en el edificio de Legacy, específicamente el salón, donde habían decenas de seres con cabeza de cabra arreglando y adornando, ¿qué clase de lugar era ese? Enserio... Solo pudo suspirar, mientras veía que no habían realmente demasiados invitados.

—Tal vez debería intentar socializar...—

Le repugnó de inmediato la idea, pero aún así buscó la forma de acercarse a las dos personas más "fáciles de acercarse" según su evaluación instantánea de la situación.



Se trataba de un chico que iba vestido de manera extraña que nunca en su vida había visto, y una señorita en un hermoso vestido azul aqua.

—Un gusto, ¿disfrurando de la fiesta?— comentó, con una amable y medianamente falsa sonrisa, semi imposible de identificar como tal —Soy Lowell—

Asintió a modo de saludo y les extendió la mano.

«Me encantaría ver a Kate en ese modelito...»

Pensó, negando rápidamente para sacar los pensamientos sucios de su cabeza.

Tras haber ganado la Victoria Legacy la lucha Contra Maria otro capítulo se cerraba El mundo parecía estar a salvo. Yuno había dado su vida con tal de salvar a todos. Y aun así... Merak y Legacy seguían en conflicto, ambas academia no era del todo distinta ambos tenia las mismos objetitos y metas mantener la Paz muchos dudaban si Legacy era realmente Buena , rumores y comentarios poco inusual se hacían los mismos compañeros entre sí, era inquietante para muchos ¿Que escondía La Academia ? ¿ Sería tan grave el secreto que mantenía en silencio los Profesores ? que le depararía a los alumnos algo mucho más grande estaba por revelarse . La rubia había desaparecido durante la lucha contra Merak Arturia tenía sus recuerdos alterados aun no podía recordar lo sucedido pero de algo si estaba segura había visto algo que jamás hubiera creído ver en su vida pero había un pequeño problema eran imágenes poca claras desde entonces se había enfocado en sus clases en seguir luchando y continuar aprendiendo nuevas técnicas de pelea cada vez se hacía más fuerte.


—Un Rey nunca llega tarde…..


Musito la oji esmeralda azulado mientras se terminaba de arreglar para ir a la Gala pensaba vestirse masculinamente la vería extrañamente ya que la mayoría la conocía por ser una hermosa mujer poco conversadora, pocos le abrían visto como un joven apuesto, muchos posiblemente se sorprendería por su cambio de vestimenta la cual era muy femenina resaltaba su bella a la perfección. Vestía Elegantemente un bello vestido apegado a su cintura de color blanco y bordes azulados profundo de tirantes amarrado por detrás con un muño mediano había atado su cabello en una coleta alta dejado unos cuantos mechones de su cabello rubio a los lados de sus mejillas la pendragon se veía en el espejo cerraba sus ojos al momento de colocarse sus guantes blancos aún mantenía sus ojos cerrados hasta que escucho que alguien tocaba su puerta era uno de los mayordomos que se encargaría en llevarla a la fiesta sin perder más tiempo atendiendo así fue como finalmente había llegado a dicho lugar todo se veía increíble las luces y el decorado le gustaba mucho sería una ‘’Hermosa ‘’ noche .








Se encamino hacia el salón donde algunos de los alumnos ya había llegado antes eran unos de los primeros en llegar Arturia no era muy buena socializando prefería alejarse de todos manteniéndose sola . se fue directamente a una de las tantas meses de bocadillos y bebidas lo primero que tomo fue una copa de vino para saciar su sed.

─¿Realmente tengo que ir? ─Cuestionó con desagrado ante la idea de ir a la fiesta.

─Tienes que hacerlo, al menos podrás disculparte por los problemas que causaste.

El azabache estaba peinando el cabello de su ama, quien parecía no estar del todo conforme con lo ocurrido con Merak y sus miembros.
Sin duda estaba echando humo y su energía negativa se hacía lucir en su pálida piel, cosa que provoco que aquel sirviente la abrazara por atrás con tal de calmarla.

─Debes calmarte, sé que no es correcto lo ocurrido, pero deberás dejarlo pasar…

─¿Dejarlo pasar? ¡Teníamos la oportunidad perfecta para unirnos! Seriamos aliados y lucharíamos contra cualquier amenaza, pero… ─Apretó sus puños y guardo silencio.

─Lo se… ─Coloca su mentón sobre su cabeza─ Si tanto quieres verlos y ayudar, ¿Por qué no pruebas esa técnica?

La pelirrosada no lo había pensado de ese modo, la desventaja de usar dicha técnica, es que su cuerpo estaría vulnerable, pero confiaba que su guardián la cuide.

[•••]

Había pasado varios minutos después de la hora acordada de la reunión, la pelirrosa finalmente llego al evento de gala, notando a varios legacianos conviviendo o comiendo como si nada, eso la molestaba, ¿Por qué actuaban de forma natural? ¿Acaso no les importa los estudiantes de Merak?

Debido al disgusto anterior y el hecho de que todo el mundo fingiera estar en paz la hacían enfadar, soltó una bocanada de llamas, quemando una mesa cercana, cosa que provocó que aquellos hombres con cabeza de cabra actuaran de forma inmediata y apagaran el incendio.



Todos voltearon a ver a la pelirrosa, sorprendidos por su aspecto elegante y belleza singular, era curioso que alguien que intento matarlos en el enfrentamiento anterior llegara con un aspecto divino, vestia un hermoso vestido negro que se apegaba al contorno de su cuerpo hasta la cintura, lo cual estaba decorada con flores azules, la falda del vestido era pomposo y llegaba un poco mas arriba de las rodillas, no obstante, aquella sacerdotisa fruncía el ceño y apretaba sus dientes, se dirigió al centro de la sala, donde todo el mundo la vería para después llamar la atención de todos nuevamente.

─¡Todos ustedes! ¿Están felices con su falsa victoria?  Espero disfruten esta noche manchada de sangre, muerte y deshonra.

Un aura oscura empezaba a rodear a la sacerdotisa, realmente sus emociones estaban en la peor forma posible, no le parecía justo los actos de los altos mandos en dejar a sus aliados a su suerte, heridos y moribundos.

─Yo no pienso que esta noche sea para celebrar, ¿Qué hicimos nosotros realmente? En lugar de quedarnos con nuestros aliados, fuimos arrastrados por un artefacto y llevados a otro lugar, ¡Técnicamente escapamos como viles cobardes!  

Agitó su brazo con violencia, activando la naturaleza de su poder tras manifestar la oscuridad, el tiempo parecía ralentizarse, pero todo el mundo era capaz de ver, oír y sentir todo con normalidad.  

─Y ustedes están aquí, fingiendo que nada pasa… ¿Realmente están contentos con eso? ¡¿Les parece justo?! ¡Porque yo no! ¡Y la única razón por la cual me encuentro aquí es para conocer a esa dichosa directora! Sin duda debe ser alguien vil y despreciable para desperdiciar un momento crucial para hacer la paz con Merak, pero en lugar de eso, los dejo desamparados.

Había sido demasiado para ella en decir lo que opinaba al respecto, no le importaba si sus palabras dañaran a alguien o arruinara la velada, ella quería justicia y un trato digno a sus iguales, de pronto, una figura oscura empezó a formarse tras la sacerdotisa, se trataba de su guardián, quien colocó ambas manos en los hombros de la pelirrosa con tal de controlar sus emociones.

─Calma Ayana… es suficiente…

─Pero…no es justo…Ellos sacrificaron más que nosotros, ¿y que reconocimiento le hemos dado? Nada, no les han dado ni las gracias…

La pelirrosada empezó a romper en llanto, cubrió su rostro con sus manos mientras el azabache la cubría con su capa.

─Te llevare a otro lado, será mejor que estés preparada… ─Elevo la mirada, observando a los presentes─ Perdonen su actitud, realmente no está en buenas condiciones después del control mental que se le fue impuesto, me la llevare a los jardines para que se calme, con permiso.

El azabache cargó a su ama para llevarla al exterior, realmente requería de relajarse pero también planeaban algo más.

- Hm... Entiendo el dolor, pero... Así son las cosas de la guerra a veces, Mâitre. Aún siendo una victoire pyrrhique... Se celebra de todos modos. -

Cruzado de brazos, aparecía tras la sombra del nunca bien ponderado Colt. Su mirada adusta evidenciaba, junto a su voz seria, en contraste a su común tono amigable y gallardo, el cómo se estaba tomando las acusaciones de su nueva Master contra lo que se suponía que eran sus aliados, los hombres que eran las huestes de la "Academia Legacy". Los que se perjuraban como héroes de la luz.

Pero ante él no había una celebración pomposa y justa de lo que había sido una victoria triunfal.
Era el comedillo penoso de gente que, según el juicio de su Master, se lamía las heridas mientras suspiraban aliviados por un triunfo otorgado por la fortuna, y que costó la vida de muchos.

Sí, pensaba como Ayana. Era una conclusión indigna de mentar. Cuando descubres que has ganado una guerra porque el general enemigo terminó sacrificándose, en nombre de una empresa ajena a tu conflicto, obviando completamente el por qué estaban en guerra en primer lugar, no es honroso para el vencedor, ni como guerrero, ni como líder, ni como estratega. Hubiese sido lo mismo no haber luchado.

Pero tampoco les negaba el derecho de celebrar. Su fundamento, yacía en el hecho de que esta victoria conseguida bien no por propios medios, sino que por una sucesión azarosos de movimientos ignotos le recordaba aquel suceso que hizo que su vida privilegiada como el mejor estratega de la historia se derrumbara sin opción ni alegatos. La campaña de Waterloo.

Uno podía decir que había sido derrotado por mera suerte. Cómo su siempre bien estudiado y cuidado plan de ataque se había desmoronado por tantos eventos fortuitos que parecía que los Británicos vencieron de milagro. Grouchy se levantó tarde y le dio tiempo al enemigo de agruparse. Por algún motivo decidió lanzarse de cabeza contra las huestes Prusianas en vez de ir por otro flanco como lo acordado. Bourmont desertando unos días antes. Unos tres caballos menos le forzaron a ir a ayudar a Pajol en vez de quedarse en la vanguardia franca. Las provisiones estaban casualmente en mal estado y la mayoría terminó luchando con dolor de vejiga. Una lluvia imprevisible ralentizó el movimiento y precisión de los cañones lo suficiente como para no poder reducir una simple granja con sus casuchas a los cimientos. Y para cuando tuvo que abandonar el combate, sus subalternos confundieron su acto como un acto de retirada, y los masacraron en la huída.

Con tantos errores tontos y detalles favoreciendo a la Alianza Europea, Waterloo sonaba como una mala broma, un chiste confabulado por el destino. Pero entonces... Sabiendo que Waterloo fue un disparate de principio a fin...

Eso ciertamente no le quitó a los Británicos el derecho para celebrar su "triunfo" sobre la imparable Grand Armée. "Legacy" era lo mismo ahora. Habían vencido al diablo de Merak tal como los Europeos celebraban una victoria sobre sus tropas que, a su juicio y el de la historia, había sido en mayor parte obsequiada.

... Pero lo celebraban de todos modos. Porque habían acabado con el enemigo a derrotar, por mucho que se haya desmoronado solo. Por mucho que el desenlace se haya alejado tanto de lo que había sido deseado en un principio.


Y él, siendo que no sólo era un general sino que también un avezado político, tenía que saber sacar partido. Pese a que las circunstancias eran de su disgusto, sabía que la etiqueta era de fiesta. El Emperador que protege el clamor, el deseo de los que le trajeron, sabe que tener aliados poderosos es importante. Poder dirigirlos era un buen añadido, pero antes que fichas en un ajedrez a punto de ser reordenado, eran personas relevantes e interesantes, figuras a las que ganarse su confianza era un reto dispuesto a ser tomado.

Y por ello, vestía de gala, vestía de fiesta. Con su estola más brillante y sus atuendos más pomposos. Y la camisa cerrada. Porque llevarla abierta no estaba bien en una celebración de victoria, siendo que él llegó tarde al combate y realmente no logró mucho. Técnicamente no venía a festejar, sino más bien a forjar "contactos" en caso de que se presente una nueva y renovada amenaza.

... Pero la actitud desafiante y herida del alma de su Master no iba a ayudar demasiado con tal empresa.

- Mâitre. Entiendo tu ira. Tampoco es que normalmente celebre este tipo de victorias. Es cuando la cabeza del ejército cae, que el cuerpo es más temible. No sabes si huirán, o si honrarán a su general aún después de su final. Esta victoria no acaba nada, y vendrá otro a ocupar el lugar de esa tal Yuno, eventualmente. -

Palmeó su hombro derecho. Siempre se decía que su Master era una persona lo suficientemente interesante como para velar por la vida que otros considerarían enemigo mortal. Alguien que velaba por la armonía, capaz de confiar incluso en alguien dispuesto a asesinarla. Esa inocencia era un tesoro, aún cuando tal enemigo al parecer le había puesto contra sus aliados en una ocasión, pero la inocencia podía volverse ingenuidad. Y el ser ingenuo te vuelve un ser aprovechable. Un prospecto para un títere político. O peor. Un señuelo para enviar a los seres amados directo a la desgracia.

- ... No me conocen por opinar sobre los retratos de mi persona que los Británicos debieron haber orinado luego de "eso". Sí, esto es una victoria vana, tal como esa vez, que ni ellos ni éstos consiguieron por superioridad o estrategia. Pero la van a celebrar por el mero hecho de que al menos sudaron por ello. Relájate, Mâitre. Los hechos escriben la historia, y ésta no siempre es justa para quien merece la gloria o la vida. Lo único que podemos hacer ahora, es planear sobre lo que tenemos en la mesa. -

Con una sonrisa agria, el alto hombre trató de contener a su protegida. Estaba furiosa, sí. Y no creía que sus palabras funcionarían. Pero al menos conocía su filosofía. Lo que protegía, lo sensata que solía ser.

Merak era historia, pero no del todo. Iban a regresar, porque conocían el deshonor que se les causó. Y para ese retorno, debían reclamar el derecho a la victoria que acá no se había adquirido. Y para ello era mejor olvidar el asunto de momento, y reunir a los presentes. Una batalla se había librado, pero ésta batalla no aseguraba la guerra.

Y el emperador, que bien conocía de guerras y cómo librarlas, ya tenía un par de "prospectos de aliados" en mente. Como la joven rubia bajita del cabello chistoso que pasaba por ahí. Y no. Su mirada, al menos esta vez, no era de la lujuria con la que escogía a sus compañeras de juerga. Algo en esa mujer le parecía anormal. Curiosamente desagradable. Pero familiar.
Quizá era cosa de espíritus heróicos el atraerse los unos a los otros. Luego de todo, eran seres pensados para combatir entre ellos por lo que se supone que es un ritual de alta hechicería disfrazado de una copa sagrada. Era ella uno de éstos seres? Cual sería su clase?

Preguntas que al emperador le despertaban curiosidad.

El joven ex alumno de Merak caminaba por el bosque de forma lenta sintiendose debastado, sus cosas habian sido destrozadas al igual que el internado, no pensaba seguir en aquel lugar pero tampoco sabia donde ir.

En su caminata bajo el cielo estrellado recordo la invitacion que una vez la peliazul le habia dicho para ir a Legacy, lo dudo ya que en aquel lugar estaba el hombre que mas odiaba y una pelirroja la cual veia como rival pero ya no tanto de un lado agresivo.

Ya sin mas opciones se dirigio a aquella gran academia para luego observar que estaban haciendo una celebracion, en ese momento fue algo que le causo un odio muy grande, no podia creer que las personas que hablaran sobre el bien sean capaces de celebrar la destruccion de Merak, cerro su puño con fuerza por la impotencia que sentia ya que nada de lo que haga podria hacer cambiar de pensamiento a los legacianos.

- Hablar sobre mejorar el mundo y celebrar que destrozaste un internado en el que estaban las personas que los ayudaron cuando lo necesitaron......es mas falso de lo que pareces Legacy -

Susurro de forma suave con una mirada indiferente, coloco sus manos en sus bolsillos para luego cerrar su ojo escuchando atentamente todo lo que pasaba, las charlas, los movimientos y los pensamientos de la gente, le sorprendio saber que no todos estaban de acuerdo con esa celebracion.

- Al parecer no son todos tan inconscientes de los hechos -

Se mantuvo parado en aquel lugar esperando que nadie lo encuentre ya que seguro seria un problema que un ex estudiante de Merak arruine su "fiesta".

Una voz sacó al castaño de la profunda reflexión en la que se hallaba tan grandemente inmerso, y es que las palabras del chico trajeado lo hicieron volver en si. Para el ángel era completamente impensable decir una mentira, aún si fuese por compromiso social. ¿Cómo rayos iba a tener la fuerza suficiente para decirle al sujeto "si, gracias" "estoy pasándolo bastante bien" cuando todo lo que quería gritar era que este evento era una porquería?

Sin embargo, uno fue el pensamiento que lo mantuvo en sus cabales. El pensamiento de una amiga suya, por quien rogaba a Dios que llegase para poder garantizar que estuviera bien después de lo sucedido, es el que le dio respuesta en automático a la cuestionante que su contrario servía para abrir conversación. Así pues, con el mismo tono cálido y lleno de vida que lo identificaba, habló a sus compatriotas diciendo:

- Aún no. Es difícil cuando tus amigos no están presentes, ya sabes... -

Aún no terminaba de hablar el ángel cuando la reunión se vio tajantemente interrumpida por la aparición de aquella pelirrosa a quien él con tanta ansia esperaba. Las hermosas ropas con que esta vestía no hicieron sino acelerar el corazón del aún no correspondido enamorado, el cual se sintió completamente aliviado de verla sana y salva pese a los horribles eventos que precedían a esta noche.

Sin embargo, algo no andaba bien. Algo que hizo a la pequeña hada sonreír de sólo sentir aquella aura rebosante de ira, pues sólo para la cerulea era esperado lo que sucedería a continuación. Y es que la sacerdotisa llegó hasta el centro de esta máscara de celebración que los estudiantes se habían puesto y la criticó con todo el odio de su corazón, como si todos los presentes fueran culpables tan sólo por ser copartícipes de este fiasco.

Levantóse el ángel entonces, cuando la chica fue conducida a la salida en compañía de su oscuro familiar, mismo con quien Judai había cooperado durante el ataque de María. Salió, pues, el castaño rápidamente, siguiendo al azabache y su ama fuera de la celebración. Hubiese este acudido a su posición al instante, de no ser por la sorpresa de encontrarse con que alguien había llegado antes a donde aquellos

Aquel hombre de acento francés y vestimentas finas era completamente desconocido para el enviado de Dios, aunque la pinta le resultaba extrañamente familiar. Casi como si hubiera visto a alguien igual antes... Pero bueno, cuando tienes cinco mil años es de lo más normal que algunas personas te parezcan similares a otras. Sin embargo, apenas escuchó el chico que cesó el intercambio de palabras, se apresuró a verificar que había ocurrido.

- ¡Ayana San! ¿Qué sucede? Pensaba decir que me alegraba que estuvieras bien, pero... Bueno, es claro que no estás bien... -

En eso salió la pigmea azulada del saco de su amo. Su mirada reflejaba no otra cosa que preocupación. Una sincera y extenuante preocupación. No era para menos, pues la chica que le había salvado la vida en alguna ocasión ahora parecía derrumbarse en odio, eso sin contar que había sido controlada por María. Aún si le deleitaba ver como dirigía su odio hacia la farsa de Legacy, no le daba gusto verla tan quebrada.

- Kuri Sama y yo tampoco estamos de acuerdo con esta celebración, pero no es momento para alterarse. Debemos averiguar las intenciones de la nueva directora antes de hacer cualquier otra cosa ¿no es cierto? Si resulta ser una nueva amenaza, no solamente el internado Merak estará en problemas. Primero debemos escucharla y luego tomar cartas en el asunto -

Aquella pelirrosada se encontraba en los hermosos jardines de la academia, estaba de rodillas, cabizbaja y con las manos cubriendo su rostro, en verdad la voluntad de aquella sacerdotisa se había roto una vez más, ¿Por qué deben morir las personas que le importaban? ¿Por qué cada vez que intenta ayudar, termina arruinando todo?  Y lo peor de todo, es que sin importar lo que haga, la guerra siempre existirá y la vida de muchos seres terminaría de forma inesperada.

A pesar de su sentir, escucho atentamente las palabras de su Servant, quien era un emperador y lucho en varias guerras y que además entendía en sentir de su master.
El azabache por su parte, intentaba consumir la energía negativa que sobresalía del cuerpo de la pelirrosada, si esa aura seguía en aumento, la condición de su ama empeoraría, arriesgando peligrosamente su vida.

Pero no importa cuánto odio, ira o impotencia sentía, debía continuar si quería conseguir su objetivo de hacer la paz.

─Está bien, León… Seguiré tu consejo, debemos pensar que hacer futuramente…

Aparto sus manos de su rostro, mirando las palmas con cierto vacío en su interior, debía hacer algo, no importaba si eso la haría una traidora o si ponía en riesgo su propia vida, debía ayudar a los Merakianos de algún modo.

Tenía planeado algo mucho antes de llegar a la fiesta, el aura que le rodeaba tenía una razón de ser, no solo era la representación de sus emociones, si no de su propio poder, Ayana había reunido la suficiente energía como para mandar su forma astral a Corea del sur y formular un hechizo que curará a los heridos, ese era su plan y estaba a punto de ponerlo en marcha cuando la voz de cierto ángel la sacó de sus pensamientos.

─¿Judai…? ¿Eres tu…?

Levanto la mirada con tal de verlo, pero era evidente el cómo se encontraba, sus ojos perdían toda humanidad, mostrando unos ojos reptilianos propios de un dragón, no producían brillo o siquiera alguna muestra de vida, es como si aquella pelirrosada fuera solo un espíritu.

─Es bueno saber que estas bien y no te cause daño alguno…

La última vez que vio al castaño, fue precisamente en un enfrentamiento cuando ella era controlada por María y aquel ángel tuvo que luchar utilizando su espada santa, cosa que al final nunca logro darle frente ante los poderes de control temporal que aquella pelirrosada poseía, siendo el único modo de liberarla la eliminación de la bruja.

Ayana solo mantenía el silencio mientras escuchaba al hada, tenía razón en sus palabras, pero pese a eso, sentía una fuerte necesidad de hacer algo.

─Yo…estaré bien, solo… debo meditar, solo eso… ya después discutiremos sobre la directora.

Fue entonces que la pelirrosada cerró los ojos y tomo la misma posición de antes, el aura oscura empezó a rodearla para después lanzarse contra el cielo, como si su alma fuera a otro mundo.

─…Veo que ella lo hizo ─Comentó el azabache mientras se acercaba al castaño─ No te asustes, ella estará bien, está utilizando una vieja técnica llamada “presencia astral”.

El azabache se dispuso a explicarle a los presentes sobre el plan de Ayana y la técnica que estaba usando.

─La presencia astral es una técnica exclusiva de los sacerdotes, debido a la era oscura, los sacerdotes tenían prohibido salir de sus templos, por lo que desarrollaron esta técnica para apoyar a los súbditos y a su vez proteger el templo de las fuerzas malignas, después de todo cada templo tenía una puerta al reino de los dioses, pero bueno, a lo que voy es que Ayana utilizara eso para ir a corea del sur y ayudar a los miembros de Merak, proporcionándoles alimento, medicina y curación a sus heridas, no lo vayan a  tomar como muestra de traición, como sacerdotisa es su deber ayudar en momentos de caos.

Tras decirlo, aquel azabache voltea a mirar a la sacerdotisa, quien parecía derramar lágrimas negras mientras su delicado cuerpo temblaba.

─Debo admitir que desconozco los efectos que pueden causarle al utilizar dicha técnica, lo único que sé es que su forma astral no sufrirá daño alguno, pero si su cuerpo tiene daños que terminen con su vida, ella quedara atrapada en la nada, sería un espíritu en búsqueda de su forma corpórea.

Ciertamente mostraba preocupación, pero solo debía esperar, al tenerlo a él, al servant francés y al ángel con ella no había razón para temer si entre todos la protegen.

─Ayana, solo vuelve lo más pronto que puedas…

El chico escuchó con atención a cada palabra que el familiar de la dragona pronunciaba a fin de explicarle lo que sus ojos veían en este momento. Es difícil poder describir en una oración los pensamientos que atravesaban la mente del castaño en esos instantes. Así que, para ayudar al lector a comprender de mejor manera, he de dividir sus pensamientos en partes. Estoy seguro que de esa forma serán más comprensibles.

En primer lugar, ha de resaltar el asombro instantáneo de chico al enterarse de la habilidad que poseía la pelirrosa. Es decir, Judai ya había experimentado de primera mano el poder que albergaba aquella hermosa chica, sea tanto como aliada como teniéndola por adversaria. Y ha de mencionarse que el ángel la concebía claramente por alguien de rango superior al suyo...

Pero nunca en la vida hubiese imaginado nuestro castaño que la sacerdotisa iba a tener la capacidad de salir de su cuerpo e incluso usar su magia a tal distancia de su cuerpo. Sin duda alguna era algo digno de elogiar cuanto meno. Y ya que nuestro castaño disfruta en gran media de los elogios, sentía que quizá hubiera sido momento para pronunciar palabras de asombro y cautivación.

Sin embargo, y este será nuestro segundo punto a tratar, si algo detenía las ovaciones del querubin, era la profunda preocupación que al chico le causaba que Ayana se sobreesforzase tanto. Cuando ni siquiera tu familiar tiene idea de lo que podría sucederte, sabes que te estás metiendo en un terreno muy peligroso. Y es que con tanta energía quemada sólo para poder mover tu cuerpo hasta otro sitio donde debes usar todavía más maná como coste para poder sanar a tantas personas... Santo cielo, el sólo imaginarlo ya lo hace desgastante.

Eso, sumado a que posiblemente Ayana aún no estuviera del todo bien luego de haber estado bajo el control de María y de haber luchado contra sus propios compañeros, hacía fácil pensar que esto no daría ningún buen resultado. Esto a su vez abría espacio para el siguiente eslabón en esta cadena de sentimientos, y es la más profunda admiración que el castaño había experimentado jamás.

Dejad que me explique mejor. Ayana estaba dispuesta a arriesgar su salud e incluso su propia vida con tal de ayudar a los estudiantes del Internado Merak. Aquellos que se supone eran los enemigos, aquellos que se supone eran los malos aquí. Ese tipo de amor y compasión llevó al castaño a recordar a aquel a quien servía con todo su corazón, aquel a quien llamaba Rey de reyes y Señor de señores.

Y ahora si, con ese revoltijo de sensaciones en la mente, en el pecho y en el estómago, el castaño llegó a la más lógica de las conclusiones: Había que ayudar a su amiga antes que nada, y si ella tenía el corazón para ayudar a los estudiantes de Merak, él la apoyaría sin dudar. Iría de sobra decir que el ángel dirigió entonces palabra a su compañera de vida. No porque sea conclusión inminente, sino por el contrario porque no sucedió.

Bien es sabido que la pequeña Lee tiene el don de la telepatía. Así que es de esperarse que ella desmenuzare mucho más rápido que yo estos pensamientos de los que doy cuentas, e incluso hechase manos a la obra adelantando la petición de su amo. Lo que en realidad sucedió es que el hijo de Dios asintió con la cabeza y eso bastó al hada para comenzar a usar su habilidad "caridad graciosa" sobre la dragona.

En inmediato, la pequeña hada comenzó a hacer una transferencia del maná del ángel hacia el de la sacerdotisa. Como ser divino que era, Judai contaba con un banco de energía magica impresionante, la cual encima ahorraba diligentemente al usar un cuerpo humano que no consumía un sólo MP. Así pues, el joven le dio barra libre a la pequeña hada, la cual correspondía al gesto de confianza transfiriendo el maná de ángel a dragona sin tomar ni una gota para si.

La presencia de los demás invitados y de su senpai, Ayana, más su impresionante declaración la hizo abrir los ojos, estaba asombrada por tal discurso. No le sorprendía, a decir verdad, era normal que estuviese molesta, hasta la misma maga de agua lo estaba. ¿Quién no? Si las acciones de Legacy fueron estúpidas, no sólo por abandonar a sus aliados, si no también por festejar. Y se supone que Legacy es el bando de los buenos... ¿Qué pasaba? Ah, eran un sin fin de preguntas que rondaban la mente de la peliazul, cosa que sólo aumentaba su rabia, no soportó más y fue deprisa hacia los jardines para tomar un poco de aire. El ambiente de aquella habitación era estresante, rodeada de personas insensibles que festejaban la destrucción de los que no hace mucho fueron sus aliados. "Qué asco" repetía en su mente, parecía un mal sueño del cual quería despertar.

Respiró profundamente, no quería entrar de nuevo, no soportaba estar ahí, de sólo poner un pie en esa fiesta se le revolvia el estómago. Sin embargo, era consciente de que no todos estaban de acuerdo con lo sucedido.

— Juvia no soporta esto, no debió asistir... — afirmó con la cabeza agachada, viendo directo al suelo.

Alzó la cabeza y a lo lejos reconoció a una persona en especial, se trataba de Erik, el hombre de quien había estado preocupada todo este tiempo. ¿Qué hacía aquí? Oh no... ¿Estaría enfadado por lo ocurrido? bueno, tiene sus razones para estarlo... después de todo es miembro de Merak.

Sintió una punzada de dolor en su pecho al ver la mirada de odio del Dragon Slayer hacia la Academia, fue como si algo apretara su corazón causándole un gran dolor. Tragó un poco de saliva, estaba nerviosa y asustada por la repentina aparición del pelirrojo, aunque a la vez estaba contenta de que estuviera a salvo. Quería correr a sus brazos, abrazarlo, quería incluso plantarle un beso en los labios, aquellos labios que extrañaba y deseaba.

— Erik-sama... — susurró para ella misma, seguramente el contrario ya se habría dado cuenta de su presencia, por lo que se acercó a él a pasos lentos.
Se detuvo a menos de un metro del pelirrojo, ni tan lejos ni tan cerca, lo que menos quería era incomodarlo, sentía el odio y el enojo hacia Legacy.

— Erik-sama... Ju-Juvia no sabe que hace aquí, pero estaba preocupada, ¿Está herido? Juvia no estuvo presente en la batalla, pero... sabe lo que pasó. ¡Juvia lo siente! — exclamó.

Agachó la cabeza frente al pelirrojo, pidiéndole perdón por los actos cobardes de su Academia.

— Por favor, perdone las acciones que tomó Legacy...si Juvia pudiera cambiar las cosas, haría lo que fuera para salvar a Merak. Juvia comprende si Erik-sama le guarda rencor ahora... — dijo con la voz casi al borde de quebrarse.

Pequeñas lágrimas salían de sus ojos, en verdad se sentía culpable, no quería ser odiada por el hombre que amaba. Pero de ser así, no podía culparlo, mientras sollozaba se mantuvo en silencio, esperando una respuesta o acción de Erik.

Ahm... ¿qué demonios estaba pasando? Se supone que era una fiesta para celebrar la victoria, no para deprimir a los presentes.
A pesar de no llevar más que un par de días en la academia, entendía que habían pasado por algo terrible, y el discurso de aquella pelirrosada egoísta sólo le había esclarecido las cosas: una especie de guerra.

—Ntch, ¿y qué si celebran una falsa victoria?— renegó —Tras una tragedia, lo peor que se puede hacer es hundirse en los pensamientos como "pude haber hecho más" y aquellos del estilo—

Solo miró como se retiraba enfurecida, sin intenciones de seguirla. No le agradaba, las personas que imponían su estúpida justicia donde creen que todos deben ser los héroes perfectos le daban asco. Él, más que nadie, sabía que eso era imposible.

—Lo que menos necesitan ahora mismo los heridos es más dolor, que tu boba justicia de plástico no te ciegue de las necesidades del resto, niña estúpida—

No se retiró, sino que se acercó a la barra de comida, para tomar algún bocadillo, topándose con una chica rubia y de ojos esmeralda.

—Hola, un gusto, soy Lowell— asintió, tomando un plato desechable de los que te ponían para tomar comida —Llevo unos cuantos días en la academia—

«Esa es suficiente información por ahora»

Pensó, mientras tomaba unos cuantos bocadillos de chocolate.

En el primer momento, desde que terminó de hablar, desde que irrumpió la presencia blanca del hombre castaño, el Emperador cerró los ojos y se dispuso a escuchar.

En su vida real había sido conocido porque la base de su éxito militar se concentraba en la información. Saber obtenerla, saber encontrar el extracto exacto de lo necesario en todo lo que consigue, saber aplicarla y aprovecharla en la batalla. Y en ésta situación, al ser recién llegado, la información con la que contaba era muy limitada. O por lo menos lo poco que había sacado de la espadachina de cabello negro y el hechicero azul no bastaba.

Sabía que su Master había sido poseída en una batalla posterior. Sabía que la batalla que les competía ahí había estado en un punto muerto hasta que el general enemigo decidió sacrificarse por un propósito secreto y ulterior. Pero no sabía por ejemplo, que el general aliado era quien les había sacado bruscamente de la batalla. Lo cual era la causa por la cual la mayoría de los presentes no estaba disfrutando este encuentro en lo absoluto. Había algo raro, una opinión general sobre las intenciones del nuevo dirigente que no estaban claras y no eran del todo honradas. Pero él tendría que escudriñar un poco más para saber eso.

... No mucho, en realidad, ya que el hada que salió de la valija de tela del castaño terminaría insinuando estos temas en su frase. Intenciones desconocidas, una "nueva directora", lo que implicaba que el plantel militar de Legacy ya había sido renovado una vez, probablemente dentro de un intervalo pasado relativamente corto, y que podía ser "nueva amenaza", lo que indicaba que el grupo de los so-dichos "héroes" había tenido antes una administración no precisamente heroica.

Lo otro, era la mera presencia del muchacho. No tenía mucha idea de qué hacía ese castaño tratando con tal asimetría a su Master. Pero al ser así, podía inferir en que había una historia atrás. Además, la similitud del mana usado en la conexión que sentía con Ayana comparado al que manaban ellos dos le daba a entender que ambos no eran simplemente amigos. Aunque... De cierta forma se sentía algo extraño entre ambos. No era maligno, más bien algo "erróneo". Pero seguía siendo un nexo que, al intuir por las palabras conectadas de ambos, era de amistad sincera cuando menos.

Al emperador eso le parecía bien. Un amigo de sus aliados era un amigo suyo. Y potencial aliado también. Y ya que este mitín -Ya se resistía a llamarlo celebración, honestamente- al menos tenía como utilidad el afianzar amistades y entablar contactos poderosos... Quizá conocer al muchacho sería más efectivo que incluso llegar a la rubia que había llamado su atención previamente.

Aunque aún no era momento para mover las fichas de las relaciones públicas. La charla no había terminado y era su Master quién la alimentaba. No sólo estaba ahí para mostrarse roja de furia ante todos. Aunque fuese una furia que más parecía la reprimenda de una profesora ante su alumno más negado y tozudo. Desde que llegaron que había notado lo inusualmente concentrado del mana de la heterócroma. Estaba al por nada de decirle que si necesitaba deshacerse de eso, podía comentarle de los métodos para expulsar o transferir mana, regulares entre Servant y Master.

Pero era una fortuna no haber tenido que llegar a temas tan indecorosos. La concentración de mana tenía un propósito, y acababa de ser revelado.

"Presencia Astral".
No había que ser muy lúcido o erudito de las artes místicas para darse cuenta, antes de ser explicado, de que el Général Colt -Gustaba de llamarle así- hablaba de una proyección del espíritu fuera del cuerpo. Y a juzgar por la cantidad de mana acumulada, no era en un espacio cercano. Merak tal vez? Con la poca información que aún manejaba, el cuartel enemigo era lo único que se le venía a la mente. Y considerando la personalidad de su Master, y las intenciones que ya conocía, probablemente lo había hecho para impedir más muertes del "bando perdedor". Ayana era próxima a un ángel con sus poderes y sentimientos, era algo que uno podía esperar de ella.

Pese a que su aproximación fuese una mera conjetura, aún vulnerable a la duda.

Pero si fuese por ese motivo, el emperador no podía ser más dichoso. Qué otro motivo tenía un Emperador para expandir su Imperio, que el reunir a los pueblos bajo una sóla bandera y una sola ambición? No podían ser felices todos juntos como hermanos humanos -Y otros que no tanto- que eran en su expresión más básica? El problema es que no todos compartían esta visión, o bien querían ser ellos los que levantaran tal. Y las guerras nacían. Él, como hombre que no había subido al sillón de la República de Francia por gracia de sus contactos ni de su cuna, sino como un simple Corso que se hizo un espacio entre el pueblo por su talento excepcional y había escalado hasta que el pueblo mismo le pidió quedarse en la cúspide, podía comprenderlo. Él, como gran general que tuvo que enfrentar a Europa entera unida en su contra, podía entenderlo. El afán, la utopía, el loco sueño de ver a los pueblos en pugna, unidos como hermanos bajo una única nominación. Que en síntesis era un deseo que ella y él compartían.

- Entonces... Nuestro trabajo es proteger el cuerpo de Mâitre hasta que su proyección regrese del cuartel Merak. No suena complicado. Aaah! si hubiese sido convocado como un Rider, podría traer algunos paramédicos de mi Grande Armée... -

Suspiró con falsa desdicha. En realidad la forma del Archer, el perfil del artillero no le era en absoluto incómodo. Su estrategia en vida siempre había sido una ofensiva planificada y con su cañón esta vez realmente podía hacer frente a dioses y criaturas míticas. Aunque honestamente le gustaría poder hacer algo por Ayana más que ser un gasto de mana constante.

Como fuere, al menos ahora tenía una pauta por donde comenzar su labor auto-impuesta de adquirir aliados. Se dirigió al castaño, aliado de Ayana.

- ... En fin. Monsieur, veo que ya estás en eso. Mâitre Ayana es una persona formidable, non?... Debe sentirse muy responsable por las cosas que ha hecho. Que le han forzado a hacer... Oh! Mis modales. Mâitre me llama León. Y como ella es mi confraterna, y tú de ella, puedes usar el mismo nombre. No suelen llamarme así, pero no es que tampoco me agrade. Es que... No suelo ser visto de igual a igual. Si tienes algo que contarme para entender mejor lo que pasa, soy todo oídos... Ya que no llevo mucho tiempo aquí, y tener conocimiento de las cosas me podría servir. -

Comentó con una sonrisa. Lo hecho, hecho estaba, y tenían que esperar a que Ayana "regresara" mientras que la nueva comandante hacía acto de presencia y quizá dictaba los nuevos pasos a seguir. Lo esperaba.

Luego de todo, a él todo este asunto, o lo que alcanzaba a percibir de él, le sonaba bastante sospechoso.

Su mirada estaba concentrada en la entrada a la academia, el pelirrojo estaba tan perdido en sus pensamientos que no noto como el veneno se desprendia lentamente de su cuerpo en forma de humo.

Al escuchar la voz de su amada peliazul aquello se detuvo, pudo escuchar perfectamente el como ella sollozaba y sus palabras le resultaron confusas ya que el no la culpaba de nada.

Sin darle tiempo a terminar de hablar se acerco a ella abrazandola y reposando su cabeza en su pecho mientras que su mano se encargaba de acariciar de forma lenta su azulada cabellera.

- Yo no estoy molesto contigo Juvia, se que hay muchos que estan en contra de esta celebracion pero me sorprende ver a tantos que lo estan disfrutando realmente -

Buscando calmar a su amada tomo su menton para levantarlo levemente para verla a los ojos fijamente, acorto la pequeña distancia que habia entre ambos para besarla de forma suave y romantica, denuevo podia sentir esos dulces y suaves labios que tanto le gustaban.