Niebla (Horn, Shalltear, libre)

La grave bocina de una embarcación retumba en el ambiente llegando a los oídos de Jellal. Sonaba como un trombón gigante acompañado por el débil graznido de gaviotas distantes.

Era noche oscura y la bruma, como una alfombra nebulosa, llegaba a los tobillos de cualquiera que estuviera plantado en esa calle solitaria frente al muelle. La llovizna era ligera, y los alrededores tenían tonalidades azuladas. Lo único que le daba "calidez" a la escena eran los brillos anaranjados-amarillentos del edificio de la gobernación marítima.

No obstante, nuestro peliazul no se encontraba allí con motivos de apreciar el panorama ni la arquitectura. Estaba allí para indagar lo que había sucedido con unos niños. Al parecer, habían sido hallados sin sangre en el cuerpo. Habrían fallecido de no ser por los curadores de Legacy, sin embargo, eso no arreglaba nada. Deberían ser perseguidos esos delincuentes.

Caminaba con su abrigo y bufanda, su mirada aguileña puesta al frente, y notaba que mientras la niebla adelante se disipaba, un cuerpo de alguien se dibujaba en ese vapor. Podía distinguir sus ojos, eran bermellones como un par de gotas de sangre. Sí, al parecer era ella. La mujer que lo había traicionado fingiendo amor.

— ¿Fuiste tú, Horn? Vaya. Creo que debí matarte cuando pude, — masculló al tiempo que ponía apretaba sus puños. Su cuerpo comenzó a refulgir de blanco, sobre todo en sus puños. "Enfurecido" era decirle poco a este hombre que plantaba como erupción de ira.

La rubia estaba algo molesta por no haber bebido suficiente sangre, esos mocosos no la pudieron satisfacer cómo era debido apesar de ser varios, pero no debía quejarse por lo menos pudo calmar un poco su sed; cuando escuchó la voz de aquél chico la reconoció de inmediato trayendole mucha nostalgia suspiró levemente mirándolo esbozándo una sonrisa.

─ Vaya, si es mi querido Jellal~ ─ Sus ojos carmesí brillaban con intensidad, ella Asistió ante la pregunta de su contrario. Por supuesto que había sido ella. Quién más podría succionar la sangre de unos pequeños hasta el punto de dejarlos prácticamente muertos (? ─ ¿Uh?, Si hablas de esos pequeños...si, fuí yo... perdóname tenía algo de sed y no encontré a más nadie que ellos... ─ Su tono de voz era bastante tranquilo, la chica no tenía ánimos de entablar una pelea con el pelo-azúl pero si este la atacaba ella no dudaría en usar su látigo con él.

Poco a poco se fue acercando dónde él hasta que inesperadamente ya estaba detrás de el, su velocidad de moverse es muy buena, rodeó sus brazos en el cuello del mismo riendo un poco, es tan nostálgico volver a sentir el tacto de su piel, hace tanto tiempo que ambos no se veía pero el parece no estar muy contento con ella; y era entendible después de todo aquella rubia lo había engaño y traicionado de la peor manera. ─ Vamos querido Jellal, no te enojes conmigo... fue culpa de esos pequeños niños... ─ Susurró cerca de su oído, estaba preparada para lo peor.

Ciudad de Yokohama, Japón. Mayo de 2022

El muelle era escenario de un tenso encuentro entre dos individuos, uno representante de Ossor y otro de su eterna enemiga, Legacy; aunque la enemistad entre ambos iba más a lo personal que los meros ideales de cada bando.

Posiblemente nada sabían ellos sobre estar bajo la vista de un tercero, alguien perfectamente conocido por ambos opuestos.

Aquel mago se había establecido como primer enemigo de Lacus desde su primera alianza al finado Merak, mientras por el otro lado, conocía a Horn Skuld de siglos desde que ambos eran vampiros pertencientes a la misma sociedad, aunque no a la misma facción.
Tenía años sin verla ni saber de la bella rubia, que resurgió de sus ataúdes para unirse a su dictadura.

El vampiro no tuvo prisa en anunciar su presencia, su reacción nació cuando la vampiresa se aproximó hacia el cuello del mago, sabiendo él muy bien lo que estaba por hacer.
Lanzó su espada contra el encuentro de ambos, obligándolos a distanciarse. No era algo que lograría herirlos, a menos que fueran lo suficientemente torpes.

—Mi estimada lady Horn, no mates a ese humano.

La voz suave del vampiro se escuchó antes que su imagen surgiera de entre las oscuras nieblas, mientras caminaba lentamente a retomar su espada.

—Cuanto tiempo, Jellal. No me agradezcas.
De nuevo estás invadiendo mi territorio para proclamar tus inconveniencias.

Le dirigió la palabra al legaciano.

—Hasta es divertido tenerte de enemigo, pero no sé si mi amiga Horn pensará lo mismo, y ella puede ser docenas de veces más habilidosa y cruel que yo. Ahórrate de tanto dolor, Jellal.

Agregó las sarcásticas declaraciones. El mago peliazul era del tipo que no le importaba estar sometido él propio a cualquier pena, desde que sus seres queridos o niños inocentes no sufrieran. El vampiro lo sabía y encontraba cierto hobby en estar martillándole esos criterios a cambio de nada.

La rubia estaba apunto de morder el cuello de su amado Jellal solo que tuvo alejarse rápidamente de este para poder esquivar aquella espada que fue lanzada. Frunció el ceño bastante disgustada; no obstante al oír hablar y ver la presencia de aquél ser no pudo evitar sonreír. Hace años que no lo veía, pero tal parece que sigue vivito y coleando.

─ Oh Lacus-kun~ cuánto tiempo cariño.... ─ La expresión de su rostro cambiaría a una bastante amable, no debería de ser odiosa y mucho menos irrespetuosa con alguien de su misma clase, después de todo ambos vampiros están en buenos términos, ella se mantenía alejada del peli-azúl esperando que respondiera a sus palabras pero seguiría escuchando las palabras del peli violeta.

─ Deberías de escucharlo Jellal, creo que nos ahorraríamos bastante problemas si me dejarás morder su cuello y beber de tu sangre hasta dejarte como esos niños... A diferencia de ellos, la tuya sabe aún mejor....es tan exquisita~ ─ Lo diría en un Susurró y sin notarlo sus mejillas ya estaban ruborizadas.

Dirigiría su mirada hacía el otro individuo, dejando todo eso de lado. Que hacía Lacus en ese lugar y por qué no dejo que mordíera su cuello. Y por qué se refería a Jellal como si lo conociera desde hace mucho, ahora mismo la vampiresa está bastante confusa con toda esta situación.

─ Cambiando de tema jóven Lacus, me gustaría saber el motivo de su aparición. Siéndole sincera jamás creí verle por estos lares.

Diría manteniendo su semblante sereno.