Ojos carmesí, alma rota [Mikaela Hyakuya]

Parecía una noche normal con una bella luna refulgente de plateado. Brindaba una manta argéntea de todo lo que estuviera bajo ella. No obstante, esa luz que la dama blanca de la noche proporcionaba con timidez, se volvía cada vez más exigua donde las arboledas eran más espesas. En medio de las sombras que se proyectaban en la profundidad de la noche, la delgada figura de un joven se hizo presente; rompiendo con la tranquilidad que había entre los árboles.

Conforme el tiempo avanzaba sintió que el ambiente era familiar y en algún momento, el pasado comenzaba a envolverlo. Entonces las interminables hojas verdes se coloreaban de tonalidades anaranjadas.

Se hizo cada vez más consciente del antes tranquilo y ahora fastidioso e incesante sonido de las campanas, que reverberaban a través de los viejos troncos de robles y pinos acoplados entre sí. Ese molesto ruido descarrilaba su concentración mientras practicaba su magia.

Para su mala suerte, provenía de él mismo, si quisiera huir, entonces no había a dónde correr.

A los ojos de todos Haku era un niño. A sus propios ojos estaba vacío y roto. En cuanto le fue posible, el joven de cabellos albinos se desvaneció en el aire, lejos de ellos.

Ese mismo par de ojos bermellones quedaban clavados en los movimientos circulares de sus brazos, mas no estaba bailando ni mucho menos.

Quizás estaba desahuciado, percibió la energía turbulenta, inestable, chispeante entre sus dedos; vio a su propia magia volverse hilos delgados, luego estos formaron símbolos en el aire, mismos que acabaron dispersos, convertidos en dagas.

Luego el panorama se volvió repentinamente oscuro, como si se hubiera hundido en lodo. Esos ojos que reflejaban un alma desgarrada se cerraron por el cansancio. Cuando volvió a abrirlos, observó tres árboles partidos por la mitad.

Había estado viniendo por un tiempo. Los primeros días estuvo alerta, poco después se dio cuenta de que nadie vendría. Ahora, ante el sonido de los pasos que se acercaban, concluyó que quizás estaba armando un escándalo.