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There's hope in darkness || Chrome Dokuro - Estudiante
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There's hope in darkness || Chrome Dokuro - Estudiante
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▲Clase: Elementalista.
▲Raza: Humano.
▲Procedencia: Francfort del Meno, Alemania
▲Apodo: No tiene.
Fisico: (al menos seis lineas, debe especificar caracteristicas de la raza elegida)Chrome es una chica de contextura tan frágil como cristal pero lo suficientemente fuerte para manipular una gran cantidad de energía. Es delgada, baja y de piel nívea como paisaje de invierno decorada con múltiples cardenales púrpuras que procura ocultar (esto debido a los prejuicios sociales con los que se asocia, aunque tales cardenales no son más que el resultado de la cantidad de energía oscura que activa). En el pasado, dejaba caer su cabellera púrpura en cascada, pero lo recortó como señal de un nuevo comienzo y pacto, por lo que ahora prefiere optar por un estilo “piña” (imitando el peinado de quien llama “amo”). Sus ojos hacen juego con el cabello y cardenales, aunque mantiene uno de ellos oculto con un parche para recordar el vínculo que la ata con las tinieblas.
Su vestimenta principalmente consiste en trajes del estilo “lolita”, o victorianos. Tales vestidos le hacen ver más joven de lo que en realidad es. En ocasiones, opta por trajes militares y botas, pero jamás viste de pantalones porque los considera muy incómodos.
Psicologica:Callada y un tanto mística, Chrome se define a sí misma como una sombra que merodea sin que nadie le tome mayor importancia. Nunca ha sido partidaria de ser el centro de atención, y, es más, prefiere ser notada solo cuando ella lo considere oportuno. Su tono de voz es suave, un tanto inseguro debido a su propia naturaleza introvertida, pero que puede elevarse unas notas cuando el deber sobrenatural le llama.
Ríe en silencio pero de forma graciosa y el sonrojo se hace notar cuando es sorprendida por alguien que no se ha ganado su confianza, es decir, un extraño, desconocido, extranjero, entonces baja la cabeza hasta clavar la mirada hacia el suelo.
También es torpe, muy torpe y sus reflejos la traicionan como si hubiese pactado con algún espíritu de mala fortuna, pues en más de alguna ocasión tuvo la desdicha de caer o cometer estupideces frente a un número significativo de personas.
Aunque muy insegura, es imaginativa y apasionada con lo que le gusta. Gracias a su conexión sobrenatural, disfruta de lo macabro y oscuro en sus diferentes formas: cine, libros, arte, música, pues aunque conoce ese mundo lo suficiente como para describirlo, acepta la creatividad de sus autores pues le gusta discutir la historia que les llevó a plasmar esa realidad que pocos aprecian. No se considera talentosa, pero sí alguien que pone corazón y empeño aunque al final no consiga nada a pesar del esfuerzo.
En el pasado era una persona muy llorona y fácil de quebrantar. En el presente, trabaja en ello para que su propia oscuridad no la engulla, aunque no siempre lo consigue y por eso carga consigo pañuelos. “Llorar no es para los débiles, pero tampoco necesaria para los servidores de las tinieblas.”
La vida de Chrome se ha visto envuelta en un manto de infortunios. Desde la más tierna edad, parece estar destinada a algo más allá que una simple vida monótona y mortal; como si una brisa gélida atrajera su alma hacia las fauces de un abismo eterno. Por alguna extraña razón, la familia Dokuro ha sido el blanco favorito de los espíritus y demonios más retorcidos residentes de alguno de los putrefactos círculos del infierno, sembrando incertidumbre en cada una de las generaciones anteriores. Se cree que el lazo se anudó después de que alguno de los fundadores realizara algún pacto satánico, pero no existe suficiente evidencia que respalde el hecho a excepción de ciertos rumores. Sea como fuere, parece ser que el destino de Chrome ya ha sido escrito.
A pesar del misterio macabro que envuelve a su familia, Chrome jamás temió por la suerte de la misma ni por la suya. Siempre había creído que los demonios han formado parte de su herencia como un escudo protector que les ayudaba a sobreponerse ante el yugo de los problemas del mundo retorcido. Nunca había temido de ellos y, lejos de eso, los respetaba casi como un monje a un templo budista. Su interés nació tan pronto comprendió el significado de las palabras. Empezó por leer diferentes libros esotéricos, memorizando diversos cantos que después entonaba a su hermana gemela, quien a diferencia de ella, adolecía de varias enfermedades. Aria, por su parte, palmeaba las manos al son de las melodías oscuras aunque esto en algunas ocasiones le provocara agitación. Chrome le mostraba la belleza que residía en la oscuridad a la cual no debía temer.
Tanto Aria como Chrome asimilaron casi de inmediato el origen de su enfermedad; ésa era la “maldición” de la generación presente por parte de los antiguos demonios. Por varios años pensaron que sería suficiente “castigo”… pero vaya ingenuidad de ambas; tal castigo no era más que el principio de dolores. En los años siguientes, las finanzas de la familia cayeron en pique, sus mascotas morían siempre por causas inexplicables, e incluso, algunos familiares habían terminado en sanatorios. Lo soportaron todo… porque era necesario y, tal vez, efímero. Tarde o temprano, el manto de infortunios cesaría y ellos les darían tregua, porque la oscuridad no es mala sino justa. Se creían especiales, quizá. Aria sería el chivo expiatorio y Chrome, su fiel protectora hasta el final… un final con un desenlace poco esperado.
Ocurrió un día de noviembre. El viento aullaba con ímpetu y cubría el paisaje con un manto de fuego. Dormía profundamente cuando él apareció entre una nube de humo y neblina gruesa.
“—Pronto vendrás a mí.
Chrome se animó a preguntarle quién era pero éste desapareció como relámpago en tormenta. Esto le dejó una sensación de incertidumbre pero no lo suficiente como para robarle el sueño. La primera noche fue un recuerdo. La segunda noche volvió a repetirse y esta vez, durante mayor tiempo. Una y otra vez, la pesadilla de un ente que le anunciaba una premonición inminente se volvía recurrente hasta el punto en el que Chrome desarrolló un temor profuso a conciliar el sueño. Se volvió algo insoportable. El día cuando por fin decidió contarlo a Aria, le desconcertó descubrir en ella un cierto deje de tristeza por reacción. ¿Había algo que Aria le ocultaba? Se preguntaba cada vez que le anunciaba sus preocupaciones. Chrome no lograba encontrar una conexión lógica entre los sueños y la respuesta de su hermana ante ello, pero sospechaba que nada iba para bien.
La relación entre ambas era igual que siempre a excepción del misticismo de la incertidumbre que nublaba la atmósfera de cuando en cuando. A pesar de ello, Chrome había decidido callar sus dudas y dejar de molestar a Aria, pues tan solo unos meses antes, la enfermedad la había dejado postrada en una cama de hospital sin la oportunidad de respirar el aire no tan puro de la ciudad. Chrome debía lidiar con sus propios problemas, y en los últimos tiempos las ojeras se habían vuelto crónicas. Cada noche, la pesadilla daba un paso más hacia su cuadro de realidad, y ella, de manera automática, se acerca hacia él…hacia el que se hacía llamar Mukuro.
La última pesadilla llegó finalmente a principios de enero. La penumbra era pesada, pero eso no le impedía observar las siluetas de los objetos a su alrededor; de hecho era una reproducción fiel de un campo conformado por una colina de hierba que recortaba el cielo… una reproducción corrompida y contaminada. Todo a su alrededor daba la impresión de diluirse como pintura de acuarela. Chrome ascendía con ímpetu por la colina. A lo lejos, observó a una Aria que le sonreía con tristeza, como si todo ese tiempo hubiera esperado resignada a que el espíritu la llevara hasta ese lugar corrupto.
Por más que Chrome caminara, la distancia entre ambas aumentaba. Con cada paso, la perdía de vista, hasta que por fin desapareció volviéndose una mancha oscura en el horizonte. Quería despertar. Odiaba ese sueño. Le causaba escalofríos y una sensación de ardor en el pecho acompañado del sabor de la bilis en su boca… ¡Se sentía muy real y eso le asustaba!
Sumida en angustia, la figura de Mukuro reemplazó la vista de su hermana. Él sonreía con parsimonia y en seguida extendió su mano con lentitud, casi con pereza:
—Dokuro debía pagar.
Con voz quebrada pero sonora, ella respondió:
—¿Por qué ahora?
—Porque estaba escrito.
Claro que había asimilado desde hace tiempo su realidad, pero no tenía idea de que el pago le sería cobrado tan pronto. Por primera vez, maldijo la suerte que le había tocado. Maldijo haber nacido con la protección de las tinieblas, y maldijo haber pensado en que realmente existía algo bueno en la quietud de lo profano, pues sentía la cuchilla de la traición clavándose en su espalda. Despertar, sí, debía despertar, pero por más que se pellizcaba y golpeaba, no lo conseguía. El demonio sonreía satisfecho.
—Estaba escrito que me servirías —continuó—, y su alma será la garantía de nuestro pacto.
Le serviría. Sería una sombra más del mundo por el bien de la que amaba. Mukuro extendió su mano una vez más, y después de una larga pausa, Chrome aceptó el trato de convertirse en su servidora. Fue entonces cuando verdaderamente comprendió su papel en ese mundo. En su familia existía una garantía o sacrificio y un deudor, que debía portar el poder oscuro con el fin de colaborar con la causa del demonio predominante en cada generación. Tal verdad solo era revelada al deudor. La familia Dokuro se mantendría a salvo siempre y cuando Chrome cumpliera al pie de la letra la voluntad de Mukuro. Este a su vez, prometió un día reunir sus almas por una eternidad.
En un día de enero, entregó su alma y cuerpo a ese demonio, quien a su vez le entregó el dominio sobre la oscuridad. Mukuro le seguiría los pasos hasta el final. Chrome despertó, pero Aria nunca más volvió en sí. Su ojo derecho se tornó sangre y sentía el cuerpo y alma tan sucia como un estercolero, pero era el precio que pagó por la esperanza de reunirse con Aria. Nada sería igual y ella tampoco.
Resignada a su propio destino, su ahora “espíritu guía” le lleva hacia un lugar en donde varios servidores de las tinieblas pasan sus años aprendiendo y contribuyendo a la misma causa: Merak. Le resultaba ajeno estudiar en el centro de todos los conspiradores de Legacy, pero su vida ya no era suya completamente. Aguardaba con toda la paciencia que le cabía a que un día, finalmente, podría liberar el alma de su hermana de ese lugar tan apartado del mundo humano.
“Confiaré una vez más en las tinieblas… por el bien de ella.”
▲Habilidad de adquisicion: Clarividencia.
▲Debilidades: La luz, la energía sacra y pura. Chrome es débil además a los ataques físicos, por lo que siempre se mantiene a una distancia considerable para evitar ser lastimada.
▲Estatus: Alumna.
▲Armas y poderes: Tridente Oscuro: Un arma que fue entregada por su amo para canalizar la energía oscura y así evitar la fatiga provocada por la oscuridad. Puede servir para pelear de cuerpo a cuerpo, pero Chrome no tiene conocimientos de lucha.
Energía abismal: Chrome puede invocar una ola de energía oscura que corroe la piel del que la recibe como ácido. Usar dicha energía provoca agotamiento y múltiples cardenales, por lo que no puede mantener este ataque por mucho tiempo (3 disparos, es decir, 3 posts por rol).
Mukurowl: Chrome ordena un ataque. El búho canaliza la energía negativa de Chrome y la impacta contra su enemigo. La energía que puede almacenar dependerá de la resistencia física de Chrome. (se limita a 3 o 4 ataques por post dependiendo de la situación).
La oscuridad puede ser combatida con energía pura de luz.
▲Pacto: Servant de un demonio de alta jerarquía.
▲Ocupacion: Estudiante.
?▲Gustos: Los animales nocturnos, el té, la ropa antigua, las muñecas (colecciona muchas).
▲Disgustos: Los sonidos fuertes, el licor, ser engullida por la oscuridad.
▲Pasatiempos: Leer, apreciar cualquier tipo de arte macabro en todas sus formas, contar las gotas de lluvia que salpican las ventanas, el teatro.
▲Secretos: Se revelará en algún punto de la trama.
▲Objetivo: Liberar el alma de Aria.
▲Miedos: Los ruidos fuertes (padece ligirofobia), las situaciones sociales.
▲Rarezas: Se revelará en algún punto de la trama.
▲Posesiones:Un tridente por el cual canaliza su energía, aunque es capaz de utilizar sus brazos para ello.
[font=Times New Roman]
darren criss. @ atf[/font]
Chrome Dokuro
""Hay esperanza en la oscuridad"
""Hay esperanza en la oscuridad"
18 años / Femenino / Heterosexual
▲Clase: Elementalista.
▲Raza: Humano.
▲Procedencia: Francfort del Meno, Alemania
▲Apodo: No tiene.
Retrato del Personaje
Fisico: (al menos seis lineas, debe especificar caracteristicas de la raza elegida)Chrome es una chica de contextura tan frágil como cristal pero lo suficientemente fuerte para manipular una gran cantidad de energía. Es delgada, baja y de piel nívea como paisaje de invierno decorada con múltiples cardenales púrpuras que procura ocultar (esto debido a los prejuicios sociales con los que se asocia, aunque tales cardenales no son más que el resultado de la cantidad de energía oscura que activa). En el pasado, dejaba caer su cabellera púrpura en cascada, pero lo recortó como señal de un nuevo comienzo y pacto, por lo que ahora prefiere optar por un estilo “piña” (imitando el peinado de quien llama “amo”). Sus ojos hacen juego con el cabello y cardenales, aunque mantiene uno de ellos oculto con un parche para recordar el vínculo que la ata con las tinieblas.
Su vestimenta principalmente consiste en trajes del estilo “lolita”, o victorianos. Tales vestidos le hacen ver más joven de lo que en realidad es. En ocasiones, opta por trajes militares y botas, pero jamás viste de pantalones porque los considera muy incómodos.
Psicologica:Callada y un tanto mística, Chrome se define a sí misma como una sombra que merodea sin que nadie le tome mayor importancia. Nunca ha sido partidaria de ser el centro de atención, y, es más, prefiere ser notada solo cuando ella lo considere oportuno. Su tono de voz es suave, un tanto inseguro debido a su propia naturaleza introvertida, pero que puede elevarse unas notas cuando el deber sobrenatural le llama.
Ríe en silencio pero de forma graciosa y el sonrojo se hace notar cuando es sorprendida por alguien que no se ha ganado su confianza, es decir, un extraño, desconocido, extranjero, entonces baja la cabeza hasta clavar la mirada hacia el suelo.
También es torpe, muy torpe y sus reflejos la traicionan como si hubiese pactado con algún espíritu de mala fortuna, pues en más de alguna ocasión tuvo la desdicha de caer o cometer estupideces frente a un número significativo de personas.
Aunque muy insegura, es imaginativa y apasionada con lo que le gusta. Gracias a su conexión sobrenatural, disfruta de lo macabro y oscuro en sus diferentes formas: cine, libros, arte, música, pues aunque conoce ese mundo lo suficiente como para describirlo, acepta la creatividad de sus autores pues le gusta discutir la historia que les llevó a plasmar esa realidad que pocos aprecian. No se considera talentosa, pero sí alguien que pone corazón y empeño aunque al final no consiga nada a pesar del esfuerzo.
En el pasado era una persona muy llorona y fácil de quebrantar. En el presente, trabaja en ello para que su propia oscuridad no la engulla, aunque no siempre lo consigue y por eso carga consigo pañuelos. “Llorar no es para los débiles, pero tampoco necesaria para los servidores de las tinieblas.”
Historia y Llegada
La vida de Chrome se ha visto envuelta en un manto de infortunios. Desde la más tierna edad, parece estar destinada a algo más allá que una simple vida monótona y mortal; como si una brisa gélida atrajera su alma hacia las fauces de un abismo eterno. Por alguna extraña razón, la familia Dokuro ha sido el blanco favorito de los espíritus y demonios más retorcidos residentes de alguno de los putrefactos círculos del infierno, sembrando incertidumbre en cada una de las generaciones anteriores. Se cree que el lazo se anudó después de que alguno de los fundadores realizara algún pacto satánico, pero no existe suficiente evidencia que respalde el hecho a excepción de ciertos rumores. Sea como fuere, parece ser que el destino de Chrome ya ha sido escrito.
A pesar del misterio macabro que envuelve a su familia, Chrome jamás temió por la suerte de la misma ni por la suya. Siempre había creído que los demonios han formado parte de su herencia como un escudo protector que les ayudaba a sobreponerse ante el yugo de los problemas del mundo retorcido. Nunca había temido de ellos y, lejos de eso, los respetaba casi como un monje a un templo budista. Su interés nació tan pronto comprendió el significado de las palabras. Empezó por leer diferentes libros esotéricos, memorizando diversos cantos que después entonaba a su hermana gemela, quien a diferencia de ella, adolecía de varias enfermedades. Aria, por su parte, palmeaba las manos al son de las melodías oscuras aunque esto en algunas ocasiones le provocara agitación. Chrome le mostraba la belleza que residía en la oscuridad a la cual no debía temer.
Tanto Aria como Chrome asimilaron casi de inmediato el origen de su enfermedad; ésa era la “maldición” de la generación presente por parte de los antiguos demonios. Por varios años pensaron que sería suficiente “castigo”… pero vaya ingenuidad de ambas; tal castigo no era más que el principio de dolores. En los años siguientes, las finanzas de la familia cayeron en pique, sus mascotas morían siempre por causas inexplicables, e incluso, algunos familiares habían terminado en sanatorios. Lo soportaron todo… porque era necesario y, tal vez, efímero. Tarde o temprano, el manto de infortunios cesaría y ellos les darían tregua, porque la oscuridad no es mala sino justa. Se creían especiales, quizá. Aria sería el chivo expiatorio y Chrome, su fiel protectora hasta el final… un final con un desenlace poco esperado.
Ocurrió un día de noviembre. El viento aullaba con ímpetu y cubría el paisaje con un manto de fuego. Dormía profundamente cuando él apareció entre una nube de humo y neblina gruesa.
“—Pronto vendrás a mí.
Chrome se animó a preguntarle quién era pero éste desapareció como relámpago en tormenta. Esto le dejó una sensación de incertidumbre pero no lo suficiente como para robarle el sueño. La primera noche fue un recuerdo. La segunda noche volvió a repetirse y esta vez, durante mayor tiempo. Una y otra vez, la pesadilla de un ente que le anunciaba una premonición inminente se volvía recurrente hasta el punto en el que Chrome desarrolló un temor profuso a conciliar el sueño. Se volvió algo insoportable. El día cuando por fin decidió contarlo a Aria, le desconcertó descubrir en ella un cierto deje de tristeza por reacción. ¿Había algo que Aria le ocultaba? Se preguntaba cada vez que le anunciaba sus preocupaciones. Chrome no lograba encontrar una conexión lógica entre los sueños y la respuesta de su hermana ante ello, pero sospechaba que nada iba para bien.
La relación entre ambas era igual que siempre a excepción del misticismo de la incertidumbre que nublaba la atmósfera de cuando en cuando. A pesar de ello, Chrome había decidido callar sus dudas y dejar de molestar a Aria, pues tan solo unos meses antes, la enfermedad la había dejado postrada en una cama de hospital sin la oportunidad de respirar el aire no tan puro de la ciudad. Chrome debía lidiar con sus propios problemas, y en los últimos tiempos las ojeras se habían vuelto crónicas. Cada noche, la pesadilla daba un paso más hacia su cuadro de realidad, y ella, de manera automática, se acerca hacia él…hacia el que se hacía llamar Mukuro.
La última pesadilla llegó finalmente a principios de enero. La penumbra era pesada, pero eso no le impedía observar las siluetas de los objetos a su alrededor; de hecho era una reproducción fiel de un campo conformado por una colina de hierba que recortaba el cielo… una reproducción corrompida y contaminada. Todo a su alrededor daba la impresión de diluirse como pintura de acuarela. Chrome ascendía con ímpetu por la colina. A lo lejos, observó a una Aria que le sonreía con tristeza, como si todo ese tiempo hubiera esperado resignada a que el espíritu la llevara hasta ese lugar corrupto.
Por más que Chrome caminara, la distancia entre ambas aumentaba. Con cada paso, la perdía de vista, hasta que por fin desapareció volviéndose una mancha oscura en el horizonte. Quería despertar. Odiaba ese sueño. Le causaba escalofríos y una sensación de ardor en el pecho acompañado del sabor de la bilis en su boca… ¡Se sentía muy real y eso le asustaba!
Sumida en angustia, la figura de Mukuro reemplazó la vista de su hermana. Él sonreía con parsimonia y en seguida extendió su mano con lentitud, casi con pereza:
—Dokuro debía pagar.
Con voz quebrada pero sonora, ella respondió:
—¿Por qué ahora?
—Porque estaba escrito.
Claro que había asimilado desde hace tiempo su realidad, pero no tenía idea de que el pago le sería cobrado tan pronto. Por primera vez, maldijo la suerte que le había tocado. Maldijo haber nacido con la protección de las tinieblas, y maldijo haber pensado en que realmente existía algo bueno en la quietud de lo profano, pues sentía la cuchilla de la traición clavándose en su espalda. Despertar, sí, debía despertar, pero por más que se pellizcaba y golpeaba, no lo conseguía. El demonio sonreía satisfecho.
—Estaba escrito que me servirías —continuó—, y su alma será la garantía de nuestro pacto.
Le serviría. Sería una sombra más del mundo por el bien de la que amaba. Mukuro extendió su mano una vez más, y después de una larga pausa, Chrome aceptó el trato de convertirse en su servidora. Fue entonces cuando verdaderamente comprendió su papel en ese mundo. En su familia existía una garantía o sacrificio y un deudor, que debía portar el poder oscuro con el fin de colaborar con la causa del demonio predominante en cada generación. Tal verdad solo era revelada al deudor. La familia Dokuro se mantendría a salvo siempre y cuando Chrome cumpliera al pie de la letra la voluntad de Mukuro. Este a su vez, prometió un día reunir sus almas por una eternidad.
En un día de enero, entregó su alma y cuerpo a ese demonio, quien a su vez le entregó el dominio sobre la oscuridad. Mukuro le seguiría los pasos hasta el final. Chrome despertó, pero Aria nunca más volvió en sí. Su ojo derecho se tornó sangre y sentía el cuerpo y alma tan sucia como un estercolero, pero era el precio que pagó por la esperanza de reunirse con Aria. Nada sería igual y ella tampoco.
Resignada a su propio destino, su ahora “espíritu guía” le lleva hacia un lugar en donde varios servidores de las tinieblas pasan sus años aprendiendo y contribuyendo a la misma causa: Merak. Le resultaba ajeno estudiar en el centro de todos los conspiradores de Legacy, pero su vida ya no era suya completamente. Aguardaba con toda la paciencia que le cabía a que un día, finalmente, podría liberar el alma de su hermana de ese lugar tan apartado del mundo humano.
“Confiaré una vez más en las tinieblas… por el bien de ella.”
Habilidades y matricula
De raza: | De clase: | Personal: | |
Memoria Eidética: Pueden registrar en su memoria detalles de forma fotográfica. | Come Elementos: Se alimenta del aire, del fuego o del agua para ganar más poder y salud. | Absorción de magia. |
▲Habilidad de adquisicion: Clarividencia.
▲Debilidades: La luz, la energía sacra y pura. Chrome es débil además a los ataques físicos, por lo que siempre se mantiene a una distancia considerable para evitar ser lastimada.
▲Estatus: Alumna.
▲Armas y poderes: Tridente Oscuro: Un arma que fue entregada por su amo para canalizar la energía oscura y así evitar la fatiga provocada por la oscuridad. Puede servir para pelear de cuerpo a cuerpo, pero Chrome no tiene conocimientos de lucha.
Energía abismal: Chrome puede invocar una ola de energía oscura que corroe la piel del que la recibe como ácido. Usar dicha energía provoca agotamiento y múltiples cardenales, por lo que no puede mantener este ataque por mucho tiempo (3 disparos, es decir, 3 posts por rol).
Mukurowl: Chrome ordena un ataque. El búho canaliza la energía negativa de Chrome y la impacta contra su enemigo. La energía que puede almacenar dependerá de la resistencia física de Chrome. (se limita a 3 o 4 ataques por post dependiendo de la situación).
La oscuridad puede ser combatida con energía pura de luz.
▲Pacto: Servant de un demonio de alta jerarquía.
▲Ocupacion: Estudiante.
Datos adicionales (opcionales)
?▲Gustos: Los animales nocturnos, el té, la ropa antigua, las muñecas (colecciona muchas).
▲Disgustos: Los sonidos fuertes, el licor, ser engullida por la oscuridad.
▲Pasatiempos: Leer, apreciar cualquier tipo de arte macabro en todas sus formas, contar las gotas de lluvia que salpican las ventanas, el teatro.
▲Secretos: Se revelará en algún punto de la trama.
▲Objetivo: Liberar el alma de Aria.
▲Miedos: Los ruidos fuertes (padece ligirofobia), las situaciones sociales.
▲Rarezas: Se revelará en algún punto de la trama.
▲Posesiones:Un tridente por el cual canaliza su energía, aunque es capaz de utilizar sus brazos para ello.
Chrome Dokuro /Katekyo Hitman Reborn / Chrome Dokuro
- Código:
"La verdad no se ve con los ojos"
Invitado- Invitado
Re: There's hope in darkness || Chrome Dokuro - Estudiante
POR ÚLTIMO, COPIA, PEGA Y ESTE CÓDIGO PARA CREAR LA FICHA DE TU PERSONAJE
- Código:
[center](Dirección de imagen acá)
[size=24]Inserta nombre acá*[/size]
[size=18]"Inserta frase acá*"[/size]
(Edad)* / (Sexo)* / (Orientación sexual)*
[/center]
[color=#ffcc00][size=18]Lazos Familiares[/size][/color]
[color=#3399ff]▲Hermanos:[/color]
[color=#3399ff]▲Padres:[/color]
[color=#3399ff]▲Primos:[/color]
[color=#3399ff]▲Tíos:[/color]
[color=#3399ff]▲Ancestros:[/color]
[color=#3399ff]▲Otros:[/color]
[color=#ffcc00][size=18]Lazos de Amistad[/size][/color]
[color=#3399ff]▲Como hermanos:[/color]
[color=#3399ff]▲Mejores amigos:[/color]
[color=#3399ff]▲Buenos amigos:[/color]
[color=#3399ff]▲Confidentes:[/color]
[color=#3399ff]▲Conocidos:[/color]
[color=#3399ff]▲Otros:[/color]
[color=#ffcc00][size=18]Lazos de Amor[/size][/color]
[color=#3399ff]▲Pareja oficial:[/color]
[color=#3399ff]▲Amigos con ventaja (+18):[/color]
[color=#3399ff]▲Atracción:[/color]
[color=#3399ff]▲Admirador secreto de:[/color]
[color=#3399ff]▲Confusión:[/color]
[color=#3399ff]▲Otros:[/color]
[color=#ffcc00][size=18]Lazos de Odio[/size][/color]
[color=#3399ff]▲Enemigos:[/color]
[color=#3399ff]▲Odio mutuo:[/color]
[color=#3399ff]▲Rechazo total:[/color]
[color=#3399ff]▲Discusiones frecuentes:[/color]
[color=#3399ff]▲Logro aguantar a:[/color]
[color=#3399ff]▲Indiferencia:[/color]
[color=#3399ff]▲Rivalidad enfermiza:[/color]
[color=#3399ff]▲Otros:[/color]
Jellal Fernandes
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