Crossover (Con Ángela)

Fui contratado para una misión en Tokio... un extraño lugar, muy diverso en personas y repleta de curiosidades, pero no estoy aquí por eso, sino por una persona que ha asesinado ciudadanos de este lugar, y debe ser detenido... la cosa es que se han reportado casos paranormales junto a los asesinatos, que aterrorizante. Debería tomar un avión para ir a Japon, pero eso no sería un problema, mi amigo Morrison resolvería todo para el viaje, solo quedaría disfrutar de una buena pizza y una copa de helado de fresas con crema, justo como a mi me gusta.

Ya tenía todo preparado para ir a Tokio, y justo antes de salir del "Devil May Cry", recibo una llamada,  -- Devil May Cry, ¿desea algo? --  dije como normalmente lo haría,  -- Hijo de Sparda, que sorpresa que vengas a visitarnos en mi ciudad, mi banda está ansiosa de verte, además de que son todos unos demonios muy maaalos, así que no creo que tengas que reservarte algún truco con ellos, de todas formas quieren ver tu sangre correr, jejejeje, mira a tus espaldas... --  colgó, no sé que querría, pero de seguro, me llevará a quien está involucrado en estos asesinatos... cada vez más la humanidad se pierde.

Ya una vez en el aeropuerto, Morrison y yo hacíamos cola para poder entrar al avión, los boletos los tenía él, así que no habría de qué preocuparse,  -- Morrison, desde cuando conoces a ese hombre?, el que te pidió el favor --  le pregunté un poco curioso, quería saber todo lo posible antes de verme con el que está interesado por mis servicios,  -- Bueno Dante, es un amigo de hace ya muchísimos años, la verdad le debo unos cuantos favores --  dice Morrison,  -- Pues parece que tienes muchos amigos a los cuales les debes favores --  digo con un tono sarcástico,  -- Al menos tengo muchos amigos con los que contar, Dante... jejejeje --  dice Morrison, yo por mi parte solo tengo mis armas acompañándome en todo momento, por lo que no estoy mal acompañado.

Hacía unos meses se encontraba vagando por Tokio, usualmente estaría feliz por ir a visitar la gran cuidad de Japón.

Aunque sus propósitos eran otros. Desgraciadamente, Fallen se había descontrolado por completo. Lo que había empezado como una disputa entre mercaderes terminó en múltiples asesinatos por parte de la joven de cabellera oscura y ojos lilas brillantes.

Se había hecho de una reputación por algunas partes de la gran ciudad. Personas desaparecían en plena luz del día. ¿Y por las noches? Ya nadie se atrevía a salir.

Ángela estaba totalmente dormida en la subconsciente de Fallen, pues ésta última había tomado el total control de su cuerpo y no había quien la parase. Las travesuras con la magia negra y hechizos con los cuales se divertía atormentando y torturando a las personas, era el pan de cada día desde entonces.

–¿Quién será el siguiente de éste frío y nublado día? –Hablaba la joven con aquella voz chillona y ojos lilas. –¿Quién será el afortunado?~ –

El viaje a Japón duró unas cuantas horas, al menos el servicio estuvo decente, sin distracciones y bueno, no tan mal paisaje. -- Bueno, Morrison... que tal si me pasas el numero de esta aerolínea?, quizás viaje unas veces más -- decía por lo mencionado anteriormente, lo bueno además de la calidad, es que sirven pizza de almuerzo, o comida de buena calidad, pero mejor pizza. Agarramos un taxi para dirigirnos al hotel donde nos hospedaríamos, aquí en Tokio hay lugares interesante, chicas guapas y las calles limpias... que bonito. La habitación era relajante, tenía un aromatizante que tenía excelente olor... creo que tenía algo de hierba buena, -- Y qué me dices, Dante?... no te parece bien viajar a otros lados? -- dice Morrison acomodando su maleta, -- Morrison, sabes como soy, y no iría a ningún lado a menos que de verdad quisiese... por lo que agarrar el teléfono y pedir unas pizzas es lo que más me encanta, sobre todo cuando la pizza está bien cocinada -- dije con los brazos cruzados, por lo tanto en este momento se me antojaba una pizza o un helado de fresas con crema.

Avisé a Morrison que saldría a conocer la ciudad, y a comer pizza, por lo que metí mi espada en un estuche de guitarra para pasar desapercibido; supongo que echar un vistazo a la zona no vendría mal, así me empezaré a familiarizar con el lugar, además, hace un buen clima en la ciudad. Suspiré, -- ¿Por qué hay tanta maldad en este planeta?, si tan solo la policía hiciera bien su trabajo, yo solo me dedicaría a cazar demonios... parece que esta ciudad oculta algunos secretos; luego me ocuparé de eso, tengo hambre --. Luego de varias calles encontré una pizzeria, por lo que entré sin más, solo a comer. Ordené una pizza extra grande con puro queso, salchichones, jamón y salsa... sin nada de anchoas, y la verdad olía bien, por lo que sin tardar le eché un bocado.

Ya luego de salir de aquella pizzeria, pues no se me ocurría mucho por ver, quizás caminar un rato sin más estaría genial para reconocer la zona, ¿quien sabe si de repente pudiese encontrarme a mi objetivo?... suena hasta interesante.

Desde la punta de un edificio, se encontraba aquella demonio, siendo dominada por su lado malvado y sádico.

Divisó a lo lejos un hombre de origen japonés en uno de los tantos callejones de la cuidad. Sería un simple humano haciendo sus tareas si no fuera porque éste se encontraba maltratando un gato. Un pobre gato callejero que sólo buscaba comida entre la basura de los contenedores.

–Vaya, creo que todavía no entienden el significado de la Vida. –Murmuró entre risas. –Pues yo seré igual.

Algo que no soportaba era que los seres humanos maltratasen a los animales, y más a los gatos. Bajando de un salto el gigantesco edificio, sacó su libro y parafraseó una frase yaciente de una página de éste. Logrando teletránsportarse detrás del hombre que pateaba al gato.

Su vestimenta consistía en su característica sudaderas negra, como ademán de que esta vez portaba una gorra del mismo color que servía para ""ocultar"" su rostro.

–Ese gato tiene más derecho de vivir que tú. –Decía en un perfecto japonés. El hombre rápidamente se giró hacia la chica de cabellera oscura. –Tiene más derecho de comer que tú.

Mientras hablaba, desenfundaba una pequeña daga y avanzaba hacia el hombre.

–¡¡Te crees superior al animal, pero no lo eres!! –Gritó con énfasis, lanzando la daga y clavándola entre las cejas del hombre, matándolo, pues aquella puntiaguda arma podía atravesar el cráneo humano con suma facilidad.

Tan pronto como hizo eso, se acercó al cadáver y quitó su daga, el cuerpo se quedaría ahí, claro está. Ls policía no era una amenaza y le daba igual dejar botadas a sus víctimas.
Cargó al minino en su regazo y prosiguió a salir del callejón, iría a una tienda de animales para alimentarle y cuidarle.

A Fallen le daba igual lo moralmente.correcto, en personas, para ella, no aplicaba. En animales sí. Algo que los policías no habían notado es que la mayoría de crímenes hechos por ella fueron a personas que lastimaban a animales... El resto, era por pura diversión.