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Encuentro en las puertas de Legacy (Erza)
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Encuentro en las puertas de Legacy (Erza)
Le dolían las piernas y los brazos. Su respiración era pesada, y casi ni podría abrir los ojos. Sentía como si por todo su cuerpo estuviera siendo bajo ataque por torrentes de dolor que le cruzaban de la cabeza a los pies. Al menos tenía la satisfacción de que esa tarde logró detener a un par de villanos. Ésta era su rutina en Legacy. Desde el momento en que entró, todos los días, o bien casi todos, luchaba contra algo o ayudaba a alguien dentro de la Academia. El yugo de Jellal era cargar una montaña completa a sus espaldas
Pero ya iba a descansar, y sí que tenía sueño. Se iría primero a enfermería, y luego a la cama en donde dormiría plácidamente. Solo que sus piernas, sus maltratadas piernas, le dolían como mil agujas clavándosele. La noche estaba ocluida por aglomeraciones de nubes. Ni un rayo de luna salía de ese manto nebuloso.
De pronto, se tropezó y cayó de rodillas. Puso su vista al frente y estaba en las puertas de la famosa y grande Academia Legacy. Simplemente sonrió. Estar en casa ya era algo positivo, ahora lo único que debía hacer era seguir caminando, pero sus pasos eran lentos y pesados. Cruzó por el pequeño jardín, y se apoyó sobre una banca, y se apoyó ahí. Hasta sus ojos le dolían. Simplemente, los cerró...
— Ayuda... necesito ir a mi habitación, — mencionó a ojos cerrados. Sus palabras nacían atrofiadas de su boca. Se notaba el cansancio que estaba plasmado en su rostro. Entonces, sintió cómo alguien empezó a caminar rumbo hacia él. No abrió ojos, simplemente, se recostó en el banco y se acomodó más.
Pero ya iba a descansar, y sí que tenía sueño. Se iría primero a enfermería, y luego a la cama en donde dormiría plácidamente. Solo que sus piernas, sus maltratadas piernas, le dolían como mil agujas clavándosele. La noche estaba ocluida por aglomeraciones de nubes. Ni un rayo de luna salía de ese manto nebuloso.
De pronto, se tropezó y cayó de rodillas. Puso su vista al frente y estaba en las puertas de la famosa y grande Academia Legacy. Simplemente sonrió. Estar en casa ya era algo positivo, ahora lo único que debía hacer era seguir caminando, pero sus pasos eran lentos y pesados. Cruzó por el pequeño jardín, y se apoyó sobre una banca, y se apoyó ahí. Hasta sus ojos le dolían. Simplemente, los cerró...
— Ayuda... necesito ir a mi habitación, — mencionó a ojos cerrados. Sus palabras nacían atrofiadas de su boca. Se notaba el cansancio que estaba plasmado en su rostro. Entonces, sintió cómo alguien empezó a caminar rumbo hacia él. No abrió ojos, simplemente, se recostó en el banco y se acomodó más.
Jellal Fernandes
Re: Encuentro en las puertas de Legacy (Erza)
¿Dónde estaría Jellal? Era la pregunta que durante toda la mañana había recorrido la mente de la pelirroja. Sí sabía que él a veces se dedicaba a ayudar, él era tan buena gente en eso, pero tenía un problema el chico y era que, a veces ponía los demás por encima de él, aunque Erza siempre le había dicho que se cuidara, primero él después los demás nunca le hizo caso. Ya la tarde había llegado, ese típico atardecer de degradado de rojos en el cielo, ya todos estaban fuera de la Academia, ya que las clases terminaron hace un par de horas. La pelirroja salió, su preocupación era grande por él. A la entrada, notó la, silueta, ese típico cabello que hasta a la distancia lo reconocía.
Un suspiro salió, así se acercó cuando la mirada de él se desvanecía de dolor en esa banca, estaba muy mal. Se terminó de acercar y sólo pensó cómo llevarlo hasta la habitación, o si lo cargaba le dañaría algo. Más que todo se notaban sus piernas un poco mal, sólo observó un poco y le apartó el cabello de la frente del chico. — Ya vine, te ayudaré Jellal — Dijo con una sonrisa, aunque este no le viera. Solo llevó una de las manos del chico por encima de sus hombros, y una de las manos de ella se sostuvo por un costado entre el pecho y cadera del peliazul.
— Hum — Con un empuje hacia arriba logró levantarlo, pero no quería que este se moviera mucho así todo el peso de él terminó siendo apoyado en el cuerpo de la Escarlata. Así comenzó a caminar hasta la entrada de la Academia, subiendo esas escaleras, siendo sincera fue la parte más difícil. Cuando comenzó a caminar hasta las habitaciones de los chicos, todos los pasillos estaban solos, como si fuera un día de muertos. Cuando se acercó a la habitación notó que la puerta estaba semiabierta, en algún punto bastante sospechoso. Ambos entraron, y lo dejó recostado en la cama, acomódandole las almohadas tras el cabello de él y seguido fue al baño a mojar una toalla y comenzar a limpiarle el rostro.— Qué trabajos das Jellal, pensé que sería más duro cargarte. — Comentó para limpiarle las mejillas.
Un suspiro salió, así se acercó cuando la mirada de él se desvanecía de dolor en esa banca, estaba muy mal. Se terminó de acercar y sólo pensó cómo llevarlo hasta la habitación, o si lo cargaba le dañaría algo. Más que todo se notaban sus piernas un poco mal, sólo observó un poco y le apartó el cabello de la frente del chico. — Ya vine, te ayudaré Jellal — Dijo con una sonrisa, aunque este no le viera. Solo llevó una de las manos del chico por encima de sus hombros, y una de las manos de ella se sostuvo por un costado entre el pecho y cadera del peliazul.
— Hum — Con un empuje hacia arriba logró levantarlo, pero no quería que este se moviera mucho así todo el peso de él terminó siendo apoyado en el cuerpo de la Escarlata. Así comenzó a caminar hasta la entrada de la Academia, subiendo esas escaleras, siendo sincera fue la parte más difícil. Cuando comenzó a caminar hasta las habitaciones de los chicos, todos los pasillos estaban solos, como si fuera un día de muertos. Cuando se acercó a la habitación notó que la puerta estaba semiabierta, en algún punto bastante sospechoso. Ambos entraron, y lo dejó recostado en la cama, acomódandole las almohadas tras el cabello de él y seguido fue al baño a mojar una toalla y comenzar a limpiarle el rostro.— Qué trabajos das Jellal, pensé que sería más duro cargarte. — Comentó para limpiarle las mejillas.
Invitado- Invitado
Re: Encuentro en las puertas de Legacy (Erza)
Estaba tan aturdido que ni sabía quién le estaba ayudando. Sentía que cada centímetro cuadrado de su cuerpo estaba hinchado y gritando de dolor. Simplemente caminaba escuchando atentamente el viento. Andando y andando escaleras arriba, mientras que por su mente pasaban mil pensamientos fugaces. Que derrotar a los demonios se hacía cada vez más difícil, que debían reforzar el personal de la Academia, también de qué sería el almuerzo mañana. Necesitaba distraerse de algo para no centrarse en el terrible dolor.
Abrió los ojos y de nuevo los cerró. Alguien lo había recostado en su cama. De nuevo abrió sus ojos verdes y efectivamente estaba en su habitación, la cual estaba oscura, salvo porque la puerta -la cual no se había cerrado del todo- dejaba pasar la luz, dibujando en el suelo y en su misma cama un espacio de luz que provenía de los focos del pasillo. Entonces, pudo percatarse de la voz femenina, y una que le parecía sorprendentemente familiar.
¿De verdad? ¿De verdad era... ? — Erza, — mencionó con una voz que rozaba el silencio. Llevó su par de orbes hacia ella y vio un cabello escarlata, y sí, esa sonrisa que tanto extrañaba. Cómo lamentaba estar así. Se sentía débil, como si la estuviera decepcionando o algo por el estilo. — ¿Estoy soñando? — llevó su mano hacia el hombro de la contraria, y su sonrisa se amplió para luego cerrar los ojos. Sentía hinchados sus párpados. — No puedo creer que hayas llegado a Japón, — y se formó un silencio solo interrumpido por el viento que arreciaba en el exterior. No estaba en el mejor de los estados como para recibir a Erza. Esos rufianes le habían dado una paliza, y necesitaría tiempo en reponerse.
— Me tuve que quedar acá. Descubrí con el tiempo que Zeref solo es el eslabón de una cadena gigantesca e interminable de criminales. No voy a descansar hasta apresar a Yuno Gasai, a Lacus y a... ¡Agh! — de pronto, su cabeza le comenzó a doler por lo que se llevó ambas manos a su frente. Eran tantos enemigos y tan poco tiempo, que de verdad lo estresaban. Japón no era como Fiore. Habían enemigos mucho más poderosos y de todos los universos. Jamás pensó que su Earthland y Edolas eran dos mundos de tantos.
Abrió los ojos y de nuevo los cerró. Alguien lo había recostado en su cama. De nuevo abrió sus ojos verdes y efectivamente estaba en su habitación, la cual estaba oscura, salvo porque la puerta -la cual no se había cerrado del todo- dejaba pasar la luz, dibujando en el suelo y en su misma cama un espacio de luz que provenía de los focos del pasillo. Entonces, pudo percatarse de la voz femenina, y una que le parecía sorprendentemente familiar.
¿De verdad? ¿De verdad era... ? — Erza, — mencionó con una voz que rozaba el silencio. Llevó su par de orbes hacia ella y vio un cabello escarlata, y sí, esa sonrisa que tanto extrañaba. Cómo lamentaba estar así. Se sentía débil, como si la estuviera decepcionando o algo por el estilo. — ¿Estoy soñando? — llevó su mano hacia el hombro de la contraria, y su sonrisa se amplió para luego cerrar los ojos. Sentía hinchados sus párpados. — No puedo creer que hayas llegado a Japón, — y se formó un silencio solo interrumpido por el viento que arreciaba en el exterior. No estaba en el mejor de los estados como para recibir a Erza. Esos rufianes le habían dado una paliza, y necesitaría tiempo en reponerse.
— Me tuve que quedar acá. Descubrí con el tiempo que Zeref solo es el eslabón de una cadena gigantesca e interminable de criminales. No voy a descansar hasta apresar a Yuno Gasai, a Lacus y a... ¡Agh! — de pronto, su cabeza le comenzó a doler por lo que se llevó ambas manos a su frente. Eran tantos enemigos y tan poco tiempo, que de verdad lo estresaban. Japón no era como Fiore. Habían enemigos mucho más poderosos y de todos los universos. Jamás pensó que su Earthland y Edolas eran dos mundos de tantos.
Jellal Fernandes
Re: Encuentro en las puertas de Legacy (Erza)
Sólo notó lo mal que estaba él, nunca lo había visto con esa apariencia, eso había sorprendido a la Escarlata. Un suspiro salió de los labios femeninos, pensaba que con más motivos debía estar con él, aunque no fuera de mucha ayuda, ella permanecería junto a él, ya dos son más fuertes que uno solo. — Sí, deberías descansar más, estás muy mal. — Dijo dejándole la manta húmeda sobre el pecho del chico, ya que con ella le había Estado limpiando hace unos momentos el cuerpo. — Mmm llegué a Japón hace unas semanas atrás, Juvia me dijo que estabas aquí, así que pensé en venir a verte, pero creo que tuve que llegar antes, así podría tratar de haber prevenido esto. — Dijo cruzándose de brazos como si de un regaño se tratase, aunque parte estaba molesta.
— Mmm — Sólo observó la habitación del chico, debería haber algo que le pudiera dar para esos dolores del cuerpo, ya que al parecer hasta abrir los párpados le causaba gran dolor. — Deberías de tener algunas medicinas aquí o podría ir a traerte algunas — Dijo con una idea, aunque sería lo mejor. — Esperame aquí, ya regreso. — Dijo saliendo de la habitación de Jellal rápidamente, aunque era nueva en esta Academia, se fue guiando a través de las direcciones que Juvia le había mencionado antes, menos mal que había prestado atención a cada una de las palabras. Llegó al Salón se profesores, gentilmente pidió unas pastillas de dolor muscular y después siguió de nuevo las escaleras para arriba a dirección de esa habitación. — ¡Ya vine! — Comentó encendiendo las luces.
— Toma — Le ofreció la pastilla y el vaso de agua. — Con más razón debes de tener cuidado, si sabes que son más fuertes no debes ir solo. — Comentó dándole un golpe con puño cerrado en el hombro del chico. — Creo que como demore prefieres hacer las cosas solo, no? — Dijo tomando asiento a la par de la cama junto a él. — Acaso quieres proteger a todos tú solo? — Dijo teniendo sus brazos cruzados aunque sus ojos le estaban viendo de reojo.
— Mmm — Sólo observó la habitación del chico, debería haber algo que le pudiera dar para esos dolores del cuerpo, ya que al parecer hasta abrir los párpados le causaba gran dolor. — Deberías de tener algunas medicinas aquí o podría ir a traerte algunas — Dijo con una idea, aunque sería lo mejor. — Esperame aquí, ya regreso. — Dijo saliendo de la habitación de Jellal rápidamente, aunque era nueva en esta Academia, se fue guiando a través de las direcciones que Juvia le había mencionado antes, menos mal que había prestado atención a cada una de las palabras. Llegó al Salón se profesores, gentilmente pidió unas pastillas de dolor muscular y después siguió de nuevo las escaleras para arriba a dirección de esa habitación. — ¡Ya vine! — Comentó encendiendo las luces.
— Toma — Le ofreció la pastilla y el vaso de agua. — Con más razón debes de tener cuidado, si sabes que son más fuertes no debes ir solo. — Comentó dándole un golpe con puño cerrado en el hombro del chico. — Creo que como demore prefieres hacer las cosas solo, no? — Dijo tomando asiento a la par de la cama junto a él. — Acaso quieres proteger a todos tú solo? — Dijo teniendo sus brazos cruzados aunque sus ojos le estaban viendo de reojo.
Invitado- Invitado
Re: Encuentro en las puertas de Legacy (Erza)
Tenía su par de orbes divagando en la oscuridad de la pieza, más la poca luz que entraba y dibujaba el contorno del cuerpo de Erza, le permitió a Jellal ver que ella se encontraba de brazos cruzados. Ese gesto hizo que Jellal sonriera y cerrara sus ojos de nuevo. La pelirroja siempre lo protegía y cuidaba, aunque el mago no era meritorio de ese cariño, siempre le hacía gracia sus expresiones.
Eran esas cosas las que hacían dejar el dolor atrás. Su corazón latió fuerte. Sí, la tristeza y la derrota se quedaban atrás en ese camino pedregoso que es la vida, muy atrás a punto de ya no verlos. La amistad es la respuesta. Era esa fuerza que nacía de nosotros y nos ligaba a algo trascendente, a algo que rompe con las barreras del tiempo y el espacio. Cerró sus ojos, y se fue perdiendo en los tumultuosos mares de su pensamiento. Muchas cosas, y él... se iba perdiendo más y más...
— ¡Ah! Sí, perdón... gracias, Erza, — se despertó con algo de rubor en sus mejillas. La pelirroja le dio un pequeño coscorrón y se sentó en la cama. No, estaba claro que Jellal no era capaz de proteger a todos ni de salvarlos. Había innumerables enemigos y tan poderosos que era prácticamente imposible. Respiró profundo y llevó su mano por sobre la de ella.
— Hagamos un compromiso. Siempre lucharemos los dos juntos... — acarició el empeine de su mano de forma lenta y cuidadosa con la yema de sus dedos. Una caricia sincera, mientras que una sonrisa se cincelaba en sus labios. Ahora tendría a Erza para luchar, y ella siempre lo acompañaría, y él a ella. — Es una promesa, — enganchó su dedo meñique con el de ella. Era el inicio de una relación especial.
Eran esas cosas las que hacían dejar el dolor atrás. Su corazón latió fuerte. Sí, la tristeza y la derrota se quedaban atrás en ese camino pedregoso que es la vida, muy atrás a punto de ya no verlos. La amistad es la respuesta. Era esa fuerza que nacía de nosotros y nos ligaba a algo trascendente, a algo que rompe con las barreras del tiempo y el espacio. Cerró sus ojos, y se fue perdiendo en los tumultuosos mares de su pensamiento. Muchas cosas, y él... se iba perdiendo más y más...
— Toma — Le ofreció la pastilla y el vaso de agua. — Con más razón debes de tener cuidado, si sabes que son más fuertes no debes ir solo. — Comentó dándole un golpe con puño cerrado en el hombro del chico. — Creo que como demore prefieres hacer las cosas solo, no? — Dijo tomando asiento a la par de la cama junto a él. — Acaso quieres proteger a todos tú solo? — Dijo teniendo sus brazos cruzados aunque sus ojos le estaban viendo de reojo.
— ¡Ah! Sí, perdón... gracias, Erza, — se despertó con algo de rubor en sus mejillas. La pelirroja le dio un pequeño coscorrón y se sentó en la cama. No, estaba claro que Jellal no era capaz de proteger a todos ni de salvarlos. Había innumerables enemigos y tan poderosos que era prácticamente imposible. Respiró profundo y llevó su mano por sobre la de ella.
— Hagamos un compromiso. Siempre lucharemos los dos juntos... — acarició el empeine de su mano de forma lenta y cuidadosa con la yema de sus dedos. Una caricia sincera, mientras que una sonrisa se cincelaba en sus labios. Ahora tendría a Erza para luchar, y ella siempre lo acompañaría, y él a ella. — Es una promesa, — enganchó su dedo meñique con el de ella. Era el inicio de una relación especial.
Jellal Fernandes
Re: Encuentro en las puertas de Legacy (Erza)
— Encendere la luz, espero que no te moleste ello, Jellal. — Comentó, para solo agacharse a la mesa de noche que estaba a la par de la cama de él. Una lámpara común y corriente, para cuando la pelirroja la encendió. Notando una luz suave, para que no le molestara ni un poco la vista al chico que al parecer estaba muy lastimado en todas partes de su cuerpo. — Listo, así podemos vernos mejor. — Dijo para tomar una de las sillas y acercarla a un costado a la cama del chico, mostrando que no tenía interés alguno el dejar al peliazul solo, ni por un momento o al menos hasta que este se sintiera mejor.
— ¿Promesa? — No pudo evitar sonrojarse, más solo sacudió su cabeza a modo de botar esos sentimientos que le había hecho estremecerse, por las simples palabras que había dicho. — ¡Sí, claro! — Dijo emocionada, como era costumbre de la Escarlata, daría lo mejor para ser la compañera de él para evitar que este volviera a salir herido, lograr serle de escudo y brindarle un gran apoyo. — Acepto la promesa, Jellal — Su meñique apretó el de él, para solo hacer su promesa de meñique, con un pequeño meneo de sus manos de arriba para abajo, mostrando una sonrisa. Pronto solo la volvió a soltar.
— Ahora, debes de descansar mucho, e incluso darte un baño. — Dijo, ¿Acaso era una indirecta para él eso último? Lo más probable, para seguido la pelirroja se puso de pie. Se había acercado a las ventanas del balcón para abrirlas de par en par y notar ese viento que movió las cortinas al compás de las brisas que entraba. — Se siente muy bien que hayas regresado, me habías preocupado mucho. — Dijo con la mirada hacia el atardecer, con las ventanas abiertas. Ya que no era buena expresando sus sentimientos de forma directa, ¿Qué mejor que hacerlo sin verle? — Si te vas de nuevo, haré que tengas heridas hasta 3 meses — Dijo con una fulminante mirada hacia él.
— ¿Promesa? — No pudo evitar sonrojarse, más solo sacudió su cabeza a modo de botar esos sentimientos que le había hecho estremecerse, por las simples palabras que había dicho. — ¡Sí, claro! — Dijo emocionada, como era costumbre de la Escarlata, daría lo mejor para ser la compañera de él para evitar que este volviera a salir herido, lograr serle de escudo y brindarle un gran apoyo. — Acepto la promesa, Jellal — Su meñique apretó el de él, para solo hacer su promesa de meñique, con un pequeño meneo de sus manos de arriba para abajo, mostrando una sonrisa. Pronto solo la volvió a soltar.
— Ahora, debes de descansar mucho, e incluso darte un baño. — Dijo, ¿Acaso era una indirecta para él eso último? Lo más probable, para seguido la pelirroja se puso de pie. Se había acercado a las ventanas del balcón para abrirlas de par en par y notar ese viento que movió las cortinas al compás de las brisas que entraba. — Se siente muy bien que hayas regresado, me habías preocupado mucho. — Dijo con la mirada hacia el atardecer, con las ventanas abiertas. Ya que no era buena expresando sus sentimientos de forma directa, ¿Qué mejor que hacerlo sin verle? — Si te vas de nuevo, haré que tengas heridas hasta 3 meses — Dijo con una fulminante mirada hacia él.
Invitado- Invitado
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