(Misión del mes) Patio trasero

Era una noche tranquila, habia un ambiente tranquilo y pacifico a pesar de que tsnto Merak como Legacy esten juntos, hacia un poco de calor en el lugar pero daba igual por que habia una suave brisa la cual era refrescante, el lugar era lindo para estar, habia arbustos con flores, grandes arboles, varias bancas para poder sentarse a descansar o pasar el rato.

El joven pelirrojo estaba parado junto a varios de sus compañeros de Merak, no faltaba mucho para que los fuegos artificiales comenzaran es mas ya escuchaba que la cuenta regresiva estaba por el numero "45" pensaba quedarse con ellos pero tenia otros planes mas importantes en mente.

Mientras todos estaban hablando de sus metas cumplidad y esas cosas, se alejo del grupo dirigiendose a una parte mas solitaria donde habia concordado con su ¿amiga? peliazul para verse a solas. Realmente no sabia que relacion tenia con esa chica ya que se conocian pero el sentia algo mas por ella que una simple amistad, era algo que lo tenia confuso realmente pero no le daba mucha importancia.

Faltaba poco para que diera inicio a un nuevo año, después de tantas cosas que pasaron desde que se unió a Legacy, había formado grandes lazos de amistad, lazos que se hacían más fuertes conforme pasaba el tiempo. Se habían reunido todos los presentes para disfrutar de aquella noche, dejando a un lado sus diferencias, Legacy y Merak, ahora convivían juntos. Ansiosos, entre risas y charlas, esperaban el momento para lanzar los fuegos artificiales. Todos parecían felices, era sorprendente verlos en un mismo lugar sin que intentaran herirse o asesinarse. ¿Será esta la magia del año nuevo?

Mientras tanto, Juvia, la maga de agua de cabellos azules, quien se encontraba sola, como era de costumbre, estaba buscando a alguien en especial, a aquel pelirrojo de Merak que robó su corazón. Deseaba pasar tiempo a su lado en tan preciosa noche.
Después de caminar unos minutos en busca de su amor, llegó al lugar donde habían quedado de verse.
Sus ojos se iluminaron al ver al moreno en aquel sitio esperando.
— Aaah~ ahí está. — exclamó, admirando de lejos al amor de su vida.

A paso veloz se acercó hasta donde se encontraba el joven de Merak, este se dio cuenta de su presencia, vaya oído tan agudo que poseía. Se lanzó hacia el pelirrojo, sus delgados brazos apenas y lograban rodear la espalda del hombre.

— Q-Qué gusto verlo esta noche, Cobra-sama.~ — dijo con una voz de enamorada. No podía negar ni ocultar sus sentimientos, mucho menos en una noche tan bella, estando los dos solos, quién sabe que podría suceder. ¿Los verían? ¿Alguien interferiría?
Una oleada de emociones invadían el corazón de la peliazul.

Aquella hermosa gorgona estaba alejada de las demás personas, dentro de la oscuridad viendo los fuegos artificiales, los cuales alumbraban aquel oscuro sitio donde se encontraba.   Se subió a un árbol y estiro la mano al cielo como si quisiera tocar las estrellas o aquellas luces de colores que le daban a la noche una colorida sensación, de un momento a otro dejaron de estallar esos fuegos y se quedo en completa oscuridad, lo único que se  escuchaba a lo lejos eran las  voces animadas de las personas, de ambos institutos de merak y legacy. La única festividad del año en que ambas facultades olvidaban su recelo y estaban como personas normales, sin diferencias, como una profunda paz que se apoderaba del lugar.

Al ver la oscura noche, recordó el cabello y ojos de aquel chico de baja estatura, que había conocido en la playa, si poder detenrlo en su rostro apareció un color rojo carmesí y sintió como su corazón latía tan fuerte, que, ella escucho lo que su corazón decia a gritos....[Zel-dris]...[Zel-dris], avergonzada cubrió su pecho intentando no escuchar sus latidos - B-basta- Se dijo así misma, volteo hacia la derecha viendo que un pequeño hombre de cabello y ojos negros se acercaba a su dirección.

Santo dios, su corazón pareciera que se saldría de su pecho, al notar que aquel chico llego con ella solo sonrió de una forma torpe y saludo totalmente nerviosa.

- H-h-hola Zeldris-sama

Pronto terminaría el mes, Zeldris estaba ansioso pues nunca había sido parte de celebraciones humanas así, era curioso para el estar en un evento así, nunca imaginaria que eso llegara a pasar, pero de todas formas se sentía muy feliz, estar junto a personas que no conocía y pasar algo de tiempo de calidad con ellos era algo que se le hacía gratificante, además de eso nunca estuvo tan acostumbrado a compartir emociones humanas.

Cuanto menos esperaba la cuenta regresiva estaba a punto de terminar y en ese entonces con el cielo nocturno el cual mostraba cientas de estrellas y una luna que alumbraba el lugar comenzaron a salir fuegos artificiales, una explosión de colores se empezó a ver en el cielo y en eso aunque sentía una calidez en su pecho creía que faltaba algo, nunca antes había sentido algo así ¿Cómo podría decirse? Mariposas en el estomago, desde aquella vez que conoció a aquella chica Medusa en la playa no podía quitársela de la cabeza, no podía evitarlo, fue muy agradable en esos momentos, algo que no olvidaría pues fue de las pocas personas que conoció hasta ahora en su corta estancia en Merak.

Fue entonces durante la explosión de colores que noto una silueta que creía haber visto antes ¿Sería acaso qué...? Sus ojos negros y sin brillo mostraban una alegría sin igual, y una gran sonrisa de oreja a oreja brotó de su rostro, así como algo que nunca le habia pasado antes, un rubor apenas notable brotó sobre sus mejillas.

Con nada en mente actuó como si de manera automática se tratase y camino hacia ella llegando justo a su lado, agitó su mano de lado a lado saludándola y luego de soltar un pequeño suspiro las palabras comenzaron a salir de él.

— Vaya, no esperaba verte, me alegra no estar solo aquí, sabes Medusa, sentía que algo me faltaba, ahora, eso cambió.

El caballero que venía de tierras lejanas desde luego no conocía nada de este mundo, y desde su llegada le ha tomado cierto tiempo acostumbrarse a todo lo nuevo que aquí había.

Entre estas novedades también se enteró de que había llegado en las cercanías de una celebración especial para casi todo ese mundo, una especie de celebración llamada navidad. Dicha festividad según había entendido era para convivir con sus seres cercanos y para compartir tal vez, pero seguía sin comprender en si que era lo que se celebraba.

De igual modo este se dirigió al patio trasero de la academia Legacy donde le dijeron que habría un evento de dicha celebración. Fue debido a que no tenía nada mejor que hacer, puesto a que realmente no tendría a nadie con quién pasar la temporada, y esto lo vio aún más marcado cuando al adentrarse en los patios vio a muchas parejitas reunidas.

Ante todo esto solo hizo un leve saludo con señas y se quedó de pie apartado un poco de aquellas parejas

Un evento de esa categoría, una idea tan descabellada no hacía más que molestar, cual mosquito, la mente de la chica. ¿Dejar una guerra encarnizada por una noche? Reconocía la existencia de un histórico precedente pero, si bien era una ángel, no deseaba pecar de ilusa. No era necesario decir que eso no era una buena idea.

Pero entonces ¿Por qué se encontraba allí? Sentada sobre uno de los pequeños muros con sus pies colgando en un intento de captar con sus ojos el próximo brillo de la pólvora celestial. Podría resumirse en que se vio vencida por su propia curiosidad, quizás deseaba comprobar que tenía razón, quizás deseaba equivocarse.

Sus ojos descansaron en tierra, podía ver algunas personas, ninguna de las cuales conocía en lo más mínimo. Eso no era en realidad un problema. ¿Qué podía decir ella de su año? No mucho, al menos, no mucho en relación a su llegada a la isla. Recordó un par de momentos donde tuvo que ceder a la aleatoriedad de las situaciones ¿Eran recuerdos dulces o amargos?

No pudo sino sentir amargura, ante el aspecto que en muchos casos, le habían pasado, aunque parte de la responsabilidad o privilegio caía en su persona apenas había tomado la iniciativa en algo, esa sensación amarga de pasividad no hacía nada más que recordarle su posición, la verdadera razón por la que estaba aquí.

“Sé que dije con sarna que aprovecharía de tener una buena vida escolar pero… Realmente no creo pertenecer aquí” pensó observando a las múltiples parejas. ¿Eso le importaba? Recordó en varias ocasiones dicho tema pero meramente pero decidió dejarlo de lado, justo como hacía en ese momento.

Quizás las pocas excepciones de la regla par, tales como ella, eran aquellos que buscaban un sitio o disfrutaban se su soledad, concentrándose en el brillo multicolor que creaba formas fantasiosas y sonidos estridentes en el cielo nocturno, dejando a las estrellas del origen en un segundo plano, un mero y simple fondo para el espectáculo que los creados quienes ¿Para qué negarlo? Lo disfrutaban, incluso la ángel que dejó sus ojos brillar ante la nueva explosión.

―Al menos es lindo…― murmuró observando las fogosas flores abrirse, enseñar sus colores en cientos de pétalos que se desvanecían a los pocos minutos.

En lo que sus ojos se preparaban para que un nuevo espectáculo comenzase, que el humo y polvo de los fuegos artificiales dejasen de molestar sus ojos, observó un sujeto con armadura saludarla en un gente, gesto que naturalmente devolvió con un leve movimiento de su sombrero.

Dejó reposar parte de su peso sobre uno de sus brazos con cierto agotamiento mental. Sin duda evitaría las celebraciones y regresaría a dormir lo antes posible. ¿Por qué le molestaba tanto la idea pese a ser tan maravillosa en apariencia? ¿Era su subconsciente hablándole con la lógica que no le permitía la débil sociedad legaciana? ¿O era el susurro de su dios indicándole que no bajase la guardia?