| Una cálida Bienvenida. | [][] Krul Tepes. [][]

Un demonio de una estatura baja aproximada de 1,52mts y un cabello y ojos negros sin brillo quien vestía un atuendo muy diferente a algo visto comúnmente en especial a la ciudad, sin olvidar aquella vaina colgada de su cinturón para guardar su pequeña espada que más bien parecía daga hacían que aquel sujeto fuese difícil de fiar para cualquier persona normal, normalmente le veían raro, como siempre hay de todo en ese lugar.

Se la había pasado vagando por toda la ciudad, conociendo los edificios y establecimientos diversos, sin olvidar su hambre habitual por almas humanas la cual saciaba de vez en cuando con chicos de pandilla o vagos que habitaban normalmente entre callejones era como pasaba su vida Zeldris, nada muy grande pasaba, solo escándalos de encontrar cuerpos sin vida por todos lados, claro aquel demonio era el responsable de dichos actos pero nunca fue descubierto, porque a pesar de todo ¿Quién creería que un hombre con una estatura por debajo a la media haría eso?

Se estaba haciendo tarde, decidió ir a aquel lugar en donde conoció a varias personas importantes para el, se trataba de la playa, aquel lugar que normalmente no era muy visitado, imaginaba que mucho menos habría gente durante la noche, por lo que aquel demonio se decidió, en un lugar con menos personas libero aquellas alas hechas de materia oscura que salieron desde su espalda y empezó a abatirlas con rapidez para subir a las alturas y comenzar a volar en dirección a aquella playa, no era una gran distancia y por la velocidad y viento llegaría en apenas unos minutos hacia aquel lugar en donde la luna llena empezó a salir en su máximo esplendor, las piedras en la costa tomaron un color nocturno y con un cielo completamente despejado y lleno de estrellas alumbraban al agua la cual reflejaba gran parte de esa luz, era un gran espectáculo de luz natural estaba presente en aquel lugar.

El pelinegro tan solo estaba flotando con una altura a unos dos metros de el suelo observando tan solo el reflejo de aquel cielo desde el mar.

No esperaba tener compañía, pero pronto sintió una presencia extraña cercana a el, no sabía exactamente de dónde provenía ni siquiera puedo imaginar si era hombre o mujer, su instinto de demonio corrió de inmediato alertando a aquella presencia con tan solo liberar una especie de llamas negras de su mano y comenzar a abatir sus alas.
Cualquiera al ver a alguien con alas volando y con fuego saliente de su mano seguramente huiria aunque aquella presencia pareció persistir en el lugar, el demonio libero un suspiro y dirigió unas palabras a aquella persona.

— Vaya, viniste a interrumpir mi espectacular vista ¿Qué quieres? ¿Te puedo ayudar en algo?

Tan solo giro la cabeza lo más que pudo para dirigir sus ojos a quien se encontraba justo tras de el y de entre sus labios emergió una pequeña sonrisa.

"¿Porque aún sigo viva?".

Por más que pensaba una respuesta para esa pregunta solo podía sentenciarlo con la misma frase de siempre, "necesito encontrarlo". Aún sabiendo que esta frase nunca la cambiaría quería pensar que habían más palabras para excusarse, solamente que no lo sabía cómo conjugar dichas palabras casi inexistentes. O simplemente, creer que dichas palabras las había olvidado.
Pero, ¿y si esta respuesta no la encontrara jamás? ¿Que haría si sus esperanzas se acabaran? Tan solo en pensar que encontrar a Ashera era su única causa de existencia la hacía sentir hueca. Y eso era mucho decir ya que era una vampiro, y se supone que un vampiro no debe de tener sentimiento alguno.

Y, olvidando un momento todo esto, ¿que sentido tenía olvidar varias palabras que, se supone, son importantes para ella? Es ridículo. Gruño agachando la cabeza ocultando su rostro con la palma de sus brazos negando con la cabeza a modo de frustración. En verdad detestaba no tener alguna otra respuesta para esa pregunta omnipresente en su mente.

En ello, un viento frío y casi potente corrió detrás de sí dejándole un pequeño escalofrío por su espalda causándole además algo de curiosidad, desde ya hacía varios minutos no había señal de que hubiera viento en la playa. Había de ser así, si, pero habría sido acompaña con gotas minúsculas de agua marina tibia. Cosa que está vez no pasó. Al girar su rostro quitando sus manos de estas vio a un hombre igual de pequeño que ella hablándole cortésmente. No debía de ser grosera así que se limitó a sonreír y respondió:

– Ah, hola. No quiero nada en realidad, solo miraba el pasar del día. – Respondió con un tono de voz casi inexpresivo a pesar de hallársele sonriendo.

Tremenda sorpresa cayó cuando una mujer de pelo rosa noto, no esperaba encontrar a nadie más en ese lugar, menos a esa hora y mucho menos una mujer, ¿Porqué a esta hora? Se decía así el pelinegro pues aunque quisiera por ahora no tenía ganas de pelear por algo tan insignificante como permanecer en aquel lugar.

— ¿Nada, eh? No pensé encontrarme una chica a esta hora.

Oculto sus alas y con lentitud fue cayendo al suelo y de un chasquido oculto aquellas llamas negras, luego de eso dio media vuelta y unos pasos hacia ella, luego de esto le ofreció la mano como saludo, siempre era cortes con los demás, aún si fuera antes de morir, a pesar de ser un demonio tenía sus emociones desarrolladas.

— Entonces ¿Cuál es su nombre señorita?

Musitó el pelinegro esperando ser correspondido de aquel saludo por la contraria, ¿Cuál será su actitud ante algo así?

— ¿Quieres ver un truco? Bueno ya seguro lo viste pero...

Chasqueo los dedos de la mano que tenía libre y creo en un abrir y cerrar de ojos llamas color negro, esto duró unos segundos y luego chasqueo los dedos para apagar el fuego, estaba buscando una forma para romper el hielo pues la chica se veía amable pero su actitud le pareció un poco rara.

– Ni yo creí que encontraría a un chico a estas horas, así que estamos igual. – Comentó mientras apreciaba como el muchacho descendía de su lugar hacía ella ocultando sus alas azabache rodeadas de fuego en un sonoro chasquido, miro por unos momentos el saludo de el hacía sí con algo de duda hacía el saludo, no había ninguna señal de amenaza en esta expresión pero de igual manera quería examinar dicho movimiento. Sin más estrecho su mano con la del chico volviéndole a sonreír con amabilidad –. Mi nombre es Krul Tepes, pero solo llámame Krul.

– Si, ya había visto ese truco antes, es adorable – Respondió tranquilamente después de ver por un par de segundos aquellas alas azabache rodeadas de un brillo rojizo/amarillo. Esto le hizo sentirse un tanto más confiada con aquel desconocido quien solo quiso ser amable y esto lo confirmó. Realmente no se esperaba conversar con nadie ahora debido a que no estaba de muy buen humor pero esto no significaba que estaba irritada, lo estaba, pero era por otra cosa –. Y bien, ¿cuál es tu nombre? ¿Y que te trae por aquí a esta hora?, claro, si es que puedo saber.

— Podría decir, ¿Cómo es que dicen los humanos? Ah sí, ¡Touche!

Luego de ser correspondido en aquel apretón de manos tan solo el demonio "guardo" su mano ocultandola tras su espalda ¿Comería su alma? ¿Qué seguiría? No era muy bueno sacando plática con los demás, pero, no tenía de otra, era eso o marcharse a otro lugar más tranquilo.

— ¿Krul, verdad? Yo soy Zeldris, tan solo Zeldris, y ahora que viste aquello que puedo hacer te diré que soy un demonio.

A pesar de todo no parecía realmente impresionada por aquel "truco" tan sencillo ni siquiera un poco, parecía que pronto tendría que ver otra manera de agradarle.

Al estar de pie dio unos pasos al lado de ella y se sentó junto a la pelirosa en espera de buscar algo más para dirigirle la palabra.

— Yo tan solo vine porque este lugar me trae algunos recuerdos, nunca había venido aquí durante la noche, es igual de hermoso, ¿Ya llevas mucho aquí?

Se le ocurrió una idea, decían por el lugar que había un pueblo pequeño que durante la noche era un tanto aterrador, casino había gente ahí y tenían un toque de queda pues los pueblerinos originarios de aquel sitio creian en fantasmas, rituales, eran personas muy a la antigua.

De inmediato con esa idea el pelinegro tomó del brazo a la menor suavemente, tampoco quería que se negara, se puso de pie y de nuevo saco sus alas.

— Oye, seguramente suene a loco, pero hay un lugar que quería ver, se trata de un pequeño pueblo, no creas que es una incitacion, hasta yo me golpearía de ser así, que dices ¿Quieres ir?

Parpadeó un par de veces sin cambiar mucho su expresión además de hacer esto. Sus sospechas habían sido ciertas, aunque no precisamente había pensado que sería dicha criatura estaba segura de que era de todo menos algo humano, por un momento había pensado en revelarle también que tampoco era humana pero ya habría tiempo para hacerlo. Se hizo un poco de lado en donde estaba sentada para darle más espacio y observar por un rato junto con Zeldris el pasar de las olas en la orilla de la playa.

–Hmm... A decir verdad no recuerdo muy bien el tiempo que he estado aquí, pero no ha sido demasiado. No por lo que he sentido. – Aprovechando la pequeña pausa que hubo después de su respuesta observo de reojo al muchacho apreciando que estaba pensando en algo, pero no sabía lo que era. Antes de volver a sus pensamientos como hacía unos momentos estaba haciendo sintió por parte de Zeldris un pequeño jalón contra su brazo de manera amigable. Al oír su propuesta miró por unos momentos el cielo mientras con su mano libre tocó sus labios con el dedo indice a modo de pensar una respuesta a ello. Al hacerlo volvió su vista hacia Zeldris retirando el dedo de su labio sonriendo levemente.

– Bueno, no tengo nada mas que hacer y eso se hoye interesante. Vamos allá.

— Vaya, quién diría, por lo que dices parece que ya llevas algo de tiempo aquí, no negaré que es un bonito lugar para disfrutar y pasar un rato.

Respondió a lo anterior el demonio, luego de ver que ella se decidió le ayudo a levantarse y comenzó a abatir poco a poco sus alas y elevarse así al cielo, le sería más sencillo buscar por el aire pues quedaba después de un enorme bosque lleno de árboles y maleza.

— ¿Estás bien sujeta? Espero no caigas, lamento que sea un método ortodoxo para viajar, pero es eso o caminar por un bosque embrujado, ¿Cuál te agrada más?

La mantenía sujeta de la mano, una postura no muy adecuada pero pensó que más raro sería llevarla sobre su espalda o parecido.

— Veo que casi llegaremos.

Dijo manteniendo la vista al frente y manteniendo una velocidad moderada que pico a poco iba disminuyendo hasta caer en medio del pueblo

En aquel lugar las casas eran de madera que parecía estar pudriéndose, las calles estaban iluminadas con velas sujetadas a postes y casas, las calles estaban hechas de piedra y en medio de todas las casas había un pozo de agua rodeado por un muro circular, todo parecía terrorífico, las personas al oir ruido cerraban sus cortinas y apagaban sus velas.

— ¿Qué tal? ¿No tendrás miedo o si? Ten cuidado, no nos lleguemos a perder o que nos lleven para algo raro.

Aún cuando sabía que Zeldris podía volar y era muy probable que volaría junto con el fue algo repentino que comenzara a elevarse con ella sujetándola solamente de la mano, cualquiera no hubiera aguantado algo así pero ella afortunadamente si, pues era también un ser sobrenatural.

– Ehh... no, así estoy bien, caminar no sería una opción pues tardaríamos más, ¿cierto? Puedo resistir. – Le aseguró convenciendo al muchacho recibiendo como respuesta por su parte un simple asentimiento con la cabeza, apenas se habían conocido hacia unos minutos, y sería extraño que la cargara de otra manera que no fuera esta. Hubiera preferido que hubiera algún otro modo de ir hacia su destino pero no había otra manera, tenía que acostumbrarse.

Al escuchar el aviso de Zeldris se preparó para caer de pie lo cual consiguió, había caído por lo menos a una altura promedio entre dos a tres metros y medio en el aire sin haberse lastimado en el proceso. En ello observó a sus alrededores en aquel pueblo y como alguna de esas personas huía dentro de sus casas y cerraban todo lo que podían ante la presencia de ambos.

– ¿Hm? ¿Miedo? He visto cosas peores que esto, ya no me es posible sentir algo así. – Comentó mientras caminaba al lado del muchacho para no perderlo, puede que en aquellos momentos no tenga alguna pizca miedo pero no era tonta, alguno de los pueblerinos presentes antes vistos podría tomarla desprevenida y atacarla, si bien podría librarse perfectamente de un humano era muy probable que entre ellos hubiera otra presciencia sobrenatural al igual que ella y Zeldris. Tal vez incluso peor. Siguió caminando junto con el mientras de reojo miraba cualquier señal de amenaza se hacía presente, pues de manera casi repentina comenzó a sentir que todos en el pueblo la miraban con cierto miedo y odio, aún si no la habían visto jamás lo hacían. Y esto de cierta manera comenzó a ponerla nerviosa y molesta, en si más molesta que nerviosa.

Zeldris tenía la fuerza suficiente como para cargar sin mucha dificultad a una persona del peso de Krul, aún siendo de una estatura baja era muy fuerte físicamente, no sería el mejor método o el más cómodo para Krul, pero si el más rápido y eficaz.

— Así es, es tardado y probablemente terminaríamos perdidos con tan poca luz y tanta maleza.

Respondió algo tarde pues la concentración en no perder el control o desviarse de su destino hicieron que Zeldris no se distrajera.

Ver su caída de un par de metros de altura, ¿Cómo una chica cae lentamente y soporta el golpe? Apenas y se movió, ya empezaba a sospechar Zeldris, ¿Será acaso una humana?

— Vaya, quién diría, no es normal ver tanta seguridad en un lugar así con una chica, al menos me alegra, así no nos podrán hacer nada.

Los pueblerinos al ver que el demonio y la joven seguían en el pueblo comenzaron a alarmarse, se llegaban a escuchar golpes a las puertas y gritos « ¡Fuera! ¡Largo de aquí demonios! » algunos asomaban su cabeza a través de las puertas de sus casas y se mostraban con hachas, trinches, dagas y otras armas, Zeldris les ignoro completamente, le sería fácil asesinarlos sin algún problema, un pueblo para el no sería gran dificultad.



— Tranquila, tan solo nos quieren asustar, son cobardes, no harán nada.

La luz cada vez se hacía más tenue, empezaba a aparecer arbustos sin cortar, pasto largo y lleno de rocío, alguna que otra flor caída, y otras cosas, al fondo de todo eso se podía ver una enorme construcción, una especie de iglesia u hospital, las personas al ver que los sujetos desconocidos llegaban a aquel lugar decidieron esconderse, quién sabe que se escondía en aquel lugar.

– Bueno, en eso tienes razón. – Antes de haber entrado en la construcción destruida giro su visión para apreciar como los sujetos quienes hacia unos momentos los abucheaban desde lejos ahora ya se habían escondido con tan solo haber pisado aquel lugar destruido. Ante esto ella con cierto gesto burlón en su mirar mientras les mostraba una tenue sonrisa para después seguir junto con Zeldris.

  "Tan patéticos." Pensó mientras una leve risita escapaba de sus labios mientras aun seguía caminando junto con el azabache. Al tener presente la estructura inclino levemente la cabeza mientras fruncía el ceño con levedad. Podría ser solo la sensación del ambiente pero presenciaba algo extraño, ¿acaso seria algo peligroso? si era así ya estaba preparada para cualquier cosa. Aún si tenía razón tal vez debería dejar su desconfianza de lado.

— Vaya, ¿Qué les pasa a esos tipos? ¿Acaso tendrá algo esta construcción? No sabríamos hasta entrar.

Pasó a adentrarse en la construcción su mano izquierda estaba todo el tiempo sobre el mango de su daga/espada y la otra la mantenía tan solo para de vez en cuando iluminar velas a medio terminar, claro eran llamas negras pero podían iluminar al menos un poco.

Cuanto más se adentraban el edificio se volvía más tétrico, habían metros y metros de pasillos a medio derrumbar, parecía un laberinto, además habían pinturas y cuadros desgarrados, espejos rotos y techos sin concreto o pisos sin concreto, había de todo un poco en el lugar, además de vez en cuando aparecían símbolos muy curiosos como cruces al revés, estrellas de cinco picos al revés, escrituras sobre las paredes como si se hubieran escrito con sangre pues el color era muy tenue y además parecían tener textura, pedazos de cristal sobre el suelo, era un sin fin de lugares espantosos.

— Ten cuidado, no te vayas a perder, además quién sabe que otras cosas encontraremos.

– Lo único que puedo ver de ellos ahora es cobardía... pero sí, es un poco extraño su comportamiento.

Se adentró junto con Zeldris mirando a casi todas direcciones cuidándose de cualquier amenaza siendo guiada por las breves llamas anaranjadas que emitía la palma del azabache. A pesar de que estas llamas doradas eran escasas fueron más que suficientes para tener una idea de lo que en sí se encontraba el lugar; todo estaba hecho un desastre. Quienquiera que hubiera sido el ser que causo dicho caos no cabe duda de que es alguien salvaje. Si bien esto le hizo tener un poco más de precaución no le causo mucho pánico, antes de esto ya había visto cosas similares y algo peores que simples manchas de sangre en la pared y objetos destruidos.

– Estaré cerca, no ire a ningún lado. Y si algo viene a atacarnos podré defenderme bien. – Aseguró sin dejar de observar sus alrededores notando que el ambiente se hacía algo pesado, pero no era suficiente.

Los pasadizos cada vez se volvían más estrechos, entre todo los cuadros dejaban de hacer presencia pero un tono de sangre recorría las paredes, como si unas garras llenas de sangre hubieran dado paso por ahí, o incluso hubiera un múltiple homicidio.

— De acuerdo, si tú lo dices por mí está bien, bajaremos por este lugar, parece que el camino continua incluso bajo tierra.

Y así fue, uno de los pasadizos llegaba hacia abajo, se veía que al fondo incluso había un poco de agua, como si se tratara de las tuberías, por suerte a un lado había un camino un poco más alto, pero debido al techo incluso Zeldris y la pelirosa se tenía que agachar.

— ¿Será que este lugar tiene un final?