La guitarra en la playa (Libre)

La misma rutina de siempre. Despertarse, clases, almorzar, clases de nuevo y entrenar. Salía aproximadamente a las cinco de la tarde, y después quedaba libre. No obstante, esa libertad podría ser aburrida, y esta tarde no planeaba quedarse frente a celular y ver noticias de algún maleante. Por lo tanto, Jellal se fue a la playa a calmar, y poseer esa paz interior que la rutina le sustraía diariamente.

El atardecer caía en esa playa que estaba cerca de la academia. El viento soplaba frío y una bandada de gaviotas en formación de "v" sobrevolaba las blancas arenas de tan idílico lugar. Jellal, por su parte, estaba sentado en una roca rectangular tocando sutilmente una guitarra. No sabía mucho, pero estaba aprendiendo. A su lado había una mochila con víveres, y cera de allí, había una fogata, y sobre esta un pollo que se asaba lentamente.

De pronto, escucha unas pisadas en la arena y detiene su guitarra. Mira para atrás, y ve una figura albina que jugaba con los colores matizantes del atardecer. — Eres quién detuvo a los golems, — señaló Jellal dejando la guitarra a un lado. Le extendió la mano, — Soy Jellal. Un gusto, — saludó con una sonrisa amable. Era tiempo de hacer nuevos amigos.

~Hinata~]


-Era una hermosa tarde de primavera en la Academia Legacy, apenas habían pasado unas semanas Desde que la Kunoichi de la hoja formaba parte del establecimiento, si bien la convivencia y las clases no habían sido muy fáciles para ella, la chica empezaba a adaptarse y cada día le tomaba más cariño a la Academia y la conocía un poco más ya que cada tarde al salir de clases la chica con ojos de perla exploraba y disfrutaba de los lugares de la misma, uno de sus favoritos era la playa le encantaba la sensacion al caminar descalza por la arena, sentir los cálidos granos en sus plantas siendo refrescadas por las suaves olas era increíblemente relajante al igual que el sonido que hacían las olas al golpear las rocas, el aroma de la Playa, la paradisíaca vista de la cual hacían parte diversidad de animales y plantas, todo esto conjunto con el calor del sol en la piel de la caucásica kunoichi hacían que está se sintiera de maravilla. Pero este lugar no solo era su predilecto por el bienestar que le daba sino porque era el lugar perfecto para entrenar y mejorar sus Jutsus, practicar el manejo de chakra usando el agua entre otras cosas-


-Aquella tarde soleada al salir de clases la kunoichi decidió pasar por su habitación y cambiarse el uniforme por una ropa mas ligera y apropiada para ir a a la playa, como lo era un vestido de 2 piezas y encima una blusa tipo esqueleto y unos shorts, ya que le daba mucha vergüenza que los demás estudiantes la vieran usando un bikini una ves cambiada la chica tomo su equipo Ninja y unas botellas de agua, tomó rumbo hacia la playa y al llegar a ésta la chica decidió practicar su caminata sobre el agua, para esto nadó 3 km lejos de la orilla y estuvo practicando por aproximadamente 45 minutos esto la agoto por lo que decidió tomar un descanso, la chica nado hasta la orilla usando una técnica de nado de sirena por lo que no se dio cuenta que justo enfrente de ella había un chico blanco de cabello azul y una hermosa chica albina platicando, al salir del agua la kunoichi movió su cabeza de lado a lado con fuerza para sacar un poco de agua de su largo cabello azulado, este acto hizo que ambos chicos terminarán salpicados al darse cuenta de esto el rostro de la kunoichi se puso de muchos colores, la chica bajo su mirada y se giro 180° bastante apenada-


Etto... Buenas tardes chicos.. Yo...y..yo lo siento esque.. No los vi

De pronto, una chica morena de ojos ¿blancos? aparece del mismo mar. No tenía la menor idea de quién era, pero si estaba en la Academia Legacy no debía ser alguien ordinario. Su actitud era tímida y reservada. Por supuesto que a Jellal no le molestaba que le salpicaran con agua, pero algo le extrañaba muchísimo.

— ¿No es algo peligroso bañarse a esta hora de la tarde? Ya está algo oscuro... — preguntó Jellal mientras seguía tocando las cuerdas de su guitarra. Dejó su guitarra sobre la arena, y pasó a ver la fogata con el pollo. Sacó de su bolso unas especias y las espolvoreó sobre el pollo que lentamente se asaba con el fuego. El aroma era fragante: romero, tomillo, orégano y eneldo. Un aroma apetitoso.

Los leños de la fogata chispeaban y salían algunas pavezas. Se estaba poniendo cada vez más oscuro y frío. Entonces, Jellal se quita su abrigada chaqueta de cuero, se coloca tras esa nueva muchacha y le pone la chaqueta encima. — Listo. ¿Cómo te llamas? Yo soy Jellal, — se presentó con una sonrisa para extender su mano de forma educada.

-La kunoichi se sentía muy avergonzada por lo que acababa de pasar, casi sentía que se iba a desmayar por lo por lo que simplemente decidió correr sobre el mar a toda velocidad, la joven sabia que esos chicos pensarían mal de ella, que estaba loca o peor aún que era una cobarde por no enfrentarlos, pero la joven sabía muy bien que cuando se sentía Muy apenada o avergonzada con frecuencia sufría desmayos lo cual sería una humillación mayor, por lo que simplemente decidio escapar, varios kilómetros adelante la chica se detuvo y giro su cuerpo unos 180° al hacerlo sus perlados ojos Se abrieron de par en par al percatarse de la gran distancia que había recorrido además aquella se percata de que había agotado casi todo su chackra, por tal motivo la joven decidió arribar hacia una isla de vigilancia cercana  en la que a penas la joven pusiera un pie caeria rendida, por suerte bajo la sombra de las grandes hojas de unas palmeras-



-Pasaron aproximadamente unas 3 horas hasta
que de la palmera que brindaba sombra la kunoichi se desprendió coco de tamaño mediano el cual término cayendo justo en el rostro de la joven, haciendo que la misma se levantará dando un grito de dolor pues éste había impactado el lado derecho de su cara,  la joven llevo ambas manos a su rostro intentando contrarrestar el dolor mientras la fémina se retorcia en el suelo, luego de unos minutos la chica se levantó el camino hacia la orilla del mar, en la que a pesar de la poca iluminación logro ver que en su reflejo, su rostro estaba completamente enrojecido por lo que decidió utilizar una técnica de ninjutsu médico para evitar que le salieran moretónes, bastante frustada la joven caminó lentamente sobre el agua vuelta hacia la escuela, a mitad de camino la joven decíde sumergirse y nadar hacia la orilla, a medida que el mar se tornaba menos profundo la kunoichi empieza a caminar de nuevo por la orilla dejando sus huellas en la arena, mientras avanzaba la chica levanta su mirada al cielo admirando el bello paisaje, cierra sus ojos e inhala profundamente sintiendo un aroma a madera quemada, acompañada de una música,  lo que despierta la curiosidad de la fémina, por lo que decide seguir aquella combinacion que termina a llevándola hacia un fogata al parecer iniciada por un joven alto de cabello azul, en condiciones normales en la kunoichi solía ser bastante tímida y penosa pero en este caso quizá por el agotamiento físico y emocional, o de pronto por la meta de integrarse a la Academia O quizá un compendio de muchas cosas en este caso la chica con ojos de perlas y acercarse al muchacho y saludarlo con una sonrisa, la joven levanta su mano derecha extendiendo sus dedos moviendola ligeramente de lado a lado, para después hacer una ligera y sutil reverencia-



Etto... Hola disculpa no es mi intención molestarte Mi nombre es Hinata hyuga y soy estudiante de nuevo ingreso, veo que has preparado una fogata si no te molesta quisiera descansar un poco al borde de su calor.. Claro.. Si no te molesta jeje



-pregunto la sonrojada kunoichi en un dulce tono de voz al mismo tiempo que jugaba sutilmente con su largo cabello azulado-

OFF-ROLE: Dani, vamos a ocupar lo que aprendimos juntos en el chat. ¿Vale?

1)
2)
3)

Solo tres párrafos y con 12 líneas cada uno. Ponle comas y puntos cuando correspondan.

Estaban sumidos en una tarde bien oscura, y solo el calor y luz de la fogata proporcionaba ese toque agradable y hogareño. Jellal, sin pensarlo dos veces, se acerca a la muchacha de ojos de perla que se llamaba "Hinata", se colocó tras ella y puso su chaqueta de cuero sobre ella. Acomodó una piedra para que se sentara a la fogata que danzaba. El peliazul miró hacia arriba y vio cómo tímidamente las primeras estrellas aparecían.

— ¿Hace cuánto llegaste, Hinata? — preguntó el mago mientras rasgueaba su guitarra de forma aterciopelada, casi tocando y haciendo vibrar las cuerdas dulcemente. — Me llamo Jellal Fernandes, y soy profesor de magia defensiva, — tocaba una melodía triste pero que evocaba cierta esperanza.

— ¿Sabes de qué trata la canción? De una joven enamorada de un pirata, y ésta no puede dejar de amarlo aunque estuviera tan herida, — se detuvo por un momento y dejó su instrumento sobre la arena. La fogata danzarina crepitaba de chispas por los leños que se consumían con las flamas. Jellal le dio a la contraria una varilla con unos malvaviscos ensartados. El peliazul hizo lo mismo y se llevó una a la boca.

— No es necesario sufrir tanto. Solo tenemos una vida, ¿Sabes? — y aunque sus palabras eran esperanzadoras, su rostro era serio como el hielo. El joven Fernandes también había pasado por distintos tipos de torturas, pero nunca se daría por vencido. Iba contra vientos y mareas.

Los ojos de la kunoichi se movían sutilmente analizando el lugar, percatandose asi del bello paisaje que la rodeaba. Aunque curiosa por conocer la reaccion de su contrario, la chica se da cuenta de la gentileza y amabilidad del peliazul lo que causa que una tímida y grata sonrisa aflore en sus labios. La chica se abriga un poco mas con la chaqueta y camina hacia la roca dando un vistazo a las estrellas para despues sentarse en ella mientras atenta escuchaba las palabras del joven


-Etto... mucho gusto Jellal~Sensei Antes que nada quiero agradecerle por su cortesía y.. Llegué a la academia hace 4 días pero aun no tengo el placer de tomar una de sus clases. Espero pronto poder aprender de usted- Decia la peliazul en un dulce tono de voz al mismo tiempo que escuchaba la melodía creada por el joven maestro y acercaba sus manos extendidas al revoltoso fuego para darse calor, la chica por unos segundos cerro sus ojos, prestando atencion a la canción hasta que fue irrumpida por la voz del peliazul, por lo que la chica gira su cabeza hacia el.


-Hmm? Es una Historia triste- la chica exclamó un suspiro mientras tomaba la varilla para después ponerla en el fuego -gracias que.. amable El amor Es complicado.. a veces simplemente amamos lo que nos lastima me he dado cunenta que es porque confundimos el amor con la compañia la costumbre incluso el afecto y la baja autoestima no ayuda en nada y aunque saberlo es un primer paso dificilmente se pueden desligar ciertos sentimientos-



tras decir estas palabras la chica encuentra la fría mirada de su contrario, por unos instantes la peliazul logra navegar en los azabaches ojos del maestro, permitiéndole a la misma conocer un poco mas sobre el joven, pero este acto causo tensión entre ambos, por lo que la chica rápidamente muerde su varilla comiendo tres malvaviscos a la vez. Aun teniendo la boca llena, la glotona estudiante se atreve a hablarle a su maestro con confianza -mmm estan deliciosos o quizá tengo mucha hambre.. Pero yo creo cuando uno le entrega su corazon a otra persona este jamás vuelve a ser completamente propio mas aun cuando este no es bien cuidado- dijo la kunoichi con tristeza

Había algo en sus ojos perlinos que lo hacían intuir que se identificaba con la muchacha de la historia. El amor: un sentimiento tan difícil de explicar, fácil de experimentar y complejo al tratar de acercarse o despegarse de este. Entendía muy bien lo que estar en las brasas del amor. A veces, la soledad de Jellal lo sumía en un pantano de miseria. Notó cómo la estudiante con la boca llena le respondió a lo que el peliazul negando con la cabeza sonríe.

— Vamos a la cafetería. Allá hay muchas cosas para comer, — tomó su guitarra, apuntó con un dedo la fogata y unas burbujas de agua aparecieron sobre esta para apagarla. Ya se hacía tarde. De seguro que eran aproximadamente las ocho de la noche. Ambos caminaron por las arenas y llegaron hasta donde estaba la gran cafetería.

Era un sitio adyacente a la casa de estudios y las salas de clases. Aquí venían casi todos los alumnos de Legacy a desayunar, almorzar y cenar. Unos grandes portones de vidrio se abrieron y Jellal se sentó en una de las sillas de por allí. Apareció un mayordomo con cabeza de cabra. — Voy a pedir unos espaguetis con salsa, ¿y tú, Hinata? — subió ambas manos a la mesa y entrelazó sus dedos. — No tienes que pagar. Aquí todo es gratis, — acotó mientras dirigiía su vista a los otros lados del gran castillo, es decir, en donde dormían alumnos y profesores.