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por Invitado Vie Oct 18, 2019 3:06 am

Se podría decir que desde que se encontró con Esdeath la ultima vez, todo cambio de una manera bastante exagerada. Tan exagerada que en esos momentos, ni siquiera sabía que se supone que estaba haciendo con su vida.
Se suponía que al por fin librarse de las garras de aquella general helada quien por alguna razón estaba obsesionada con él, por fin sería libre. Tanto así que incluso aprovechó la primera misión que pudiera encontrar para ganar el dinero suficiente para irse a cualquier lado lo más lejos posible y poder sobrevivir, pero no. Tan poca libertad que tuvo y al final le fue arrebatada una vez más por alguien desconocida completamente.
¿Qué clase de suerte tiene como para que siempre alguien lo prive de la posibilidad de ser libre y estar completamente SOLO?

Luego de obtener aquella misión no perdió el tiempo en cumplirla o al menos tratar, ya que ni bien logró hallar aquella bestia, alguien la mató por él arruinando completamente su objetivo. No pudo ver más que la silueta femenina encima de aquella ensangrentada bestia mirándolo con esa expresión que le helaba la sangre y lo hacía decir "Pelea" en su interior, más sin embargo, no hizo más nada que quedarse quieto atónito por la gran escena que podía ver a través de sus ojos. Cuando quiso hablar ya se encontraba solo, a oscuras en un mundo totalmente diferente y una única oscuridad inherente sin ninguna posibilidad de siquiera saber que había pasado.

De un momento a otro, como una gigante estrella brillante a punto de impactar encima de él, toda esa oscuridad desapareció en una luz cegadora que lo hizo cerrar sus parpados rendido a ser consumido por toda esa brillante apariencia, hasta que simplemente, al abrir los ojos, estaba en otro lado diferente aunque por suerte en este si se notaba que estaba en un mundo real, la veía a ella, la misma chica quien arrebató su condición de ganar dinero y encima, la única sospechosa de que por alguna razón fuera transportado a un lugar "negro".

Se reincorporó con bastante cautela revisando de sus ropajes donde se encontraba su Teigu, tal espada que debería procurar tener un cuidado mayor al de su vida si fuese posible, hasta que mirando por todos sus alrededores la vio en manos de tal desconocida. Quien con algunos gestos de desinterés la tiro al suelo como si un juguete se tratase.

— ¡HEY! —

Gritó con la voz más imponente que intentó imitar mientras iba a recoger la pobre espada del suelo sin despegar su vista de aquella para prevenir cualquier movimiento extraño o fuera de lo normal aunque, la misma, tan solo se iba retirando del lugar sin siquiera decir una palabra al respecto.
Por alguna razón, conforme ella se alejaba su respiración disminuía a un punto donde siquiera podía respirar o si acaso articular una palabra. Su conciencia no paraba de incitarlo a simplemente seguirla o caso contrario, terminaría muriendo de alguna forma por lo que, desesperado por tan solo librarse de semejante tortura la siguió de inmediato reduciendo cada vez más, esa molesta sensación. Hasta un punto donde simplemente, se sentía como siempre.
En lo que en su mente deducía que estuvo sucediendo con él, con su entorno, y con ella, tan solo la seguía sin decir absolutamente nada, mirándola con extrema atención.

Fue un cementerio donde termino adentrándose con tal desconocida, con su mano temblando esperando la sencilla razón de tener que tomar su espada y tener que protegerse de alguna forma pero, necesitaba información o al menos... Anteriormente, que era lo que ella hacía con su preciada espada.

— ¿Eres del imperio? —

La única pregunta que pudo pensar en un momento tan tenso, para determinar si era aliada o no. Era seguro, habrían mejores preguntas pero su mente solo dio para esa.

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