Arrinconado (Rin y Rider)

Había escuchado el rumor de que un estudiante de Legacy se había perdido en las antiguas ruinas de Merak. Como era de costumbre, Jellal siempre auxiliaría a sus queridos pupilos. Era un impulso incontrolable y no podía manejarlo. Quizá era algo alocado ir a medianoche a lo que una vez fue el castillo de Merak en Corea del Sur, pero por un alumno arriesgaría su propia vida todas las veces que pudiera.

El cielo estaba tan oscuro que ni las estrellas podían salir a flote a semejante oscuridad. Él simplemente caminaba entre ladrillos gigantes y pasillos con paredes derrumbadas. La iluminación solo era proporcionada por la luna, la que permanecía en lo alto y ocasionalmente era tapada por algunas largas nubes negras. Caminó hasta doblar por lo que parecía ser otrora una sala principal. Las paredes, las cuales estaban deterioradas y llenas de moho, eran lo único que se mantenía en pie. Sin embargo, no había techo. Unas cuántas antorchas encendidas mostraban algunos accesorios como muebles y alfombras.

— ¿Por qué viniste acá? Puede ser peligroso, — comentó el peliazul a una persona que veía difusamente a unas decenas de metros. Algo en ella le parecía misterioso. Se produjo por un instante un silencio sepulcral con solo el chispoteo del aceite prendido de las antorchas. Un leve escalofrío recorrió por sus piernas. Estaba a punto de acontecer algo funesto.

OST: https://www.youtube.com/playlist?list=PLpIiQ7KnZ68saQFQWsfSJE35t4-5kkpU3



El atardecer llegaba, las hojas de los arboles chocaban y se movían al compás de la ligera brisa que les quitaba su armonía y quietud. con ello las aves cantaban sus ultimas canciones antes de irse a sus nidos, sin contar ello no se escuchaba nada más, todo era tan... silencioso, misterioso. Algo interesante estaba por pasar.

Aquella servant paseaba por los alrededores del antiguo internado, se decía que, un leganciano rondaba por esos alrededores, así que había ido a ver. La pelilila iba caminando tranquilamente hasta que escucho un ruido, instantáneamente y sin dudar un solo segundo como uno de sus "clavos (dagas)" y lo lanzaría con fuerza hacía tal dirección, con la misma arma clavandose en el tronco de un árbol.  

Al escuchar una voz se retiraría un tanto la tela de sus ojos, para así ver a una chica de baja estatura de cabellos azabaches y ojos azules, misma con la que, días antes, había tenido una conversación donde ambas en el día actual irían con un mismo objetivo, encontrar al tal enemigo extraviado cerca de Merak.

La gorgona se mostró algo avergonzada, pero simplemente descubrio su vista totalmente, y le miro hablando tranquilamente.

-- Lamento haber atacado, entonces... ¿No has encontrado nada aún? -- Dijo refiriendose al tema sobre el leganciano, así mismo pasaron tiempo hablando y dirigiéndose como tal a las ruinas de Merak, donde al paso del tiempo la noche había llegado y desde la posición donde estaban las chicas se veía la luz de al parecer antorchas. ¿Será que?...

Ambas se voltearon a ver y asintieron, sabían lo que debían de hacer.

Rider se coloco la tela en sus ojos y se alejo de Rin avanzando entre la malesa sigilosamente hasta estar a una distancia considerable, se encontraba justo sobre una roca, sentada, esperando la señal de Rin para poder atacar.

Cuando supo que ya era hora, al escuchar el "ulular" o mejor dicho la señal, se levanto y así  mismo con algunos movimientos de manos su presencia no estaría más en tal lugar.

[img]https://pa1.narvii.com/5849/85182d9eb71c85764d704240cb319e37a2e82776_hq.gif[img]


Poco después apareció detrás de tal hombre lanzando una patada en la espalda.

-- Muere --

Había pasado unos días de su llegada a Asgard, y ya tenía su primera misión. Capturar al legaciano que creía divertido rondar por las antiguas ruinas de Merak. O eso había escuchado de algunos asgardianos, pero ninguno se había acercado a ella más que Rimuru, aunque un día descubrió a Rider en los pasillos y está le había propuesto ir a cazar a quien se atrevía a ir a ese lugar. Claro, ella aceptó, sería divertido enseñarles porque ese lugar sólo era territorio de oscuridad debido a sus conocimientos de la historia de Asgard.

Una vez llegó el día acordado se vistió con ropa que creía adecuada para la misión: un conjunto de blusa de manga larga y pantalón negro junto a unas botas estilo militar negras también. Y para tener su toque rojizo se colocó el collar que había usado para salvar a Shirou hace un tiempo y que Archer le había regresado afirmando que sólo se veía bien en ella. La suerte es que había comenzado a guardar mana de nuevo en este, para darle más utilidad.

—Es hora… —se animó, saliendo de Asgard para dirigirse a donde recordó le había dicho Rider que se ubican las ruinas.

Llevando consigo varias joyas listas para hechizos. El camino completamente silencioso, agradeció que hubiera estudiado varios mapas del país para no perderse y así llegar más rápido a su destino.

—Rider.

Regaño saludando al llegar, observando el arma de la servant enterrada en un árbol a su lado, sabía que no podría esquivar en dado caso de que hubiera sido un ataque en serio, aun, pero pronto comenzaría a entrenar para volverse más fuerte. Observo a la servant sin emociones, dando un breve vistazo a esos mortales ojos que contenían un ataque espectacular.

—Esta bien, no te preocupes —aseguro, caminando tranquilamente a su alrededor, observando a su alrededor atenta y haciendo escaneo en busca de energía vital de otra persona a través del piso,una habilidad que casi no usaba debido a que era más aburrido. Y una mueca se alzó en sus labios, sintió una presencia dentro de esas ruinas, pero, algo estaba mal. No podía sentir sí este tenía mana, o algún poder.

—Hay alguien ahí —aclaró, en voz baja mientras ocultaba la presencia de sí misma y del servant a su alrededor para mirarla y momento y asentir. Ella sabía su papel, y por el momento esperaría el indicado para ayudar a la servant sí lo ocupaba. Al sentir lo suficiente cerca a Rider del desconocido realizo la señal.

Para otros sonaría como el ulular de una lechuza, lo que lo haría mejor al no alertar a su enemigo. Y desviando la mirada se acomodo cerca de las ruinas, oculta entre las ramas de los árboles, decidida a seguir la pelea a través de los movimientos y vibraciones del suelo hasta que fuera su oportunidad de ayudar a su compañera.

Suspiró silenciosamente, ocultando ahora su presencia del enemigo, pues Rider había ocultado la propia.

”Me pregunto quién será… “.

Pensó, alerta de su alrededor, nunca se sabía sí podía haber más enemigos de los que podían imaginar. Y prefería prevenirse.

// Chicas, acuérdenme de hacerles dos firmas más.

Esa voz. Profunda y sensual, y también mortal. Algo repicaba en los rincones más recónditos de su mente con esa voz familiar. Escuchó algo aunque no comprendía; y entonces un sonido atípico rompe el silencio. Alerta máxima en los sentidos de Jellal. ¡Atrás!

Y en fracciones de segundos, sin siquiera voltearse completamente sintió un profundo impacto en su espalda que hizo tronar hasta sus propios huesos. Gritó de dolor mientras era arrojado hacia uno de los pocos muros que se sostenían en pie. Puso ambas manos y pies para amortiguar el impacto en la muralla, y luego quedó en cuclillas, tosiendo y apretando sus dientes en señal de dolor. No podía sorprenderle menos el hecho de que Rider estaba tras de esto. Respiró hondo y cerró sus ojos.

— Medusa, nunca conseguirás mi cabeza, — levantó su mano al cielo, y un fuerte resplandor empezó a iluminar el campo de batalla. Las ruinas de por sí eran oscuras, pero esa pequeña bola de energía brillaba tanto como un foco en un teatro. Una, y otra más, hasta diez bolitas se elevaron al firmamento, quedándose estáticas -a una altura de un piso de 20 pisos- y en una circunferencia. La iluminación que proporcionaban estas esferas alcanzaban casi la totalidad de las ruinas. También podía decirse que parecían estar en un estadio de fútbol desde la perspectiva de un jugador.

— Meteor! — exclamó Jellal dando una zancada, abriendo su mano para disparar un misil mágico en contra de la pelipúrpura. Sabía que la ágil Rider iba a esquivar esos poderes, así que aprovechó su velocidad para agarrarle del brazo y arrojarla hacia un muro del castillo. Acto seguido, cierra sus ojos, y de su mismo cuerpo emerge un clon idéntico, el cual miró en dirección adónde se encontraba otra persona escondida en las laberínticas paredes del Internado.