“Quiero protegerte” [Akira y Alucard]

Resonaba esas palabras una y otra vez, había estado soñando con una figura femenina de cabello blanco que necesitaba su ayuda. Una joven asustada, desconfiada y desesperada por salvar a alguien, ¿Pero a quién? ¿Por qué estaba en esa situación? Y la pregunta más importante, ¿En qué momento la vera?

No era ningún secreto que sus sueños solían representar eventos futuros que inevitablemente pasarían, de no ser que ella interfiriera.
Como pilar de Chronos, era una regla no interferir en el tiempo de vida de una persona, sin embargo, si la vida de un individuo juega un papel importante para crear un evento mayor, ella debía protegerlo y guiarlo a un futuro más brillante.

Durante varios días, justamente en la noche, aquella doncella de cabellos magenta solía pasearse por los jardines de la academia, guiándose en sus visiones el momento preciso que vería aquella joven de rasgos finos y cabellera clara como la luz de luna.


Había algo que la inquietaba, una presencia que no vio antes… Pero que lograba reconocer por medio de su colega Jellal. Un hombre de traje rojo y cabellera negra que alguna vez había servido a una diosa… o al menos era algo que suponía su compañero de cabello celeste.

Ahí estaba, sentada en el césped de aquel jardín, mirando la belleza de la luna y el destellar de las estrellas, el viento soplaba una suave brisa helada que erizaba la piel, pero fuera de molestarle, le agradaba, la gentileza de la naturaleza siempre la ha cautivado, proteger ese mundo y el equilibrio del mismo era uno de sus deberes como sacerdotisa, pero también la limitaba demasiado. Simplemente no podría salvar a alguien cuyo destino yacía marcado.

Suelta un suspiro, otra noche sin novedad, al menos eso creía.


Algo se acercaba justo detrás de ella, ¿Será acaso la persona que debía ver?  No lo dudo y simplemente se dio media vuelta, mostrando una suave sonrisa.

El viaje no había sido tan largo como ella esperaba, llevaba en su espalda la mochila dónde sus cosas estaban, se preparaba mentalmente en todo el camino para lo que sucedería con su vida, se preparaba incluso para su muerte si es que nada salía como lo tenía planeado, antes de entrar a aquel lugar se palmeó las mejillas cerrando los ojos, debía concentrarse, debía tranquilizarse o todo se iría a abajo.

—Bueno, por fin llegamos, gracias por guiarme.

Diría a Alucard sin mirarle, tenía un pequeño conflicto con mirar a los demás, sentía que al hacerlo alguien adivinaría sus pensamientos, aún que sus ojos no mostraban tantas emociones como una persona común debería hacerlo.

Miró por milésima vez el amuleto sonrió mientras se acercaba junto a su compañero hacía una ¿Chica? ¿Señora?  Por un segundo se preguntó si aquella persona sería de fiar, descartó esa posibilidad de inmediato, no podía confiar ni en si misma.

Apenas recibió la invitación a entrar asintió, no podía rechazarle, aparte no sabía si su compañero estaría cómodo estando afuera. Dió una pequeña reverencia al escuchar el nombre de la persona que le había recibido "Ayana" le pareció un bonito nombre.

—Un gusto conocerle Lady Ayana, mi nombre es Akira, el caballero a mi lado se llama Alucard, agradezco de antemano su bienvenida

Aún que por fuera la albina se mostraba bastante tranquila por dentro era un manojo de nervios que se rehusaba a ser mostrado, retomó su compostura y sonrió para Ayana.

Notó algo en los ojos de Ayana, algo que notó en uno de los templos al asesinar a uno de sus compañeros, perdió el aliento por unos segundos.

"Tiempo"

Fué lo que pensó de inmediato al ver los ojos de la profesora, ahora más que nunca debía tener cuidado, no sabía que cosas podría hacer ni que debilidades tenía, por esta razón decidió no mostrarse mucho antes ella, sería fácil ya que la academia era grande.