Advertencia (Libre - L1)

Lo había hablado con la profesora Kanae en la mañana. No podía estar más preocupado desde que el Internado Asgard ha robado armas de destrucción masiva. Con esas serían capaces incluso de volar una ciudad en pedazos. No podía guardarse en el pecho una amenaza tan siniestra como aquella. Debería hablar con los alumnos sobre esto y tener un plan de emergencia. Así pues, citó a la profesora Kanae, y también a sus alumnos de la clase de magia en la sala 120 en el segundo piso.

Jellal estaba apoyando un codo sobre la ventana y mirando el intenso atardecer que ostentaba elegantes fucsias y naranjas. Observó al alicaído sol enterrarse en el infinito horizonte de mar y suspiró pensando en el porvenir, ese destino incierto y tan caprichoso que le formaba nudos en el pecho. — Me pregunto cuándo sucederá, — se dijo a sí mismo con una voz casi arrastrada en silencio. Tan solo esperó a la profesora Kanae para que ingresara. Sintió unos pasos. Efectivamente era ella.

— ¿Crees que reaccionarán bien? — cuestionó a la nueva profesora, una pacífica joven llamada Kanae, que portaba una pacífica e imperecedera sonrisa. Volteó su mirada y se cruzó de brazos. Ambos se quedaron a esperar a que los otros alumnos de la prestigiosa Academia Legacy llegaran poco a poco a la citación.

—La  profesora se acercó a su colega sonriendo, se posicionó al costado de él y  colocó una mano sobre el hombro ajeno, dirigiendole su mirada, mientras se trataba de convencer a sí misma de que sin importar los sucesos del futuro todo iba a salir bien; siempre y cuando estuvieran todos  juntos. Esta estaba segura de que su personalidad optimista y alegre haría que los jóvenes se sintieran un poco mejor.Nada  era seguro y  aún más con la atemorizante  situación en la que se encontraban actualmente. —

Creo que definitivamente estarán sorprendidos por la noticia. Pero hey, estaré aquí para animarlos y comfortarlos cuando sea necesario.

— Mientras miraba por la ventana notó como el viento soplaba ligeramente, haciendo que tuviera  una mezcla de  sentimientos a la vez; ahora era muy importante   preparar a los alumnos para lo que pudiera pasar y enseñarles no temer  a lo desconocido. Lo ideal sería hacer un buen plan, en caso  de que algo grave pasara y así poder escapar a cualquier lugar seguro lejos de los de Asgard. Sabía que los dos debían hacer lo imposible para mantener a sus queridos alumnos sanos y salvos, pero la pregunta es ¿Cómo? Si la respuesta era sacrificar su vida por ellos, esta lo haría sin dudar; reaccionar compulsivamente solo complicaría las cosas y no quería que eso sucediera. —

¿Cómo te sientes al respecto?.

Había sido convocado junto con otros alumnos de la clase de magia a una reunión especial con la maestra Kanae. Él recién salía de su habitación que compartía con otros compañeros y mientras caminaba por el largo pasillo iba soltando un bostezo y posteriormente se colocaba su bata de color rojo para verse como de costumbre.
Había oído rumores sobre que el internado de Asgard había hecho de las suyas, como robar armas u otros utencilios de la academia Legacy y esto le hizo presentarse preguntas, ¿cómo ocurrió? ¿Qué va a pasar ahora? Sin duda era extraño, pero seguramente el señor Jellal tenía una solución, quizá ese era el motivo de la reunión o era algo más.

Se tomó la molestia de darse tiempo antes de llegar a ese salón donde se daría el encuentro, de por sí no quería ser el primero en llegar... Se daría unos retoques en el baño de chicos y se refrescaría en un mirador donde la brisa mañanera golpeaba su rostro tenuemente y sus hebras rubias ondeaban con su sutileza.

— Tal vez no se den cuenta. Hay tiempo. —

Con su cara de poker, o simplemente desinterés, dio con el lugar y pasaría a través de la puerta, ¡oh sorpresa! No había nadie más que el señor Jellal y la maestra Kocho, era el primero de muchos en llegar precisamente lo que quería evitar, generando así un revuelo de emociones alteradas en su interior. — ¿por qué me pasa esto? — pensó.

— Buenos días, ¿me mandó a llamar? — se presentó lo más educado posible mientras se adentraba un poco más en el lugar; era muy elegante y sofisticado, digno de uno de los mayores.
Al ver a la maestra y a su acompañante se quedaría de pie a cierta distancia esperando palabras por parte de estos dos, no estaría mal que algún otro estudiante llegase, se sentía incómodo el estar ahí sólo.