Añoranza

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Una pequeña mujer se encontraba leyendo unas partituras musicales que se encontraban en orden sobre un piano, era negro y brillaba por los reflejos de la luz del sol que entraba por el ventanal principal y llegaban hacia la superficie completamente lisa.

Una ligera brisa movía los cortineros, la tela de seda albar, se balanceaba sobre el aire, como si fuera una alfombra mágica.
Unos negros y largos cabellos también danzaban al ritmo de la ventisca.

El rostro de la fémina finalmente se habría mostrado, una pequeña mujer con apariencia de niña, de baja estatura y ocelos violetas oscuros, parecía tener una mirada fría, nostálgica y penetrante.

Dicha joven, sostenía sus cabellos para evitar que se cruzarán por su gracil rostro.
Unos cuantos pétalos de cerezo, habrían entrado de forma inesperada por la misma ventana, levitando con gracia entre la habitación, lo que había logrado capturar la atención de la pelinegra.
Su mirada no se despegaba de dichos pétalos, hasta que estos finalmente tocaron el suelo.

Por un momento, un gesto amargo cruzó su bello rostro, probablemente recordando algo del pasado.
Sus ojos forzados a no reaccionar ante tales cosas, finalmente volvieron a las partituras.

La joven proveniente de oriente, nacida en Japón y criada en el seno de una familia rica e influyente.
Había decidido salir de aquella rutina que la atormentaba, y en busca de una independiencia, habría llegado a Legacy.
Era apenas bien llegada al sitio, por lo que no conocía muchos sitios, o personas dentro del mismo círculo.

— Uhmm...—