( 캠 ) ; A not so normal day.

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El crujir de las ramas y hojas que yacían en el suelo, podían oírse conforme sus pasos eran más firmes debido a la prontitud con la que debía llegar al punto de reunión. Su figura podía verse esquivando aquellos altos y fronsosos árboles que casi cubrían los rayos del sol, dando un toque muy rústico al panorama.

Debía evitar que su compañero tuviese preocupaciones por ella, ya que su relación de trabajo parecía estar más cercana puesto que las misiones que se les otorgaba en conjunto, eran bastantes seguidas. Uno ya se había acostumbrado al otro, por lo que trataban de apoyarse en los aspectos más pequeños.

Probablemente ya llevaban una amistad, si se podría decir.

Esa era la primera vez, en la que mantendrían una convivencia normal. Sin algún asunto referente a misiones de por medio. Ellos lo habían decidido realizar para mejorar su relación, además de que era evidente que ambos querían conocerse por las existentes curiosidades entre sí, debido a su forma diferente de vida.

Cuando encontró el sitio, el rubio estaba terminando de dar los toques a las casas de campaña que había propuesto armar.

— El perímetro es seguro.

Quizás aquella insistencia de querer dar una vuelta a los alrededores, pudo ser un tanto exagerada pero nada perdía con hacerlo. Después de todo, no acamparian en una zona llena de osos o lobos aunque pudiesen encargarse de ellos. No le gustaba lastimar a los animales, mucho menos a humanos aunque a veces era parte de su labor.

Tomó asiento en un gran tronco, perfecto para un descanso mientras miraba el atardecer. La curiosidad por este mundo siempre crecía más, dándole a entender que quizás jamás iría a acabar.

Apesar de llevar ya un tiempo dentro de la academia, seguía sin congeniar con muchas personas. Únicamente gustaba de cumplir sus misiones y cobrar la recompensa como un cazador promedio, aunque cada misión era compartida con una compañera. Sorprendentemente, ambos se han llevado bien desde que comenzaron con su primera misión, siendo eficaces en lo que hacían.

Se podría decir que una amistad se formó de ese gran equipo que integraban el rubio y la peliblanca con el paso del tiempo, después de tantas misiones en conjunto y cuidar la espalda del otro en un sin fin de oportunidades, tomaron la iniciativa de conversar por un rato, después de todo más adelante les esperaban misiones.

Una tarde junto a ella le aguardaba en una zona natural, tranquila y bella. Sin duda era una forma de relajarse luego de un tiempo en servicio.
Llegó al punto de encuentro vistiendo lo que acostumbraba, sus ropas blancas y azules, un día normal para él.

–Siemorw asegurándote de la zona, ¿Cierto? Ni siquiera por el hecho de que estamos tomando un descanso puedes dejarlo de lado.

Bien dicen que los cazadores de buen corazón atraen a los animales y suelen llevarse bien con los mismos, por esa razón, no se preocupaba ni lo más mi uno por el ataque de uno, siempre desprendía una buena vibra. Siempre y cuando sus ojos permanecieran del tono natural.

–Pero bueno... ¿Que tal estás?

Mostró una sonrisa, ciertamente se sentía tranquilo.