Entrenamiento en la playa [Tomioka]

Mikasa se colocó las prendas deportivas y envolvió una toalla alrededor de su cabeza. Dirigiéndose hacia la puerta de la habitación de Tomioka en el castillo, golpeó suavemente antes de entrar. El reloj marcaba las cinco de la mañana y sabía que era hora de comenzar el día.

— Tomioka...

Susurró Mikasa, acercándose al lado de la cama. La voz de Mikasa era suave pero firme, transmitiendo la determinación que los había llevado hasta ese punto. Si habían acordado en hora de almuerzo que iban a entrenar juntos, pues así debía ser.

— Tomioka.

Sin esperar una respuesta verbal, la joven agita la cama de un lado a otro para forzar al espadachín a salirse del sueño. Con tendría que bastar para que se levantara. Luego de que dialogaran, descendieron por las escaleras con paso ligero, comenzando a trotar en dirección a uno de los jardines. Aunque el sol aún no se había alzado, el paisaje que se revelaba ante ellos era impresionante.

El joven tomioka era alto, musculoso y con la tez pálida, su expresión es seria e impasible ante las emociones. Tiene unos ojos grandes de un color zafiro profundo que se desvanece a un azul más claro y sus pupilas son de un negro azulado estaría recostado en cama de aquel castillo, mientras dormía tranquilamente escucharía unos susurros sin tomarle mucha importancia seguiría durmiendo lo más tranquillo.

-Mmm?...

Seguiría durmiendo tranquilamente Tomioka, escuchando la voz de la señorita Mikasa Ackerman se movería solamente un poco, este se había olvidado del acuerdo que acordó en la hos del almuerzo del entrenamiento que tendría con ella. Sin haber reaccionado a sus susurros, seguiría recostado durmiendo tranquilamente, sentiría como lo empezarian a agitar, sentandose tallandose los ojos suavemente y bostezaria estirandose por haberse despertado recién. Se levantaría de la cama estaría sin camisa, se acercaria a su agarrando la camisa poniéndoselo abrochando los botones, después de poner toda su camisa saldrían directamente a la playa, soltaría un bostezo por el cansancio y sueño, se quedaría viendo el cielo disfrutando mucho la vista a pesar de que el sol aún no saliera, vería la playa a los lejos llegando una gran brisa de ciente que vendría del mar azul. Vería a Mikasa para preguntarle tranquilamente.

-Señorita Mikasa?.... Cuál será nuestro entrenamiento?

Mikasa levantó la ceja, mirando de frente a Tomioka con una expresión seria. Había prometido correr por dos playas de la Isla Rokkenjima, y no tenía tiempo que perder. Ambos se encontraban trotando en la playa mientras los primeros rayos del sol comenzaban a iluminar el horizonte.

— Parece que ayer en el desayuno estabas pensando más en la comida que en mis palabras. Como sea, sigamos trotando.

El panorama del mar y la playa en fusión se abría ante ellos. Mientras avanzaban en su carrera, Mikasa ordenó a Tomioka que se detuviera y le propinó una palmada en la mejilla como una forma de juego. En ese momento, un escarabajo alado pasó zumbando, alejándose rápidamente. La asesina de titanes continuó se quedó congelada.

— Eh, tenías un bicho en el rostro. Discúlpame.

Mikasa se disculpó con Tomioka por el golpe accidental. Desvió la mirada, sintiendo cómo el rubor teñía sus mejillas. A pesar de su destreza y fuerza, a veces sus movimientos se volvían bruscos e incontrolables. La joven asesina de titanes se lamentó por haber lastimado a su compañero, aunque sabía que él entendía la naturaleza de su entrenamiento y la perdonaría sin problema alguno. Ambos seguirían en ese trote.

— Hace poco habitaba en una ciudad amurallada. Venían unos gigantes a comer a mi pueblo. Uno de esos explotó y quedé inconsciente. Al despertar me encontré en este nuevo mundo. ¿Tú eres de la Tierra?

Tomioka la miraría fijamente sin decir nada. No recordaría que iban a hacer así que se tocaría la cabeza un poco confundido, así que solamente la seguiría, empezaria a trotar tranquilamente empezaríamos a trabajarlas articulaciones y ligamentos. Fortaleceremos en mayor medida nuestros músculos. Quemaremos más calorías que corriendo por la ciudad. veía los rayos del cielo sonriendo un poco

-oh si lo lamento señorita Mikasa..... Estaba algo distraído así que no me acuerdo mucho. Claro sigamos trotando.

*Avanzando en su carrera, vería el amanecer mientras recibiría el aire fresco por el mar y escuchando las olas, este por órdenes de Mikasa se detendria levantando su playera limpiandose el sudor con este tranquilamente, recibiría la palmada en su mejilla confundido. "Hice algo malo?", "Se enojo porque no me acordé?" Pensaría muchas cosas por ese golpee mientras se sobaba la mejilla viéndola fijamente*

-Un bicho? Ah no te preocupes si? Me ayudó a despertarme mucho mejor

*Este le soltaría una pequeña sonrisa cálida y acariciaria su cabeza suavemente, no quería que ella se sintiera mal aunque estaba sorprendido por la fuerza que ella poseía, el joven asesino de demonios se estiraria y bostezaria un poco calentando un poco mientras estiraba todo su cuerpo tranquilamente, empezarían a trotar nuevamente escuchándola tranquilamente y sonriendo un poco*

-¿Una cuidad amurrallada?. ¿Vienes de un lugar donde existen los gigantes?. Si yo soy de la tierra, pero en mi mundo es completamente diferente, no existen los gigantes pero si los demonios, aparecen de noche porque si tocan el sol desaparecen, son muy problemáticos. Estaba luchando contra una luna superior y quedé inconsciente unos segundos, cuando abrí mis ojos, llegué a este mundo.

La morena sintió cómo su rostro se teñía de un ligero rubor cuando Tomioka le acarició la cabeza. Eran gestos tan raros para ella, ya que pocas veces recibía muestras de cariño, mucho menos de esa forma tan íntima. Sin embargo, en el mundo de la Academia Legacy, donde seres poderosos del multiverso se entrenaban para proteger la Tierra, las dinámicas eran diferentes. Eso en parte entibiaba su alma tan dura cosechada por años de masacre.

La existencia de demonios, como los que habían enfrentado recientemente, la había dejado perpleja. ¿Habría otras criaturas igual de sorprendentes en mundos alternos o realidades paralelas? La idea de un multiverso plagado de seres fantásticos y amenazas desconocidas la fascinaba y, al mismo tiempo, la inquietaba. Miró su propio cuerpo y no se encontraba muy femenina, pero también algo débil.  Suspiró. ¿Será suficiente para salvar el mundo?

— ¿También hay ángeles, vampiros y momias? ¿Duendes? ¿Espíritus malignos?

Le era algo cómico. Continuaron su trote hasta llegar a un imponente puente que se alzaba frente a ellos. Mikasa se sintió ligeramente nerviosa al verlo. Sabía que dentro de los muros de la academia habría individuos mucho más poderosos que ellos dos, con habilidades y destrezas sobrehumanas. Se preguntaba qué tipo de enemigos enfrentaría la dictadura de Ossor, que se extendía como una sombra sobre Japón y otras regiones de Asia. ¿Cuánta resistencia tendrían ante ellos? ¿Qué criaturas y monstruos estarían dispuestos a desatar para proteger su régimen opresivo?

— Me da miedo. Me siento insegura. No sé si podré enfrentarme a criaturas así. Solo sé matar titanes, pero no demonios ni nada eso.

La asesina de titanes apretó el paso, decidida a enfrentar cualquier desafío que se presentara en su camino. Con cada paso, su determinación se fortalecía, sabiendo que el destino de la Tierra estaba en juego. Le dio una botella de agua a Tomioka. El calentamiento ya estaba hecho.