Se bienvenid@ Invitado a ~ +ACADEMIA LEGACY+ Foro de rol literario ~. Fue creado el Jue Mar 13, 2014 4:55 pm, es decir que tenemos exactamente 3906 días de vida. Hasta ahora sus 160 usuarios han escrito 12128 temas en los 120 foros que existen. Tú, Invitado, haz escrito 0 posts desde que te registraste el Miér Dic 31, 1969.
El último de nuestros usuarios registrado fue Asuna Yuuki
El último de nuestros usuarios registrado fue Asuna Yuuki
Conectarse
Notificaciones
Online
¿Quién está en línea?
En total hay 224 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 224 Invitados Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 470 durante el Jue Nov 21, 2024 7:09 am
Últimos temas
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 2.0
Academia Seeds of Legacy por Beatrice y Gilgamesh se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden encontrarse en https://academialegacy.activoforo.com/.
El crédito por el diseño del foro se da a Jack, quien ha trabajado en la estructura visual de éste y en otros aspectos metafuncionales. Los planificadores de la trama del foro son los administradores Beatrice y Gilgamesh. El crédito por el sistema interno del foro se da a los miembros fundadores: Jannei MC.Clov., Jyu Viole Grace, Mavis Blanc y Suigintou, en conjunto con los otros administradores. Asimismo, a Darren Criss por el modelo de fichas, a las obras de varios autores -cuyo uso está exento de ánimos de lucro- y a los administradores que operan desde la página oficial de Facebook, la cual es propiedad del foro. Ante cualquier semejanza con el diseño y trama de este foro, los administradores llevarán a cabo el proceso pertinente estipulado por la normativa de Creative Commons para iniciar acciones relacionadas a propiedad intelectual.
Academia Seeds of Legacy. 2014-2021.
Con las manos en la masa. (Gilgamesh y Annie).
2 participantes
Página 1 de 1.
Con las manos en la masa. (Gilgamesh y Annie).
Solía quejarse cuando debía trabajar en conjunto con alguien más, ¿Acaso no era obvio que sus habilidades eran suficientes para cualquier misión? No, peor aún ¿Que parte de qué él ni siquiera debía cumplir con misiones quedaba claro? Era terrible, únicamente por peticiones de su Master es que aceptaba, y solo porque ya había captado la forma correcta para pedirle completar alguna labor. Ahora se había rebajado a ser un guerrero más, justo como muchos de los que alguna vez él comandó en vida.
No obstante, el hecho de aliarse junto a cierta rubia le hizo pensarselo dos veces, incluso aceptó mucho más rápido que en ocasiones anteriores. Si, le conocía, había oído tantas historias acerca de un soldado cuyas habilidades superaban de lejos a las de los humanos ordinarios, y no por sus poderes, sino destreza pura y dura ¿Cómo iba a perderse semejante espectáculo? No, de ninguna manera perdería la oportunidad de presenciar los movimientos tan calculadores que tanto producían admiracion entre los alumnos.
Sin embargo, en esta ocasión debía asegurarse de poder proteger la entrada a un almacén cerca del puerto de la ciudad, todo mientras Annie se encargaba de infiltrarse en el interior y eliminar a todos los matones que intentaran saquear ciertos artefactos qué serian transportados mañana por la mañana en un barco con dirección a la academia Legacy. Pero, ¿Iba a dejar pasar la oportunidad? Por supuesto que no, cualquiera que invadiera el territorio qué él protegía moriría en cuestión de segundos, no debería haber problema si se distraía por lo menos un instante en observar a su compañera.
Al rededor de las 2:30 AM, Gilgamesh dejó su posición, desvaneciendo su cuerpo entero y dejando en su lugar nada más que partículas doradas. Avanzó hasta el interior del almacén, y buscó con la mirada a la chica en cuestión. ── Vamos, mestiza... Demuéstrame qué aún hay humanos valerosos en este mundo. ─ Expresó para si mismo con un interés que no había expresado en siglos, y su sonrisa le delataba mientras se desplazaba por el lugar con su cuerpo desmaterializado, era posible percatarse de su presencia nada más que por alguna especie de sensor de energía, o quizá otros magos. Simplemente quería ser un espectador.
No obstante, el hecho de aliarse junto a cierta rubia le hizo pensarselo dos veces, incluso aceptó mucho más rápido que en ocasiones anteriores. Si, le conocía, había oído tantas historias acerca de un soldado cuyas habilidades superaban de lejos a las de los humanos ordinarios, y no por sus poderes, sino destreza pura y dura ¿Cómo iba a perderse semejante espectáculo? No, de ninguna manera perdería la oportunidad de presenciar los movimientos tan calculadores que tanto producían admiracion entre los alumnos.
Sin embargo, en esta ocasión debía asegurarse de poder proteger la entrada a un almacén cerca del puerto de la ciudad, todo mientras Annie se encargaba de infiltrarse en el interior y eliminar a todos los matones que intentaran saquear ciertos artefactos qué serian transportados mañana por la mañana en un barco con dirección a la academia Legacy. Pero, ¿Iba a dejar pasar la oportunidad? Por supuesto que no, cualquiera que invadiera el territorio qué él protegía moriría en cuestión de segundos, no debería haber problema si se distraía por lo menos un instante en observar a su compañera.
Al rededor de las 2:30 AM, Gilgamesh dejó su posición, desvaneciendo su cuerpo entero y dejando en su lugar nada más que partículas doradas. Avanzó hasta el interior del almacén, y buscó con la mirada a la chica en cuestión. ── Vamos, mestiza... Demuéstrame qué aún hay humanos valerosos en este mundo. ─ Expresó para si mismo con un interés que no había expresado en siglos, y su sonrisa le delataba mientras se desplazaba por el lugar con su cuerpo desmaterializado, era posible percatarse de su presencia nada más que por alguna especie de sensor de energía, o quizá otros magos. Simplemente quería ser un espectador.
Gilgamesh
Re: Con las manos en la masa. (Gilgamesh y Annie).
El panorama apenas había experimentado cambios sustanciales; vivir como alguien que perpetuamente se encontraba bajo el yugo de otros se había convertido en su realidad cotidiana. No lograba acostumbrarse a ocupar posiciones extremas, ni en lo más alto ni en lo más bajo de la jerarquía. Siempre se aferraba al punto medio, una especie de equilibrio precario. A pesar de sus deseos fervientes por escalar hacia una posición más elevada, comprendía que esta meta era, en su mayoría, inalcanzable.
En ese momento, se encontraba cumpliendo una orden de su superior, acompañada por otra persona. Si dependiera de ella, habría asumido la responsabilidad por completo, pues no se consideraba una persona débil en absoluto, y nunca lo sería. Había forjado su propia reputación a través de innumerables batallas y misiones cumplidas con éxito. Sin embargo, sabía que todo lo que había logrado se debía a su esfuerzo personal.
Aún conservaba vívidos recuerdos de los golpes que había recibido y los moretones que habían florecido en su cuerpo como testimonios físicos de los arduos entrenamientos que había soportado. Cada gota de sangre que había derramado durante esos momentos era un rastro indeleble de su incansable búsqueda por convertirse en una persona superior, destacar por encima de los demás. Sin embargo, eso era algo que prefería mantener en secreto; su historia de lucha y sacrificio no era algo que necesariamente quisiera compartir. De hecho, la cantidad de reconocimiento que obtuviera no era una preocupación primordial para ella. Mientras pudiera ser una persona útil y no fuera reducida al estatus de un simple esclavo, o algo aún peor, estaba satisfecha con su posición, aunque eso era un mentira.
Desde hacía un tiempo considerable, se había distanciado del individuo que inicialmente la acompañaba. Ahora, en la etapa crítica de la misión que le habían encomendado, se encontraba en su posición designada, manteniendo una vigilancia constante y minuciosa. Sus sentidos estaban afinados al máximo, como hojas de acero afiladas por la determinación. No le estaba permitido cometer ningún error; su vida y el éxito de la misión dependían de ello. La desconfianza hacia su compañero era innegable, una sombra que se cernía sobre cada movimiento y susurro compartidos. Esta desconfianza se erigía como la razón primordial detrás de su extrema cautela, el temor a que sus intenciones se desviaran del propósito común. No obstante, aunque las dudas sobre su acompañante persistían, su firme compromiso con la tarea y su deseo de cumplir con la encomienda no flaqueaban. Mientras se mantuviera útil y eficiente, la cantidad de reconocimiento que obtuviera no era una preocupación. Lo que verdaderamente anhelaba era no ser tratada como un simple peón en este juego, un engranaje reemplazable en la maquinaria de otros. Buscaba la oportunidad de demostrar su valía, un lugar en el que su habilidad y esfuerzo fueran reconocidos por sus superiores sin reservas.
—Deberías regresar a tu posición—, le instó con un tono de voz que destilaba cierta molestia, mientras sus ojos escudriñaban cada rincón del entorno con la mirada afilada como una espada. A pesar de no tener una ubicación precisa en mente, una corriente de inquietud se apoderaba de ella, pues podía sentir una presencia acechante en el ambiente. No le llevó mucho tiempo identificarla: era su compañero, habia acertado.
En ese momento, se encontraba cumpliendo una orden de su superior, acompañada por otra persona. Si dependiera de ella, habría asumido la responsabilidad por completo, pues no se consideraba una persona débil en absoluto, y nunca lo sería. Había forjado su propia reputación a través de innumerables batallas y misiones cumplidas con éxito. Sin embargo, sabía que todo lo que había logrado se debía a su esfuerzo personal.
Aún conservaba vívidos recuerdos de los golpes que había recibido y los moretones que habían florecido en su cuerpo como testimonios físicos de los arduos entrenamientos que había soportado. Cada gota de sangre que había derramado durante esos momentos era un rastro indeleble de su incansable búsqueda por convertirse en una persona superior, destacar por encima de los demás. Sin embargo, eso era algo que prefería mantener en secreto; su historia de lucha y sacrificio no era algo que necesariamente quisiera compartir. De hecho, la cantidad de reconocimiento que obtuviera no era una preocupación primordial para ella. Mientras pudiera ser una persona útil y no fuera reducida al estatus de un simple esclavo, o algo aún peor, estaba satisfecha con su posición, aunque eso era un mentira.
Desde hacía un tiempo considerable, se había distanciado del individuo que inicialmente la acompañaba. Ahora, en la etapa crítica de la misión que le habían encomendado, se encontraba en su posición designada, manteniendo una vigilancia constante y minuciosa. Sus sentidos estaban afinados al máximo, como hojas de acero afiladas por la determinación. No le estaba permitido cometer ningún error; su vida y el éxito de la misión dependían de ello. La desconfianza hacia su compañero era innegable, una sombra que se cernía sobre cada movimiento y susurro compartidos. Esta desconfianza se erigía como la razón primordial detrás de su extrema cautela, el temor a que sus intenciones se desviaran del propósito común. No obstante, aunque las dudas sobre su acompañante persistían, su firme compromiso con la tarea y su deseo de cumplir con la encomienda no flaqueaban. Mientras se mantuviera útil y eficiente, la cantidad de reconocimiento que obtuviera no era una preocupación. Lo que verdaderamente anhelaba era no ser tratada como un simple peón en este juego, un engranaje reemplazable en la maquinaria de otros. Buscaba la oportunidad de demostrar su valía, un lugar en el que su habilidad y esfuerzo fueran reconocidos por sus superiores sin reservas.
—Deberías regresar a tu posición—, le instó con un tono de voz que destilaba cierta molestia, mientras sus ojos escudriñaban cada rincón del entorno con la mirada afilada como una espada. A pesar de no tener una ubicación precisa en mente, una corriente de inquietud se apoderaba de ella, pues podía sentir una presencia acechante en el ambiente. No le llevó mucho tiempo identificarla: era su compañero, habia acertado.
Annie Leonhardt
Temas similares
» Annie Leonhardt (Ficha)
» Un encuentro inesperado...(Annie Leonhardt y Hlokk)
» (Supervisor) Gilgamesh
» Cuarto de Gilgamesh
» Gilgamesh (Ficha de Relaciones)
» Un encuentro inesperado...(Annie Leonhardt y Hlokk)
» (Supervisor) Gilgamesh
» Cuarto de Gilgamesh
» Gilgamesh (Ficha de Relaciones)
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Ayer a las 3:38 pm por Add
» Cruzando a territorio enemigo (Byprox, Giyu, Mitsuri)
Sáb Nov 09, 2024 11:09 pm por Shinobu Kocho
» Una acción inesperada (Artemisa, Lancer, Jeanne, Sung)
Sáb Nov 09, 2024 9:22 pm por Jeanne Alter
» Oculto (Lisa Minci)
Lun Nov 04, 2024 8:26 pm por Lisa Minci
» En la cancha de básquetbol (Clase B: Teyvat Guild)
Jue Oct 31, 2024 9:33 pm por Anton
» Academia Legacy: La Guerra del Medallón
Vie Oct 25, 2024 9:36 pm por Jellal Fernandes
» Historia de Legacy (Parte VI)
Vie Oct 25, 2024 6:53 pm por Jellal Fernandes
» The First Folio [ Libre! ]
Mar Oct 22, 2024 1:19 am por Sung Jin-woo
» Alto al fuego (Shinobu, Douma)
Vie Oct 18, 2024 9:25 pm por Douma
» El portal hacia Japón (Natsu, Erza, Selene, Ignia)
Jue Oct 17, 2024 5:30 pm por Cuentacuentos
» La propuesta de Diluc
Mar Oct 15, 2024 8:43 pm por Kanao Tsuyuri
» Un encuentro inesperado... (Rena, Luciela)
Miér Oct 09, 2024 1:35 am por Add