Celebración? Santa Mutsu is here! {Iri}

- Recuérdame no volver a hacerle caso a las órdenes del arujin cuando son... Así. -
- Pero Mutsunokami-san! Esto es esencial para cobrar notoriedad dentro de la Academia. Es esencial que salga de buena forma! -
- Pero esto es ridículo! Aún para mis estándares! -

Era de locos. Cualquiera que lo viese diría que era un Salto de Tiburón. Que estaba tan desesperado por atención que estaba metido en una situación imposible como aquella en la que se había auto-insertado, aunque mas bien por una irracional decisión de su amo, Mutsunokami estaba inmerso en una cruzada especial para entregar felicidad a los estudiantes y profesores de Legacy para estas festividades.

Y era que no, estaba montado en un trineo volador, con un Konnosuke ataviado con unos cuernos redondeados de plástico, una nariz roja luminosa, y él llevaba sus ropas de siempre más un sombrero de tela gruesa roja con un pompón navideño en la punta.

Cualquiera diría que era una versión muy sui generis de Santa Claus.

- Aaah, no sé cómo me metí en esto. Bueno. Tengo que saltar con esta bolsa... -
- Y caer por la chimenea por el comedor. Es lo que la tradición dice, Mutsunokami-san. Lo más importante es no dejarse ver, recuérdelo bien! -
- Al menos tienes idea de cómo voy a volver a subir? -
- ... Para nada. -

El zorro informativo dio una patada suave sobre una de las piernas de Mutsunokami, desestabilizándolo. El hombre entonces cayó y cayó, sabiendo que las cosas no funcionaban siempre de la mejor manera. Eventualmente iba a caer de forma aparatosa, y él no podía morir de esa forma, pero el dolor ciertamente iba a ser indecible.

O eso creyó, hasta que se dio cuenta que cayó violentamente sobre algo blando, con saco y todo. Y se suponía que debía caer directamente a la chimenea, aún con aquel chillido o lo que se parecía a un grito que estaba profiriendo. La caída debía haber sido de más de treinta metros, pero gracias a aquello en lo que había caído, estaba a salvo. Definitivamente. Aunque aquello era lo extraño; No se suponía que su cuerpo debía dar en seco con techumbres o las lozas de un porche junto a una ventana o entrada auxiliar? Por qué caía en blando? Estaba seguro de que en un sitio como ese, no nevaba.

... Al abrir los ojos, notó la realidad. Su cabeza había estado enterrada en el busto de una joven mujer de largos cabellos blancos desde hace medio minuto. Terror. No había ni empezado su labor y ya lo estaba echando todo a perder con caídas dignas de un manga erótico de poca reputación. Era como si el autor de su destino estuviese dispuesto a destrozar su imagen con ese Salto de Tiburón tan obvio. Y ahora segurmente le tacharían de degenerado o algo por el estilo.

El ronin saltó de su posición rápidamente, y, con premura, ofreció a la mujer una mano para que se levantara.

- E-eh... Lo siento, digamos que no medí bien la caída. Bueno, la verdad, no me dejaron medirla bien. Estás bien?Sé que caí de una forma un poco aparatosa... E indecorosa... Pero juro que no ha sido mi intención. -

La chica albina estaba un poco atareada ya que quería integrarse a la academia lo antes posible, pero estas épocas de navidad eran muy difíciles para ella ya que perdió todo lo relacionado a su vida la cual ella a toda costa prefiere aferrarse y tratar de llegar a un lugar, establecerse y tratar de olvidar su vida anterior, pero justamente la navidad, la época favorita de ella como a muchas otras personas la ponían muy triste, no podía dejar de tener recuerdos de lo que vivía allá en su país y sobre todo con sus amistades cercanas.

Hacia un rato estaba en una oficina tratando de organizarse y saber cómo haría las cosas, pero su cabeza se encontraba en otro lado tratando de pensar en un lugar donde vivir y establecerse, había conocido una joven en un parque y quería hacer negocios con ella y montar un lugar en donde podría establecerse y poder generar algo de beneficios para ella y avanzar, a pesar de que tenia tantas cosas en la cabeza no puede dejar de organizar muchas cosas a la vez y quedarse muy distraída.

Tenia en sus manos una libreta tratando de anotar todo y recordar para poder anotar y liberar un poco la presión que estaba llevando, pero tenia tantas cosas en la cabeza que empezaba a escribir sobre la academia, continuaba con el negocio, luego el apartamento y se le borraba todo en su cabeza con la tristeza que era tan grande que solo bajo la mirada y se distrajo a un grado que ni siquiera se puso a ver hacia adelante hasta que de un momento a otro paso todo tan rápido y cuando se dio cuenta había recibido un fuerte golpe cayendo al suelo y tenia a una persona sobre ella, no pudo reaccionar, solo se coloco una mano sobre la cabeza, abriendo lentamente un ojo para observar que tenia a un chico sobre sus pechos, cosa que la sonrojo de sobremanera y no sabía qué hacer.

Luego de unos segundos de reacción el joven apenado se levanta rápidamente de sobre ella y le extiende la mano para ayudarla a poner de pie, la impresión y el sonrojo era tan grande que no pudo decir nada, solo levantándose con dificultad para luego escuchar sus disculpas y sonreír un poco divertida y aún muy apenada – No tiene por qué ponerse a sí, son cosas que quizás no pasan muy a menudo pero pasan, se llaman accidentes, no se preocupe, creo que estoy bien –

Sigue sonriendo desviando un poco la mirada el joven tenia unos ojos muy expresivos y era muy apuesto, no podía negar que su corazón dio un salto al encontrar las miradas y desviar rápidamente para luego disculparse – Fue mi culpa, estaba tan distraída que no me fije en nada, estoy perdida en muchas cosas y no estaba siquiera fijándome en donde estaba o caminaba – Hace una reverencia, haciendo que su larga cabellera se fuese hacia adelante para luego al regresar colocarse un mechón detrás de la oreja y tratar de disimular aquel notorio sonroje siendo la chica con el pelo blanco y piel blanca, algo muy difícil de obviar – Disculpa nuevamente, estas bien?- Pregunta unos segundos después para bajar y buscar su libreta la cual aún estaba muy vacía para sus planes.

-Por cierto, mi nombre es Irisviel Asakura, un placer~ - Comenta con la misma sonrisa que tenia mientras se presentaba tras aquel pequeño accidente que habían tenido recién ante todo necesitaba conocer personas para poder organizarse mejor.

Lejos de molestarse o tratar de golpearlo, la muchacha reaccionó de una forma muy serena, pese al hecho de que un bruto le había caído de lo que podría haber sido un quinto piso perfectamente.

Era extrañísimo. Pero a decir verdad, tales actitudes dependían muchísimo del tipo de persona. Y ella parecía del tipo amable y elegante. Cabellos blancos preciosos, una cosa que no había visto antes nunca. Y encima, ojos rojos. Ella debía de ser uno de tantos seres sobrenaturales que poblaba la Academia que le habían hecho investigar. Quizá hasta era una de aquellas personas que podría ayudarle con su propósito de proteger la historia! Pero luego de aquel sonado rechazo de las fuerzas de Legacy, y del hecho de que casi es asesinado por el poderoso ser blindado, Aspros, nadie sabía que es lo que acontecería a continuación.

Probablemente Merak vendría a aprovechar el momento de debilidad y realizar un contraataque.
Pero nadie estaba seguro de que iba a ocurrir realmente.

- Auch... Dolió, y bastante... Ejem, en fin, en fin. El dolor pasa, la misión no. -

De pie, Mutsunokami comenzó a limpiar con sus manos, a punta de palmadillas, aquel distintivo traje rojo que ocupaba. Aunque no era un uniforme diferente del que utilizaba, así que parecía una especie de samurai pascual, de tanto rojo que cargaba encima. Luego de esto, tratando de obviar la dulce memoria de la sensación que había recibido en su rostro hace apenas unos momentos, el hombre sonrió, como siempre hacía, y puso frente a la mujer, su inmensa bolsa festiva. Un saco enorme donde llevar cientos de regalos.

- Para nada! No es tu culpa. A decir verdad, tampoco es que haya mucha visibilidad, es de noche, luego de todo.
Yo? Bueno, yo... -

Con la sonrisa perenne en el rostro, el hombre alzó las manos hacia ella, en una actitud de jolgorio. Casi como si un villancico navideño hubiese tomado verbo y carne en su mirada.

- Soy Santa Mutsu! Y mi misión es repartir alegría y felicidad a los Legacianos! Dime, Asakura-san. Has sido una niña buena? Digna de un precioso presente? -

Con una mirada juguetona, el hombre metió la mano en aquel alijo sencillo lleno de cajas y formas extrañas envueltas en papel. Sacando casi al azar algo de la misma, se la entregó a la albina. Un regalo. Un buen regalo de navidad para la dama Irisviel. Aunque a decir verdad, ni él sabía a ciencia cierta qué regalos contenía la bolsa, ni cómo se veían. Ojala  no le estuviese regalando nada malo. Aunque conociendo al Saniwa, su señor, probablemente sería algún obsequio tradicional. Desde Darumas a una simple caja de Takoyakis.

- Parece que lo has sido! Felicidades!~ -