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Mensaje por Emilia Mar Jun 05, 2018 8:34 pm

DOS DÍAS ANTES, CAFETERÍA DE LA ACADEMIA

Espero tengan nuestro guiso favorito, Pack-kun - Emilia recién entraba a la cafetería de la academia, tras salir de su clase de música, venía muy contenta, pues sin duda tocar el piano era uno de sus pasatiempos, aun podía escuchar las melodías en su mente y por momentos sus manos daban pequeños golpes sobre su cadera, al ritmo de aquella música que sonaba en su cabeza, sonrió alegre y fue al mostrador a pedir su almuerzo. --Buenas tarde, señorita Hiromi- Saludó y entonces pidió su ramen, jugo de manzana y pastel de fresas. --Que sea doble ración por favor- agregó recordando que Pack-kun siempre deseaba comer con ella-

--Por supuesto señorita Emilia, no se nos olvidaría que el pequeño es de buen apetito ¿Verdad?- Hiromi sonreía siempre gustosa al atender a ellos, sobretodo porque era fanática de los gatos, por lo que Pack-kun siempre era muy bien atendido, asi que sirvió a ambos su almuerzo y les entrego la comida. --Hasta pronto , chicos- les despidió a ambos.

--Muchas gracias, Hiromi, cuando estés libre vendré por mimos- agregó el felino mientras iba flotando a un lado de Emilia, en dirección a una de sus mesas favoritas, estaba cerca de una ventana que daba a uno de los jardines de la academia y justo enfrente de la una gran pantalla, en la que Emilia solía perderse mirando las noticias, soñando con alguna vez ver algo sobre Lugunica o mejor aún sobre la añorada paz. Como de costumbre había un dorama y le quedaban 15 minutos más de transmisión, de pronto fue interrumpida por las noticias, cosa rara, pues era un programa con mucha audiencia, si fue interrumpido era porque algo grave estaba pasando.

--Noticias de última hora, el gobierno de Japón ha lanzado una alerta para la ciudad de Yokohama, especialmente para las barrios bajos y zonas aledañas, pues con el desde hace una semana se han estado reportando la desaparición de niños entre 1 año y 7 años de edad, el gobierno encendió sus alertas tras haber encontrado el cuerpo de 3 de los 6 desaparecidos. Los detalles de su muerte no se han dado a conocer, sin embargo, se afirma que los cuerpos parecían tener semanas, testigos afirman que los niños fueron mutilados y que sus cuerpos estaban secos. Aunque estás son solo especulaciones se ha establecido toque de quedad desde hoy  hasta nuevo aviso. A partir de las 10:00 p.m solo miembros del gobierno y policía podrán estar en las calles.- La voz del reportero sonaba firme, con un toque claro de preocupación e incluso inseguridad en la propia información que había dado, tras ese mensaje el dorama continuo.

--Eso es terrible, Pack-kun ¿Crees que atrapen al culpable?- Emilia tendría la mano en su pecho afligida por la noticia, al borde del llanto, solía ser alguien sensible, y situaciones a sí la ponían al borde de un colapso emocional.

--Seguramente los atraparan, Lia, deben ser alguna banda de enfermos, debemos tener confianza en las autoridades- El felino conocía lo sensible que era ella, por lo que intento consolarla de la mejor manera posible.

De pronto la voz del director de la academia, resonó por todo el lugar, dando un breve mensaje a sus alumnos:

--Atención legacianos, las autoridades de Yokohama y el gobierno central de Japón, ha pedido el apoyo de nuestra gente en las investigaciones, sobre las desapariciones de la zona, he de solicitar por el momento el apoyo de tres alumnos, si alguno de ustedes siente la necesidad de ayudar vengan a mi oficina- La comunicación se cerró y Emilia se puso de pie de inmediato, sabia que era el momento de dejar la lamentación y actuar.


DOS NOCHES DESPUÉS, EN LAS CALLES DE YOKOHAMA, PUNTO DE REUNIÓN CON LAS AUTORIDADES


--Buenas noches, mi nombre es Emilia, vengo de academia Legacy a apoyar con la investigación- La semi elfa había llegado por fin al lugar indicado, de pronto un ardor se apoderó de su mejilla, provocando que llevará su diestra a la misma y con su palma produjera un poco de frío para calmar esa punzada. No le sorprendió pues llevaba días con ese síntoma, desde aquel encuentro con Jellal ella se sentía diferente, pero había decidido ignorar los síntomas. Sin embargo, Pack-kun también lo había notado y desde entonces ambos iban mucho a la biblioteca.


--Bienvenida, señorita Emilia, gracias por su ayuda, soy el agente  Hiroki Konoe, esperaré la llegada de dos de sus compañeros para poder darles las instrucciones que he planeado, las personas están aterrorizadas con estas extrañas desapariciones. -
El hombre no pasaba de los 35 años, de cabello oscuro, lucía unas muy marcadas ojeras y su voz era la de un hombre honesto y preocupado, Emilia lo supo al instante y también sintió un escalofrío, con ello podía intuir que este sería un caso, no tan común como parecían creer o hacer creer.

--De acuerdo, estoy segura que no deben de tardar- agregó Emilia mientras miraba alrededor en busca de los voluntarios de la academia, comenzaba a sentir algo de impaciencia, suspiro y busco relajarse, por momentos ella se desconocía por completo, quizás estaba muy estresada fue lo que uso para justificar sus repentinos actos extraños.










|°| El tema esta diseñado para máximo 4 participantes, la idea es que posteemos en no más de 72 horas para que sea fluido, son libres de meter detalles en la trama, obviamente  que tengan  sentido. Emilia en este momento sigue con sus mismos ideales, pero tras un encuentro con Jellal, ella ahora tiene momentos en los que sus métodos y pensamientos cambian, así que notarán que por momentos puede ser irascible y violenta. Gracias y espero disfruten.
Emilia
Emilia


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Mensaje por Invitado Miér Jun 06, 2018 1:12 am

In oculis eius,
in tenebris,
observe obitum meum.



Mucho tiempo atrás. | En algún lugar de Europa.



En un gran salón danzan con particular majestuosidad diversas parejas, que, imbuidas con el suave sonar de varios instrumentos de cuerdas  se combinan con el todo. Cada paso con elegancia incita a uno consecuente y al poco tiempo todos bailan como si fueran uno solo, cada uno agitando sus largos vestidos y en sincronía los trajes elegantes que componen a  mujeres y hombres presentes, correspondientemente hablando. Aquel recinto es hogar de una fiesta que solo una persona con la suficiente ayuda monetaria podría brindar, adornada por estatuas de mármol y pinturas aún más inaccesibles el sitio parecería una mansión de la cual solo se conocerá el interior. Al termino de una de las piezas se puede observar como todos vuelven a los extremos evitando la pista principal como si lo anterior no hubiese significado nada, más en el fondo la suave melodía aún se presenta a través de los oídos de los expectantes que tras un breve aplauso comienzan a charlar entre ellos, la mayoría acompañados; en el fondo del recinto se observa la figura de un joven de a penas un par de años, no muy alto y con el cabello plateado observa detrás de una máscara desde su puesto un tanto desconcertado, casi curioso, como si intentase encontrar a algo o a alguien, más parece que sus esfuerzos pasan en vano, ya que al termino de la larga travesía de su par de orbes rojizos entre aquellos que se encuentran al frente, simplemente suelta un suspiro con desgano.

Una suave mano le toma por el hombro y le voltea con delicadeza, allí se encuentra ella, y rápidamente tras una reverencia se aparta un tanto del camino quedando finalmente al costado de la misma, como si de un fiel sirviente se tratase, ella le sonríe a través de la máscara que lleva puesta sobre el rostro y se limita a hablar con su acompañante, un hombre aún más robusto que el chico quien con gracia observa al empleado y musita una sonrisa entre los labios. Pronto, las puertas del salón se abren de par en par, y por ellas, varios jóvenes no mayores al peliblanco entran por ellas con desconcierto y humildad, preocupados e indecisos avanzan entre los invitados los cuales les observan detrás de sus ocultos rostros, todos en ese salón salvo los nuevos llegados cubren las pálidas caras con máscaras al igual que los otros tres que desde un rincón se limitan a sonreírse con complicidad, o al menos dos de ellos. Una vez que los chicos llegan al centro de la pista, un par de golpes de cristal alertan a todos, los cuales, por costumbren dirigen su vista hasta el lugar proveniente de dicho sonido, la música calla por un segundo. El anfitrión, quien se halla muy cerca del joven y su ama, sonríe picaramente y con simpleza suelta un par de palabras que bien podrían asustar a cualquiera: "Bienvenidos amigos y colegas. La cena, está servida." Y luego de ello un silencio inerte invade la sala, los invitados giran sus cabezas nuevamente a sus presas y sus ojos se observan rojos como la misma sangre que están a punto de derramar. No hay tiempo para gritos o lamentos, pronto, todo el suelo se cubre por el carmesí y por encima del salón se observa un espejo que lo cubre todo formando el techo, más en él solo se divisan vestidos y trajes moviéndose por si solos mientras se cubren del rojo, y debajo de ellos, las víctimas exhalan su último aliento. Luego de ello, tres golpes se escuchan. Una pausa momentánea, luego otros dos y nuevamente silencio. Con premura varios estruendos provocados por el choque de madera se perciben una y otra vez con desesperación, es en ese entonces cuando él lo comprende. Sus ojos se abren por fin.


Dos días antes. | Academia Legacy. | Oficina del director.



La puerta se abre con premura y por ella traspasa la figura de un joven encapuchado de orbes rojos que al encontrarse dentro del recinto cierra la misma tras él. - ¿Me llamó? - Comenta con desgano mientras descubre su cabeza. - Sí. - Contesta precipitada la voz detrás del escritorio. - ¿Escuchaste el comunicado? - El albino pausa un poco su avance como temeroso, mueve los ojos de un sitio a otro observando el lugar y continua su avance hasta quedar de frente al hombre de cabellos rubios detrás de su mesa de trabajo. Duda un segundo pero sin vacilación finalmente responde. - No ... Yo ... Dormía, o algo así. - Una sonrisa invade al contrario. - ¿Tu duermes? - Él albino simplemente acentúa con la cabeza limitándose a escuchar lo que tiene por decir su contrario. Más él no aborda el tema, simplemente otorga un sobre amarillento del tamaño de un cuaderno, dentro del mismo se encuentran varios papeles o algo similar, los cuales el profesor toma con desconfianza, aún por su mejilla una gota de agua cae con cuidado la cual rápidamente la aparta con su hombro y tras abrir el sobre vacía el contenido sobre la mesa frente a él, varios papeles se esparcen enseguida y junto a ellos varias fotos también. La escena plasmada es horrible, sí, pero el albino simplemente les observa con sumo cuidado. Se toma su tiempo y tras un largo e incómodo silencio el hombre de cabellos rubios le interrumpe aclarando un poco la garganta. - ¿Alguna idea? - Él le observa y vuelve la vista enseguida hasta las fotografías. - Varias, sí. - Responde con seriedad. - Pero no estoy del todo seguro. - Pausa con desgano y tras un suspiro retoma la plática. - Algún cadejo, una sombra, un contemplador, podría ser cualquier cosa, incluso tal vez un vampiro, alguno de sus estudiantes, o en el peor de los casos, enemigos con magia negra muy poderosa. Es inexacto lo que puedo aportar con solo esto. - Nuevamente dirige la vista hasta el contrario el cual con un solo suspiro comienza a guardar los papeles que invaden su espacio. Se le ve desganado, cansado, la preocupación invade sus ojos. Luego de ello un nuevo silencio y tras guardar los documentos dentro de uno de los cajones más cercanos a su escritorio, toma un papel y empieza a escribir en él con un bolígrafo que más que viejo parece elegante. Le entrega al albino el mismo. - Dentro de dos días, ¿ayudarás? - Nuevamente se limita a acentuar y tras media vuelta sale de la oficina con premura.



Actualmente. | Yokohoma. | Punto de Reunión. | 10:11 p.m.



Camina entre las calles el joven de cabellos blancos quien en repetidas ocasiones observa a su alrededor, prestando atención a cada detalle, a cada sonido, de vez en cuando gira el cuerpo a sus espaldas para asegurarse que nada le espía, y con todo ese tiempo perdido, finalmente llega hasta aquel punto de encuentro solicitado por las autoridades. Varios oficiales ya se encuentran en el lugar, en la mayoría, y casi comprensible, se puede observar en sus rostros el pánico de encontrarse con lo desconocido, algo más allá de sus posibilidades. El albino se detiene en seco muy cerca de aquel que parece estar a cargo de la búsqueda. - Mucho gusto, soy un profesor de Legacy y los ayudaré en esta ocasión. - Y tras las palabras simples de presentación, aunque sin mencionar su nombre, se retira nuevamente alejándose un poco del resto con arrogancia. Cruzado de brazos observa a la chica de cabellos con el mismo color que los suyos y muy en el fondo se pregunta si aquellos estarán listos para lo que sea, pues bien sabe que por su parte no está para cuidar a otros. Suelta un suspiro con desgano y permaneciendo en la misma postura se limita a ahora observar el cielo nocturno. Es una bella noche para morir.




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Mensaje por Invitado Miér Jun 06, 2018 11:53 pm

{Dos días atrás…}

Con unos enormes auriculares en forma de diadema que cubrían parte de su cabeza y, completamente sus orejas; Kisaragi Shintaro, un joven de tan solo 18 años, se hallaba en su habitación, sentado frente a su computadora como era usual, tarareando la canción que se reproducía a todo volumen en su dispositivo de audio.

─Goshujin, ¿me estás escuchando?

Una voz femenina proveniente de los mismos auriculares, pero que era completamente opacada por la ruidosa melodía había llegado a los oídos de Shintaro, aun así, no le prestó atención y continuó tarareando, moviéndose en su silla como si estuviese bailando, si es que mover la silla al son de la música se podía considerar como alguna especie de baile.
Con los ojos cerrados e ignorando aquellas palabras, lo que hizo fue aumenta todavía más el volumen.

─¡Goshujin!, ¡goshujin!, ¡goooshujiiin!

Seguía sin responder.
Sin importar cuánto alzara la voz, Shintaro parecía hacerlo intencionalmente, y es que, sabía de quién era la voz y lo molesta que era, sólo por eso continuó ignorándola.
Pero entonces…

─¡GOOSHUJIIIIIN! ¡Supongo que no te importa que suba tu colección de mangas eróticos a la red del internado! Fufufu~

La voz esta vez había sido elevada a tal punto que, hackeando los altavoces del internado, esto se pudo escuchar por todo el edificio. Pero, sin duda, aquello que más resonó fue aquella maliciosa risa del final.
En ese mismo instante, Shintaro había lanzado sus auriculares del susto, a la vez que caía de la silla golpeándose levemente la cabeza. Pensó que quedaría sordo o algo similar y, con un escalofrío recorriendo su espina contestó mientras buscaba ponerse de pie.

─¡No, no, ni siquiera lo intentes! ¡Eso no debe verlo nadie!... Espera… ¡¿No me digas que ya las viste?!
─He visto todas y cada una de tus carpetas, goshujin… conozco todos tus secretos… Muhuhu~
─¡Eneee! ¡Te dije que dejaras de hacer eso!... ¡Ahora todos creerán que soy un pervertido!
─Míralo por el lado bueno, seguro conocerás a otros con tus mismos fetiches de pies… Bwahahaha~

Sostener una conversación con Ene, era extremadamente peligroso, es más, Shintaro conocía perfectamente su forma de ser, pero, de igual manera seguía cayendo en sus artimañas. Sudando frío ante aquel terrible estropicio, sabía que sólo había una manera de calmarla.
Su rostro estaba pálido, mucho más de lo que comúnmente era. Su angustiosa expresión no se desprendía de su rostro por más que intentara calmarse.

─Muy bien, ¿qué es lo que quieres a cambio esta vez por no revelar nada?

Shintaro hizo la pregunta, yendo directamente al grano, Ene sólo accedería mediante alguna especie de trato sucio, en el cual, generalmente siempre era Shintaro quien salía perdiendo por alguna razón.

─¡Quiero salir de paseo, quiero ir a Japón!

Emocionada dijo aquello con una inexorable naturalidad.

─Imposible.

Shintaro contestó de inmediato con gran desinterés, como si hubiese olvidado las consecuencias de negarse.
Recogió su silla y se sentó nuevamente en ella colocando las manos sobre el teclado del ordenador.

─¡Heeeeeh! Entonces subiré a la red esta otra carpeta de acá…

La carpeta decía “Lolis”, una carpeta asegurada y escondida celosamente en lo más recóndito de sus archivos, como si se tratase de algún tesoro, o algo que nunca nadie debía ver.
Los nervios lo abordaron de nuevo, pero esta vez, tomó una gran bocanada de aire y luego suspiró.

─Está bien, iremos a Japón… aunque, realmente no entiendo qué quieres hacer allá…
─¿Acaso no quieres ver tus tierras una vez más, goshujin?
─La verdad es que me da bastante igual, pero de todos modos terminaré por ir, así que está bien.

Así, Shintaro terminó por aceptar obligado ir a Japón, para ser exacto a Yokohama, ¿por qué Yokohama? Porque Ene lo engatusó para ir a ese lugar en específico y al parecer, un día en particular también.
Aunque, a juzgar por su insistencia, Shintaro podía percibir que tramaba algo a sus espaldas, pero por lo general siempre eran tonterías suyas.

{Actualmente}

Después de un desagradable viaje, cortesía de Ene, Shintaro finalmente estaba en Yokohama. Pronto, descubrió lo que esa molesta chica cibernética estaba tramando, de algún modo, Shintaro ahora estaba involucrado en un caso de investigación de asesinatos. Por supuesto, esto le sentó terriblemente mal.
De todos modos, ya no había vuelta atrás. Ene había conseguido inmiscuirse en asuntos bastante peligrosos, todo con la excusa de [Es momento de probar las nuevas habilidades, goshujin]. Sí, Shintaro ahora poseía algunos cuantos trucos más, aparte de su habilidad de «Grabar la mirada».
De todas las tonterías que Ene había hecho hasta la actualidad, esta era probablemente la mayor, pensó Shintaro. No obstante, algo en su interior le impulsaba a seguirle el juego, como si no quisiera hacerlo, pero a la vez sí.

Finalmente, ahora se encontraba en el sitio de reunión, vestido con su típico atuendo; una chaqueta roja con rayas blancas en las mangas, una camiseta negra por dentro y unos pantalones de color marrón claro, terminando con unas zapatillas grises.
Sostenía el teléfono móvil en su mano izquierda, con dos audífonos ubicados a ambos lados de sus orejas, por el cual era capaz de escuchar la voz de Ene.
Con un rostro carente de toda emoción y empatía, se dirigió al agente

─Ahm… hola, soy… Kishi… un… investigador que ayudará en la investigación…

Se presentó ante el encargado Hiroki Konoe con el nombre de “Kishi” … el cual no era su nombre verdadero, ciertamente, sino el nombre con el cual Ene había conseguido infiltrarlo en el caso, como una especie de investigador anónimo que “ayudaría” en la investigación de los asesinatos.
Era un nombre ridículo, o eso pensó Shintaro, ya que, dedujo cómo es que Ene había conseguido dar con ese nombre.
Kisaragi Shintaro, ese era su nombre completo, pero si tomaba la primera sílaba del apellido y del nombre, formaba la palabra “Kishi” que en japonés significa “Caballero”. Ingenioso quizás, pero patético a la vista de Shintaro, quien creía que era como una especie de nombre clave de superhéroe o algo parecido.

Ene se reía para sus adentros al escuchar la desanimada e insegura voz de Shintaro presentarse con el nombre que ella misma le había dado. Realmente era el demonio en persona, o en la tecnología para ser más exactos; una broma de muy mal gusto, involucrarlo en una investigación que no le concernía y, además, darle un nombre ridículo del cual lo único que conseguía era avergonzarse de tan solo pronunciarlo.

Y así, Shintaro dio un vistazo a su alrededor, pudo notar a dos personas con una particular apariencia, llevaban el cabello plateado, sólo eso era suficiente para saber que no eran japoneses, o si lo eran, probablemente debían ser cosplayers o algo por el estilo, pero estaba seguro de que ese no era el caso.

Sea como sea, era bastante tarde en la noche, afortunadamente, gracias a la chaqueta que traía puesta, el frío era mucho más leve, pero sin duda, el ambiente nocturno seguía helando sin clemencia.



[Sólo agregaré que, Ene es como la acompañante virtual de Shintaro, una especie de inteligencia artificial que es capaz de movilizarse a través de los dispositivos electrónicos, siempre y cuando se use uno de los aparatos tecnológicos de Shintaro para adentrarse en estos.

Nota: La palabra "Goshujin" significa "Amo".]
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Mensaje por Emilia Dom Jun 10, 2018 8:47 pm

Los minutos transcurrieron, el investigador encargado del caso, el oficial Hiroki Konoe,  elevó su muñeca en varias ocasiones contemplando la hora en su reloj, se le podía observar impaciente, su rostro cambió apenas llegaron los dos varones que afirmaron se unirían a la investigación, mostrando un poco de serenidad.

--Un placer, muchas gracias por venir Emilia, profesor y Kishi. El gobierno de Japón les están profundamente agradecidos, por su presencia.- Entonces el hombre pausó ¿Cómo les diría que las autoridades creían que todo era obra de algo sobrenatural? sintió un poco de calor, mismo que parecía almacenarse en su rostro. De pronto un recordatorio vino a su mente había dos legacianos, ellos no eran propiamente ¨normales¨ aunque el investigador independiente, parecía un chico normal. El hombre, rascaría su cabeza, dejando algunas hebras de cabello fuera de lugar para retomar la palabra.

-- Bueno, como habrán escuchado en las noticias, en las últimas semanas han desaparecido niños. Y bueno el gobierno se ha esforzado en sobremanera por ocultar las causas de la muerte.- el hombre detuvo de nuevo su voz, pues de pronto un nudo en la garganta había aparecido, agachó su mirada y un par de lágrimas rodaron por sus rostro. Tras ello, logró controlarse y entonces prosiguió.

-- Entre las víctimas esta mi pequeño hijo. La mayoría de los niños han sido encontrados sin una sola gota de sangre y dos más tenían marcas en sus cuerpos, marcas extrañas y curiosamente ellos no habían sido secados. El gobierno cree que puede ser alguna clase de fuerza sobrenatural por eso invitamos a Legacy. Y aunque usted sea un investigador externo, se le agradece su colaboración.- Había terminado de exponer sus punto cuando dió la media noche y las calles solo quedaron alumbradas con los faros que había en el exterior de las casa. Un silencio abrumador se apoderó de las calles.

--Cuento con su apoyo ¿cierto? las casas con niños que están en edad de ser víctimas potenciales, se encuentran marcadas con un pequeño círculo rojo, el resto de los habitantes tiene también marcas en colores al azar, con ello se busca confundir a los atacantes....si es que eso es posible. ¿Tienen alguna idea de lo que pueda ser?- Le pelinegro fijó su mirada en el grupo de  voluntarios, esperando que alguno tuviera una respuesta.

La albina, se mantuvo en silencio, tratando de leer el aura de los recién llegados, al joven que se presentó como profesor le tomó por sorpresa, pues aunque ella era constante en sus clases, no le conocía ¿Cómo era eso posible? sintió una gran vergüenza ante él, marcándose un tenue sonrojo sobre sus mejillas.

Por otro lado Kishi, parecía ser un buen chico, de nombre peculiar, pero después de todo, bien podría ser un nativo de Japón, Emilia no conocía las costumbres del país nipón,así que no le dió mayor importancia. Atendió las palabras del investigador, lo cierto era que ella no era especialista en criaturas extrañas, lo poco que sabía lo aprendió en Legacy mediante la experiencia y sus clases.

--Debo decir que, no estoy segura de qué o quién esta cometiendo estos actos, pero sin duda sé que con la ayuda de un profesor de Legacy podremos llegar al fondo de esto.- Emilia habló tranquila, aunque no conocía al profesor, tenía una fe inquebrantable en la academia y por ende en sus compañeros y profesores.

El ambiente comenzó a tornarse  distinto, como si el aire fuera más pesado, de pronto una bruma comenzó a rodear el lugar, nublando así la claridad de la vista de todos los que no tuvieran algún don especial para ver en la oscuridad, de otra manera, el sentido de la vista se vería disminuido.

¿Acaso el enemigo se hacía presente? parecía que era verdad la amenaza había aparecido y estaba acercándose peligrosamente a ellos.  De esa oscuridad emergerían un conjunto de sombras, 8 para ser exactos que se moverían rápidas e inquietas en dirección de los cuatro, a en el extremo de la misma, poseían una punta en color carmesí, la cual buscaría impactar los cuerpos, en la medida que se acercaban, ellos habrían de notar que se iban solidificándose. Si alguno era tocado por aquellas puntas, serían víctimas de un poderoso paralizante.

--Tenemos que movernos- vociferó Emilia, tomando del brazo al único humano, Hiroki. --Vamos, yo le ayudaré, quédese conmigo- murmuró mientras lo pasaba detrás de ella, buscando protegerlo.









|°| Lamento la demora, estaba dando tiempo a ver si alguien más se unía. El orden del post queda como hasta ahora y sientan total libertad de darle los giros que deseen a la trama, de agregar enemigos, drama, lo que deseen, por mi parte soy adaptable. Gracias por participar. <3
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Mensaje por Invitado Mar Jun 12, 2018 12:11 am

Con forme el tiempo pasaba, el albino observaba a cada miembro de aquella pequeña campaña que pronto emprenderían para ir en contra de lo desconocido. Como ya era costumbre simplemente les observaba analizando a cada uno, intuyendo en lo que su personalidad conformaba y colocando cada ventaja y desventaja que estos poseían. Trataba de imaginarse como sería trabajar con ellos y a que podía hacerlos enfrentarse y a que no. Con cada segundo que transcurría el profesor se formaba ideas y pensamientos críticos que le hacían creer que después de todo no serían una total desventaja. Uno más se unió a ellos, un detective privado por su breve aunque concisa presentación. Apestaba a humano, cosa que a Frey no parecía molestarle en lo más mínimo, después de todo, ya había uno más en aquel lugar. Pronto los demás se percataron de que no llegaría absolutamente nadie para auxiliarlos, por lo que la aventura pronto comenzaría.

Aunque carente de sentidos, el vampiro podía incluso sentir aquel frío que la noche brindaba con despiadada inconsciencia, a pesar de no ser tan tarde aquellos síntomas pronosticaban el terror al que pronto tendrían que exponerse. El policía no tardo en brindar un par de palabras, todos los presentes ocuparon su atención en el mismo quien con lágrimas en los ojos afirmaba ser un involucrado personal en aquella situación. Debía ser horrible que le arrebataran un ser querido tan joven, aunque para el peliblanco ya no era una noticia desalentadora, no le importaba en lo más mínimo de aquella situación, el había tenido que ver morir a los suyos una y otra vez a lo largo de su larga vida por lo que aquello no le producía ni la más mínima empatía. Después de su breve anuncio de iniciación culminó con las palabras que cualquiera en su situación, y ante la presencia de dos seres que probablemente no pertenecían a este mundo, podía realizar, después de todo muy dentro de su ser buscaba la venganza, eso era obvio incluso para el más tonto en esa instancia. La chica albina con entusiasmo animó al resto en busca de esperanza, pues ninguno de los presentes se había dignado a atender a la previa pregunta. Como era obvio ninguno en el sitio tenía la respuesta, incluso aquel profesor que a menudo se batía con cosas que le podrían causar pesadillas a cualquiera. Por el contrario, no tenía intención de responder a aquel acertijo hasta no estar del todo seguro de la situación, era extraño, en sus todos sus años solo se venía a su mente una criatura capaz de cometer aquel delito. Un vampiro. Era la respuesta obvia y quizá la más prudente, sin embargo no planeaba anunciarles su hipótesis a los contrarios, no hasta tener más pruebas.

- Ya están aquí. - Musitó en voz baja de tal modo que solo el más cercano a él pudiese escuchar. Pronto, neblina proveniente de la nada cubrió con violencia el entorno cegando a todo aquel que no tuviese los sentidos aumentados como era el caso del vampiro, quien en un instante mostró el brillo opaco que sus orbes carmesí podían denotar. Giró su cuerpo a penas lo suficiente para observar el sitio del que provenía toda aquella concentración de magia. Ocho sombras se abalanzaron sobre los invitados quienes por un instante se paralizaban al sentir el peligro que les rodeaba. Era una reacción natural del cuerpo en un caso así, incluso para el profesor quien observaba con atención y particular desconfianza a los enemigos preguntándose que eran. - Lux. - Pronunció con calma al momento que extendía la mano hasta sus "aliados" sin apartar la vista de aquellos ocho encapuchados. De entre su palma una luz brillante, aunque un tanto opaca debido a la niebla producida, brotó elevándose a tan solo unos centímetros de la cabeza del detective principal, Hiroki. Aquella luz iluminando a los cercanos como un faro serviría para guiarlos calle abajo. - Guíalos. - Comentó Frey en voz alta mientras extendía la mano sobrante en dirección a los contrarios. - Albina, vayan en dirección opuesta. (!) - Pronunció secuencialmente ignorando las acciones de la contraria y el resto. - ¡Solem! - Por un instante sus palabras sacudieron el ambiente y de la mano sobrante se extendió con agresividad una luz aún más grande que la que había producido previamente, de este modo, se iluminó  toda la calle restante y aquellos que se acercaban con peligro hasta su posición. De encontrarse contra aquellas criaturas mágicas conocidas como sombras, eso los ahuyentaría temporalmente y así sabría el profesor lo que efectivamente eran, en el caso contrario, la radiante luz similar a la del sol los cegaría por unos instantes  mientras ellos huían del lugar. Sin mirar atrás, el albino giró su cuerpo y siguió de cerca a los demás de quienes esperaba habían seguido sus órdenes. El ataque los había tomado por sorpresa, debían reagruparse y asegurar por el momento la supervivencia de los dos que el vampiro conocía como "humanos".

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